28 abril 1974

El artículo es interpretado como un ataque dirigido especialmente contra el ministro de Información, Pío Cabanillas

Gironazo: ataque de José Antonio Girón en ARRIBA contra el aperturismo de ministros del Gobierno Arias Navarro

Hechos

En abril de 1974 el diario ARRIBA (dirigido por D. Antonio Izquierdo) publicó en portada una declaración el ex ministro y procurador D. José Antonio Girón de Velasco arremetiendo contra el aperturismo del Gobierno Sr. Arias Navarro y su ministro Sr. Cabanillas.

Lecturas

El director de Arriba, Antonio Izquierdo Ferigüela publica un amplio artículo de José Antonio Girón de Velasco contra las reformas del Gobierno Arias Navarro. El texto de Girón de Velasco es criticado en Ya por el editorial del director Aquilino Morcillo Herrera y por su columnista Luis Apostua Palos. Desde Pueblo Emilio Romero Gómez publicará un artículo en defensa de Girón de Velasco que merecerá contestación por parte de otro editorial del Ya.

gironazo Desde su llegada al Gobierno, D. Carlos Arias Navarro había intentado empezar una tímida apertura política de cara a una futura democracia que fue calificada como el “espíritu del 12 del febrero”, que incluía la promesa de ‘futuras asociaciones políticas’. El principal referente de ese aperturismo era el ministro de Información y Turismo, D. Pío Cabanillas Gallas.

La mayoría de medios de comunicación parecían apoyar aquel aperturismo del Gobierno. El diario ABC proclama en su portada del 23 de abril de 1974 ‘el fin del dirigismo estatal’ con la imagen del señor Cabanillas.

Pero aquel intento de apertura iba a ser torpedeado precisamente por un periódico, el ARRIBA, que teóricamente era un periódico público, es decir gubernamental. Dependía directamente (como el resto de la Prensa del Movimiento) del ministerio Secretaría General del Movimiento, que en aquel momento dirigía D. José Utrera.

El 28 de abril de 1974 el director de ARRIBA, don Antonio Izquierdo, publicó una amplia declaración política de condena a la apertura titulada «Se pretende que los españoles pierdan la fe en Franco y la de en su Revolución Nacional» y firmada por el ex ministro don José Antonio Girón, procurador y consejero del Reino.

El Sr. Girón contaba con el favor del Generalísimo, por lo que aquella declaración significaba un duro golpe contra el Gobierno. Según la periodista Dña. Victoria Prego, el propio Sr. Girón le confirmó que su objetivo era lograr la destitución de D. Pío Cabanillas como ministro. Si fue así, lograría su objetitvo, pero tendría que esperar seis meses. El Sr. Arias Navarro lo cesaría en  octubre.

En lo que respecta al director de ARRIBA, D. Antonio Izquierdo, se mantendría en su puesto hasta principios de 1975 en que sería despedido por orden directa del presidente del Gobierno, D. Carlos Arias Navarro.

CAMBIO16 LO BAUTIZA COMO ‘EL GIRONAZO’

El artículo de D. José Antonio Girón de Velasco en ARRIBA contra el aperturismo fue apodado por la revista CAMBIO16 (la revista de D. Juan Tomás de Salas y D. José Oneto) como ‘El Gironazo’, con el que pasaría a la historia.

¿A ESPALDAS DEL MINISTRO UTRERA?

A pesar de que el Sr. Utrera como ministro secretario general del Movimiento era el máximo responsable de la Prensa del Movimiento él político aseguraría en la historia (por ejemplo en el documental ‘La Transición’ de la Sra. Prego, que aquella publicación la hizo el Sr. Izquierdo a sus espaldas.

Según el periodista D. Carlos Luis Álvarez (uno de los principales colaboradores del Sr. Izquierdo en ARRIBA en 1974) el propio Sr. Girón le reconoció que el ministro no estaba informado, pero que sí lo estaba el presidente del Gobierno, Sr. Arias Navarro.

Curiosamente D. Carlos Luis Álvarez explica que en las memorias del Sr. Girón, este, en cambio, asegura que el Sr. Utrera no sólo lo sabía sino que fue quién le pidió que lo realizara.

28 Abril 1974

Se pretende que los españoles pierdan la fe en Franco y en su Revolución Nacional

José Antonio Girón de Velasco

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Vivimos tiempos difíciles  Pero no seremos derrotados por la confusión. Una confusión orquestada y seguramente inspirada desde dentro y desde fuera de España. De una y otra orilla del mundo surge sombría una ola de temor, una sucia mares de intereses enfrentados, un aire de presagios tormentosos, un oscuro vaho de confusión y desorden, de corrupción y egoismo, de insolidaridad y desentendimiento.

