6 marzo 1969
El asesor español de Macías, Antonio García-Trevijano, había mantenido un pleito contra dos de los opositores asesinados
Un supuesto intento de Golpe de Estado contra el dictador de Guinea Ecuatorial, Macías, liderado por el ministro Ndongo desata una brutal represión
Hechos
El 7.03.1969 la prensa se hizo eco de las muertes de Atanasio Ndongo y Saturnino Ibongo, acusados de haber sido cómplices de un intento de Golpe de Estado contra el presidente vitalicio de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías.
Lecturas
Guinea Ecuatorial era independiente desde 1968.
El 7.03.1969 la prensa se hizo eco de las muertes de Atanasio Ndongo y Saturnino Ibongo, acusados de haber sido cómplices de un intento de Golpe de Estado contra el presidente vitalicio de Guinea Ecuatorial, Francisco Macías.
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‘DESAPARECEN’ DOS ENEMIGOS DE TREVIJANO, EL ASESOR DE MACÍAS:
09 Marzo 1969
Macías instaura una verdadera dictadura en Guinea Ecuatorial
Se afirma la impresión en esta capital de que el presidente Francisco Macías ha utilizado la confusa situación en Guinea Ecuatorial para hacerse con el poder absoluto en la antigua colonia española. Noticias llegadas de Santa Isabel y Bata indican que Macías, después de desembarazarse por todos los medios de sus adversarios políticos vencidos, ha iniciado la purga de sus colaboradores más directos instaurando una verdadera dictadura personal.
Según estas noticias, personalidades destacadas de la vida política de Guinea como el antiguo presidente del Gobierno autónomo Bonifacio Ondo, fueron encarceladas a los pocos días de la proclamación de la independencia, el pasado 12 de octubre. Ondo también fue candidato a la presidencia en las últimas elecciones.
El fallido golpe de Estado del miércoles 5 de marzo encabezado por el ministro de Asuntos Exteriores, Atanasio Ndongo, también candidato a la presidencia y correligionario en el partido Monalige, del presidente Macías dio ocasión a este para arrojar en prisión a los demás adversarios políticos, incluso aunque no hubieran participado en conspiración alguna. Se cuentan entre ellos los señores Agustín Nve, ex consejero de Agricultura; Pastor Torao, presidente de la Asamblea, Enrique Gori, Jefe del Gabinete diplomático del ministro de Asuntos Exteriores y vicepresidente del Consejo Provincial de Fernando Poo; Armando Balboa, secretario de la Asamblea y director general de Información y Turismo y Gustavo Watson, médico y ex consejero de Sanidad.
Ndongo agoniza, según estos informes en el hospital, mientras otro de los jefes de la revuelta anti-Macías, el delegado de Guinea en las Naciones Unidas; Saturnino Ibongo, fue muerto, el parecer, a culatazos, tras resultar herido en el intento de asalto al palacio presidencial en Bata.
Informes fidedignos señalan que Macías había comenzado sus maniobras políticas con una serie de discursos demagógicos sobre supuestas conspiraciones en los que acusaba a industriales españoles de Guinea, discursos que le sirvieran de pantalla para sus fines al crear un ambiente de agitación entre la masa indígena, lo que obligó a la representación diplomática española a tomar medidas para garantizar la seguridad de los súbditos españoles.
En medio de este ambiente, Atanasio Ndongo, uno de los más destacados dirigentes nacionalistas de la independencia, que durante la administración española pasó algún tiempo en el exilio, decidió intentar el golpe de Estado con el presidente Macías, con el apoyo de unidades de la Guardia Territorial.
Macias, que ya había repartido armas entre sus partidarios, logró sofocar el golpe de Estado, y al intentar detener personalmente a Ndongo durante el asalto al palacio presidencial, el ministro de Asuntos Exteriores, cayó por una ventana produciéndose las graves heridas que permitieron su captura.
"Ndongo e Ibongo me comunicaron que pretendían incapacitar a Macías"
1993
Pag. 39
En enero de 1969 volví a tener noticias directas de Ndongo e Ibongo. El día 30 de enero me citaron en su hotel, el Palace, para pedirme un asesor jurídico que se trasladara con ellos a Guinea, función para la cual propuse a mi buen amigo Julio González Campos, después magistrado del Tribunal Constitucional, quien aceptó encantado, pero, felizmente, no llegó a embarcarse en la aventura. Un mes después, en otra reunión secreta el día 28 de febrero, me comunicaron que proyectaban la incapacitación de Macías y la formación de un gobierno de salvación nacional. Para ello pidieron y obtuvieron mi colaboración y en mi casa se ajustaron proclamas y calendarios. Todo lo comuniqué, por una no sé si excesiva fidelidad funcionarial y, más aún, nacional, al ministro Castiella, a través de su jefe de gabinete Marcelino Oreja la tarde del mismo día 28. Lo demás es sabido. Macías, alertado, se recluyó en Bata. Incomprensiblemente, Ndongo, Ibongo y algún otro conjurado, en lugar de esperarle en Santa Isabel como habíamos acordado, fueron al continente tratando de detenerlo. Ndongo fue arrojado por el balcón y apaleado en la calle hasta morir. Ibongo y Balboa fueron asesinados en prisión. Guinea se hundió en sangre y oscuridad. Un ministro relevante del Gobierno comentó, feliz, que la crisis ya estaba hecha y el cese y sucesión de Castiella garantizados.
