6 abril 2015

Carmen Riolobos fue la encargada de denunciarlo en nombre del PP de Castilla la Mancha, respaldada poco después por el diputado Agustín Conde

Una portavoz de Cospedal denuncia públicamente intrigas de Javier Arenas Bocanegra y Soraya Sáenz de Santamaría para descabalgarla

Hechos

El 4.04.2015 Dña. Carmen Riolobos hizo público un comunicado como portavoz del PP de Castilla la Mancha.

Lecturas

El 1 de abril de 2015 el periódico El País publica en portada que existen presiones al presidente del Gobierno D. Mariano Rajoy Brey para que haya cambios en el Partido Popular tras los malos resultados de las elecciones andaluzas en aparente referencia a la secretaria general del PP Dña. Dolores de Cospedal.

La Sra. De Cospedal considerará que eso es una maniobra contra ella de Dña. Soraya Sáenz de Santamaría y D. Javier Arenas y realizará una denuncia pública a través de la portavoz del PP de Castilla La Mancha que hace una declaración pública.

Dña. Carmen Riolobos (04/04/2915): “Los que perdieron en Andalucía [por D. Javier Arenas], esos que nunca han ganado unas elecciones [por Dña. Soraya Sáenz de Santamaría], en un ejercicio supino de irresponsabilidad esos perdedores, sin importarles lo que pase el partido, intentan mediante intrigas desestabilizar el partido”

El portavoz adjunto del PP en el Congreso, también afín a la Sra. De Cospedal, salió a respaldar a su compañera.

D. Agustín Conde (04/04/2015) “Cuando habla Carmen Riolobos, habla todo el PP de Castilla La Mancha. En el PP nos preocupamos de que todos hablen bien de nuestro presidente, otros no lo han hecho siempre así. Todo lo que sea cuestionar a la secretaria general del PP es hacer daño al partido”.

EUFEMISMOS DEL COMUNICADO DEL PP DE CASTILLA LA MANCHA:

Dña. Carmen Riolobos: «Los que perdieron Andalucía, esos que no han ganado nunca o que no se han presentado a unas elecciones o, incluso, que no saben nada de política, se están dedicando a desestabilizar el Partido Popular, a escasos días de las elecciones autonómicas y municipales, en un ejercicio supino de irresponsabilidad, esos perdedores se están dedicando a desestabilizar al partido, a su presidente, Mariano Rajoy, y a su secretaria general, María Dolores de Cospedal, filtrando a la prensa supuestas decisiones que sólo existen en sus cabezas».

arenas_1999 «…Aquellos que perdieron las elecciones de Andalucía…» (por D. Javier Arenas Bocanegra)

soraya_consejo «…O que nunca se han presentado a unas elecciones…» (por Dña. Soraya Sáenz de Santamaría)

…»Intentan desestabilizar al partido en un ejercicio supino de irresponsabilidad para perjudicar a Dolores Cospedal y Mariano Rajoy».

23 Marzo 2015

Alerta Roja

Jaime González

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Si prescindimos de matices, el resultado del PP en las elecciones andaluzas habría que claificarlo de rotundo fracaso. Cualquier variable numérica sirve de argumento: diecisiete escaños perdidos y la fuga de un tercio de votos configuran el retrato en negro de su balance electoral. El Partido Popular – más allá del contexto de Andalucía – atraviesa una profunda crisis de credibilidad, confianza y sustancia ideológica, elementos que combinados entre sí le colocan ante una compleja encrucijada que no parece vaya a resolver la macroeconomía en el tiempo que falta para las elecciones gngenerales.

Es cierto que los resultados de Andalucía – eterno bastión del socialismo – no son extrapolables al resto de España, pero sí indiciarios de que el PP no es capaz de generar empatías con su electorado natural, algo que debería llevar al os máximos responsables del partido a una profunda y urgente reflexión. Ya no es un problema de piel, sino de carne y hueso: el centro derecha español ha perdido su capacidad de seducción y no genera sentimientos o emociones entre sus bases sociales. De esta situación no tiene la culpa Juan Manuel Moreno, víctima del profundo deterioro de la marca. El problema del PP no está en Andalucía, sino que es de amplio espectro. Moreno, en todo caso, ha sufrido en sus carnes el desánimo y desaliento que provoca un partido al que la gestión de la crisis parece haberle absorbido todas sus energías y diluido parte de su espíritu.

La pírrica victoria de Javier Arenas en Andalucía hace tres años supuso el fin de un ciclo para el veterano político, pero la abultada derrota de Juan Manuel Moreno, aunque pueda resultar paradójico, debería afianzarle en el cargo. Se merece una segunda oportunidad, porque él no es culpable de nada, sino víctima subsidiaria de esa triple crisis – credibilidad, confianza y sustancia ideológica – que padece el PP, un partido obligado a recuperar sobre la marcha algo tan valioso como la identidad.

