26 octubre 2009

La derecha mediática apoya en su mayoría al sector de Esperanza Aguirre, mientras la izquierda sale en tromba en apoyo del sector de Ruiz Gallardón

El brutal ataque de Manuel Cobo contra Esperanza Aguirre Gil de Biedma en EL PAÍS fuerza a Rajoy a intervenir en la crisis de Caja Madrid

Hechos

El 26.10.2009 D. Manuel Cobo (PP) publicó unas declaraciones en el diario EL PAÍS en las que acusaba a Dña. Esperanza Aguirre Gil de Biedma (PP) y sus seguidores de usar métodos comparables a los nazis o a los estalinistas.

Lecturas

En un momento en que el PP madrileño de Dña. Esperanza Aguirre Gil de Biedma y el PSOE madrileño de D. Tomás Gómez Franco habían llegado a un acuerdo para el reparto de cargos en la caja de ahorros de Caja Madrid que incluía que el vicepresidente de la comunidad D. Ignacio González González (PP) asumiera la presidencia de la entidad irrumpe el diario El País el 26 de octubre de 2009 con una entrevista al vicealcalde de Madrid D. Manuel Cobo Vega que firma el periodista D. José Manuel Romero en las que descalifica la actitud de su compañera de partido  sus sector a los que acusa de pretender asaltar y dominar todo puesto relevante de Madrid. El Sr. Cobo concluye que la actitud del sector de la Sra. Aguirre Gil de Biedma le parece ‘de vómito’.

El Mundo / Veo7, Telemadrid, Libertad Digital e Intereconomía se posicionan del lado de Dña. Esperanza Aguirre Gil de Biedma y contra el Sr. Cobo y su superior, el alcalde de Madrid D. Alberto Ruiz Gallardón, a quien considera corresponsable de sus palabras. En cambio, el Grupo PRISA desde El País, la Cadena SER y Cuatro se posiciona a favor del Sr. Cobo Vega y contra la Sra. Aguirre Gil de Biedma.

El tertuliano D. Jesús Cacho Cortés (El Confidencial) apunta desde COPE ese 26 de octubre que a El País le interesa evitar que un enemigo de PRISA como es D. Ignacio González González asuma la presidencia de Caja Madrid dado que esta entidad es una relevante acreedora de PRISA (el grupo editor de El País le debe 500 millones de euros).

La entrevista del Sr. Cobo permitirá a la dirección nacional del PP de D. Mariano Rajoy Brey intervenir en la lucha por Caja Madrid con la excusa de ‘pacificar’ la tensión existente entre Comunidad y Ayuntamiento e imponer a D. Rodrigo Rato Figaredo como nuevo presidente de Caja Madrid como ‘candidato de consenso’ anulando así las aspiraciones de D. Ignacio González González. El Sr. Cobo Vega recibe una sanción testimonial por sus declaraciones por parte del comité de Derechos y Garantías (suspensión de militancia por unos meses) que no le impiden seguir con sus funciones de vicealcalde.

23 Octubre 2009

Caos en Caja Madrid

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Las luchas intestinas en el PP ponen en peligro los planes de salvación de las cajas de ahorros

La designación del nuevo presidente de Caja Madrid, la segunda caja de ahorros más importante de España, se ha convertido en descarnado juego de poder entre facciones del PP que provoca el estupor en los depositantes, las reticencias de los agentes económicos y la irritación mal disimulada del Banco de España. Como en un juguete cómico de puertas que se cierran y se abren para dar paso a personajes despistados, resulta que el candidato de Esperanza Aguirre, su mano derecha Ignacio González, no convence ni a Mariano Rajoy ni al Banco de España; que la presidenta madrileña rechaza la opción de Rodrigo Rato, propuesta por el presidente del PP, y que Luis de Guindos, el responsable en España de la extinta Lehman no cuenta con el apoyo de Aguirre ni de Rajoy.

