26 mayo 2014

Los diputados Pedro Sánchez y Eduardo Madina aparecen como los principales aspirantes para suceder al veterano político

Alfredo Pérez Rubalcaba anuncia su dimisión como Secretario General del PSOE y su retirada política

Hechos

  • El 26.05.2014 D. Alfredo Pérez Rubalcaba anuncio su renuncia a seguir siendo secretario general del PSOE y la convocatoria de un Congreso Extraordinario el 19 y 20 de julio de 2014.

Lecturas

El 26 de mayo de 2014 D. Alfredo Pérez Rubalcaba anuncia su marcha como secretario general del PSOE después de los malos resultados de las elecciones europeas en las que el PSOE pasó de 6.141.784 votos (23 eurodiputados) logrados en 2009 a quedarse en 3.580.221 votos (14 eurodiputados), lo que supone una pérdida de casi la mitad del electorado.

Aunque el Sr. Pérez Rubalcaba se mantendrá en el cargo de secretario general del PSOE hasta la celebración del próximo congreso del partido en el que el secretario general será elegido por voto directo de los militantes, es decir, será por primarias. De esta manera el Sr. Pérez Rubalcaba anuncia su dimisión, pero no dimite de manera fulminante, dado que quedará al frente del partido hasta la celebración de esas primarias. Esto también permitirá que si se produce un relevo en la Jefatura del Estado si el Rey Juan Carlos I se decidiera a abdicar, el Sr. Pérez Rubalcaba sea el encargado en pilotar esa transición en nombre del PSOE.

Los principales candidatos señalados para asumir el mando del PSOE son la presidenta de Andalucía, Dña. Susana Díaz Pacheco y el diputado D. Eduardo Madina Muñoz, ninguno de los dos ha sido hasta ahora cabeza de cartel, dado que la Sra Díaz Pacheco llegó a la presidencia de Andalucía por la dimisión de su antecesor (implicado en el caso de corrupción de los EREs) y el Sr. Madina Muñoz debe su popularidad a haber sido víctima de un atentado terrorista.

D. Alfredo Pérez Rubalcaba asumió el cargo de secretario general del PSOE tras ganar el 38º Congreso del PSOE a Dña. Carme Chacón Piqueras, pero el desastre electoral del partido en las elecciones europeas ha supuesto el final de su carrera.

El sucesor será elegido en el 39º Congreso en el que, por primera vez, el secretario general se elegirá por votación directa.

CAMPAÑA DE LINCHAMIENTO DESDE ATRESMEDIA:

 D. Antonio García Ferreras: “¿Rubalcaba se ha enterado de lo que ha pasado? ¿O una vez más seguirá atadito al sillón mientras el PSOE sigue hundiéndose? Descalabro de un PSOE incapaz, catatónico, antiguo y acobardado. Estamos muy pendiente de lo que ocurra a estas horas. A lo mejor se marcha. Eso sería casi un milagro. Aunque los socialistas andaluces [Dña. Susana Díaz] han logrado una victoria importantísima» (Atresmedia, 26-05-2014).

 D. Antonio Miguel Carmona: “Nosotros hemos sido el partido hegemónico desde 1931, hemos visto pasar a la CEDA, a UCD, a AP y al PP y hemos sido gobierno nacional hasta hace 2 años. Lo del bipartidismo es un discurso de los partidos pequeños, nosotros volveremos. Nos hemos hundido solitos porque no hemos hecho el discurso socialista socialdemócrata. Y hay una responsabilidad que tiene que asumir la ejecutiva federal del PSOE y lo primero que hay que hacerle es devolverle la voz a los militantes y a sus votantes para ser un instrumento de los trabajadores y los ciudadanos” (Atresmedia, 26-05-2014).

 Dña. Angélica Rubio: “Ha habido un duro castigo a los dos grandes partidos que han marcado la política del país desde la Transición. En el caso del PP ha ido a la abstención, no se ha ido a otros partidos como Vox. El castigo al PSOE es con fuga de votos hacia Izquierda Unida, a Podemos y hacia Ciudadanos e UPyD incluso”. Los ciudadanos quieren caras nuevas y métodos nuevos. ¿Por qué el PSOE ha ganado, arrasado en Andalucía? Porque hay una líder nueva y joven con una nueva forma de hacer política. Rubalcaba no puede ofrecer nada nuevo. E Izquierda Unida, al no hacer primarias ha cometido un error que le pesará como una losa” (Atresmedia, 26-05-2014).