Resulta paradójico que mientras esto ocurre a escala universal, sobre todo en la ancha ladera del mundo occidentalista, los españoles se desayunen cada día con la inevitable divagación servida a domicilio y tutelada por responsables de los medios de comunicación social, sobre la libertad en su exclusiva y excluyente acepción política tal y como si la panacea de los males universales, de un mundo convulso, residiese en la proclamación de unas formalidades que se presentan en España bajo la dorada y conmovedora expresión que frente al despotiamo pudieron ofrecer los gemidos balbucientes de las Cortes de Cádiz. Es la hora de los falsos liberales: de quienes, cuando no consiguen lo que se proponen, asoman con feroz intransigencia sus instintos sectarios de poder. Por eso advertimos las maniobras sinuosas que nos recuerdan la técnica disgregadora y corruptora de sectas que tanto daño causaron a España en otros tiempos y que, inevitablemente, han de preocuparnos porque son síntomas de su resurrección invisible.

Se ha llegado a tal estado de cosas que ya es fácil encontrar en los quioscos de España, con las debidas autorizaciones oficiales, periódicos extranjeros donde se ridiculiza la figura insigne y respetable de Francisco Franco o donde se ofende al Régimen del 18 de Julio de 1936 o donde se trata de establecer homologaciones o sistemas comparativos entre situaciones políticas quee nos son resueltamente ajenas.

Pero frente a esto, ¿cuántas veces se habla a los obreros de la libertad económica, o de la libertad de cultura, o, de la libertad de mandar, o del derecho a la legítima propiedad? ¿Cuántas veces se sostiene, desde los predios de la Administración que el primero y último compromiso del Estado español surgido del holocausto de una generación de hombres reside en el cumplimiento inexorable de la Revolución Nacional? ¿Cuántas voces se esgrimen en defensa de las reivindicaciones del Consejo Nacional de Trabajadores para que el acceso a la cultura no se limite a los más y no se establezca una tabla rasa en la que éstos siempre llevarán las de perder? ¿cuántas voces se alzan para explicarn a los trabajadores que a cuenta de no se sabe qué concesiones a la oligarquía universal, que nos dispensa favores como quien dispensa bulas discriminatorias y formalizadores de perdones, se trata de desmontar un Sindicalismo en el que hemso querido ver a España entera participante y activa? ¿Cuántas veces los fariseos de la libertad, de una libertad que consiste en imponer sus criterios y en tapar la boca al discrepante, hablan de los niños sin escuela, o de los españoles que no tienen hogar, o del drama del peonaje irredento en busca de trabajo por otros países del continente? Esa es, seguramente una maniobra cuyo primero y último objetivo reside en el deseo de que los españoles pierdan la fe en Franco y la fe en su Revolución Nacional. POr eso se ha establecido una tierra de nadie que, con toda facilidad y sin grandes reparos, ha conquistado o está a punto de conquistar el enemigo de España, que es, también, el enemigo de nuestra revolución cristiana y occidental.

Lo que se pretende, en nombre de no sé que extraña libertad, es olvidar el compromiso sagrado que contrajimos con el pueblo español quienes un día nos vimos en el deber inexcusable de empuñar las armas y vimos morir a nuestros mejorar camaradas para que España siguiese viviendo. Olvidar esto, olvidar que miles de hombres jóvenes hicieron de su muerte un acto de servicio, constituiría en nosotros una traición, y en quienes nos incitan con sus actos a ello un crimen que no perdonaremos. Nosotros levantamos un día la fe de este pueblo nuestro para replicar, sin retórica ni aspavientos, al amargo ‘¿Libertad, para qué?, de Lenin, con la certidumbre, de la capacitación del trabajador hacia las últimas empresas y responsabilidades del Poder, con el deseo de equilibrar de tal forma a la sociedad que imposibilitásemos  para siempre, la existencia de una clase dominante y otra dominada con el propósito de que una profunda revolución cultural del proletariado estableciese, bajo los soles de esta Patria nuestra, una sincera y firme igualdad de oportunidades.

