7 diciembre 2008

El hijo de Florentino Pérez entre los cabecillas de la oposición a Calderón

Tormentosa Asamblea del Real Madrid: Ramón Calderón aprueba sus cuentas entre acusaciones de compromisarios falsos y con los ‘ultras’ abucheando a los opositores

Hechos

El 7 de diciembre de 2008 se aprobaron las cuentas del Real Madrid en la Asamblea de Socios.

Lecturas

El 7 de diciembre de 2008 se celebra la Asamblea de Socios del Real Madrid, en ella se aprueban las cuentas del presidente del club D. Ramón Calderón por 603 votos a favor, 442 votos en contra y 52 abstenciones. Ha sido uno de los momentos para el Sr. Calderón desde que asumió la presidencia en 2006. 

La asamblea fue polémica por la intensidad de los opositores al Sr. Calderón, entre los que estaba el hijo del anterior presidente D. Florentino Pérez [el Sr. Pérez no asistió a la asamblea] y la agresividad verbal de un grupo de radicales (identificados por los medios como ‘ultras’ o ‘ultra-sur’) que asistieron a abuchear a todos los socios que, en su intervención, criticaron al Sr. Calderón.

La misma noche de la Asamblea en el programa ‘El Tirachinas’ de la COPE D. José Antonio Abellán fue el primero en asegurar que en la asamblea se habían infiltrado falsos delegados sin derecho a voto para aprobar las cuentas.

Las trampas de la asamblea, no obstante, no saltarían a primera línea hasta que el diario MARCA se hizo eco de ellas a partir del 13 de enero de 2009, iniciando el proceso de destrucción de D. Ramón Calderón. 

08 Diciembre 2008

Una asamblea bochornosa

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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A pesar de que sacó adelante sus cuentas -bien es verdad que únicamente con 47 votos de ventaja sobre sus críticos- no puede estar orgulloso Ramón Calderón del espectáculo que dio ayer el club en la crispada Asamblea General. El ambiente de la reunión fue irrespirable durante las cinco horas de debate, que derivó en un cruce constante de gritos. Las voces de «¡dimisión, dimisión!» no dejaron de escucharse, contrarrestadas por las de «¡presidente, presidente!» de las distintas peñas madridistas reclutadas por Calderón. Lo más grave ocurrió cuando radicales de grupos ultras a los que se permitió el acceso (ha habido socios de a pie que no han podido entrar) insultaron a quienes se oponían a le gestión con cánticos de «¡Antimadridistas, hijos de puta»! desde la tribuna. El presidente madridista no puede de ninguna manera, sin incurrir en una grave irresponsabilidad, apoyarse en los ultras para hacer callar a su oposición. La tumultuosa asamblea puso de manifiesto que el club no sólo atraviesa por una crisis deportiva -agravada tras la derrota de ayer ante el Sevilla y la rendición de Schuster ante el Camp Nou-, sino también una fractura social provocada por una precaria estabilidad institucional. La asamblea de ayer sólo es un punto y seguido en la crisis de la directiva, agravada por el informe de la Policía Judicial adelantado por EL MUNDO el sábado, según el cual Ramón Calderón no habría ganado las elecciones de 2006 si se hubiera contado el voto por correo que fue anulado días antes de los comicios.

08 Diciembre 2008

El espectáculo (presunto)

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La semana futbolística, pródiga en tongos, culminó ayer con la asamblea del Real Madrid, a cuyo final su presidente, Ramón Calderón, lamentó, como quien habla de Marte, el «espectáculo que hemos dado», en referencia tal vez a la presencia entre los asistentes de decenas de hooligans, sector ultrasur, no compromisarios pero a quienes alguien dejó entrar y que se dedicaron a abuchear a los que criticaban a la junta y a jalear («presidente, presidente») a Calderón.

Pródiga en tongos la semana porque comenzó con la difusión de una conversación entre el ex jugador del Tenerife Jesuli y el presidente de la Real Sociedad, Badiola, de la que se deduciría (presuntamente) que el club canario se dejó ganar por el Málaga el 15 de junio en un partido que resultó decisivo para que el equipo andaluz subiera a Primera y el donostiarra siguiera en Segunda.

Resulta asombroso que ya de casi todo lo que ocurre acabe apareciendo un vídeo (Roldán en calzoncillos) o al menos un audio. La entrada del tongo futbolístico en la era global se produjo aquel día de 1994 en el que alguien difundió un vídeo en el que se veía al entonces guardameta surafricano del Liverpool, Bruce Grobbelaar, recibir dinero de un sindicato de apuestas de Malaisia para (supuestamente) amañar un partido de la premier.