Aguirre, liberal de boquilla y cruda intervencionista en la práctica, pretende convertir la caja en una dócil sucursal del Gobierno madrileño mediante la persona interpuesta de González, sin experiencia alguna en la gestión bancaria. Rajoy permite que le estalle un conflicto interno poco después del caso Gürtel, cuando la prudencia aconsejaba difundir el nombramiento de Rato cuando el acuerdo estuviese cerrado. Esta falta de autoridad endémica en el PP pone en tela de juicio que se puedan acordar soluciones para las cajas en las autonomías en las que gobierna, como Madrid, Valencia, Galicia o Castilla y León. Los socialistas madrileños han terciado con una torpe intervención de Tomás Gómez, insólito aliado de Aguirre, cuando lo propio era esperar a que acabasen las luchas intestinas en el PP; y el Gobierno defiende a Luis de Guindos porque recela del vuelo político que pueda recobrar Rato, a sabiendas de que sería un buen interlocutor del Ejecutivo.

No parece probable que Rajoy y Aguirre lleguen finalmente a un acuerdo sobre el sucesor de Blesa. Anoche, en una tensa reunión, el líder popular fue incapaz de convencer a la presidenta. Aunque el pacto llegara, el daño ya está hecho. Porque mientras se ventila esta guerra por el poder en Caja Madrid, la institución necesita de soluciones técnicas que sus directivos no están en condiciones de imponer. Éste es un momento delicado para las cajas. Los beneficios están cayendo y la morosidad se dispara. Los gestores deberían estar volcados en mejorar la calidad de sus activos, en aumentar el diálogo con clientes e inversores y en buscar soluciones estratégicas que garanticen su futuro, en lugar de distraerse en si la comisión de control está ocupada por un aguirrista o un gallardonista. Caja Madrid era una de las entidades llamadas a dirigir una fusión con otra caja de fuera de la comunidad; hoy, este papel está en entredicho.

La guerra abierta por el poder en Caja Madrid es irresponsable, inoportuna y destructiva. Lo sería en un periodo de prosperidad. Lo es más ahora, cuando una crisis grave en la entidad pondría en peligro a una parte importante del sistema financiero, ocupado ahora en recapitalizarse y sanear sus activos.

26 Octubre 2009

Rajoy no va a la guerra

Ignacio Escolar

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Dice Manuel Cobo, y tiene razón, que Esperanza Aguirre es una liberal de boquilla, que nunca vio “tanto intervencionismo e hipocresía”, que su gente montó una “gestapillo” para espiar su vida privada y después chantajearle, que lo que están haciendo con Rodrigo Rato “es de vómito”. La sinceridad brutal del número dos de Gallardón no sorprende tanto por sus críticas, unas acusaciones que hace ya mucho que se ventilan en privado en muchos ámbitos de la derecha, sino porque se atreva a decirlo en voz alta. La entrevista publicada por EL PAÍS deja en evidencia hasta qué punto es descarnada la guerra interna dentro del PP con Caja Madrid como colina a tomar. Y otra cosa más: que de nuevo va ganando Aguirre porque Rajoy no se decide a actuar.

La confesión de Cobo ha sentado mal a la lideresa, que no piensa desaprovechar la ocasión para exigir su expulsión del PP. Pero tampoco ha gustado nada a Rajoy, a pesar de que su opinión sobre Aguirre y su cloaca no es muy distinta a la de Cobo. El presidente del PP no sabía nada de la explosiva entrevista, que en Génova interpretan como parte de una estrategia de Gallardón para forzar al perezoso Rajoy a presentar la batalla definitiva contra una lideresa que hace ya mucho que se pasó de la raya. A Esperanza Aguirre sólo le falta acuñar una moneda propia con su noble perfil en plata, y Caja Madrid como banco emisor, para declarar al PP de Madrid como un estado libre asociado, cada vez más independiente de Génova. ¿La estrategia de Rajoy? Parece que la de siempre: fumarse un puro y mirar hacia otro lado. Aguantar, callar, esperar. Cualquier cosa con tal de no pelear.