Todo esto quisieran liquidarlo los enemigos del Régimen del 18 de Julio para ofrecer, a cambio, las sucias monedas de una baratija falsamente liberal y´hacer posible el amarco e irónico dictamen joseantoniano, cuando recordaba que en los Estados más brillantes se concedía a los trabajadores, sobre todos el derecho a morir de hambre, o de iniquidad, o de aburrimiento, o de marginación social, eso sí, rodeados de la máxima dignididad liberal. Por eso los trabajadores tuvieron que elegir, en ocasiones, y lanzarse al torbellino de la revolución roja, que era apátrida y engañosa y que acababa por aplastar la profunda libertad del hombre, su dignidad y su integridad como valores eternos y absolutos. No estamos dispuestos a repetir la triste hsitoria, entre otras razones porque, como Franco ha dicho, quienes olvidan esa historia están condenados inexorablemente a repetirla.

En esta hora de graves responsabilidades por la que atraviesa el mundo y por la que atraviesa España queremos reafirmarnos en los valores permanentes de nuestra Doctrina y de nuestro estilo; queremos reafirmar nuestra insobornable lealtad a Francisco Franco, Caudillo de España, Jefe Nacional de la Revolución española, bajo cuya capitanía encontró nuestro pueblo la dignidad de la Patria, la alegría del pan y la tranquilidad de la Justicia, queremos reafirmar que lucharemos hasta la extenuación de nuestras fuerzas humanas por el cumplimiento de los principios revolucionarios que justifican la existencia del Estado español, y que no hemos de consentir ni la frustración de ese Estado, en vida de quien lo fundó y lo encarna, ni que ese Estado se frustró cuando sea llamado a la tarea de continuar la obra alcanzada la persona designada para la sucesión; que no consentiremos que se cerque impunemente al hombre que, tras una ejecutoria de servicio intachable, encarna hoy la Presidencia del Gobierno, ni al hombre que, procedente de las entrañables filas falangistas del Frente de Juventudes, símbolos de la continuidad que nos propusimos y del legado que hemos de entregar, hoy está en Alcubierre para cumplir el deber de rendir homenaje a los que supieron darlo todo sin pedir nada por la verdadera libertad de España; aunque ese homenaje no sepan interpretarlo los que consideran que hay que olvidar hasta la fecha del propio nacimiento para liberarse de la contaminación de los días de la niñez y de prejuicios que pudieran engendrar las ternuras maternales, para poder ser fieles a otras ternuras o ternezas a las que estorban para su rápido desarrollo cualquier vinculación digna. Y esto lo digo con el coraje propio de los que no conocemos la componenda ni jamás hemos participado en ninguna clase de pacto, aunque aceptemos el diálogo honesto y respetemos actitudes distintas a la nuestra con tal de que no estén engendradas por sentimientos viejos y negativos y contrarios al interés supremo de la Patria. Lo digo desde el fondo de mi corazón con la energía de los que sabemos el alcance que tiene el compromiso y estamos dispuestos permanentemente a no traicionarlo. Nuestra doctrina política es cada día más vigente y actual, por eso estamos dispuestos a explicarles a los españoles auténticamente los términos ‘gestión’ ‘participación’, ‘representatibidad’, frente a quienes lo esgrimen como fácil mercancía útil a sus intereses inconfesables. Creemos firmemente en la representación, en la participación y en la gestión, pero no como fáciles subterfugios para ponerlos al servicio, como brillantes tapaderas, de ollas de caldos sucios y malolientes, ni para servir de tríptico a un feroz materialismo económico disfrazado de benevolente y comprensivo, sino para que constituyan la vanguardia de un avance social que reclama con energía revolucionaria y fe en el triunfo la presencia de los mejores; de mucho de los que hoy se sienten embaucados por extraños sortilegios y que creen encontrar la solución a sus justas reivindicaciones acudiendo a la convocatoria soez del grito, la algarada callejera y el ladrillazo contra una instituciones que fueron creadas, precisamente, para recabar esa viril presencia y ponerla al servicio de la Revolución Nacional y de la Patria. Nosotros sabemos que las instituciones de nada valen si no cuentan con el apoyo y la fe de la base política. Por eso el primer empeño de los sectarios introducidos en el Régimen fue, es y será desmontar nuestra ancha y generosa base política. Proclamamos el derecho de esgrimir frente a las banderas cojas las banderas de esperanzas y realidades que izamos el 18 de julio de 1936, aunque a ello se opongan los falsos liberales o quienes, infiltrados en la Administración o en las esferas del Poder, sueñan con qué suene vergonzante la campanilla para la liquidación en almoneda del Régimen de Francisco Franco y quieren tapar el legítimo derecho del pueblo español de ser cada día más libre y más dueño de su destino.