También ha aparecido esta semana una cinta con la conversación entre el ex jugador del Levante Iñaki Descarga y el presidente de ese club, en la que, con un lenguaje más propio de presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, comentan el (supuesto) acuerdo para dejarse ganar por el Athletic de Bilbao en el último partido de la Liga 2006-2007.

En este caso el pacto habría consistido en que si uno de los dos ya estaba a salvo y el otro no, se dejaba ganar a este último. Pero hubo un perjudicado, el Celta, que aunque ganó aquel día, bajó a Segunda, y ahora podría reclamar judicialmente.

Si el Barça es más que un club, el Athletic es más que una religión (monoteísta), por lo que, si se confirmase el fraude, propio de equipos politeístas, el escándalo en Bilbao sería de primera. Sobre todo si como consecuencia del mismo lo descienden a Segunda. Sería como quedarse sin barcos y sin honra.

08 Diciembre 2008

Una mañana infame

David Gistau

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La asamblea de ayer no fue el paseo militar anunciado por Bernd Schuster. Y no lo fue porque, para alcanzar una temperatura triunfal, no bastaron ni los «¡Hijoputa!» proferidos por los bravos con los que Calderón intentó intimidar, como el partido de la Montaña con los sans coulottes en la Convención, ni esa calculada aplicación del reglamento que apagaba el micrófono, con el pretexto del orden del día, a cualquiera que dijera algo que disgustara a la presidencia. Dejando hablar, eso sí, a los que acudieran al estrado a lamer la anatomía inferior del senador de Massachussets. Por ello, y para garantizar el éxito de futuras asambleas, uno propone a Ramón Calderón una suerte de solución final contra los críticos: un simple botón. Un botón como el que tiene en su despacho Mr.Burns, de Los Simpson, y que abre una trampilla por la que desaparece quien le pide un aumento de sueldo. Una trampilla habilitada junto al atril y accionada a conveniencia, purgaría compromisarios molestos y manipularía la reunión de un modo menos vocinglero y grosero y, por tanto, más propio de un club de tanto prestigio.

La precaria aprobación de las cuentas consiente atornillarse al palco a un presidente afeado, en términos morales, por la estafa del voto por correo. No arregla, sin embargo, la brecha interna de un club partido en dos y que ofrece espectáculos demasiado vergonzosos como para no diagnosticar que una decadencia institucional ahonda la deportiva. Alejados los propósitos de grandeza renovada para el escudo, y perdido cualquier rastro de señorío y modelo de comportamiento, Calderón ya sólo puede aspirar a festejar su propia supervivencia y la de su red clientelar tejida entre directivos, empresarios cómplices y peñistas orgánicos. Aun el intento de hacerse avalar por viejas glorias, por el que tuvo al otro padre fundador, Di Stéfano, sentado seis horas en misión ornamental, cae en el ridículo después de la espantada de un Míchel capaz de alimentarse de dignidad y no de la carta del Txistu. Es inútil reclamarlo, pero Calderón necesita unas elecciones tanto como el propio Real Madrid. Mientras tanto, todo será porvenir encasquillado, atasco de ira, añagazas y malas maneras con olor a deshonestidad.

La actualidad del Real Madrid es aún más sangrante por comparación, cuando se constata que el Barsa no deja de beber champán escanciado en zapatos de tacón de aguja y se erige como lo que más puede afrentar a Chamartín: un ejemplo. Así las cosas, y a menos de una semana del clásico, los jugadores del Madrí son como los Doce del Patíbulo, que condujo Lee Marvin: un pelotón herido y desprestigiado, a punto de ser lanzado en paracaídas para una misión suicida. Los futbolistas deben encerrarse en una burbuja anímica que les preserve de la descomposición que les rodea. Pero una sensación injusta y exagerada indica que en el Camp Nou será la última trinchera en la que se defenderá poco menos que una tradición secular. Si cae la goleada, este ciclo madridista entrará en una dimensión depresiva y terminal que devastará el ánimo de los que todavía estén comprometidos y dejará tocada a una generación de jugadores emergentes que eligieron un mal año para jugar en el Real Madrid. Y esta plantilla ni siquiera es culpable de sí misma. Como a Jessica Rabbit, ocurre que la dibujaron así.

