13 agosto 2005

EL MUNDO nacional se centra en criticar a ERC por secundar el asalto mientras que la edición de EL MUNDO de Baleares se centra en atacar a sus competidores del Grupo Serra como culpables del tema

Asalto a una piscina mallorquí del director de EL MUNDO, Pedro J. Ramírez, en medio de la polémica sobre si eran aguas públicas

Hechos

El 13.08.2005 un grupo de ciudadanos penetraron en un domicilio propiedad de D. Pedro J. Ramírez y se bañaron en las aguas del terreno sobre las que existía una disputa sobre si eran públicas o privadas.

Lecturas

‘LA PISCINA’ EN MEDIO DE LA GUERRA ENTRE  EL MUNDO/EL DÍA DE BALEARES Y EL GRUPO SERRA

El grupo mediático balear Grupo Serra, era el grupo creado a instancias del empresario Pedro Serra Bauza o Pere Serra Bauza encabezado por los periódicos Última Hora y Baleares, habiéndole sido concedido este último diario por el Gobierno de Felipe González Márquez durante la privatización de la prensa pública en 1984.

El 30 de enero de 2004, Pedro Serra inauguró el museo Es Baluard con el respaldo de Govern, el Consell de Mallorca y el

Ayuntamiento de Palma, lo que evidenciaba las buenas relaciones del empresario con la formación política Unión Mallorquina (UM).

Ese año 2004, se incrementó la línea crítica hacia Pedro Serra por parte de El Mundo que en Baleares estaba integrado con el periódico El Día de Baleares de Antonio Alemany Dezcallar.

Hasta ese momento, periódicos competidores de Serra habían publicado alguna información crítica hacia él como Diario de Mallorca, pero fue El Mundo/El Día de Baleares editado por Pedro J. Ramírez Codina y dirigido por Eduardo Inda Arriaga, el que empezó a publicar informaciones contra Serra como para poder hablar de una campaña contra este.

Ramírez Codina y Serra Bauza se vieron las caras el 22 de mayo de 2004 cuando ambos figuraban entre los invitados a la boda del Príncipe Felipe y Letizia Ortiz. Durante aquel encuentro, según aseguraría El Día de Baleares, Serra Bauza recriminó públicamente a Ramírez Codina su actitud hacia él: «La campaña de tu periódico contra el museo y contra mí tiene que cesar, es intolerable». La discusión acabó con Serra abandonando el lugar indicando que «se atuviera a las consecuencias». Según la versión de El Día de Baleares, la forma que iba a tener los periódicos del Grupo Serra de responder iba a ser a base del punto flaco que, a su ver, tenía el grupo Unidad Editorial en Baleares: la piscina particular que tenía Pedro J. Ramírez Codina en aquella comunidad y que estaba en medio de una polémica por estar usando aguas públicas. No era la única residencia de la zona que estaba en esa situación irregular, pero era sobre la que se centrarían las críticas.

El 3 de agosto de 2004, el mismo día en que Pedro Serra Bauza mandaba un requerimiento notarial a Eduardo Inda Arriaga para que El Día de Baleares dejase de atacar al Museo Es Baluard, el activista Jaume Sastre Font convocaba una primera manifestación delante de la casa de Ramírez protestando por el uso irregular de aguas públicas, algo que, según El Día de Baleares había estado inspirado por Pedro Serra.

El 11 de septiembre de 2004, se publica una entrevista en el periódico Última Hora a Jaume Sastre Font en la que asegura que iban a pasar al ataque contra Pedro J. Ramírez Codina diciendo que el tema de la piscina era una guerra «entre mallorquines y forasteros». También en los periódicos Última Hora y Baleares se darían informaciones negativas hacia Ágata Ruiz de la Prada, la diseñadora pareja de Pedro J. Ramírez Codina.

El punto cénit de la campaña llegaría el 13 de agosto de 2005 cuando un grupo de activistas asaltaron la propiedad de Pedro J. Ramírez Codina en Costa de los Pinos, en Mallorca, y se bañaron en su piscina con el argumento de que eran aguas públicas. El asalto había estado encabezado por Jaume Sastre Font nuevamente, que ya había hecho un primer intento el 14 de julio, con la originalidad que aquel 13 de agosto los acompañó también un diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Puig Cordón.