Nosotros estamos en el deber, y lo cumpliremos frente a toda suerte de dificultades y sacrificios, de ejecutar un mandamiento revolucionario que recibimos de las manos estremecidas de nuestros caídos; queremos que si un día se nos derrota en el campo de las ideas y la juventud se aparta de nosotros no sea porque, previamente, se ha secuestrado o deformado con impudor el pensamiento de José Antonio y la promesa revolucionaria del 18 de Julio. A José Antonio se le quiere secuestrar ideológicamente; se le proscribe; pero, en cambio, se tienen toda clase de liberalidades administrativas y de licencias para que circule el pensamiento marxista o el pensamiento de los enemigos de la eterna metatísica de España.

Nosotros queremos evolver al hombre a su auténtico destino dentro del marco armonioso de España y queremos salvar a la Patria de la confusión, del odio y de los enfrentamientos desoladore, y queremos, además, salir al paso en el terreno que nos citen de quienes, sin adoptar la gallarda posición del adversario en campo abierto, se infiltran a de las sombras en la estructura del Régimen para socavarlo al amparo de la traición. Y queremos por último que España siga su camino ascendente, que el desarrollo empiece  favor de la noche y de las sombras en la estructura del Régimen para socavarlo el ampàro de la traición. Y queremos, por último, que España siga su camino ascendente, que el desarrollo empiece a ser social además de económico, que la cultura deje de ser patrimonio de unos pocos y vana ilusión de los más que los Sindicatos sean instrumentos fuertes y solidarios y que a través de ellos el trabajador alcance los puestos que le corresponden en la dirección del Estado, en la empresa de hacer de España una gigantesca sociedad de productores, y queremos, sobre todo que España culmine su proceso de vertebración bajo la tutela de las Fuerzas Armadas, que tanto han entregado a este pueblo nuestro, y la serena vigilancia de Francisco Franco.

En la defensa de esos valores permaneceremos hasta el fin en la certeza de que nos entenderemos con el pueblo. Y al decir con el pueblo español no excluyo a nadie, ni alto ni bajo, ni pequeño, ni grande, ni vencedor, ni vencido, que sienta en sus venas el orgullo de ser español y el generoso deseo de que sea realidad para todos y para siempre, el lema que nos puso en pie hace ya muchos años: Españoles:

Por la Patria, el Pan y la Justicia. ¡Viva Franco! ¡Viva la Revolución Nacional! ¡Arriba España!

José Antonio Girón de Velasco

30 Abril 1974

El Viento de Málaga

Luis Apostua

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Brilla su entusiasmo y su gran patriotismo, pero su argumentación carece de bases y no es congruente. Me resisto a creer que el panorama político sea tan negro como lo describe el señor Girón de Velasco en su famoso mensaje telefoneado desde la dulce Málaga al diario ARRIBA. Por ejemplo, cuando dice ‘no consentiremos se cerque impunemente” al hoy presidente del Gobierno, veo un notorio error de valoración. Basta leer lo publicado sobre el señor Arias Navarro desde que fue nombrado, aún en publicaciones poco complacientes con el Sistema, para ver de inmediato que la asistencia popular y de opinión le rodea con un entusiasmo y una unanimidad rara vez vista. Ni el propio señor Carrero Blanco, segundo indiscutible del Régimen, tuvo una asistencia más entusiasta.

En otro pasaje de su fogosa arenga, el señor Girón se duele de ver en losquioscos publicaciones extranjeras donde se ataca al Régimen o a sus figuras más representativas. Quizá esa tolerancia – en caso de que las cosas sean así, no lo sabemos – sea expresión de la propia fortaleza, además del hecho físico de que su difusión es realmente limitada, porque excepto inglés y francés, más difundidos, díganme quién habla alemán o sueco sin ser sueco o alemán. El ciudadano español comprador de tales publicaciones suele pertenecer a una cierta clase económica y política a la cual importa su propio juicio, no los que le den.

En cuanto a la infiltración en la Administración o a la labor de ‘sectas que tanto daño causaron a España’, son conceptos o sospechas más policiales que políticos.

En mi opinión personal, este mensaje del señor Girón ha sido una enorme sorpresa, porque nadie esperaba una actuación tan rotunda que ha eclipsado hasta el propio discurso del ministro secretario general en la Sierra de Alcubierre, que era esperado con mucho interés.

Luis Apostua

a

01 Mayo 1974

Bomba sin política

YA (Director: Aquilino Morcillo)

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Se habla de bomba política refiriéndose a las declaraciones de don José Antonio Girón. Pero lo que no encontramos en ellas es la política. Nos parecen una explosión sentimental, un arrebato temperamental y hasta un engaño de la imaginación, pero de ninguna manera vemos en ellas ese examen objetivo de los hechos para adoptar una línea de conducta que es la política. Habrían de estar las cosas tal como él las presenta, y la actitud aconsejable sería la contraria de aquella a que inducen sus palabras; pues nunca hace más falta la serenidad que en los momentos críticos, en la política como en la vida.