Ignacio Escolar

27 Octubre 2009

Grietas en el PP

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Aguirre pide a Rajoy la cabeza de Cobo y agrava la sensación de falta de autoridad en el partido

Caja Madrid, la cuarta entidad financiera de España, se encuentra hoy triturada en medio de la guerra abierta entre dos facciones del PP, la de quienes defienden a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, y la de los partidarios de Mariano Rajoy, presidente del PP. Ayer, el Comité de Derechos y Garantías del PP de Madrid decidió enviar a la dirección nacional del partido unas declaraciones del vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, publicadas por EL PAÍS, en las que, entre otras cosas, consideraba «de vómito» el tratamiento infligido por los aguirristas a Rodrigo Rato, candidato de Rajoy a presidir Caja Madrid. El comité madrileño, controlado por Aguirre, pide ahora la cabeza de Cobo. En un paisaje político en el que el cinismo, la hipocresía y las falsedades son moneda común en boca de muchos dirigentes, resulta vivificante la sinceridad y honestidad de Cobo al proclamar, aun a riesgo de tirar por la borda su carrera política, lo que muchos otros, dentro y fuera del PP, piensan de Aguirre y su equipo.

El enfrentamiento entre Rajoy y Aguirre amenaza con derruir la ya muy precaria estabilidad interna del PP. La dirección nacional tendrá que decidir sobre las declaraciones del vicealcalde y caben pocas dudas de que, decida lo que decida, enconará todavía más las diferencias entre las facciones en liza. La única solución satisfactoria para la cohesión interna del partido y para la buena marcha de Caja Madrid es que la candidatura de Ignacio González sea retirada. Porque el candidato de Aguirre es el peor de los propuestos; y lo es no sólo por la ausencia de cualquier experiencia financiera de González, frente a la trayectoria de Rodrigo Rato o Luis de Guindos, sino porque, además, con él en la presidencia, Caja Madrid correría el riesgo de convertirse en la ventanilla financiera de la Comunidad. En cualquier caso, la experiencia muestra que la dinámica de estos procesos desemboca en la falta de viabilidad de todos los candidatos arrastrados (a su pesar) prematuramente a la batalla, y que resulta necesario entonces encontrar un nuevo candidato de consenso.

Rajoy paga ahora su debilidad ante los casos de espionaje en Madrid -la gestapillo montada por la Comunidad de la que ayer hablaba Cobo- y la trama Gürtel, entre otros. Cuando el responsable de un partido político renuncia a resolver un problema grave y se limita a ignorarlo, pierde credibilidad y el partido suele desangrarse por falta de autoridad. Caja Madrid necesita inmediatamente un gestor. Hay que tomar decisiones urgentes sobre su red de oficinas, la política de empleo, su disponibilidad para fusionarse con otras cajas y su recapitalización. En lugar de reforzar la gestión, Caja Madrid está hoy sometida a una torsión política que socava su posición. Mientras, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, se permite hacer un llamamiento a «la lealtad, la prudencia, la disciplina y la discreción». Música celestial.

30 Octubre 2009

Ventajas de Gallardón

Federico Jiménez Losantos

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Es posible que Cobo sea una desventaja, porque sus actuaciones políticas ruborizarían a una colipoterra de antaño, de las de Cela, pero Gallardón tiene otras ventajas. La primera, que Gallardón es el primer enemigo de Gallardón. La segunda, que es el mejor aliado de Esperanza Aguirre. Y la tercera, que, a este paso, se cargará a Rajoy y abrirá la posibilidad de una regeneración del gran partido de la Derecha. La jugadita gallarcobesca está logrando objetivos extraordinarios.

Por de pronto, prácticamente todos los alcaldes de la Comunidad (ayer eran 107 de 110) han apoyado a Aguirre y pedido la decapitación de Cobo, lo cual demuestra que los apoyos de Gallardón en el partido que mejor le conoce son los mismos que cuando intentó asaltar la Presidencia del PP de Madrid también usando a Cobo. Entre dos y ocho intervenciones de compromisarios apoyaron a Cobo. Setenta y nueve, a Esperanza Aguirre. Hace un año, ojo Gallardón y Cobo apoyaron y aplaudieron a Aguirre como presidenta del PP de Madrid. Aún no vomitaba la parejita. Pero lo del Ayuntamiento el martes fue de aurora roja, no boreal. El alcalde, hecho un bolchevique de Louis Vuitton, forzó una votación a mano alzada, ante su sudorosa faz, ni secreta ni, por ende, democrática, con dos aguirristas ausentes y sin permitir abstenciones. Y encima salió diciendo que ese era el modelo respetuoso de discutir las diferencias. Como el de Cobo, o sea, el suyo en El País, vamos.