08 Agosto 1979
Un supuesto complot, en 1969, sirvió al dictador para iniciar el exterminio de la oposición
La fase de gobierno constitucional de Macías fue de breve duración. A primeros de 1969, a raíz de su enfrentamiento con los representantes de la Administración franquista, sus partidarios emprenden una campaña de agresión indiscriminada contra los españoles. El Gobierno de Madrid decide el envío de más de doscientos guardias civiles para proteger sus vidas y asegurar su evacuación. A su regreso de Addis Abeba, en donde han asistido, en febrero, a la asamblea de la OUA, el ministro de Asuntos Exteriores, Atanasio Ndongo, y el representante ecuatoguineano en la ONU, Saturnino lbongo, hacen una breve escala en Madrid. De vuelta a Fernando Poo tratan de resolver el contencioso entre los dos países por la vía de la negociación, pero son convocados inmediatamente a Bata por el presidente. Simultáneamente, éste anuncia la existencia de un complot para derrocarle, encabezado por Ndongo. Según la versión oficial del «complot», el líder del Monalige, al verse descubierto, trató de resistir y se arrojó por una ventana de palacio. Testimonios posteriores indican que fue precipitado por ella por la guardia de Macías y falleció poco después en la cárcel.Este presunto «golpe fallido» desencadenó una primera oleada de terror, un terror que desde entonces no ha cesado nunca. Todos los funcionarios cercanos a Ndongo fueron detenidos y la mayor parte de ellos murieron torturados antes de ser juzgados: Saturnino Ibongo «se suicidó» oficialmente en prisión; la mujer de Ndongo -una pariente del líder revolucionario camerunés Félix Moumie- fue torturada y rematada públicamente en el centro de Santa Isabel. Entre las personalidades encarceladas se hallaba Enrique Gori, vicepresidente del Consejo Provincial de Fernando Poo, y Armando Balboa, secretario general de la Asamblea Nacional.
Los supervivientes de esta primera hornada fueron juzgados en diciembre de 1970 por un tribunal militar, sin que tuvieran la menor posibilidad de defenderse, e incluso aquellos que sacaron la cabeza en el proceso fueron asesinados posteriormente en la cárcel: el más conocido de ellos, Enrique Gori, pereció en manos de un guardián a golpes de machete, en junio de 1972. Detalle particularmente macabro: según el Financial Times del 17-II- 1970, las víctimas del complot «fueron ahorcadas a los compases de Mary Hopkins cantando Those Were the days, transmitidos por los altavoces».
Crea el Partido Unico
El «golpe fallido» de 1969 permitió desembarazarse a Macías de las últimas trabas constitucionales. El sistema pluripartidista, declaró, era contrario a la idiosincrasia y tradiciones del país, y anunció su sustitución por el PUN (Partido Unico Nacional), bautizado más tarde PUNT (Partido Unico Nacional de Trabajadores), para congraciarse con los países del campo «socialista». Paralelamente, el movimiento oficial Juventud en Marcha con Macías se convirtió en su principal instrumento de control. A partir de entonces, todos los ecuatoguineanos deben formar parte obligatoriamente de los mismos. Aunque la Constitución de 1968 permaneció en vigor hasta 1973, era desde 1969 letra muerta.
En 1971 un decreto presidencial castiga con penas de seis a doce años el delito de «insultos al presidente». La «conspiración» contra el mismo recibe la pena de muerte. Dada la gran imprecisión de ambas figuras delictivas, su ámbito afectaba o podía afectar a la totalidad de la población ecuatoguineana: el simple hecho de no agasajar a las personalidades oficiales o no comparecer a las manifestaciones organizadas por éstas equivale a mostrarse «descontento». Y, por orden expresa de Macías, los descontentos tienen que ser implacablemente eliminados.
En 1972, Macías fue nombrado «presidente vitalicio de la República de Guinea Ecuatorial», «general mayor de los ejércitos nacionales», «gran maestro de educación, hacienda y cultura», etcétera. La lista completa de sus títulos (46) llenaría una holandesa a doble espacio. Su denominación oficial pasa a ser la de «único milagro», y la de su progenitor, «su santo padre».