Hemos comentado otras intervenciones del señor Girón con el respeto que su figura merece y el interés y la simpatía que justificaban sus discursos de mayo y octubre de 1972. En los dos puso pasión y lucidez. ¿Cómo casarlos con estas declaraciones en que sucesos mínimos se agigantan, se da relieve insospechado a actividades clandestinas – ¡qué más podían desear! – y en cambio se proyecta la sombra de la duda y hasta de la traición sobre quienes a la luz del día y desde puestos de responsabilidad, procuran desarrollar aquello que en otras ocasiones el propio señor Girón aprobó y aplaudió?

Nunca lo hemos tenido por un ultra; por un hombre de la Falange y del 18 de julio, sí. Por esto precisamente nos chocan sus palabras, que tan poco sirven a su propósito de impedir que se cerque al actual presidente del Gobierno. ¿Dónde está ese cerco?, podríamos preguntar. Pero, en cambio, ¿qué espacio queda a la política anunciada por el señor Arias Navarro en el cerco que – ahora, sí – representan las declaraciones que comentamos? Y el ministro secretario general del Movimiento, a quien también defiende el señor Girón ¿qué ha dicho en Alcubierre sino que hay que actuar pero no encerrándose dentro de “un bunker irreductible”, no con “una política hermética, facciosa, rígida y partidista”, ni con “Una posición defensiva”, sino mediante “una posición integradora, con valor, con audacia y con sentido de la modernidad para hacer de nuestro Movimiento una bandera cordial, un amplio y sereno lugar de concurrencia, sin exclusiones y sin exclusivismos, una convocatoria plural que haga viable el sugestivo proyecto de una España bien membrada en libre y entrañable convivencia”? Y todavía ha insistido en la necesidad del desarrollo político y de ‘la participación de los españoles a través de sus cauces naturales y de aquellos que puedan ser reforzados en las válidas opciones políticas existentes”.

Hemos citado extensamente a don José Utrera Molina y aconsejamos a nuestros lectores un experimento: prescindan de los nombres y relean los textos citados; ¿no les parece que podrían encajar perfectamente en las condenas del señor Girón? Por supuesto, estamos más en este asunto con la posición del ministro secretario general del Movimiento, que está en la línea mantenida por otros ministros en recientes intervenciones (por ejemplo, las de don Pío Cabanillas, ministro de Información y Turismo, en Barcelona) y son todas ellas un autorizado desarrollo de las pronunciadas por el presidente del Gobierno ante las Cortes. Creemos que ese desarrollo es la clave del futuro. ¿Se opone a ese el señor Girón? ¿También al ‘encauzamiento ordenado de la diversidad de interpretaciones”, a ‘las tres tendencias’ en que esa diversidad debe canalizarse, al ‘régimen de participación y de integración nacionales que, en renovada perfección, armónica las lógicas y naturales tendencias políticas”? Pero todas estas citas corresponden a los discursos que él mismo pronunció en Valladolid y ante el Consejo Nacional hace menos de dos años.

Nos permitiremos una última observación, que se relaciona con los que hemos hecho a propósito de los acontecimientos de Portugal: las circunstancias no son graves, a no ser que nosotros mismos las hagamos graves impidiendo que se haga lo que reclaman conjuntamente la realidad de nuestro tiempo y la dinámica natural de los principios y leyes del régimen.