27 Mayo 2014

Un político responsable

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

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Rubalcaba reconoce la descapitalización electoral del PSOE y da paso a la renovación

La retirada de Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general del PSOE y la voluntad de no competir por la presidencia del Gobierno es la decisión más lógica que podía adoptar tras la nueva caída del voto socialista en las elecciones europeas. La política moderna necesita gestos y comunicación, y lo peor que pueden hacer los dirigentes de partidos castigados severamente en las urnas es simular que no pasa nada, so pretexto de que solo se elegían diputados al Parlamento Europeo. Las fuerzas políticas españolas habían elegido terrenos domésticos para enfrentarse, y eso les compromete con los resultados. Al dirigente socialista le honra haber sacado consecuencias del 25 de mayo de manera inmediata y haberlo hecho sin tapujos, aceptando la responsabilidad de la derrota.

A Rubalcaba, político de larga trayectoria, le han pasado factura en la oposición los años en que participó en los Gobiernos de Zapatero. Pese a dedicar lo esencial de ese tiempo a Interior —y fue precisamente el momento en que se terminó el terrorismo de ETA—, el Partido Popular ha preferido encasillarle como heredero de la calamitosa gestión de la crisis económica en los últimos años de Zapatero. Partidario de un estilo de oposición moderada, Rubalcaba se ha visto atrapado entre su voluntad de llegar a pactos de Estado importantes para España y un Gobierno que le ha dejado a veces con la mano en el aire. Esto le ha debilitado de cara a los sectores que exigían actitudes más duras, lo cual planteará en este partido si es posible una renovación con personas vinculadas a anteriores etapas de Gobierno socialista.

En todo caso, los problemas del PSOE sobrepasan las cuestiones concretas de cómo ha hecho oposición: no hay más que ver el desconcierto de la socialdemocracia en casi toda Europa y las graves dificultades del PSC, en otro tiempo granero de votos socialistas.

Rubalcaba sabía que ya no podía protagonizar la renovación, aunque intentaba conducir el proceso hacia las elecciones primarias convocadas para otoño, que ahora quedan pendientes de los futuros responsables. Cabe esperar no solo un cambio profundo del equipo de dirección, sino acabar con las divisiones internas que minan al Partido Socialista, necesitado de capacidad de integración. Si se entrega a los fulanismos, el PSOE estará acabado como fuerza relevante en el tablero político español.

Pese a tratarse de un partido central de la política española desde el restablecimiento de la democracia, al socialismo le ha faltado también un análisis profundo de las causas de sus derrotas desde 2011. La tentación de aceptar un giro populista sería un gesto baldío para un partido al que cuestionan las clases medias y el centroizquierda político, su terreno tradicional. Tiene que debatirlo a fondo y decidir qué quiere hacer, de manera que sea reconocible por el electorado que le ha abandonado. Y a partir de ahí, le quedará todo por construir.

27 Mayo 2014

El futuro del PSOE. Pero, ¿lo tiene?

María Antonia Trujillo

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Hace algo más de un año, en diciembre de 2012, escribía en este mismo periódico un artículo de opinión titulado «El PSOE se disuelve como un azucarillo», donde analizaba la gran separación existente entre el partido y la sociedad y, dentro del partido, entre sus bases y sus cúpulas. Yo confiaba que con la Conferencia Política de 2013 y sin procesos electorales hasta 2014, el partido socialista cambiaría de la A a la Z, apareciendo un nuevo socialismo. No fue así.

Con la derrota sufrida en las elecciones generales del 20-N de 2011 los socialistas pasamos de gobernar a ejercer la oposición. Desde esa derrota electoral se han perdido votos y apoyo popular en todos los procesos electorales siguientes: las elecciones andaluzas, gallegas, vascas y catalanas.

Y ahora en las elecciones al Parlamento Europeo. Los resultados obtenidos por el PSOE en estas elecciones han sido los peores en la historia democrática de este partido. Algo se habrá hecho mal para que desde las elecciones europeas de 1987, con un apoyo de 7.522.706 millones de votantes (28 escaños) se pasara en 2014 a 3.596.324 (14 escaños). En 1994 se obtuvieron 22 escaños y en 1999 –tres años después de perder las elecciones contra Aznar– se consiguió subir a 24 escaños. En 2004, tras el triunfo en unas elecciones generales del Presidente Zapatero, se obtuvo un escaño más, 25. Ya en 2009, el PSOE volvió a bajar a 23 escaños.

Por fin, alguien se ha hecho responsable de estos resultados electorales: Rubalcaba. Como secretario general del PSOE, era su deber. Nadie, al menos que yo sepa, le ha pedido que dimita como secretario general. Sería una irresponsabilidad nombrar una gestora en el partido socialista en este momento. Dejará la dirección del partido en el próximo Congreso Extraordinario que se celebre los días 19 y 20 de julio. En este Congreso se elegirá una nueva dirección que lleve a unas primarias abiertas pero sin fecha.