Coincidiendo con su enfrentamiento con la jerarquía eclesiástica, el Partido Unico divulgó masivamente el eslogan «No hay más dios que Macías». El catecismo del PUNT le compara al Mesías, jugando con la similitud de las dos palabras. La frase «Dios creó Guinea Ecuatorial gracias a Macías. Sin Macías, Guinea Ecuatorial no existiría» pasó a formar parte de los servicios religiosos católicos, so pena de expulsión o encarcelamiento de los sacerdotes recalcitrantes. El tercer congreso anual del PUNT aprobó en 1973 la nueva Constitución, redactada por García Trevijano, que -como la estaliniana de 1936- garantiza «la libertad y dignidad plenas del hombre», los derechos de reunión y asociación, las libertades de religión, prensa, conciencia, etcétera. En realidad, los poderes omnímodos de Macías salen reforzados y el artículo 63 le confiere el poder de nombrar y destituir jueces.
Inventaba «golpes»
El supuesto complot de 1969 es el primero de una larga serie de «golpes fallidos», en su mayor parte fraguados por el propio Macías o inventados por él a raíz de alguna de sus visiones sobrenaturales (fruto, probablemente, de su consumo habitual de las drogas locales denominadas ibonga y bhang). Dichas «tentativas de subversión» abortadas presentan una doble ventaja: por un lado, le permiten desembarazarse de sus enemigos reales o imaginarios; por otro, y ello es sumamente importante si tomamos en consideración los factores étnico -culturales del pueblo ecuatoguineano, le aureolan de un nimbo de invulnerabilidad. Como señala Klinteberg en su obra Ecuatorial Guinea: Macías country, el emblema del PUNT es el tigre, «un animal que no existe en Africa, letal, místico, inmortal, que se alimenta de carne y sangre ». Según la superstición popular, «si un grupo de personas quisiera agredirle, Macías no tendría más que hablar con la voz del tigre, para que éste apareciera instantáneamente en su defensa».
La represión anterior a 1972 afectó principalmente a los seguidores o simpatizantes de Ndongo y Ondo Edu. Varios centenares de personas fueron detenidas y asesinadas por el simple hecho de haber participado en la campaña electoral de aquéllos o haber votado por su candidatura.
El Análisis
Apenas cinco meses después de haber accedido a la independencia, Guinea Ecuatorial se ha precipitado en una de las crisis más sangrientas de su corta historia. El presidente Francisco Macías Nguema, que había sorprendido al mundo al derrotar al candidato favorito de España en las elecciones de 1968, ha denunciado un supuesto intento de golpe de Estado encabezado por su ministro de Asuntos Exteriores, Atanasio Ndongo, uno de los arquitectos de la independencia. Ndongo, acusado de proclamarse presidente en ausencia de Macías, fue arrojado por una ventana y posteriormente golpeado hasta la muerte. Su final brutal simboliza el inicio de una represión que marcará el rumbo del país.
Entre las principales víctimas del nuevo terror figuran Bonifacio Ondó Edu, rival político de Macías en los comicios fundacionales y referente de la moderación, que moriría en circunstancias turbias tras ser detenido; Armando Balboa, figura relevante de la vida pública guineana y tío del futuro opositor Severo Moto, asesinado tras acusaciones de conspiración; y Saturnino Ibongo, que había tenido un papel relevante en la independencia y que acabaría igualmente ejecutado. La lista de nombres se amplía con decenas de cuadros políticos, intelectuales y funcionarios del primer Gobierno independiente, víctimas de una purga despiadada que acabó por vaciar las instituciones de cualquier figura con capacidad de contrapeso frente al presidente.
El régimen de Macías, a partir de esta crisis, adquirió un nuevo rostro: el de la dictadura personalista y vitalicia. En 1972 se proclamará presidente de por vida, instaurando un culto a la personalidad que rozará lo delirante. El país, que nació con la esperanza de ser una pequeña democracia africana bajo tutela internacional, pasó en cuestión de meses a convertirse en un laboratorio de terror, con miles de asesinatos, torturas y desapariciones que ganaron a Guinea el apelativo de “la Auschwitz tropical”.
Las relaciones exteriores también comenzaron a virar. Si en principio Macías buscó mantener lazos cordiales con España, la antigua metrópoli, el curso de la represión fue erosionando la confianza. Madrid pronto pasó a convertirse en sospechoso de conspiraciones, y los vínculos se deterioraron, mientras que Francia supo explotar el aislamiento guineano para consolidar una posición de influencia. Así, lo que pudo ser una joven democracia tutelada por España se transformó, en tiempo récord, en uno de los regímenes más oscuros del África poscolonial, con un Macías cada vez más aislado, paranoico y sanguinario, pero aún dispuesto a aferrarse al poder absoluto.
J. F. Lamata