01 Mayo 1974

El Manifiesto de Fuengirola

Emilio Romero

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El suceso político de ahora mismo es la fustigante proclama de Girón, una especie de ‘Manifiesto de Fuengirola’. El estilo literario del texto tiene un recio aroma del siglo XIX, de las postrimerías del reinado de doña Isabel II, pero el contenido es de nuestro siglo. Nadie hasta la fecha ha sido más atrevido, desde dentro del Régimen para dirigirse a una situación. Su prosa no es de ateneo, sino de campaña. El maestro Víctor de la Serna, la pluma más convincente, y la personalidad más avasalladora, del periodismo contemporáneo, se levantaría de su tumba, si es que pudiera, para saludar a su capitán. Aquellas eran conmociones y fidelidades. Ahora todo es más convenido. Hablé con José Antonio Girón desde Madrid, a las pocas horas de haberse producido la detonación del Manifiesto y no lo advertí énfasis, ni preocupación, ni ‘la ira del heroísmo’ que decían los panfletos de la revolución francesa. Parecía un aldeano que viniera de cometer una tarea rutinaria y laboriosa en su heredad. Cuando me permití apuntarle los riesgos, por eso de que yo vivo en las callejas políticas de la Corte, los dio despreocupadamente por asumidos. Cuando lo de Valladolid tuvo la amabilidad de enseñarme antes lo que iba a decir – a título de afectuosa cortesía – y me miraba la cara a ver si la contraía o la distendía. A los escritores políticos nos ocurre que o advertimos todas las significaciones y grados de los vocablos o podemos ser hombres muertos. Mi aprendizaje fue brutal porque tuvo lugar en los tiempos de censura previa de los periódicos, y entonces era apasionante la lucha entre los vocablos y los censores. De ahí la leyenda de que Pemán y yo teníamos bula: y no era cierto; los censores despedazaban algunos de nuestros artículos. El método era elegir el vocablo filtrable, sin que padeciera la transparencia y la intención del texto. Éramos como galopantes y distraídos Cruyff frente a las metas de Aparicio, de Cerro, de Muñoz Alonso o de Beneyto – Directores Generales de Prensa – Escribir en clave – y algunos lo hacían con primor – estaba al alcance de cualquiera, por eso era un simple correo entre enterados. Por eso cuando leí lo de Valladolid me permití aconsejarle que suprimiera una cosa: se sonrió, y luego oí decir esa cosa en Valladolid con decisión y rotundidad. La verdad es que sonaba bien: sonaba bien allí; pero mi oído estaba en otra parte.

José Antonio Girón, tras el asesinato de Carrero, tomó parte activa en la utilización de aquella ocasión política. Los libros que se han publicado estos días con datos de aquellos sucesos no han arañado la tierra. El libro de esos días todavía no se ha escrito. Es la historia de una gran contienda. La actividad de Girón estuvo orientada a reconducir políticamente el Régimen a sus bases originarias del Movimiento, en alianza con personalidades del ‘fraguismo’ y lanzando por la borda a la tecnodemocracia. La atmósfera moral de Girón – en sus devociones – es la Falange y el Ejército. Ocurrió después que su influencia en las designaciones, en la estructura del nuevo Gobierno y de los altos cargos fue mínima. Tampoco esto hubiera sido su mortificación. Pero a raíz de la nueva Biblia del 12 de febrero – el resonante discurso del Presidente Arias – que abría la época del neofranquismo en vida de Franco, surgieron los intérpretes sacralizados, los teólogos de la nueva situación. Apuntaba en el país algo así como una Reforma y se oían y se oyen a diario luteranismos y calvinismos del sistema. Entonces Girón lanza su Manifiesto, con sabor a Contrarreforma.

El valor de este Manifiesto – independientemente de lo que dice – es su pulcritud dialéctica. Cuando verdaderamente existe confusión, y la doctrina del Régimen del 18 de Julio aparece batida en un túrmix en la que se combinan Alcubierre y Marsillach, ‘Tácitos’ e ‘Hilariones’, TRIUNFO y FUERZA NUEVA, verdores de asociacionismo político y axiomas de Montesquieu donde las viejas esencias se mezclan con los nuevos licores, y el brebaje o el cóctel empieza a no saber nada. ‘El Manifiesto de Fuengirola’ cualquiera que sea su valor político, y la argumentación de las discrepancias, es una seria invitación a la claridad. Aquí ya hay que saber a qué atenerse y con quiénes se viaja. Después la concurrencia estará más a la mano.

La reacción ha sido la esperada: júbilo e irritación, de acuerdo con los encuadramientos políticos actuales. El periódico YA, elevado a órgano oficioso de los núcleos influyentes, como lo fuera en 1946 tras la ascensión de los Artajo, Ortiz Muñoz, Cerro, etcétera, utiliza dos vías para la réplica a Girón. La ‘vía Apostua’, que es directa anecdótica, popular, y la vía episcopal, que es insinuante, reticente, penitencial, oportunista, trascendental, y con las espaldas guardadas en las Tablas de la Ley.