La forma de informar de aquel asalto por parte de los medios de Unidad Editorial fue diferente a nivel balear y a nivel nacional. En el caso de El Mundo se insistió en la responsabilidad del diputado de ERC, en cambio en lo relativo a El Mundo/El Día de Baleares se puso más el centro de atención en la responsabilidad del Grupo Serra, asegurando que los responsables eran los diarios Última Hora y Baleares por considerar que durante los meses de agosto y septiembre de 2004 habían estado dando casi a diario una página a Jaume Sastre.

Inmediatamente, las dos principales firmas de El Día de Baleares, Eduardo Inda Arriaga y Antonio Alemany Dezcallar, se aprestaron a la defensa de Pedro J. Ramírez Codina y responsabilizaron a Serra de un ataque que equiparaban a los etarras o a los nazis.

Eduardo Inda Arriaga: los enviados especiales de Pedro Serra, al hogar de la familia Ramírez-Ruiz de Prada en la Costa de los Pinos. El anciano que dirige el Grupo Serra estaba hace tiempo urdiendo un escarmiento contra el editor de El Mundo/El Día de Baleares por contar sus mil y un escándalos y por no amordazar a Eduardo Inda Arriaga.

Antonio Alemany Dezcallar: Que estamos ante un salto cualitativo de especial gravedad en la estrategia de Pedro Serra en el hostigamiento a este periódico y a sus directivos lo confirma la brutal acción del pasado sábado, invadiendo con violencia el domicilio particular de Pedro J. Ramírez Codina”.

 MATAS RESPALDA A PEDRO JOTA

Además del apoyo mediático de sus periódicos, Pedro J. Ramírez Codina también contó con el respaldo político del presidente de la Comunidad y del PP de Baleares, Jaume Matas Palou, que realizó un acto, el día 18 de agosto, en su apoyo; una actitud que El Día de Baleares calificó como «un gesto que honra a Matas»

14 Agosto 2005

DE LA DIALÉCTICA DE LA FALACIA A LA DIALÉCTICA DE LOS PUÑOS

Eduardo Inda

EL MUNDO - EL DÍA DE BALEARES

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Los falangistas irredentos cuentan con rancio orgullo, cual batallita de abuelete, el discurso que José Antonio Primo de Rivera se cascó en el acto de consitución de Falange Españolar. El hijísimo tenía una particular y no menos aberrante forma de hacer política: a bofetadas. (…) Directo, ardiente y combativo es el estilo de los radicales independentistas que ayer al mediodía invadieron a golpes la vivienda de PEdro J. Ramírez en la Costa de los Pinos. El aserto que sostiene que los extremos se tocan va a misa una vez más.

Mi cerebro no puedo evitar esbozar esta asociación de ideas ayer al relatarme Esteban Urreiztieta con peloso y señales los modos y maneras de los enviados especiales de Pedro Serra al hogar de la familia Ramírez-Ruiz de la Prada en la Costa de los Pinos. El anciano que dirige el Grupo Serra andaba hace tiempo urdiendo un escarmiento contra el editor de EL MUNDO/EL DÍA DE BALEARES por contar sus mil y un escándalos y por no amordazar a Eduardo Inda. Y, como cualquier padrino que se precie, lo hizo por machacas interpuestos: el colaborador de su diario independentista BALEARS, Jaume Sastre, el diputado de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso de los Diputados, Joan Puig y el pobre diablo que hace las veces de embajador de ERC en Mallorca.

«Este se va a enterar lo que es bueno», dicen que dijo un enrabietado Pedro Serra al conocer la resolución del Ministerio del Medio Ambiente que suspende hasta septiembre el uso público de la piscina de Pedro J. Ramírez en la Costa de los Pinos. Nada nuevo en alguien que ha hecho lo que le ha dado la realísima gana desde tiempos inmemoriables: ahí están las facturas falsas, el museo público que nuestros políticos nos han obligado a regalarle y ese pelotazo de 36 millones de euros frustrado in extremis por algunos hombres buenos. Ayer le tocó bajarse los pantalones ante el señorito al delegado del Gobierno: Román Socías permitió por omisión que el sujeto al que votó como hijo ilustre de Sóller se saliera con la suya por enéisma vez.

