20 octubre 2010

Se suprimen los ministerios de Bibiana Aído y Beatriz Corredor

Zapatero cambia el Gobierno dando plenos poderes a Alfredo Pérez Rubalcaba, mientras Fernández de la Vega se retira de la política

Hechos

El 20.10.2010 D. José Luis Rodríguez Zapatero comunicó un nuevo cambio de Gobierno que incluía la salida de Dña. Teresa Fernández de la Vega como Vicepresidenta Primera, siendo reemplazada por D. Alfredo Pérez Rubalcaba que simultanearía ese cargo con el ministerio de Interior.

Lecturas

En octubre de 2010 el presidente del Gobierno, Sr. Rodríguez Zapatero, realiza una modificación de su gabinete con respecto al Gobierno presentado en abril de 2009.

EL NUEVO GOBIERNO (OCTUBRE 2010)

  • Presidente – D. José Luis Rodríguez Zapatero
  • Vicepresidenta 1ª, ministerio de Interior y Portavoz – D. Alfredo Pérez Rubalcaba
  • Vicepresidente 2º y Economía y Hacienda – Dña. Elena Salgado
  • Vicepresidente 3º y Relaciones Comunidades Autónomas – D. Manuel Chaves
  • Asuntos Exteriores – Dña. Trinidad Jiménez
  • Justicia – D. Francisco Caamaño
  • Defensa – Dña. Carme Chacón
  • Interior – D. Alfredo Pérez Rubalcaba
  • Fomento – D. José Blanco
  • Educación – D. Ángel Gabilondo
  • Trabajo – D. Valeriano Gómez
  • Industria – D. Miguel Sebastián
  • Medio Ambiente – Dña. Rosa Aguilar Rivero
  • Administraciones Públicas – Dña. Elena Salgado
  • Ciencia e Innovación – Dña. Cristina Garmendia
  • Cultura – D. Ángeles González Sinde
  • Sanidad- Dña. Leire Pajín
  • Presidencia- D. Ramón Jaureugi

SALIDA DE MINISTROS VETERANOS DEL GOBIERNO ZAPATERO

fin_delavega Dña. María Teresa Fernández de la Vega, primera mujer Vicepresidenta del Gobierno en España, abandonaba el ejecutivo español para ser miembro del Consejo de Estado.

moratinos D. Miguel Ángel Moratinos abandonaba el ministerio de Exteriores, varios periodistas escribieron que lloró en su despedida del cargo.

Gaceta_Rubalcaba La polémica foto que escogió LA GACETA para informar del ‘ascenso’ del Sr. Pérez Rubalcaba.

BIBIANA AÍDO SE ENTERÓ DE LA SUPRESIÓN DEL MINISTERIO DE IGUALDAD DURANTE UNA ENTREVISTA EN TELECINCO

bibiana_aido_telecinco Justo la mañana del 20.10.2010 en que se anunciaba el cambio de Gobierno la ministra de Igualdad, Dña. Bibiana Aído, era la invitada en el programa ‘Informativos TELECINCO Matinal’, por lo que se enteró por su entrevistador, D. Hilario Pino, de que su ministerio había sido suprimido. Aseguró que nadie le había adelantado nada y rechazó hacer ningún tipo de valoración.

EL ALCALDE DE VALLADOLID CRITICA QUE NOMBREN MINISTRA ‘A LA MORRITOS’

leonriva El alcalde de Valladolid y miembro del Partido Popular, D. Javier León de la Riva fue muy criticado por sus palabras burlonas sobre la nueva ministra Dña. Leire Pajín: «Cada vez que le veo esos morritos pienso en algo que prefiero no decir», comentó.

Este Gobierno Rodríguez Zapatero será el encargado de finalizar la legislatura, aunque habrá un último cambio en el ministerio del Interior, cuando D. Alfredo Pérez Rubalcaba abandone el ministerio para asumir el cargo de candidato a la presidencia del Gobierno por el PSOE.

Leire_Pajin LEIRE PAJÍN CESADA COMO SECRETARIA DE ORGANIZACIÓN DEL PSOE

Dos años duró Dña. Leire Pajín al frente de la Secretaría de Organización del PSOE. El Sr. Rodríguez Zapatero aprovechó aquel cambio de Gobierno para nombrarla ministra y apartarla del control del partido, donde había mantenido enfrentamientos con los barones. El nuevo Secretario de Organización sería uno de ellos, D. Marcelino Iglesias, de Aragón.