Jaime González

04 Abril 2015

Sólo un cambio de mensajes y caras coherente devolverá el crédito al PP

EL MUNDO (Director: Casimiro García-Abadillo)

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LA INQUIETUD que se ha instalado en el Partido Popular ante las difíciles perspectivas electorales ha obligado a Rajoy a mover ficha y a convocar para este martes a la Junta Directiva, que no se reunía desde hace dos años. El nerviosismo es tal que la portavoz popular de Castilla-La Mancha, Carmen Riolobos, declaró ayer que «los que perdieron Andalucía, esos que no han ganado nunca o que no saben nada de política, se están dedicando a desestabilizar el PP», en una clara alusión al clan Arenas, en pugna por el control orgánico con el equipo de la secretaria general, María Dolores de Cospedal. En este escenario, Rajoy quiere que el cónclave sirva para insuflar ánimo a los suyos tras el batacazo andaluz y, además, para lanzar una nueva estrategia que muestre al partido más pegado a los problemas reales de los ciudadanos de cara a las elecciones autonómicas y municipales de mayo. Se trata de la última oportunidad del PP para hacerlo, ante la inminencia de la cita con las urnas. Por ello, debe servir para trazar las líneas maestras que renueven mensajes y actitudes políticas. El nombramiento de cargos para reforzar la campaña y a la dirección del partido también resulta inaplazable. Rajoy ha prometido que se van a «corregir errores». Pues bien, el martes se comprobará hasta dónde está dispuesto a hacerlo y, si quiere resultar creíble, deberá adoptar decisiones coherentes con ese ánimo de autocrítica.

Los votantes populares esperan que el presidente asuma que no basta con parapetarse tras los buenos datos económicos más recientes. Y sería un error insistir en que el desafecto que hoy despierta el PP entre tantos antiguos simpatizantes se debe sólo a un problema de comunicación. La realidad es que, en el contexto de la peor crisis en décadas, el Gobierno ha tomado decisiones impopulares que le han hecho mostrarse con escasa sensibilidad social. Y está tardando demasiado en dar un claro giro que le devuelva la confianza perdida. La rectificación esta semana del actual titular de Sanidad, Alfonso Alonso, que anunció que los inmigrantes irregulares volverán a tener derecho a la atención sanitaria primaria, es un primer paso en ese cambio de rumbo que tantos dirigentes –en especial los candidatos que se la juegan el 24-M– reclaman.

Y como los nuevos mensajes deben ir acompañados de nuevas caras que proyecten una auténtica imagen de renovación, Rajoy debe hacer cambios en la organización de la campaña electoral, cuyo responsable, Carlos Floriano, ha sido muy cuestionado por el errático diseño en Andalucía y su total falta de autocrítica tras los resultados. Lo que nadie entendería es que para reforzar la dirección electoral Rajoy acabe recurriendo a dar mayor protagonismo a algunos nombres que suenan con insistencia, como Javier Arenas. Un político como él que, con todos sus méritos, representa el pasado del partido, pero en ningún caso su futuro, no puede ser quien asuma la responsabilidad de dar la vuelta a las encuestas. Eso sería una incoherencia que demostraría que Rajoy no ha entendido lo que reclama ahora la ciudadanía.

Deben ser dirigentes en alza como el presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, o el ministro Alfonso Alonso, quienes cobren más peso en el diseño y protagonismo de la campaña electoral. Se han convertido en referentes para muchos de los candidatos que se juegan en mayo el poder en 10 comunidades autónomas y más de 40 capitales de provincia, además de cientos de municipios, porque transmiten la imagen centrada y autocrítica con la que se identifican. Alonso, sin ir más lejos, ha reconocido que fue un «error» despreciar como adversario a Ciudadanos –el partido de Naranjito con el que quería ridiculizarlo el portavoz Hernando–. Son esos cambios de estrategia los que el PP necesita más que nunca. Pero Rajoy no puede tampoco desatender por más tiempo la necesidad de reforzar el poder orgánico en Génova para impulsar y dar congruencia a toda la estrategia política a escala nacional. Máxime cuando la secretaria general, Cospedal, está obligada a dar un paso atrás tanto para apaciguar las aguas en el partido como para centrarse en su propia pugna por la presidencia en La Mancha. Si el PP rectifica ya sus errores y se muestra coherente en sus caras y mensajes, aún tiene una oportunidad de revertir la situación. Pero ya es la última.

El Análisis

NUEVA ETAPA, NUEVO PP

JF Lamata

Un comunicado de una federación del PP contra dirigentes del PP. ¡Qué imposible hubiera parecido algo así en la derecha española! Que desde su solidificación en 1989 había evitado a muerte cualquier tipo de disidencia relevante en el partido.

Y más relevante que esta imposible. Lo grave no es que la federación de Castilla la Mancha arremeta contra ‘los que nunca han ganado elecciones’ en el PP, lo grave es que es la federación presidida por la Secretaria General del Partido Popular, Dña. Dolores Cospedal y que esos que ‘nunca habían ganado elecciones’ no eran otros que la Vicepresidenta del Gobierno, Dña. Soraya Sáenz de Santamaría y el líder andaluz D. Javier Arenas.

Eso sí, quedó claro que la Sra. Sáenz de Santamaría contaba con amigos en los medios, que rápidamente presentaron el tema como una componenda entre Arenas y Cospedal dejando al margen a la vice indiscutiblemente aludida en el manifiesto.

La polémica era refrescante, lástima que pasadas 48 horas todo se tapó y la propia firmante del comunicado volvía a repetir la cantinela de que todos en el PP estaban unidos y eran amigos. Pero ante una nueva etapa, el propio centro-derecha acabará reconociendo que la moda de las máquinas de clones ha pasado ya.

J. F. Lamata