3 mayo 1980

Secuestro judicial de la revista CAMBIO16 por un artículo insultante contra el nuevo Gobierno

Adolfo Suárez y Abril Martorell forman nuevo Gobierno tras los fracasos electores de la UCD en Cataluña y Euskadi

Hechos

El 2 de mayo de 1980 el presidente del Gobierno D. Adolfo Suárez y el vicepresidente D. Fernando Abril Martorell, formaron un nuevo Gobierno, en medio de la crisis interna de la UCD.

Lecturas

El 2 de mayo de 1980 el presidente del Gobierno D. Adolfo Suárez González informa de la nueva composición del Gobierno tras los malos resultados de la UCD en las elecciones autonómicas en Catalunya y Euskadi.

En este nuevo gobierno – que se produce apenas 5 meses después de la crisis anterior, con la dimisión del Sr. Clavero Arévalo –  D. Fernando Abril Martorell, el principal amigo del Sr. Suárez, continúa de vicepresidente y asciende D. Juan José Rosón Pérez como ministro del Interior.

  • Presidente – D. Adolfo Suárez González.
  • Vicepresidente 1º – D. Manuel Gutiérrez Mellado.
  • Vicepresidente 2º – D. Fernando Abril Martorell.
  • Asuntos Exteriores – D. Marcelino Oreja Aguirre.
  • Hacienda – D. Jaime García Añoveros.
  • Interior – D. Juan José Rosón Pérez.
  • Justicia – D. Íñigo Cavero Lataillade.
  • Obras Públicas – D. Jesús Sancho Rof.
  • Educación – D. José Manuel Otero Novas.
  • Trabajo – D. Salvador Sánchez-Terán Hernández.
  • Industria y Energía – D. Ignacio Bayon Marine.
  • Comercio y Turismo – D. Luis Gamir Casares.
  • Agricultura – D. Jaime Lamo de Espinosa Michels de Champourcin.
  • Transportes y Comunicaciones – D. José Luis Álvarez Álvarez.
  • Cultura – D. Ricardo de la Cierva Hoces.
  • Sanidad – D. Juan Rovira Tarazona.
  • Administración Territorial – D. José Pedro Pérez Llorca.
  • Relaciones con la CEE – D. Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo.
  • Economía – D. José Luis Leal Maldonado.
  • Investigación y Universidades – D. Luis González Seara.
  • Presidencia – D. Rafael Arias Salgado Montalvo.
  • Defensa – D. Agustín Rodríguez Sahagún.
  • Adjunto para la Coordinación Legislativa – D. Juan Antonio Ortega Díaz Ambrona.
  • Adjunto para la Administración Pública – D. Sebastián Martín Retornillo.

La moción de censura anunciada por la oposición trastocará la estabilidad del Gobierno Suárez y del grupo parlamentario de UCD.

El siguiente cambio de gobierno, en septiembre de 1980, será el más traumático para el presidente del Gobierno, dado que se produce tras su ruptura política y personal con el que era su principal colaborador.

Secuestro de la revista CAMBIO16 por insultar al nuevo Gobierno

La edición del semanario CAMBIO16 dedicada a analizar al nuevo Gobierno fue secuestrada judicialmente por considerarse que el artículo de Dña. Carmen Rico Godoy era insultante y ofensivo. La revista CAMBIO16 – propiedad de D. Juan Tomás de Salas y dirigida por D. José Oneto – es radicalmente contraria a que D. Adolfo Suárez continúe en la presidencia del Gobierno (es partidaria del que el líder del sector liberal de UCD, D. Joaquín Garrigues, le reemplace).

03 Mayo 1980

Un Gobierno de antes

EL PAÍS (Editorialista: Javier Pradera)

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Hace escasas fechas el presidente Suárez declaraba a este periódico que no pensaba dar un giro a la derecha. Acaba de darlo con su nuevo Gobierno. Si este Gabinete se hubiera formado con los tiempos y métodos normales, la derechización aún habría sido más evidente. Pero como en el palacio de la Moncloa se ha representado en las tres últimas semanas una especie de vodevil con muchos portazos, carreras, espantadas y situaciones tragicómicas, se puede aliviar al presidente suponiendo que ha formado el Gobierno que ha podido. No se ha hurtado al país ni siquiera la sorpresa de última hora con la defección del general Sáenz de Santamaría, que ha preferido el escalafón profesional al ministerio, abriendo el camino hacia la cartera del Interior a Juan José Rosón. Poco ha faltado para que Suárez tuviera que aplazar su viaje a Siria y Arabia Saudí ante la imposibilidad de formar Gobierno.En cualquier caso, la derechización objetiva del Gobierno está ahí, con el refuerzo ministerial de democristianos (José Luis Alvarez aspira al liderzgo del ala derecha de UCD), de fieles a Martín Villa, la defenestración de los liberales (Fontán y Garrigues) y de los socialdemócratas (Bustelo y Garcia Díez). La derecha de UCD yhombres del presidente, unidos a la irresistible ascensión de Abril Martorell, significan este Gobierno destinado, en el mejor de los casos, a ser salvado de las cuerdas por el gong del verano.