21 Octubre 2010

La rectificación

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La reacción de alivio que experimentó el partido del Gobierno y, sin duda alguna, una parte importante del electorado de centroizquierda tras la remodelación del Ejecutivo anunciada ayer por el presidente Rodríguez Zapatero, ofrece la medida justa del momento desesperado por el que atravesaba el proyecto socialista por el elevado desempleo, el desplome en las encuestas y el distanciamiento de sus bases tras el giro en política económica forzado por la crisis financiera. De momentos así solo se sale con operaciones de envergadura. Y Zapatero ha cerrado dos en apenas unos días: un pacto parlamentario que le asegura la legislatura y la mayor remodelación de su Gobierno desde 2004, no solo por el número de ministros afectados, sino, sobre todo, por la impronta de la operación, lejos del gusto por la sorpresa que siempre ha caracterizado la formación de sus gabinetes. Una remodelación, en definitiva, dirigida a insuflar dinamismo en el último tramo del mandato y a ordenar la decisión sobre su tercera candidatura, o sobre su sucesión.

Era incoherente que el giro en las prioridades no hubiera ido acompañado por una modificación del equipo encargado de aplicarlas. Zapatero tenía la teoría de que introducir cambios ahora retrasaría la aplicación de las reformas. Ese criterio se mantiene en parte: no hubiera sido razonable que el día que se aprueba el Presupuesto se despida a la vicepresidenta que lo ha elaborado y responde de su cumplimiento.

Pero no es menos cierto que el presidente sí ha rectificado ese criterio en parte. El cambio más importante es la sustitución de la vicepresidenta Fernández de la Vega por Pérez Rubalcaba, que también asume la portavocía del Gobierno. Lo principal es el enorme protagonismo público y parlamentario que adquiere y que su ascenso sea compatible con su continuidad en Interior. Habría sido un error hacerlo a costa de dejar inconclusa la tarea para la que fue nombrado en 2006: el fin de ETA.

Otro acierto supone el nombramiento de Ramón Jáuregui como ministro de la Presidencia, después de haber prescindido incomprensiblemente de él como portavoz parlamentario adjunto para enviarlo al Parlamento Europeo. La carrera de Jáuregui, del Ayuntamiento donostiarra al Consejo de Ministros, pasando por todas las Administraciones, define una trayectoria inversa a la de tantos políticos llegados a la cumbre sin apenas experiencia de gestión. La sustitución de Corbacho en Trabajo ha resultado la más obvia al entrar un especialista como Valeriano Gómez, encargado de una tarea difícil: restablecer el diálogo con los sindicatos sin modificar la reforma laboral y pactando la de las pensiones para evitar desbordamientos a la francesa. La presencia de Rosa Aguilar, ex alcaldesa de IU en Córdoba, en Medio Ambiente es un gesto hacia el electorado de izquierda.

Es llamativo (y polémico, a la vista de las expectativas levantadas) que los dos ministerios que desaparecen en aras de la austeridad sean los de Igualdad y Vivienda, con la particularidad de que sus titulares, Aído y Corredor, siguen al frente de esas competencias, pero ahora como secretarias de Estado. También es significativa la salida de Moratinos. El principal cometido de su sucesora, Trinidad Jiménez, será definir una línea de política exterior más claramente identificable por sus prioridades. Su sustitución por Leire Pajín, desplazada del partido, guarda seguramente más relación con los equilibrios internos que con su preparación para el puesto.

De todo ello se deduce que el criterio esencial ha sido ahora el de rodearse de ministros con más peso político, capaces de formular y ejecutar políticas y no limitarse a enunciar la posición oficial. Al igual que con el giro en economía, el acierto de Zapatero consiste esta vez en su mayor rectificación: el abandono de su idea de que la política la hace el presidente, y que los ministros son meros auxiliares suyos.