Lo ocurrido en la Costa de los Pinos es para echarse a temblar y/o para cuestionarse si existe Estado de Derecho en España. Socías juró y perjuró anteayer a Pedro J. y al que suscribe que enviaría las dotaciones de la Guardia Civil necesarias para que nadie invadiera el domicilio del editor de este periódico, en resumidas cuentas, para que se cumpliera la resolución del Ministerio de Medio Ambiente que suspendió el uso público de la piscina y el derecho de paso, en defintiva, para que se respetara la decisión gubernamental que establece que la instalación es en estos momentos privada.

(…) Ciertamente hilarante resulta, por cierto, que el barrigudo Joan Puig blandiera su carné de diputado en el Congreso de su odiada España para irse de rositas. Para conculcar la ley con impunidad total si que es español. ¡Que curioso, no!

Visto lo visto, a muchos cacos les entrarán ganas de allanar la morada del vecino de enfrente. Si éstos se han ido de najas… ¿por qué me van a empapelar a mí? Reflexionarán con más razón que un santo. Yo, por mi parte, formulo a quien corresponda la pregunta del millón de euros: ¿procedería con igual pasividad la Guardia Civil si un espotáneo se colase en la austera a la par que elegante mansión que ‘El Egipcio’ tiene en Soller – Ses Tanques – o si le da por irrumpir en la vivienda de Socías?

Más interrogantes: ¿castigará la Delegación del Gobierno la concentración previa celebrada a las puertas del domicilio del editor de EL MUNDO/EL DÍA DE BALEARES, concentración que el propio delegado calificó de ilegal 24 horas antes? Tiro de nuevo de Código Penal para recordarle que los promotores de reuniones y manifestaciones ilícitas convocadas con el fin de cometer algún delito – como es el caso que nos ocupa – tiene una sanción que oscila entre uno y tres años de cárcel y una multa que va de los 12 a los 24 meses.

Pero detrás de toda esta historia hay algo que me preocupa más: la impunidad con la que el septuagenario editor ejecuta la campaña para deportar de la Isla a Pedro J. Ramírez en primera instnacia y a este menda en segunda. Uno pensaba que estas cosas sólo sucedían en ese lejano Oeste en el que el malo era sistemáticamente el jefe del pueblo, en el que el encargado dde hacer cumplir la ley, el sheriff, estaba a sus órdenes y en el que el que osaba llevarles la contraria era invitado a coger la puerta por las buenas o por las malas.

Está todo inventado. Las fascistoides tácticas de Jaume Sastre son primas hermanas de las que emplean sus homólogos de Batasuna en el País Vasco. El objetivo es siempre el mismo: llevar  la violencia, la intimidación y la coacción a las puertas del hogar de la víctima. A la intimidad, para ser más precisos. Las similitudes no quedan ahí: ¿cuántos diputados, concejales o junteros proetarras han participado en campañas de acoso a las puertas de la vivienda del político constitucionalista de turno?

Puig se ha mirado en el espejo de los tipejos con los que su jefe Carod pactó una tregua a la carta. Cuidado porque se empieza así y se puede terminar como en esa Kristallnach (Noche de los Cristales Rotos) de 1938 en la que los nazis enviaron a los judíos un mensaje a modo de ultimatum: ‘Iros porque aquí sobrais’. El sistema es infalible las más de las veces, entre otras cosas, porque el miedo es libre. La banda del machaca Sastre ha pasado de la dialéctica de la falacia a la de los puños… de momento. Esperemos que se queden ahí, crucemos los dedos para que no pasen a dialécticas más peligrosas aún. Todo se puede andar si no hay nadie que les pare los pies.

Concluyo aconsejándole a Ramón Socías que deje de mirar hacia otro lado y recordándole un poema atribuido a Bertol Brecht.

Hace unas semanas oí ruidos en la escalera. Era la Policía – nazi – que venía a por el vecino del quinto. Pero yo no me preocupé porque sabía que era judío. Hace unos días volví a oír ruidos en la escalera. De nuevo era la Policía, que venía por el vecino del segundo. Tampoco me preocupé porque era comunista. Ahora mismo estoy oyendo la escalera. Sé que es la Policía, que viene a por mí. Y pienso que ya es muy tarde para preocuparse.

