5 julio 2008
Una mujer, Leyre Pajín, será la nueva Secretaria de Organización del PSOE, una mujer vuelve al cargo orgánico más importante del PSOE como el tiempos de Carmen García Bloise
37º Congreso del PSOE – Zapatero, reelegido Secretario General, asciende a José Blanco a Vicesecretario, cargo vacante desde Guerra
Hechos
El 5.07.2008 se calusuró el XXXVII Congreso del PSOE que reeligió a D. José Luis Rodríguez Zapatero como Secretario General.
Lecturas
El 5 de julio de 2008 se cierra el XXXVII Congreso del PSOE tras su triunfo en las elecciones generales de ese año. La principal novedad en el equipo de configura el Sr. Rodríguez Zapatero es que recupera el cargo de ‘Vicesecretario general del PSOE’, un cargo que fue creado específicamente para D. Alfonso Guerra González en 1979 y que fue suprimido tras la retirada de este en 1997. Ahora se recupera para D. José Blanco López, brazo derecho del Sr. Zapatero desde 2000.
Al igual que en el 36º Congreso del PSOE, D. José Luis Rodríguez Zapatero ha sido reelegido por unanimidad, aunque realizando modificaciones en su equipo.
Dña. Leire Pajín, nueva Secretaria de Organización del PSOE.
D. José Blanco y Dña. Leire Pajín sobre sus nombramientos:
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- Presidente – D. Manuel Chaves González.
- Secretario General- D. José Luis Rodríguez Zapatero
- Vicesecretario- D. José Blanco López.
- Secretario de Organización – Dña. Leire Pajín Iraola.
- Relaciones Institucionales- Dña. María del Mar Moreno Ruiz.
- Relaciones Internacionales- Dña. Elena Valenciano Martínez-Orozco.
- Ideas y Proyectos- D. Jesús Caldera Sánchez-Capitán.
- Política Municipal – D. Antonio Hernando Vera.
- Igualdad- Dña. Soledad Cabezón
- Edudación y Cultura- Dña. Candida Martínez
- Economía- D. Octavio Granados
- Bienestar Social- Dña. Soledad Pérez
- Medio Ambiente- D. Hugo Alfonso Morán
La joven Dña. Leire Pajín Iraola se convierte en la nueva secretaria de Organización del PSOE.
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El siguiente congreso del PSOE, el 38º, será en 2012.
07 Julio 2008
ZAPATERO APUESTA POR ESPERAR A QUE REMITA LA CRISIS...
Los discursos de Zapatero en el Congreso del PSOE de ayer y del pasado viernes constituyen dos piezas oratorias de máximo interés en la medida que definen no sólo la idea que el líder socialista tiene de sí mismo sino también la estrategia del Gobierno en los próximos meses.
En la línea de la jornada inaugural del Congreso, alternó las descalificaciones a la derecha con una serie de principios vagos e inconcretos, enunciados con suma solemnidad para disimular su vaciedad intelectual. Zapatero hizo hincapié en la importancia de las ideas, pero no aportó ninguna nueva.
A diferencia del viernes, el presidente del Gobierno sí dedicó un capítulo importante de su intervención a la economía, acusando al PP de «regodearse» en la situación y de querer aprovecharla para recuperar el poder.
Zapatero afirmó que el PP está interesado en que el Gobierno «encalle» y que Rajoy se «apunta con fruición a la idea de crisis porque aspira a que las drásticas medidas para salir de ella reacomoden ventajosamente sus intereses».
Insistió en que el PP ofrece soluciones «de derechas», mientras que este Gobierno se compromete a mantener el gasto social y a no perjudicar los intereses de los trabajadores en los duros tiempos que se avecinan.
Mariano Rajoy, que había acudido a Barcelona a clausurar el congreso del PP de Cataluña, tachó de «irresponsable» a Zapatero por no asumir la importancia de la crisis y aseguró que quiere crear una agenda con materias como el aborto, la eutanasia y la laicidad para desviar la atención del deterioro de la economía.
Puede que Zapatero considere estos asuntos esenciales para esta legislatura, pero lo cierto es que el Gobierno se ha limitado a ganar tiempo y a restar importancia a todos los indicadores que demuestran que la crisis es mucho más intensa de lo que se podía prever incluso hace medio año.