Pero ¿era ésta la mejor opción para garantizar un futuro al PSOE? ¿Por qué no elecciones primarias primero y Congreso después? La decisión en la Comisión Ejecutiva Federal no ha estado exenta de polémica. Y el partido se ha mostrado de nuevo dividido. Ad intra, las divisiones existentes entre ambas opciones nos manifiestan la lejanía de los intereses personales –secretarios generales autonómicos y candidatos a las primarias– con los intereses generales. Con estos últimos me refiero a los intereses de los militantes, de los simpatizantes y de los ciudadanos que nos votan.

Hasta que no entendamos que el futuro del PSOE no se determina en clave orgánica –si Congreso primero y primarias después o a la inversa– el PSOE no tendrá futuro. Con el PSOE hundido, cualquier candidato lo podría hacer mejor. El problema de este partido es otro y de ello depende su futuro: recuperar sus señas de identidad en la izquierda y sus valores y aproximarse a las izquierdas de este país; recuperar la ilusión y confianza de los ciudadanos fomentando la participación de todos ellos, tanto en la gestión pública como en los procesos internos de decisión y elección de los cargos y órganos de dirección; demostrar que la democracia empieza en casa y no tener miedo a unas primarias abiertas tanto para elegir al secretario general como al candidato a la Presidencia del Gobierno; no pregonar democracia, honestidad y transparencia sin practicarla cada día; entender que en la política se está de paso y no se queda uno para siempre; trabajar para los ciudadanos y no para ser una alternativa de gobierno; redefinir su relación con el PSC; su política económica; tantas y tantas cosas más… Se trata de recuperar la identidad de izquierda, la vocación de servicio público y el respeto a la militancia y a los ciudadanos y, sobre todo, a los ciudadanos que nos votan. Es la única forma de recuperar el alma socialista que el PSOE ha perdido a pesar de años de historia y de garantizar un futuro a este partido.

11 Junio 2014

Susana Díaz decide

EL PAÍS (Director: Antonio Caño)

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Más allá de la carrera por el liderazgo, la clave es que el PSOE acierte con los siguientes pasos

Tras la retirada de Susana Díaz en la carrera por el liderazgo del PSOE, lo más importante es que la segunda fuerza política de España acierte al dar bien los pasos siguientes. La determinación de la presidenta de la Junta de Andalucía es tan respetable como lo habría sido la contraria, pero lo esencial es que el PSOE no pierda de vista que se trata de un pilar del sistema democrático. Primero debe resolver el congreso de julio de forma que no se prolongue la provisionalidad, por la importancia de la estabilidad en el partido que hasta el momento encarna la alternativa de Gobierno. Después habrá de competir en las elecciones autonómicas, municipales y generales, sabiendo que es un partido constitucionalista y un instrumento político de la sociedad.

Desde la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba, a raíz del desastre electoral del 25-M, el PSOE ha descubierto en Susana Díaz una figura con capital político suficiente como para concederle posibilidades de futuro. En rigor, ella no se había lanzado a la carrera, sino que había experimentado múltiples requerimientos para hacerlo. El partido sabrá cómo usar ese capital de la mejor manera posible. Susana Díaz alega coherencia con el compromiso que había adoptado para permanecer en Andalucía a tiempo completo —intentar la compatibilidad de su cargo con el liderazgo estatal del PSOE era demasiado arriesgado en los tiempos que corren—. Dicho de otro modo, pretende guardar intactas sus opciones electorales en la comunidad donde mejor resiste el voto socialista.

Puede que ahí se terminen sus planes, de momento, pero la victoria en unas elecciones andaluzas podría darle una buena base para lanzarse a la política nacional. El hecho de que no sea diputada del Congreso no era una dificultad insalvable, aunque tampoco le ayudaba en la tarea de proyectarse políticamente. Las reacciones de apoyo a la presidenta de la Junta de Andalucía muestran que acierta en el plano interno, aunque solo sea por el hecho de que decidir es una cualidad del liderazgo, muy valorable en tiempos de confusión.

El proceso congresual ha de proseguir de forma transparente —con una consulta en la que podrán participar todos los militantes— y el partido resolverá sobre las primarias para el candidato a La Moncloa. Un congreso y unas primarias no son incompatibles, aunque puedan necesitar un reacomodo de calendario.

A los socialistas no les conviene ahondar en el desconcierto provocado por los resultados electorales del 25 de mayo, ni dejarse llevar por el pesimismo de verse arrastrados a una división irremediable de la izquierda en diversas opciones competidoras entre sí. Nada hay que decir sobre los medios de los que se vale cada fuerza política si la finalidad es la apropiada, y en este caso estamos hablando de un partido con opciones de Gobierno. Carece de sentido que deje de serlo a base de mirarse constantemente a sí mismo.