Eduardo Inda

15 Agosto 2005

ANCHAS SON NUESTRAS ESPALDAS, DON PIERINO

Antonio Alemany

EL MUNDO - EL DÍA DE BALEARES

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Causa-efecto. Que estamos ante un salto cualitativo de especial gravedad en la estrategia de Pedro Serra en el hostigamiento a este periódico y a sus directivos lo confirma la brutal acción del pasado sábado, invadiendo con violencia el domicilio particular de Pedro J. Ramírez. Y que hay una relación causa-efecto entre esta acción violenta y la labor de saneamiento de nuestra vida pública llevada a cabo del EL MUNDO/EL DÍA DE BALEARES es tan evidente que resulta casi ocioso insistir en ello: desde las amenazas proferida por Serra a Ramírez si nuestro periódico no cesaba en sus críticas al editor hasta la selección de ‘una’ piscina de las casi tres mil que están, no en las mismas condiciones, sino en bastantes peores, muestran que lo que se persigue no es la ocupación con todos los sacramentos legales – sino a Pedro J. ramírez. Si los violentos mostraban su santa indignación no cometerían la arbitrariedad de focalizar su ferocidad en esta piscina, sino en todas, comenzando por la casa del líder de una de la sformaciones representadas en el asalto.

(…) Una batalla importante. Ni Pedro J. Ramírez ni los que formamos parte de este periódico invadimos domicilios particulares, ni hemos intentado pelotazos milmillonarios ni obtenemos los miles de millones que ha obtenido Serra en subvenciones, ni aspiramos a que nos regalen un museo financiado con dineros públicos. Nuestro ‘pecado’ ha consistido en denunciar todas estas tropelías y en iniciar una importante batalla de saneamiento público que, obviamente, no cejará. Lo he dicho de forma reiterada: no estamos en el mismo plano moral Serra y sus periódicos y EL MUNDO/EL DÍA DE BALEARES. POr esto es una banalización intolerable la especie de que estamos ante ‘una guerra entre periódicos’ entre otras razones porque, este rotativo, al menos, no es sino un instrumento para sustanciar una importante batalla que afecta a la moralidad pública, a los dineros ciudadanos y a la transparencia que debe presidir un Estado de Derecho. A poco que Serra conozca la trayectoria profesional de esta casa – comenzando por Pedro J. Ramírez, acabando por el director Eduardo Inda y pasando por quién firma este artículo – sabría que tenemos asumido el coste por la defensa de unos principios y una causa que estimamos tan necesaria como urgente. Aunque el coste sean invasiones domiciliarias querellas criminales o atentados personales que por todas estas vicisitudes hemos pasado unos y otros. Anchas son nuestras espaldas, estimado Don Pierino. Más que las suyas.

El triunfo del mal. Imaginemos el escenario de un Pedro Serra triunfante en los diferentes frentes que tiene abiertos. En Calviá consigue eliminar a Carlos Delgado de la Alcaldía. Cañellas se convierte en alcalde y el PP es expulsado de hecho del poder. No habrían pasado dos meses, y la recalificación de Son Massot sería un hecho con luz verde para el pelotazo patrocinado por el tandem Serra-Munar. Asunto piscina: supongamos que Pedro J. y los demás nos acoquinamos y pactamos – es lo que siempre ha hecho Serra – un acuerdo de no agresión. Se retirarían las querellas- alguna insinuación se ha hehco sobre el particular – y todo seguiría igual: sería el triunfo de las fuerzas del mal que tienen acollonados a todos los partidos y a todos los políticos, Munar seguiría sin dar explicaciones sobre los dineros del Consell y el miedo se consolidaría como el princiio rector de nuestra vida pública. Es Baluard: hagamos caso a los portavoces políticos de Serra y abstengámonos de protestar por la impresentable infeudación de un museo público en un señor particular: se consoidaría para desmoralización de la ciudadanía, uno de los más sonados y poco ejemplares escándalos en lo que llevamos de autonomía.

La soberanía no reside en Serra, sino en el pueblo balear. Y convendría que los políticos abandonaran de forma expedita el barco egipcio porque su capitan, no protega ya, sino que contamina. Y no para que se pasen a nuestro bando, sino para que, de una vez, no estén en ningún bando, sino en el bando del interés general, de la independencia y de la decencia pública. Esto – y no la piscina – es lo que se debate tras el ruido y la furia invadiendo la casa de Pedro J. Ramírez.