La indigna asamblea del Real Madrid cierra una semana que ha manchado la pelota del fútbol español. Nada queda ya de la euforia por la Eurocopa, cuando una tribu perdida encontró por fin la tierra prometida y se enamoró de su fútbol. Extinguidas las luces vienesas, ahora nos queda afrontar el descubrimiento de que dentro del armario hay esqueletos, los de los partidos amañados, los trasiegos de maletines, las honras en venta. Si la Liga y la Federación no son capaces de investigar las trampas, si como siempre queda todo oculto por una omertá protectora del tinglado, nada de lo que ocurra en adelante será creíble ni hermoso. Italia fue capaz de bajar nada menos que a la Juve con tal de limpiar su nombre, y no por ello se extinguieron los dinosaurios. Aquí nos contentamos con disimular en la creencia de que no existe aquello de lo que no se habla: el tabú de la corrupción, de la podredumbre.

08 Diciembre 2008

Cuentas salvadas, fractura social

Carlos E. Carbajosa

Una lista de 10 motivos para la sospecha

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Llovía en el exterior del Palacio de Congresos. No podía tratarse de un día claro, pleno de luz. Era imposible. La mañana de ayer será recordada no ya por la ajustada y polémica aprobación de las cuentas presentadas por Ramón Calderón a los socios compromisarios del Real Madrid, sino sobre todo por ser la más bochornosa de todas las celebradas a lo largo de la historia, un acto en el que se impidió el uso de la palabra a más de una decena de compromisarios y en el que los radicales acogieron con gritos e insultos cada alocución en la que se cuestionaban los planteamientos presidenciales. Sí, ganó Calderón por la mínima. El desgaste en la imagen queda a criterio de todo aquel que siguió el desarrollo de una asamblea que, a juicio de uno de los socios a los que se arrebató el uso de la palabra, «no fue digna ni de un club de Tercera».

Fabio Capello siempre dice que lo único importante es ganar. A pesar de todo, no siguió en el Real Madrid después de conquistar una Liga porque en el club blanco hace falta algo más. Calderón venció ayer, pero logró su propósito tras una mañana estresante, crispada, de cuchillos en la boca, dardos en la palabra y ultras empeñados en insultos y amenazas.

Al menos, dos tercios de las intervenciones que durante más de cinco horas convirtieron el acto en una central nuclear a punto de explotar fueron contrarias a la exposición presidencial. Sin embargo, a la hora de que aparecieran las tarjetas de votación, el resultado fue favorable al poder. No se pudo ocultar la evidente fractura social de un club dividido y al borde de una confrontación fratricida. Pero Calderón, a duras penas, con sudor y algo más, respiró.

Las cuentas del pasado ejercicio salieron adelante con 603 votos a favor, 422 en contra y 52 abstenciones. Apenas unos minutos después se procedió a aprobar el presupuesto de la próxima campaña, con 402 millones de previsión de ingresos. En este caso, el resultado fue mucho más ajustado. Fueron 564 los partidarios del sí y 517 los del no. Apenas 47 votos de distancia, la más corta del siglo. Una división preocupante ante el futuro que se avecina, a año y medio de las próximas elecciones. Hubo 36 abstenciones. En el aire quedaron por ejemplo, las serias discrepancias sobre la deuda. Es de 199 millones para la directiva, de 340 para muchos de los compromisarios que intentaron hablar antes de que les cortaran e insultaran los bárbaros de la grada. Y Eugenio Martínez Bravo, presidente de la Plataforma Blanca, que ayer se estrenó como compromisario, insistió en que la realidad, a su juicio, es tozuda: «Pese al maquillaje de las cuentas que nos han presentado, lo cierto es que este club tiene un fondo de maniobra negativo de 122 millones y la deuda asciende a 511 millones», argumentó.

El talante democrático del acto no sólo estuvo condicionado por el comportamiento de los radicales. Hubo algunas manifestaciones llamativas del vicepresidente económico, José Ignacio Rivero, quien aseguró que todo aquel que no estuviera de acuerdo con las cuentas era «un ignorante o un malintencionado». Incluso dijo que presentaría su dimisión si alguien le demostraba lo contrario. El propio presidente llegó a comentar en su discurso que sólo «por mala fe o desconocimiento» se podía decir no «a las mejores cuentas de la historia».