Merece la pena hacer una síntesis de esto último. Escoge el colega, intencionadamente el tema de Portugal. Es un viejo, y nada arrogante, método periodístico para referirse a nuestro país sin riesgo. Pero infiere un daño mortal, porque esa es la dialéctica en poder de aquellos que gritan en las calles de Portugal contra nuestro Régimen, y naturalmente – ¡pues no faltaba más! – embarcan a YA en el Régimen, y no le tienen reservadas plazas de favor en una nueva Arca de la Alianza. Seriamente, ni en espíritu tiene nada que ver lo de Portugal con nuestra situación política encarada al futuro. Pero, además, la tesis de YA es inexacta en su propia formulación dialéctica. ¿Qué es lo que está en quiebra en Francia y en Portugal? No se nos puede decir con seriedad que están en quiebra el gaullismo o el salazarismo. La crisis será exclusivamente a los herederos de De Gaulle, que habrían perdido el pueblo francés. La revolución de Portugal es también imputable con exclusividad a los herederos de Salazar. Las responsabilidades de los herederos de aquella gran figura histórica del país vecino, por su falta de imaginación y de recursos, han producido en Portugal la revolución antisalazarista cuatro años después de la muerte de Salazar, y dos más de su incapacidad. ¿Se puede decir seis años después de Salazar que se ha derrocado el salazarismo? ¿Es acaso excesivo que en España, poblada ya de herederos revisionistas, asome la preocupación crítica y hasta la denuncia – con más o menos rigor – para procurar que no se repitan los ejemplos recientes de otras partes? ¿Puede extrañar que figuras o sectores unidos políticamente eh históricamente, a la figura de Franco teman que defectuosas interpretaciones del memorable discurso del 12 de febrero pudieran conducir un día a la propia revisión política del franquismo y a su arrasamiento? Los herederos arguyen también esta vez con oportunidad y justicia, que los inmovilismos pueden ser causa del agarrotamiento del orden político. Pues esa es la polémica que nos vemos obligados a tratar en exclusividad en los periódicos cuando su sitio verdadero sería el Consejo Nacional. ¿Por qué no se reúne? Este es el tiempo más necesitado, por gracia del discurso de febrero, de Cámaras con el país dentro afrontando la realidad y no de camarillas de ingenios iluminados.

ARRIBA, que ha sido la tribuna elegida para este Mnaifiesto, ha tenido después su concilio reparador, como hacen las autoridades y los vecinos después de los terremotos. La finura y la elasticidad y la concordia del ministerio Utrera, pronuncio este párrafo en su discurso de Alcubierre: “El Gobierno se ajusta con honrada sinceridad a lo que fue es y queremos que sea el sistema político del 18 de julio: el Régimen del Movimiento Nacional”. Entonces esta perla dialéctica del Ministro del Movimiento salvaban al periódico, en su artículo editorial y reparador de sus perplejidades posteriores. El ‘gironazo’ y el Gobierno – ha venido a decir – son aconteceres de mi mismo hemisferio.

Emilio Romero

02 Mayo 1974

El fracaso de los herederos

YA (Director: Aquilino Morcillo)

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Don Emilio Romero pontifica sobre el que llama manifiesto de Fuengirola (por razón de la residencia del señor Girón). Lo elogia como era de esperar, dada su devoción por el ilustre político. Y dice que la reacción ha sido la esperada: “júbilo e irritación, de acuerdo con los encuadramientos políticos actuales”. Hasta aquí todo normal. Lo que ya no es normal es que cite a YA como ‘elevado a órgano oficioso de los núcleos influyentes’. YA no es órgano ni oficial ni oficioso de nadie, como se demuestra a diario en los comentarios que con toda libertad hacemos. Pero no es extraño este defecto de información en el señor Romero cuando dice que también lo fue el periódico en 1946, tras la ascensión al poder de ciertas personalidades. Seve, y resulta sorprendente, que ignora las relaciones y la situación en aquella fecha. Podemos disculparle, puesto que se ve que todo ello obedece – repetimos – a simple defecto de información.

Vamos a reproducir el párrafo en el que se intenta rebatir nuestra tesis. Se intenta nada más, pero no se consigue. El señor Romero dice que hablamos de Portugal, que ‘es un viejo y nada arrogante método periodístico para referirse a nuestro país sin riesgos”. Como él escribió anteayer no tuvo en cuenta que ayer mismo publicamos otro comentario dedicado especialmente al que llama ‘manifiesto de Fuengirola’. No se trata pues, de eludir la referencia a éste. Por otra parte, creemos que las lecciones, muy serias, para España no sólo nos las da Portugal. También nos las da Francia. Si no las aprendemos es porque no las queremos aprender.