21 Octubre 2010

Crisis, pero Zapatero sigue

ABC (Director: Bieito Rubido)

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En los próximos días habrá nuevas claves de la crisis de Gobierno que ayer realizó José Luis Rodríguez Zapatero, pero puede decirse que la dimensión de los cambios en su equipo demuestra que este segundo mandato está ya agotado. Tras haber negado reiteradas veces su agotamiento, Zapatero reconoce con los cambios en su gabinete el verdadero calado de la crisis política que le aqueja: ha lanzado una operación urgente de rescate político de sí mismo, de su Gobierno y de su partido. La crisis económica y las necesidades nacionales no están en la agenda de esta remodelación, sino el deseo de realizar un último esfuerzo por evitar la «catástrofe electoral» vaticinada por el presidente castellano-manchego, José María Barreda, a quien los hechos han dado toda la razón cuando pedía cambios. Pero, desde luego, no es este un Gobierno «renovado y políticamente reforzado» como lo presentó ayer Zapatero. Es, en todo caso, un Gobierno para apaciguar al partido y a la izquierda y soltar lastre interno. La promoción de Pérez Rubalcaba a la Vicepresidencia Primera y la portavocía del Gobierno no se puede calificar como renovación, porque volverá a ser comunicador del Ejecutivo el que lo fuera en el período crítico de 1993 a 1996, que terminó con la derrota del PSOE de Felipe González. La designación de Leire Pajín como ministra de Sanidad, aparte de una nueva extravagancia de Rodríguez Zapatero hacia las instituciones, es una forma de apartarla, sin humillarla, de su responsabilidad al frente de la organización del Partido Socialista, cometido en el que no ha sabido estar a la altura que exige un partido en crisis.
Siendo el paro el principal problema de España, el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, va a gestionar una reforma laboral contra la que se manifestó en la huelga general del pasado 29 de septiembre, en un inequívoco guiño a la izquierda sindical. Con este nombramiento no hay un mensaje de confianza al mercado laboral y a los empresarios. La importante cartera de Exteriores recae en Trinidad Jiménez, a quien Zapatero premia su lealtad y consuela de su sonora derrota en las primarias de Madrid, en una nueva demostración de la incongruencia que enferma los nombramientos políticos. Además, Jiménez se hace cargo de un ministerio en el que su predecesor acababa de ejecutar un amplio movimiento de cambio en destinos diplomáticos y que la deja como legado un desplome de la política exterior. Podría añadirse como rasgo de esta crisis de Gobierno la inefable rebaja de las ministras peor valoradas del Gobierno, Bibiana Aído y Beatriz Corredor, que certifica la insolvente decisión de Zapatero de crear dos Ministerios ideológicos —Igualdad y Vivienda— y perfectamente prescindibles, aunque Zapatero haya urdido la treta de las secretarías de Estado para intentar que todo siga igual. El Zapatero feminista y defensor de la paridad ha pasado a mejor vida. La salida de Miguel Ángel Moratinos y Fernández de la Vega, leales al líder socialista desde el primer día de su etapa de gobierno, expresa la caducidad política en la que se encontraba el Ejecutivo, que Zapatero sólo ha conseguido maquillar levemente con esta remodelación.
Las prioridades de esta crisis están claras. José Luis Rodríguez Zapatero ha creado, ante todo, un gabinete electoral que refuerza a Pérez Rubalcaba en el Gobierno, y a José Blanco, en el partido. El presidente del Gobierno ha querido ejecutar de un golpe un movimiento táctico ante la opinión pública para demostrar que está en forma porque se mueve, y un gesto hacia el PSOE, confiando su vida política a una persona con prestigio interno como Rubalcaba. Una de las incertidumbres de este nuevo gobierno es cómo combinará Rubalcaba la Vicepresidencia política del Gobierno con la dirección del Ministerio de Interior, a punto de comenzar un año electoral, manteniendo el control sobre las Fuerzas de Seguridad del Estado y ante un inminente cambio en la Fiscalía General del Estado. Para los españoles, esta crisis es un movimiento de juego de mesa. La situación económica no ha merecido atención alguna y el equipo de Elena Salgado permanece intacto. El nuevo responsable de Trabajo es crítico con la reforma que, según el Ejecutivo, va a crear empleo. Así no se genera confianza y, por esto mismo, es legítimo dudar de que esta crisis de gobierno permita mejorar las expectativas de la economía española. Crisis de gobierno ha habido y amplia, pero hace tiempo que el problema dejó de ser la identidad y la labor de este u otro ministro. Sigue siendo la dirección política del país. La crisis necesaria que no ha hecho Rodríguez Zapatero es la que empezaba por él mismo y acababa en la convocatoria de unas elecciones anticipadas.

