20 diciembre 1992
Continúan las fugas: Arias-Salgado se aproxima al PP, mientras que Fernández Teixido lo hace a CiU
5º Congreso del CDS – Rafael Calvo Ortega y José Luis Gómez Calerrada reelegidos como Presidente y Secretario General
Hechos
En diciembre de 1992 se celebró el V Congreso del Centro Democrático y Social en el que D. Rafael Calvo Ortega fue reelegido Presidente.
Lecturas
El V Congreso del CDS tiene como objetivo confirmar la dirección del partido y cerrar las heridas mal cerradas de la anterior asamblea. D. Rafael Calvo Ortega y D. José Luis Gómez Calcerrada fueron reelegidos Presidente y Secretario General del CDS con el apoyo del 70% y además ahora cuentan con un Comité Nacional afín, sumado a la ya afín Asamblea Nacional, en un partido cuya dirección está marcada por la defenestración del Sr. Fernández Teixidó de la secretaría general por los afines a Caso.
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La fuga del Sr. Fernández Teixido hizo debilitar las posiciones de los críticos, que se vieron representados, entre otros, por D. Carlos Revilla (que asistió pese a haber anunciado su ruptura con el partido el pasado mayo) y que dirigió la mayoría de ataques contra D. José Ramón Caso del que se dice que está detrás de la ejecutiva como el ‘hombre fuerte’. Revilla acusó a Caso de “no servir al partido sino a sus intereses personales” y dijo que tanto Caso como Calvo Ortega están usando los viejos resabios de UCD.
El ex presidente, D. Adolfo Suárez, cada vez más alejado del partido, sólo hizo notar su molestia por que el sector que encabezan D. José Ramón Caso y José Luis Gómez Calcerrada sea identificado como “sector Suarista”, ya que ha estado totalmente al margen de las últimas componendas de los centristas.
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HACIA LA IRRELEVANCIA
El CDS quedará fuera del Congreso en la elecciones generales de 1993. Pese a ello, y por sorpresa, rechazará su disolución en el VI Congreso celebrado en julio de 1993.
12 Diciembre 1992
COMPROMISO PARA LA REGENERACIÓN
El Centro Democrático y Social celebra este fin de semana su quinto Congreso. Entre los grandes temas que van a ocupar la atención de los mil compromisarios y de los cientos de compañeros que con ellos han colaborado destacaría las políticas regeneracionistas y las políticas económicas que nuestro partido propone como solución a dos de los aspectos más críticos que tiene hoy planteados la sociedad española. El compromisario del Congreso del Centro Democrático y Social avanzará en las grandes líneas ya diseñadas y practicadas por nuestra organización. Hablar de regeneracionismo para nuestra formación política es limitar los gastos electorales de manera importante, concreta y eficaz, evitando así el endeudamiento extraordinario de los partidos partidos.
AUSTERIDAD NECESARIA
Tantas veces se ha hablado de tales limitaciones que al final los ciudadanos no se creen que tal austeridad pueda llegar algún día. s, igualmente, y sobre todo, cambiar las leyes que conceden gran discrecionalidad técnica al poder político.En otras palabras, atribuir capacidad de decisión a órganos administrativos colegiados (por ejemplo, una Mesa de Contratación) y quitársela a órganos políticos unipersonales en aquellos casos en que se trata simplemente de hacer una verificación con requisitos previamente establecidos por una norma jurídica o por un acto administrativo general; los ejemplos son variados y no es necesario insistir en ellos por ser suficientemente conocidos. En definitiva, cambiar. Cambiar las leyes y no agotarse en un círculo interminable de acusaciones y sospechas. La Ley de Contratos de las Administraciones Públicas que se debate estos días en el Congreso es la gran oportunidad de cambiar, probablemente la más importante que se ha presentado hasta ahora. El CDS volverá a insistir en sus tesis ya presentadas en el Congreso de los Diputados el pasado 5 de febrero. Lo que entonces nos parecía conveniente resulta ahora necesario ante la necesidad de dar una respuesta a la situación planteada. Las propuestas regeneracionistas no terminan aquí. El Congreso de los Diputados debatirá sobre las listas electorales abiertas como técnica de transferir poder de los partidos a los electores; igualmente, la búsqueda de fórmulas que garanticen la máxima objetividad en la presentación de los miembros de las Instituciones políticas del Estado de carácter no parlamentario. La urgente regulación de los grupos de interés constituye otro eslabón de esta cadena regeneracionista y en relación con la cual el CDS ha dado ya un paso concreto en el Congreso de los Diputados.
COMPETITIVIDAD
En relación con las políticas económicas, el mayor interés del Congreso estará en la necesidad de presentación y debate de un programa de competitividad que entre a fondo en el principal problema económico que tenemos planteado y que vaya más allá de la recomendación usual, y que corre peligro de convertirse en retórica, de la moderación salarial. Quién debe presentar el gran programa (que recorra toda la estructura de costes, nuestra capacidad de investigación, la incorporación de tecnología, la pérdida de terminales de comercialización, etc.) y cuál es el foro adecuado para el gran debate son aspectos que consumirán una parte importante de la discusión sobre aspectos económicos. El Centro Democrático y Social apoyará este programa de competitividad que debe constituir un punto de arranque para comenzar a salir de la delicada situación en que nos encontramos. El tema económico más popular será, sin embargo, el Estatuto de la Pequeña Empresa. España vive hoy una situación de descontento y de agobio de los pequeños empresarios que han recibido como respuesta a sus preocupaciones un aumento de sus obligaciones llámese Incapacidad Laboral Transitoria, Impuesto de Actividades Económicas, mayores dificultades financieras, etc. La respuesta tiene que ser global y contemplar, por ello, todos los aspectos que hoy les preocupan: fiscales, laborales, administrativos, financieros, mercantiles, etc. Sólo una norma general (un Estatuto) puede hacer frente a una contestación protagonizada por cientos de miles de ciudadanos activos y que irá a más en los próximos meses.
Rafael Calvo Ortega
El Análisis
El congreso del CDS de 1982, el de 1986, el de 1990 y el extraordinario de 1991, todos ellos habían ocupado grandes espacios en las páginas de información de la prensa generalista. Todo eso cambió en el congreso de 1992 del que la prensa hizo escaso seguimiento. El CDS ya no le importaba a nadie. Ni la presidencia de Rafael Calvo Ortega, ni que la secretaría general la ocupara José Ramón Caso a través de su testaferro Gómez Calcerrada. El partido se desvanecía en la irrelevancia. La política es cruel. A favor Calvo Ortega, Calcerrada o Caso se puede decir que podrían haber huido o tratado de vender el partido al mejor postor y decidieron quedarse en la nave sabiendo que se estrellaba. Pero se estrelló igual.
J. F. Lamata