Pues esas cuentas tan espectaculares provocaron un debate y que aparecieran los gritos de «¡dimisión!, ¡dimisión!» cada vez que el secretario de la mesa cortaba la palabra a aquellos que no decían lo que le gustaría escuchar. Se amparó siempre en que las intervenciones censuradas no se ajustaban al orden del día, a las cuentas. Uno de los muchos a los que se impuso la mordaza estaba diciendo, «pero es que las cuentas…». No le dio tiempo a nada más. Las votaciones, a mano alzada y sin plenas garantías, también provocaron las peticiones de dimisión y los gritos de «tongo».

La guinda la puso Ramón Calderón, el mismo que dejó pasar a los ultras y que estuvo a punto de suspender el acto cuando arreciaban las críticas desde la tribuna: «Lamento el espectáculo que se ha ofrecido. No me ha satisfecho a mí tampoco. Ha sido poco ejemplar y hay que asumirlo. Cada cual debe mirar su responsabilidad». Pues sí. Que se lo mire tras preguntarse de qué lado estaban los reventadores.

APOYO

LAS CUENTAS: 603 A FAVOR, 442 EN CONTRA, 52 ABSTENCIONES.

No quiso la mesa presidencial que se diera paso a las urnas. Prefirió la mano alzada y las papeletas en blanco eran las que daban el sí al presidente. Tras un conteo que provocó las acusaciones de tongo de los derrotados, Calderón respiró por vez primera.

APOYO

EL PRESUPUESTO: 564 A FAVOR, 517 EN CONTRA Y 36 ABSTENCIONES.

Se aprobó con 47 votos de diferencia el mayor presupuesto en la historia del Real Madrid, de 401 millones de euros. La defensa de los números estuvo a cargo de un muy encendido José Ignacio Rivero, vicepresidente económico del club.

Una lista de 10 motivos para la sospecha

La imagen del Real Madrid quedó ayer para el arrastre. Algunos empleados del club que sufrieron la asamblea coincidían en la misma sensación: «El espectáculo que estamos dando es lamentable. Estamos partidos en dos. Lo mejor sería que se convocaran unas elecciones ya mismo». Tendrán que esperar, parece. Sus motivos de sonrojo estuvieron motivados por las muchas irregularidades que se produjeron y que tiñeron el domingo de un color bastante feo. Éste es el decálogo que el Ramón Calderón de los años 90 habría denunciado:

1.Sin prensa. Al comienzo, Calderón coaccionó a los compromisarios al advertirles de que ordenaría la salida del recinto de todos los medios de comunicación en el caso de que no aceptaran la presencia de los socios en los dos palcos destinados a oyentes. Ante el temor a que eso fuera así, se permitió la entrada: todos fueron partidarios del presidente, reclutados por el equipo que le ayudó en la campaña electoral. Peñas radicales a un lado; amigos y familiares, al otro.

2.Sin sitio. Otro grupo de unos 200 socios que quisieron presenciar el acto se tuvieron que quedar en la calle o darse la vuelta a sus casas entre fuertes protestas. Uno de ellos fue el hijo del que fuera presidente del Madrid, Luis de Carlos.

3.Sin registro. La petición de los socios que pidieron el registro de los compromisarios para su posterior cotejo con el recuento en las votaciones no prosperó. Más que negarse, la directiva ni la discutió.

4.Sin palabra. José Manuel Serrano Alberca, secretario de la junta, tuvo una mañana muy agitada y no la superó con nota, desde luego. Fue el encargado de dirigir el tráfico de la palabra durante el turno de ruegos y preguntas. Como si se tratara de una caricatura del programa de televisión 59 segundos: en vez de que el micrófono se fuera escondiendo, Serrano lo desconectaba según entendiera que el mensaje del compromisario de turno se ajustaba o no al orden del día. Todo muy discrecional y que provocó numerosos abucheos de la sala.

5.Sin educación. El grupo de animadores radicales que llenaron la zona destinada a oyentes lanzó graves y coreados insultos a algunos de los compromisarios que se mostraron contrarios a Calderón y su junta. Desde la mesa presidencial se les llamó la atención de forma muy leve y en ningún momento se les amenazó con la posibilidad de que fueran expulsados del recinto, pese a que lo solicitaron muchos participantes.

6.Sin urnas. Ante la clara división en dos de la asamblea desde el primer instante, algunos compromisarios exigieron que las votaciones fueran secretas y en urnas, exigencia que entró por un oído y salió por el otro del secretario de la junta, sentado junto al presidente. Hace una década, ésta fue otra de las batallas perdidas del Calderón opositor, que ayer señalaba que el control de votos corre a cargo de «un sistema de azafatas», que colocadas en cada fila cuentan los sufragios en sus zonas.