Pueden aducirse biografías individuales que en otro contexto resultarían políticamente atractivas. El democristiano Ortega y Díaz-Ambrona tiene una buena preparación para los asuntos constitucionales, Gámir cuenta con una joven biografia democrática, y Rosón ha dado muestras de flexibilidad y capacidad de diálogo en los dificiles años que ha regido el Gobierno Civil de Madrid.

Pero, como se han cansado de afirmar los líderes de la oposición, y hasta Fernando Abril, los problemas del país no son cuestión de personas, sino de programas políticos. Y si este Gobierno tuviera algún programa definido no podrá cumplirlo naciendo de la división y el desencanto. No se le puede exigir mucha fe en su propio papel a un hombre como Pérez-Llorca, que ha rechazado el rango de vicepresidente y que aspira abiertamente a tener las menos responsabilidades posibles, o a un Arias-Salgado, al que los dos ministros adjuntos a Suárez le van a desguazar la Presidencia en el tiempo que falta para que sea relevado por Calvo Ortega (otro hombre del presidente) en la secretaría general de UCD. Por otra parte, la tesis de que la comisión permanente de UCD marcará las líneas políticas del Gobierno sólo puede ser creída por un hombre de la inmensa buena fe de Fernández Ordóñez. Si el anterior Gobierno se distinguió por la calidad y número de ministros maniacodepresivos, éste puede provocar una epidemia de neurosis obsesivas entre ministros y barones del partido.

Suárez, Abril Martorell y los fontaneros de la Moncloahan elaborado un Gobierno que va a hacer muy amargo para el presidente el trance del debate parlamentario del

día 13 y que aumentará la división ucedista en los meses que faltan para el próximo congreso del partido. Es el Gobierno del desencanto que puede acompañar a Suárez en el descenso a los inflemos de la impopularidad entre su partido y entre la nación. Un Gobierno como los de antes lleno de falangistas, tecnócratas y democristianos. O sea, el túnel del tiempo.

18 Mayo 1980

Así se las ponen

Carmen Rico Godoy

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De verdad que así se las ponían a Fernando VII, perdón a Felipe González. Que parece como si el mejor amigo del líder socialista fuera su teóricamente peor enemigo Adolfo Suárez. Y es que el marqués de Cebreros es en el fondo un personaje de lo más Shakesperiano.

Como es Adolfo. Veintidós días para la pomposamente llamada ‘remodelación del gabinete’, que se ha quedado en una simple ‘redecoración de la tapicería del tresillo’. Ahí siguen impertérritos los encargados – es un decir – de las relaciones exteriores y de la cultura, que es como cambiar la tapicería del sofá y dejar los agujeros que había en el asiento. En plan de ahí va eso, Adolfo nombra ministro al gran derrotado de las municipales de Madrid, José Luis Álvarez. Claro que si no le nombran ministro, a este señor le da el ataque definitivo, porque ya no aguantaba más viendo a Tierno instalado en su sillón. Lo que decíamos antes, que Suárez sólo vive pensando en cómo agradar a los socialistas, porque hay que ver la alegría que le ha dado a Tierno Galván quitándole de en medio al incordiante de José Luis Álvarez.

Salvando, por ahora, a Juan José Rosón, que es un hombre tan astuto como prudente, que sabe lo que hace y lo hace bastante bien, y a González Seara, que no se sabe muy  bien qué hace entre tanto cabestro con gemelos, no era fácil hacer un gobierno tan funesto. Claro que no se trataba realmente de hacer un gobierno sino de repartir parcelitas de poder para calmar la desaforada ambición y la desmesurada vanidad de una serie de señores que solamente se representan a sí mismos y a quienes les trae al pairo el país, el desempleo, la situación internacional, la educación, la sanidad, las autonomías, calidad de la vida, o las artes plásticas, el yoga y la madre del cordero.

Durante veintiún días se les ha visto mintiéndose unos a otros y al público, poniéndose zancadillas, asomando los cuchillos por debajo de los chalecos, chantajeando, perdiendo los papeles, empujando a los periodistas, negándose a contestar a sus preguntas o respondiendo banalidades. Vergonzoso espectáculo, pero en absoluto sorprendente. Siempre fueron así estos señores de UCD: oportunistas, inconsecuentes, listillos, vacuos, cantamañanas y pinchapeces. Vendieron UCD, la mística del centro, como los charlatanes de las ferias venden el elixir que vuelve peludos a los calvos. Y mucha gente picó y votó UCD, en su día, porque preferían cerrar los ojos a enfrentarse con el auténtico cambio, y se creyeron todas las trolas: que los líderes del Partido Socialista Obrero Español no tenían experiencia política: ahora se ve que es preferible la inexperiencia a la golfería; que Felipe González no tenía talla de hombre de estado, de jefe de Gobierno: ahí está la talla de Adolfo-Torrebruno, refugiado en La Moncloa, paranoico y mudo. Felipe González y los socialistas, al menos tienen la firmeza de sus convicciones, el deseo de ir hacia delante, el resolver los problemas, una auténtica concepción de la sociedad, viven en la realidad del mundo de hoy, y tienen sobre todo honestidad personal y social, y una inquebrantable voluntad de ayudarnos a todos los españoles a salir de la edad media franquista.

Y es el propio Adolfo Suárez quien está demostrando con los hechos todo esto. Como dicen en Cebreros, velai.