Y por más que Rajoy, a cuyo lado el Iscariote era un modelo de fiabilidad, apoye a los agresores, el único éxito de Génova, capital Sevilla, es que la Comunidad de Madrid se haya alzado en pleno contra Gallardón. Tras hundir la segunda fuerza, que es la Comunidad Valenciana, Mariano va a por la primera, en la línea de su discurso de Elche. Pero reconozcamos que sin Gallardón no se habría destapado el judas de Pontevedra, que ayer fulminó a Costa mientras garantizaba los derechos de Cobordón. Ni existiría la reacción de los cien alcaldes del PP que por el despilfarro de Ambiciones no pueden defender contra el PSOE lo que nuestros abuelos llamaban el Santo Temor al Déficit.

Gallardón es en sí mismo un déficit, pero provoca superávit en sus enemigos. Si tuviera decoro, se iría con Cobo. Pero ni sabe dimitir, aunque lo anuncia cada dos meses, ni debe hacerlo. El eterno candidato de Prisa a La Moncloa es la única garantía de que Gallardón no se haga con el PP.

27 Octubre 2009

El 'vómito' de Cobo (y Gallardón) salpica a Rajoy

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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EN SUS DECLARACIONES a un periódico con intereses muy particulares y concretos en el próximo nombramiento del presidente de Caja Madrid, el vicealcalde de la capital aseguraba ayer que las reticencias de Esperanza Aguirre a la posible candidatura de Rodrigo Rato eran ni más ni menos que «de vómito». Es decir, que le hacían «vomitar». Y dicho y hecho, Manuel Cobo «vomitó». No cabe mejor definición que ésa a la catarata de insultos, descalificaciones, ridiculizaciones e imputaciones sin prueba que el vicealcalde dedicó a la presidenta madrileña.

EL MUNDO.es ha defendido que Ignacio González, el vicepresidente de Madrid al que Aguirre ha postulado como sustituto de Miguel Blesa al frente de Caja Madrid, no es la persona más adecuada para el cargo por su perfil político y su nula experiencia financiera. Pero Cobo se descuelga con una serie de denuncias que poco tienen que ver con la crítica. No hay precedentes en el PP de una andanada como la que ha lanzado contra dirigentes de sus propias filas. Con un tono faltón, el número dos de Gallardón acusa a Aguirre de «hipocresía», de «intervencionista» y de montar una «gestapillo» para hurgar en su vida privada, y dice incluso temer que los colaboradores de la presidenta respondan a sus palabras sacando «la brigada acorazada», buscando «algo de mí, de Gallardón o de mi familia que sea difamatorio».

Las descalificaciones de Cobo no sólo son disparatadas por su cantidad -es imposible recogerlas todas en este espacio- y su gravedad, sino por el hecho de que están montadas sobre una falacia: la idea de que Aguirre está en contra de Rato y pretende desprestigiarle. Como no podía ser de otra manera, el PP de Madrid elevó ayer a la dirección nacional las manifestaciones de Cobo para que obre en consecuencia y le inhabilite por falta grave. Si Génova aplicara la misma vara de medir utilizada para enjuiciar a Costa, al que se ha obligado a dimitir por unas grabaciones policiales, el destino del vicealcalde debería ser la destitución. Hay motivos para ello.

De entrada, alguien que pierde así las formas carece de la madurez necesaria para desempeñar un cargo de responsabilidad. Pero además, en un momento especialmente difícil para el PP, acorralado por el caso Gürtel y sin despegar en las encuestas pese a las graves dificultades del Gobierno, Cobo divide al partido y lo somete a un desgaste tremendo atacando nada menos que a uno de sus baluartes en España, como es Aguirre, a la que descalifica como persona y como política. No es exagerado decir que Cobo ya le ha hecho la próxima campaña electoral al PSOE en la Comunidad de Madrid.