7.Sin información. Hasta la fecha, el secretario de todas las asambleas del Real Madrid había informado siempre del número de compromisarios que se encontraban en la sala justo en el momento de procederse a las votaciones y una vez que se había ordenado el cierre de las puertas. Ayer no se hizo, lo que motivó las sospechas de buena parte de la sala.

8.Sin lógica. Llamó la atención que la diferencia de votos totales entre las cuentas y el presupuesto fuese de 20 votos, cuando se realizaron ambas por separado con escasísimo margen de tiempo.

9.Sin imagen. La cámara principal del club que proyectaba imágenes de la asamblea en la pantalla gigante de la sala se extendió y recreó en las tomas panorámicas de las papeletas a favor, pero cortó en seco al enfocar las cartulinas rojas.

10.Sin remedio. «Yo no he venido aquí para que me llamen hijo de puta gente que dice ser del Real Madrid», fue el resumen de un veteranísimo socio septuagenario, insultado por la clac desde el entresuelo del Palacio de Congresos.

09 Diciembre 2008

El Real Madrid, qué vergüenza

Luis María Anson

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O el informe de investigación de Jesús Alcaide y Carlos Carbajosa, publicado en EL MUNDO, es falso y entonces Calderón debe desmentirlo y denunciarlo, o es verdadero, y entonces el presidente del Real Madrid debe presentar de forma fulminante su dimisión y convocar elecciones. Eso es lo que exige la decencia democrática.

Ramón Calderón es un hombre constructivo y capaz. Mi relación con él siempre ha sido amable y cordial. Pero lo cortés, como decía el inolvidado Luis Calvo en los años 60, no quita lo cavanillas. Según el informe de EL MUNDO, del recuento policial del voto por correo realizado a lo largo de dos años, tras tomar más de 7.000 declaraciones, el vencedor de las últimas elecciones es Juan Palacios. Aún más si se completara el recuento del voto por correo, dada la tendencia comprobada, el vencedor sería Juan Miguel Villar Mir.

Ramón Calderón habría quedado el tercero. Ciertas anomalías en el voto por correo, contaminadas según algunos por partidarios del propio Calderón, permitieron la impugnación de las papeletas que habrían relegado al actual presidente del Real Madrid al tercer puesto. Ahora sabemos con datos policiales que alguna peña, como la de Callosa de Segura, envió, para contaminar el escrutinio, votos fraudulentos en favor de Villar Mir y posteriormente algunos de sus miembros fueron recompensados por Calderón. Algo, en fin, huele a podrido en la Casa Blanca.

En todo caso, y aparte de la que sería una trampa de elefantes, lo importante es que la Policía ha determinado que la inmensa mayoría de los 10.942 votos por correo no estaban falsificados, eran legales. Y que Juan Palacios fue el candidato elegido por los socios. Aún más, si se completara el recuento, la Policía Judicial estima que Juan Miguel Villar Mir se habría alzado con la victoria.

¿Se puede seguir siendo presidente del Real Madrid, a la vista del informe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial? ¿Es de recibo que Ramón Calderón continúe ocupando el puesto que nunca ganó tras el reportaje de Jesús Alcaide y Carlos Carbajosa?

El clamor de los socios pidiendo su dimisión no deriva de circunstanciales derrotas deportivas sino de una cuestión profunda. Los españoles han aprendido a respetar el voto en los 30 años de democracia amparados en la Constitución de todos. Ramón Calderón perdió las elecciones. No debe seguir un minuto más en su puesto. Si lo hace se habrá alineado con los antidemócratas, ensuciando el nombre de una entidad que se ha cubierto de prestigio en todo el mundo, no sólo por sus éxitos deportivos, sino por su señorío y seriedad.

Presidentes como Santiago Bernabéu, si viviera, como Florentino Pérez, que realizó una gestión impecable, se sentirán abochornados. El Real Madrid, qué vergüenza. Tras una operación de fondo tan sucia, que sus albañales empiezan a rezumar los lodos, Ramón Calderón se encaramó a la presidencia. Hoy no existe otra salida al descrédito y a la vergüenza que nuevas elecciones. Y tras ellas una auditoría exhaustiva que desvele ante los socios y ante la opinión pública, la cuantía de los fichajes, las comisiones a terceros o a quién sea, las primas y otras cuestiones.

El entero deporte español está afectado por la situación antidemocrática del Real Madrid. Es necesario, es imprescindible resanar un club histórico, que es además una de las instituciones emblemáticas de España en el mundo.