12 julio 1947

Pistoleros de la CNT asesinan a uno de sus propios miembros, Eliseu Melis Díaz, acusándole de ‘chivato’ de la policía franquista

Hechos

El asesinato se produjo el 12 de julio de 1947.

Lecturas

Un comando del sindicato anarquista CNT que actuaba en Barcelona y que ha cometido diversos robos, atentados y asesinatos, ha dado muerte este 12 de julio de 1947 a Eliseo Melis, uno de sus miembros más veteranos. El motivo, según sus miembros de la CNT en la última etapa de su vida Melis había pasado a facilitar información a la policía franquista que habrían permitido la captura de destacados dirigentes anarquistas a los torturadores.

El sindicato CNT, ilegalizado desde el fin de la guerra civil, que funciona en la clandestinidad y se financia con pequeños robos, al descubrirlo – según ellos – la evolución de Eliseo Melis, no dudó un instante en darle muerte, cumpliendo así su venganza y para servir de advertencia otros dirigentes anarquistas que quisieran volver a la legalidad a cambio de facilitar información.

Así justificó el periódico ilegal anarquista SOLIDARIDAD OBRERA el asesinato de Eliseo Melis.

El Análisis

El asesinato de Eliseo Melis y la deriva de la CNT

JF Lamata

El 12 de julio de 1947, la violencia volvió a sacudir a quienes se proclaman defensores de la libertad. Eliseo Melis Díaz, antiguo militante anarquista de la CNT, fue asesinado por sus propios compañeros bajo la acusación de ser “chivato” de la policía franquista. Con su muerte se revela no solo la crudeza de la represión política en la España de posguerra, sino también la autodestrucción de un movimiento incapaz de sostenerse en la clandestinidad sin recurrir a la violencia interna y a las purgas.

La CNT, que en la Segunda República llegó a convertirse en una de las organizaciones obreras más influyentes, se transformó en la Guerra Civil en un poder autónomo con milicias que, junto a las de la FAI, ejercieron un dominio a menudo brutal en las zonas republicanas, sembrando el miedo tanto entre enemigos como entre sus propios correligionarios. Sin embargo, la llegada de la victoria franquista y la instauración de un Estado autoritario dejaron en evidencia sus limitaciones: a diferencia del PCE, que supo articular una sólida estructura clandestina, o del PSOE, que mantuvo redes de influencia en el exilio, los anarquistas se fueron disolviendo en luchas intestinas, exilios dispersos y venganzas fratricidas.

El asesinato de Melis, lejos de ser un hecho aislado, simboliza el destino de una organización que, incapaz de adaptarse, acabó convertida en un recuerdo trágico de sí misma. La CNT, que en su día movilizó a miles de trabajadores y condicionó la vida política de España, en la posguerra franquista quedó reducida a un eco del pasado, consumiéndose en sospechas y ajustes de cuentas. La muerte de Melis refleja esa paradoja: quien fue parte de la organización terminó siendo víctima de sus propias contradicciones.

J. F. Lamata