Antonio Alemany

28 Agosto 2005

LA DESOBEDIENCIA DE PEDRO J.

Ignacio del Río

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El incidente promovido por el juez Del Olmo, con la intervención de la Fiscalía del Estado, es una manifestación preocupante de la actitud del Gobierno de Zapatero ante la libertad de información.Más allá de la soberbia del juez Del Olmo, incapaz de controlar un sumario que en su momento fue declarado secreto y cuyas revelaciones, por pura lógica, vendrán de abogados y procuradores personados o de los funcionarios del juzgado, algo bastante habitual en la Audiencia Nacional, la intimidación dirigida contra el director de EL MUNDO prueba que desde la cara amable de Zapatero van a desplegar toda la artillería contra quien ose contradecir la doctrina oficial.

La conexión de la imputación con el asalto a la piscina de Pedro por Joan Puig, el de los michelines, y los chicos de la banda de ERC, no es casual. El aparato de información del PSOE vuelve a operar con la estrategia ya practicada en los tiempos mas oscuros de Felipe González. La consigna es: hay que desacreditar a quien moleste demasiado. De esa forma se provocó al PP en la comparecencia por el incendio de Guadalajara, [trampa] en la que, Rafael Hernando cayó como un pardillo. Presentar una imagen violenta y desencajada de la oposición o desacreditar a los periodistas independientes señalándoles como unos corruptos, es una estrategia de contrainformación ya vista. Pedro J. lo ha vivido en carne propia y más allá de las historias del oscuro personaje balear del que nos habla en su artículo dominical, su sagacidad y experiencia le exigen sobrevolar las Islas Baleares.

En los tiempos pasados, un grupo de periodistas de trapío y valor conocido, Anson, J.L.Gutiérrez, Antonio Herrero, Federico Jiménez Losantos, García Trevijano, Martín Ferrand y Pablo Sebastián, retaron al poder establecido y no aceptaron ni el pensamiento único ni las mentiras oficiales del Gobierno. Simplemente, hicieron su trabajo defendiendo la libertad de información y de opinión, porque en la prensa o hay libertad y crítica o hay pura propaganda.Los años han pasado y cada uno ha seguido caminos dispares, pero todos ellos tienen en común su compromiso con la libertad de información. Imputar a un periodista por las revelaciones de un sumario que ha dejado de ser secreto, imponer la ley del silencio a los compañeros de los militares muertos en Afganistán, modificar la concesión de CANAL PLUS cambiando unilateralmente las reglas de competencia en las televisiones privadas y convertir a TVE en el No-Do de Zapatero, son hechos que no deben pasar desapercibidos. TVE y Radio Nacional, por mucha Comisión de Expertos, siguen estando a años luz de lo que debe ser una RTV pública, y el marco audiovisual continúa fomentando el clientelismo gubernamental, sea nacional o de las comunidades autónomas.

Los Gobiernos conviven mal con la crítica y el de Zapatero especialmente, sobre todo cuando se empieza a resquebrajar el escenario idílico, sonriente y dialogante que se nos quiere presentar. El verano está siendo malvado con las previsiones gubernamentales. Empezó con la sequía, siguieron los incendios, luego Roquetas y después Afganistán, y en medio la salmonelosis del pollo y los atascos monumentales. Y todavía no ha acabado. La oposición tiene para jartarse, como se dice en Andalucía. Si, además, el 11-M continúa coleando y se expande internacionalmente el terrorismo de Al Qaeda, la débil filosofía que amparó la llegada al poder de Zapatero se hace cada vez mas vulnerable.

La tentación de controlar la información es patológica e irrefrenable en los gobiernos. A más problemas y errores, más control informativo.Ello hace presagiar que no vienen buenos tiempos para los informadores libres e independientes. Dice Caballero Bonald que «la literatura es para los desobedientes». Y también el periodismo. Que se lo digan a los de La Quinta, que los han visto -los intentos de mordazas- de todos los colores.