Menos consistente tiene la afirmación, que recogemos, de que en Portugal lo que ha sido derribado no es el salazarismo, sino sus herederos, lo mismo que peude ocurrir en Francia con el gaullismo, puesto que Salazar y De Gaulle murieron hace años. ¡Esto sí que es peregrino! ¿Se puede discutir que en Francia está en el Poder el régimen gaullista y en Portugal lo estaba el régimen salazarista sin las figuras fundadoras? Ahí está lo grave en lo poco que el régimen ha vivido después de Salazar y en el riesgo que corre en Francia, después de De Gaulle. Al menos agudo no se le ocultarán las lecciones que de todo esto se deducen. Por ello reiteramos que se está a tiempo de aprenderlas.

Nuestra discrepancia con las posiciones inmovilistas está en que al España las siguiera, entraríamos en el camino más directo para no aprender nada, con todos los riesgos que son de suponer a la aprender nada, con todos los riesgos que son de suponer a la altura, en que s encuentra el país. Lo que no fracasen por culpas propias como han fracasado en Portugal.

29 Abril 1974

La Colmena

Pedro Rodríguez

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José Antonio Girón representa el ‘cante jondo’ en el tablao del régimen. Se le solicita mucho, pero se arranca pocas veces. Entonces, es memorable, como un recital de don Antonio Chacón. Girón le ha mandado a ARRIBA una pastoral casi apocalíptica ‘sobre la situación’. Se ha debido de asomar al balcón, al paso del desfile del aperturismo y algo no le habrá sonado bien y ha dado como un santo y mesurado portazo. Ha estado especialmente ronco con lo que se lee en los quioscos con la nueva cultura y con ‘los falsos liberales’. Hasta Utrera Molina que estaba subiendo la cumbre de Alcubierre a predicar su cruzada de la ‘no exclusión’ se habrá estremecido con el cante. El veterano patriarca falangista conoce los vientos de la cumbre política como pocos adivina el rasgueo de la guitarra y, entonces, se desemelena y es irresistible. Sus ‘tres tendencias’ de Valladolid era como una encíclica. Lo de ayer tiene aroma de homilía de urgencia, es línea dura, y el zarpazo habrá rasgado la túnica de alguna política.

Tomás García Rebull ha llamado ‘vampiros’ a los políticos. El ilustre soldado es como un monoliot. Acaba de repetir lo que me hizo el honor de declararme hace año y medio los partidos son el opio y el asociacionismo le repele. García Rebull con una legítima ocnsecuencia tiene puesta la proa siempre a esa mar. Seguro que ha dado a Napoleón dos políticos son mercaderes de esperanzas, pero la cuestión es que el rumbo de la apertura y el asociacionismo se encuentra estos huracanes por el morro. Quizá la capsula gubernamental piense en hacer correcciones de trayectoria en pleno espacio. El consejero Sánchez de León ve mal que Secretaría Generla haya perdido una vicepresidencia y que, en cuatro meses, el Gobierno no haya comparecido en la Cámara de las ideas. Ante el 1 de mayo los gobernadores civiles buscan comunistas bajo las piedras y los obispos argumentos pastorales para la clase obrera. Se prepara un long play oficial con versiones de Cara al Sol y el viernes saldrá otro con curriculum de nuevos gobernadores. Sólo falta una lista de nuevos obispos, pero los redactores del Boletín Oficial no trabajan el género.

Pedro Rodríguez

El Análisis

¿CONTRA ARIAS O CONTRA UTRERA?

JF Lamata

«¡Por las barbas del califa, que nos hundimos!», pudo bien gritar el Sr. Girón, que era totalmente consciente de que el franquismo se estaba hundiendo y en cuyo hundimiento estaban participando los propios dirigentes franquistas, «¿pues no pretenderán que me quede de brazos cruzados?». Y salió con su ‘Gironazo’. Es lógico, un artículo no iba a impedir lo inevitable, pero por lo mejos le podrían dejar tranquila la conciencia de que quiso que constara en acta su protesta.

¿Pero qué papel jugó D. Carlos Arias Navarro en todo aquello? Según cuenta ‘Cándido’ el propio Sr. Arias había sido informado, todo a espaldas del Sr. Utrera? Es posible… pero… ¿no era afín de cuentas el Sr. Arias Navarro quién había puesto en marcha las reformas, quién había prometido ‘Asociaciones Políticas? ¿Por qué iba a autorizar semejante cañonazo contra su propio Gobierno?

Pero hay algo muy revelador, los periodistas de la llamada ‘ultraderecha’ no pararían de atacar durante los años siguientes a D. Carlos Arias Navarro, culpándole de haber iniciado la destrucción del franquismo con sus mini-reformas, y en cambio, nunca se atacaría a D. José Utrera Molina. Que cada cual saque las conclusiones que quiera.

J. F. Lamata