21 Octubre 2010

Zapatero abdica en un virtuoso del trabajo sucio

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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LA REMODELACIÓN del Gobierno llevada a cabo por Zapatero corrobora que todo es empeorable en esta vida. Los cambios efectuados demuestran que su proyecto está agotado, que no da más de sí, porque el nuevo Ejecutivo no sólo va a tener menos capacidad de gestión sino que además pierde lo poco que quedaba de impulso democrático y del primigenio talante de Zapatero.

En primer lugar, existe una gran distancia entre las razones que esgrimió ayer Zapatero para recomponer el Gobierno y las decisiones que ha adoptado. Si el motivo de la remodelación era la creación de empleo y la recuperación de la economía, como dijo el presidente, no se entiende que siga en el puesto una persona tan incompetente como Elena Salgado. Y menos todavía que nombre ministro de Trabajo a Valeriano Gómez, un sindicalista de UGT que secundó la huelga general y acudió a la manifestación contra la política del Gobierno. Dado que Zapatero ha dado a entender que está dispuesto a negociar el reglamento de la reforma laboral, Gómez es la persona idónea para dar marcha atrás y recomponer la relación con los sindicatos a costa de volver a encrespar los mercados.

Bien está, en cambio, la supresión de los ministerios de Vivienda e Igualdad, que supone la degradación de Bibiana Aído y Beatriz Corredor a secretarias de Estado. También podría haber integrado Ciencia y Tecnología en Industria y Cultura en Educación. Igualmente, ha dejado pasar la oportunidad de relevar a Chaves, sin ninguna utilidad en el Gobierno más que acrecentar el opresivo peso del pasado.

Parece acertado el nombramiento de Trinidad Jiménez en Exteriores, sustituyendo al irrelevante Moratinos, aunque suena a premio de consolación tras su derrota en las primarias de Madrid. A Leire Pajín le agradece los servicios prestados al promocionarla a Sanidad, un cargo para el que es más que dudoso que esté preparada. José Blanco pierde posibilidades de ser el sucesor, pero Zapatero le compensa al poner en sus manos la organización de las campañas del partido con el respetado Marcelino Iglesias de intermediario.

Pero todo ello es accesorio comparado con lo que representa la concentración de poder sin precedentes en la persona de Alfredo Pérez Rubalcaba, vicepresidente, ministro y portavoz, que, además, servirá de interlocutor al CNI, depositario de muchos de los secretos del Estado, y seguirá siendo el principal valedor de Elena Salgado. Zapatero recurrió ayer a la coartada de que es un hombre «que se expresa muy bien», cayendo en el mismo tópico de la falta de comunicación del que echan mano todos los dirigentes que son incapaces de asumir sus errores.

El presidente se ha entregado a un profesional del trabajo sucio como refleja su historial: desempeñó un activo papel para ocultar los crímenes de Estado en el último Gobierno de Felipe González, fue el incitador del acoso a las sedes del PP en 2004, el responsable de Interior cuando se produjo el chivatazo del Faisán y el hombre que sigue obstaculizando la acción de la Justicia que impulsan las víctimas del 11-M. También resulta significativa la promoción de Ramón Jáuregui, otro veterano de la política que era delegado del Gobierno en el País Vasco y secretario del PSE cuando se crearon los GAL, aunque luego haya tenido una trayectoria digna en otros cometidos.

No resulta exagerado decir que Zapatero ha dejado España en manos de Rubalcaba al igual que los reyes depositaban el poder en manos de sus válidos. Lo que el presidente ha hecho es abdicar de sus responsabilidades al ceder a una sola persona áreas de gobierno que antes estaban repartidas. Por ello, quedará muy resentida la imagen de neutralidad en el funcionamiento de la Administración que había conseguido la incansable vicepresidenta Fernández de la Vega, elogiada ayer hasta por el cardenal Rouco.

Aunque Rubalcaba fuera la persona más brillante del mundo y el ser humano más íntegro sobre el planeta, resultaría una equivocación colocar en las mismas manos las competencias de Interior, donde se ejercen políticas de Estado que requieren consenso, y las propias de un vicepresidente y un portavoz, en las que priman criterios de rentabilidad política y electoral. A partir de ahora, la lucha antiterrorista va a ser interpretada en clave partidista, como baza electoral de un Gobierno que puede estar tentado a legalizar a la izquierda abertzale. según se puede desprender de ciertos gestos del Ejecutivo. Sin ir más lejos, el presidente aprovechó la crisis para valorar como «determinante» la evolución del entorno de ETA y recalcar que sus mensajes «no van a caer en balde».