Ignacio del Río

06 Agosto 2008

El fofo

Alfonso Ussía

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Su imagen en traje de baño mientras invadía la piscina particular de Pedro Jota Ramírez en la Costa de los Pinos mallorquina alcanzó un grado superlativo de grosería. Todo blando, todo fofo, todo feo. Este Joan Puig, ex-diputado de ERC, es un paleto local con ínfulas de político importante. El mallorquín separatista que quiere ser catalán, es un hombre hecho a sí mismo. Se debatía un proyecto de ley en las Cortes franquistas, poco dadas al talento y la libertad de expresión. Un procurador -así se llamaba a los diputados-, de muy destartalada presencia física lo proclamó orgulloso en la tribuna de oradores: «¡Soy un hombre hecho a sí mismo!». Y de un escaño surgió la respuesta: «Pues podía haberse esmerado un poquito más». Bueno, pues el fofote, ha vuelto a abrir la boca para insultar, no a una persona, sino a toda Extremadura, siguiendo los vahos ultraderechistas y racistas de su compañero del tripartito Lluis Suñé, el del anuncio de los niños y los mil euros de ayuda de los catalanes. Un anuncio, por otra parte, que utiliza la imagen de dos menores como instrumento de degradación.

Todo son las cuentas, los dineros, lo que uno da y lo que el otro recibe. Madrid es la comunidad más generosa y a ningún político madrileño se le ocurre vejar a otra zona de España con anuncios insultantes. Puig no quiere que el dinero de los catalanes salga de Cataluña. En su caso, ya sale, porque él cobra de su partido y pertenece a otra comunidad, las Islas Baleares, gobernadas por un socialista que supera a los de «Esquerra Republicana» en muchas de sus tonterías. Ahora Puig, el fofo, ha llamado a los extremeños «malnacidos», por no agradecer a los catalanes su solidaridad obligada. Me recuerda a un exaltado jugador de mus, que cuando perdía se hacía en forma figurada sus necesidades «en todos los rusos». Puig, el mallorquín que quiere ser catalán, el invasor de propiedades privadas, el sancionado por la Ley, el apartado de su labor parlamentaria porque hasta en «Esquerra Republicana» se han apercibido de su necia aportación, se ha puesto el mundo por barretina y anda de un lado a otro insultando a regiones enteras. En este caso, a todos los españoles nacidos en Cáceres y Badajoz, que ójala conociera Puig Cáceres y Badajoz para que aprendiera lo que son paisajes inolvidables y gentes maravillosas. Y para colmo, considera que la «buena gente» es sólo la que habla el catalán. También arrea a la compañía aérea «Air Berlin», la que el «Barça» ha boicoteado porque en sus aviones no se utiliza el catalán para dar la bienvenida a los pasajeros. Y ha dicho Puig, el fofito: «Air Berlin debe pedir disculpas. Si quiere que la buena gente vuele en sus aviones, debe utilizar el catalán». Manda narices. A estas alturas de mi vida me entero por Puig que pertenezco a la mala gente. Nadie me lo había dicho.

Uno creía, por deformaciones impuestas, que la Izquierda era solidaria. Que la Izquierda, por vocación internacional, superaba fronteras y razas. Que la Izquierda pretendía distribuir mejor la riqueza y ayudar a los supuestamente más débiles. Pero no. La Izquierda de Cataluña, por boca de este mallorquín, odia la solidaridad, ama la diferencia y las fronteras dentro de una misma nación y desprecia a quienes más necesitan la ayuda de los que más tienen. Y encima, estigmatiza con el cartel de «mala gente» a quienes no hablan el catalán. Ultraderecha antigua y dura. El nazismo a un paso. Fofo.

14 Agosto 2005

El diputado Joan Puig contra la libertad de expresión

Luis María Anson

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No quiero embestir la muleta de la piscina. Eso es lo que le gustaría al diputado. Si hubiera sido esa piscina de cualquier arquitecto o ingeniero o abogado, Joan Puig estaría tocándose la cítara en casa de Carod Rovira. Pero se trata de la propiedad del director de un diario madrileño, Pedro J. Ramírez, especialmente odiado en algunos sectores políticos por su espíritu independiente

Asusta pensar, al os que padecimos la censura franquista, que volvería a psar en España si un día decidieran políticos violentos como el diputado Joan Puig. Muchos de mis compañeros profesionales me cuentan y no terminan de la presión a que están sometidos en Cataluña donde la libertad de expresión, según denunciaron muchos intelectuales catalanes, es un escrito admirable, encabezados por Boadlela, se encuentra en preocupante peligro. La tropelía perpetrada ayer por un diputado de ERC en la casa de un periodista enciende todas las alarmas.