22 noviembre 2005

Cae el bipartidismo en Israel: Ariel Sharon (Likud) y Simon Peres (Laborista) abandonan sus respectivos partidos para gobernar Israel con un nuevo partido de centro: Kadima

Hechos

Fue noticia el 22 de noviembre de 2005.

12 Noviembre 2005

Agitación en Israel

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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La inesperada derrota de Simón Peres al frente del laborismo israelí, en una votación interna que ha puesto al frente del partido de centro izquierda a un sindicalista desconocido fuera del país y 30 años más joven, Amir Peretz, supone una conmoción en la formación que fundó el Estado judío y previsiblemente pondrá en marcha acontecimientos que pueden cambiar su panorama político. Para empezar, Peretz, que se verá con Ariel Sharon la semana próxima, ha anunciado que abandonará la coalición gubernamental, lo que forzará al primer ministro israelí a convocar elecciones anticipadas, quizá en los primeros meses del próximo año.

A lo largo de una carrera de casi 50 años, Peres, nacido en Polonia, ha conseguido un Nobel de la Paz -en 1994, por los acuerdos de Oslo-, pero nunca ganó unas elecciones (lo intentó cinco veces) y casi nunca logró conectar con los intereses de los israelíes de a pie, que ven en la distancia a los askenazíes de origen europeo. Su sucesor es todo lo contrario: un tipo llano, de verbo agresivo, líder indiscutible del mayor sindicato israelí y el primer sefardí (nacido en Marruecos) que llega a la dirección del partido socialdemócrata. Peretz, contrario a la política de asentamientos y partidario de la negociación con los palestinos, es un crítico contundente de la que considera política antisocial del Gobierno. Ya ha anunciado que una de sus misiones fundamentales será devolver la palabra a los trabajadores, marginados en sus aspiraciones por la eterna primacía militar. Millón y medio de israelíes viven por debajo del umbral de pobreza.

Que el laborismo, casi cien mil votantes, haya defenestrado a Peres sugiere el alejamiento definitivo de la vieja guardia. Algo parecido podría suceder a Sharon en el derechista Likud, que también decidirá sobre su liderazgo antes de las próximas elecciones legislativas, previstas para finales de 2006 pero ahora mucho más cercanas. El jefe del Gobierno, sin embargo, tras cinco años en el poder, goza todavía de un sólido apoyo popular derivado de la percepción de que representa la mejor garantía de seguridad para su país.

Desaparecido Arafat hace justamente un año, con los palestinos en agitada transformación, Peres políticamente liquidado y Sharon disputando el cetro de su partido con el ultraoportunista Netanyahu, una época de la política israelí podría estar tocando a su fin. Antes de la concreción de esa posibilidad, sin embargo, el primer ministro debe recomponer su maltrecha alianza, en la que los laboristas que ahora se desenganchan estaban para garantizarle el apoyo que otros grupos más afines le negaban por su decisión de abandonar Gaza hace dos meses, tras 38 años de ocupación.

22 Noviembre 2005

El ciclón Sharon

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El primer ministro israelí, Ariel Sharon, de 77 años, ha puesto patas arriba de un plumazo el mapa político en su país. Mientras anunciaba ayer que dejaba el Likud para formar un partido de centro, pedía al presidente Katsav que convocara elecciones. Y aunque el primer mandatario habría podido evacuar consultas sobre la formación de otro Gobierno, se plegaba a lo que era, por añadidura, el deseo muy mayoritario de la Cámara para celebrar los comicios el 28 de marzo. Probablemente mañana quedará así oficializado en forma de ley en la Knesset.

El líder israelí ha puesto a sus rivales a la defensiva con este ciclón político. Abandona la formación de la derecha nacionalista que él mismo contribuyó a crear en 1973, llevándose consigo a 13 de sus 40 parlamentarios más cinco ministros, y tienta a su veterano colaborador, Simon Peres, de 82 años, a que también se le sume. Así echa al Likud probablemente en brazos de su adversario, Benjamín Netanyahu, pero dejándole muy debilitado ante la opinión, mientras lanza el anzuelo del poder para que Peres, derrotado por el sindicalista Amir Peretz en las primarias laboristas, haga lo propio, arrastrando el voto menos transigente. Y amenaza con destruir el tradicional, aunque cada vez más desmejorado, bipartidismo Likud-Laborismo, insertando entre ambos una tercera fuerza a la que llamará Responsabilidad nacional. Nunca un tercer partido se ha consolidado en Israel, por lo que nos hallamos ante una audaz apuesta política.

No hay motivo, sin embargo, para augurar que esa formación vaya a ser más generosa con la Autoridad Palestina que la propia derecha nacionalista. Si de centro cabe calificar al nuevo partido, sólo puede deberse a que el Likud se está corriendo aún más a la derecha, como protesta por la reciente retirada israelí de Gaza, mientras que a la izquierda seguirá teniendo al Laborismo que, con Peretz, vuelve a su posición clásica de estudiar sin concretar demasiado concesiones territoriales de alguna entidad al pueblo palestino.

¿Qué puede ofrecer un Sharon reconvertido en centrista? Nadie, ni partidarios ni adversarios, le atribuye más intención que la de abandonar algunas colonias aisladas en Cisjordania, conservando la gran expansión central que se adentra profundamente en los territorios ocupados, con más de 200.000 colonos. Es muy difícil que con esta apuesta vuelva a vivir de nuevo el proceso de paz.