Sin embargo, y de forma sorprendente, nadie de la dirección salió ayer en defensa de Aguirre, y sólo María Dolores de Cospedal expresó su malestar por el hecho de que estas diferencias se aireen en público. Pero es que el caso entra en otra derivada desde el momento en el que el alcalde de Madrid hace suyas las afirmaciones de su mano derecha y presenta sus declaraciones como un servicio a Mariano Rajoy. De hecho, Gallardón justificó ayer a Cobo asegurando que si ha actuado así ha sido como muestra de colaboración y «apoyo incondicional» a la dirección nacional. Llegado este punto, al presidente del PP no le queda más remedio que pronunciarse y hacerlo con claridad: o castiga el ataque suicida de Cobo y de Gallardón o habrá que interpretar que avala la ofensiva contra Aguirre. Si Rajoy no toma medidas contundentes contra ambos cabrá interpretar que da carta blanca al alcalde para que siga actuando a partir de ahora en su nombre sólo con invocarle y consentirá que éste aparezca ante el partido y la sociedad española como la persona que resuelve los problemas en el PP.

29 Octubre 2009

Espectáculo abyecto

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Aguirre moviliza a sus fieles y lleva el pulso por el poder en Caja Madrid hasta el Ayuntamiento

El pulso cainita entre las facciones del PP madrileño avanzó ayer imparable hacia las instituciones públicas que dirige el partido. El Grupo Popular del Ayuntamiento de Madrid votó, tras solicitar el concejal aguirrista Ángel Garrido la dimisión de Manuel Cobo, sobre la continuidad en el cargo del vicealcalde y portavoz popular en el Ayuntamiento, perseguido públicamente por las declaraciones a EL PAÍS en las que denunciaba las maneras políticas «de vómito» de Esperanza Aguirre en el conflicto de Caja Madrid. La votación fue favorable al alcalde Ruiz-Gallardón y a Cobo -19 votos rechazaron la destitución y 13 la aprobaron-, pero lo grave del caso es que la terrible división interna del PP ha estallado también en el Ayuntamiento de la capital. La corporación, escenario soterrado en los últimos años de escaramuzas entre aguirristas y gallardonistas, ha quedado ya marcado a la luz pública por diferencias irreconciliables.

Con bastante desfachatez y pocos escrúpulos, la presidenta de Madrid está aplicando la vieja técnica de negociar con una mano y presionar con la otra. Mientras se proclama dispuesta a admitir la candidatura de Rodrigo Rato a la presidencia de Caja Madrid, como quiere Mariano Rajoy, los alcaldes de estricta observancia aguirrista exigen la sanción a Manuel Cobo y en el Ayuntamiento de Madrid cunde la división entre los concejales; mientras asegura que ella no ha pedido la cabeza de Cobo a cambio de aceptar a Rato -lo cual no sería sino una burda forma de chantaje-, califica como «injurias» las declaraciones del vicealcalde y deja bien claro a la dirección nacional del partido cuál es el resultado que espera. Aguirre quiere ganar a cualquier precio esta pugna por el poder en Caja Madrid y para ello parece dispuesta a movilizar a sus fieles y llevar este pulso al escenario político que le convenga.

Rajoy ha evidenciado una vez más que carece de autoridad en el partido; y, como suele suceder cuando falta autoridad, se ha llegado a una situación extrema en la que es obligado un puñetazo encima de la mesa. Aunque Rajoy encuentre la fórmula para sancionar a Cobo sin daño para sí mismo y para el partido, quedarán sin resolver las ambiciones políticas insatisfechas de la presidencia de Madrid y su capacidad para desestabilizar el partido.

Caja Madrid necesita con urgencia un presidente y una nueva dirección que se ponga a trabajar en sus debilidades -elevada morosidad, activos excesivamente dependientes de negocios en recesión- y en las decisiones de recapitalización. Si existe un atisbo de acuerdo entre Rajoy y Aguirre sobre el nuevo presidente, ha de aplicarse sin tardanza. Porque Caja Madrid no es una entidad cuya suerte resulte indiferente para el sistema financiero; el daño que se le cause por desidia o irresponsabilidad lo pagarán también otras cajas, cuyas expectativas de inversión, solvencia y depósitos sufrirán por el descrédito. Por eso, además de un espectáculo político abyecto, los dirigentes del PP están incurriendo en negligencia culposa.