¿A qué suena todo esto? Da la impresión de que Zapatero ha agotado su proyecto y confía en que le saque las castañas del fuego o le permita salvar los muebles un profesional de la política que representa todo lo contrario de lo que era su discurso cuando llegó al poder en 2004.

21 Octubre 2010

Todo el poder a los soviets de Fouché

Hermann Tertsch

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LO que parece haber disfrutado el presidente con la sorpresa. Como un niño. Con falsa modestia nos decía ayer que el «suspense» no se daba porque se había conocido toda la amplitud del cambio antes de que él compareciera ante los medios para comunicarnos la buena nueva a los españoles. Pero no podía enfadarse, ya que todos sospechan por dónde llegó al principal diario socialista la filtración de los cambios de gobierno. Todos conocen en Madrid las prácticas consuetudinarias del gran triunfador de la jornada, definitivamente el Gran Fouché, el superpolicía y maestro de la intriga convertido en el hombre fuerte de la deteriorada democracia española. Alfredo Pérez Rubalcaba, de trayectoria perfectamente conocida, es desde hoy el amo del aparato del Estado sin contrapoder que pueda tomarse en serio. Debimos sospechar que algo serio y grave se cocía cuando el domingo el presidente del Gobierno aseguró que no haría una crisis amplia. Cuando dice una cosa, hay que dar por hecho la contraria. La compulsión de Zapatero a decir lo que sabe que no es cierto es ya legendaria. Raya en lo infantil. Parece sentir placer al propagar una falsedad que horas o días después desmiente la realidad. Diríase que disfruta con el engaño. Pero dejemos el peligroso análisis de una mente y un carácter tan complicados como los del presidente. Y vayamos a lo que importa. Tenemos un nuevo Gobierno. Y es un Gobierno para el combate. Se acabaron las tonterías. Zapatero nos revela que ya no espera ganar las elecciones gracias a una recuperación económica. Porque hasta él sabe ya que no va a llegar en mucho tiempo y en todo caso no para ser utilizada en lo que a él le importa. Ya se arreglará la economía. Ahora hay que evitar la victoria del PP, a toda costa. Hay que impedir la alternancia pese a la evidencia de las encuestas de que la mayoría de la ciudadanía la quiere. Por eso, lo que ayer presentó no es ya un Gobierno para aplicar reformas y buscar consensos y acuerdos dentro y fuera de
nuestro país para superar la crisis. Es un comando político de intervención para ganar las elecciones a pesar de la crisis y sus efectos. Zapatero relega la gestión a un segundo plano y convierte en su principal objetivo la guerra contra la oposición. A movilizar los soviets bajo mando de Fouché. Rescata los planes de marginar al PP e integrar a todos los aliados posibles en una política de izquierdismo reforzado y hostigamiento e intimidación de la discrepancia. Entre los amigos potenciales estarán también la izquierda abertzale porque capítulo prioritario en este guión para año y medio es el final de ETA, pactado con ETA. Paradójicamente, dada la ineptitud de los cuadros del zapaterismo, ha tenido que recurrir a bragados políticos del felipismo. Pérez Rubalcaba, es ya el todopoderoso vicepresidente de este Gobierno —como ya lo llamaban ayer sus socios periodistas—. Será el encargado de utilizar todos los resortes del aparato del Estado para derrotar a la oposición e impedir —como sea— la alternancia. No es descabellado el temor a que se haya dado la puntilla a la ya malherida seguridad jurídica en España. El PP y su líder Rajoy deberían entender que se han acabado las bromas. Y que la parsimonia de su líder y sus políticos funcionarios ya no vale. Que no esperen a que el cadáver del Gobierno pase por delante de Génova, porque el moribundo sólo ha cogido fuerzas para ir a por ellos. Este gobierno no va a resolver ninguno de los problemas reales de los españoles. No está hecho para eso. Es un zombie diseñado para destruir la alternativa. Con alguna cara amable para vender al público la guerra política implacable que comienza.

26 Octubre 2010

Floreros

M. Dolores García

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El alcalde de Valladolid es un machista. Burdo y chabacano. Pero es menos peligroso de lo que parece. Su estulticia es tan evidente que da para comentarlo en multitud de tertulias progres, pero ni siquiera infunde miedo. Existen, sin embargo, otras manifestaciones más sutiles de discriminación hacia las mujeres que, a la larga, pueden ser más dañinas. Se da por supuesto que Zapatero es el primer presidente feminista de la historia de España porque así se ha definido él mismo en alguna ocasión. Pero algunas de sus actuaciones han contribuido a alentar más el machismo en la política que las sandeces de los políticos misóginos como el vallisoletano.

Al margen de la ley de violencia de género o la del aborto, ser un presidente feminista ha consistido, para Zapatero, en nombrar a más ministras que ministros, en poner al frente de Defensa a una mujer embarazada y en crear el Ministerio de la Igualdad. Pero ser feminista es más difícil que todo eso. Si con la composición de un gobierno se desea transmitir un mensaje que ayude a las mujeres, Zapatero tenía que haberse garantizado que las ministras elegidas superasen en eficacia y aplomo a la media de sus compañeros para evitar que fueran juzgadas como floreros. Por supuesto que hay ministros hombres de escaso calado y pasan desapercibidos, pero ¿quién dijo que el mundo es justo? Con la designación de Bibiana Aído, Beatriz Corredor o Leire Pajín, Zapatero ha hecho un flaco favor a la causa femenina. Cuando un presidente diseña su gobierno es como un escultor modelando una figura de barro. En esa obra se reflejan sus obsesiones, miedos, fortalezas y debilidades, sus dependencias, desconfianzas, aversiones y manías.

Con su anterior ejecutivo, Zapatero se dejó llevar por los antojos, jugueteó con su poder y el resultado fue una escultura llamativa por fuera y hueca por dentro. Ahora, para convencernos de que ha bajado de la nube, que sabe cincelar el granito cuando toca, no duda en hacer añicos su obra anterior. Pese a la voluntad de enmienda, persiste el caprichoso encaje de Pajín en un ministerio, un ultraje al valor del mérito y, por tanto, motivo de indignación para muchas mujeres que se han formado mejor además de aplicarse con tesón a su carrera profesional.

Los gobernantes se ven constreñidos por equilibrios imponderables a la hora de formar sus gabinetes. Zapatero se impuso él mismo unos condicionantes en los que ha quedado atrapado. En Catalunya, la cuota femenina nunca ha sido motivo de gran preocupación, pero no por ello se han forjado gobiernos de mayor empaque. Aquí se encajan las piezas según el reparto de poder entre partidos, entre familias dentro de una misma fuerza política, con una pizca de representación femenina y mucho equilibrio territorial. Un batiburrillo incoherente. Y es que, en el fondo, cualquier presidente tiende a pensar que él es el guía y los demás, mera comparsa cuya principal cualidad debe ser no hacerle sombra.

Los que no suben
En una remodelación de gobierno no sólo cuenta quién sale y quién entra, sino también quién pensaba escalar posiciones o se daba por supuesto que lo haría y finalmente no ha sido así. Hay dos nombres que se incluirían en esa categoría: Carme Chacón y José Blanco, aunque este, de rebote, haya añadido Vivienda a su cartera de Fomento.

Hacer hueco a De la Vega
El primer signo evidente de que se estaba gestando un cambio de gobierno y que María Teresa Fernández de la Vega saldría del Ejecutivo se produjo el 9 de julio, cuando el Consejo de Ministros aceptó la renuncia de Miguel Vizcaíno Márquez como miembro permanente del Consejo de Estado, justo el puesto que finalmente ocupará De la Vega.

Cumbre en campaña
La cumbre euromediterránea de Barcelona que fue aplazada el pasado mes de junio y a la que tenía que asistir el presidente Barack Obama está prevista en principio para el 21 de noviembre, dos semanas después de la visita del Papa y en plena campaña electoral catalana. Aunque se están haciendo todos los preparatorios por si es posible convocarla, parece difícil que se celebre, puesto que la situación en Oriente Próximo no es previsible que mejore hasta el punto de que merezca la pena celebrar una cumbre que acabaría sin resultados.