Lo que suscita más inquietud en la actitud de este Gobierno no es que se haya equivocado en todas sus previsiones sino su insistencia en no tomar ninguna medida y en que no será necesario ningún ajuste para salir de la crisis. Confiarlo todo a la fortaleza de nuestra economía y a la buena salud de las cuentas públicas en los pasados ejercicios es un grave error porque resulta evidente la necesidad de reformas estructurales que no se pueden aplazar.
Sacar dinero de la caja y endeudarse para pagar el subsidio de los parados y el gasto social es mucho más fácil que atreverse a tomar medidas para solucionar los males de fondo de nuestra economía.
La actitud de Zapatero es preocupante porque ni reconoce la magnitud del problema ni parece dispuesto a tomar iniciativas que vayan más allá de gestos populistas como devolver los 400 euros. La gravedad de la crisis requiere temple y medidas impopulares que, según demostró ayer, el líder socialista no quiere adoptar a la espera de que escampe la tormenta.
06 Julio 2008
Gestos de izquierda
El Partido Socialista ha intentado recuperar con su 37º congreso que se clausura hoy en Madrid la iniciativa política que perdió tras su victoria electoral de marzo. Mientras la situación interna está controlada y los dirigentes actuales pueden hacer y deshacer a voluntad, como se ha visto con el nombramiento de Leire Pajín para sustituir a José Blanco en la secretaría de Organización, el contexto político y económico ha marcado la agenda de la cita. El apoyo a la Directiva del Retorno, unido a la desafortunada respuesta del Gobierno a los críticos de la medida, calificándola de «progresista», no ha podido ocultar que habían calculado mal los costes de introducir un giro hacia la derecha en la política de inmigración.
Por otra parte, el congreso del Partido Popular en Valencia generó una tímida expectativa de cambio. Hasta ahora, los populares sólo han demostrado una cierta voluntad de combatir al Gobierno en un terreno distinto del de la anterior legislatura, pero han conservado la virulencia de su discurso, como se comprobó en el reciente pleno del Congreso dedicado a analizar la situación económica. También han dado un paso en falso al apuntarse a la polémica lingüística para mantener abierto el debate sobre la unidad de España. Si el PP suscribe el contenido del reciente manifiesto sobre este asunto, tendría que traducirlo en iniciativas parlamentarias y no lanzarse a colocar su firma al pie del documento. Ésa sería la actitud consecuente con la independencia reivindicada por Mariano Rajoy.
Es este contexto, y, en particular, el rápido deterioro de los datos económicos, el que ha determinado el planteamiento del 37º congreso del PSOE. El partido de Rodríguez Zapatero ha colocado en primer plano asuntos como la laicidad, el aborto, la eutanasia, el voto de los inmigrantes o la política lingüística, en la confianza de que acentuarán su perfil izquierdista y colocarán al Partido Popular ante una prueba para su proclamado giro al centro. Sería una estrategia hábil si no se confirman los riesgos que entraña: aun siendo asuntos pendientes de solución, la prioridad se encuentra hoy en la economía, y se podría interpretar que el partido del Gobierno elude las respuestas.
La iniciativa de conceder el voto a los inmigrantes en las elecciones municipales, aunque compleja de ejecutar, es necesaria, y los socialistas han dado un importante paso al frente al asumirla; un paso que, sin embargo, hace más incomprensible su apoyo a la Directiva del Retorno. También han respondido con inteligencia a la polémica de la lengua: el objetivo es garantizar el conocimiento y el uso de la lengua común y del resto de las lenguas sin enfrentar unas con otras. En el resto de las materias, sin embargo, ha optado por un camino intermedio que obedece al intento de avanzar en materias sensibles para la Iglesia católica manteniendo, al mismo tiempo, los Acuerdos de 1979, necesitados de urgente revisión.
No hay un compromiso para establecer abiertamente una ley de plazos para el aborto, pero se considera insuficiente la actual ley de supuestos. Tampoco se habla de regular la eutanasia, pero sí se abre las puertas de un debate social y se proponen establecer garantías jurídicas para quienes administran o deben recibir cuidados paliativos. La presencia de símbolos y ritos católicos en ceremonias de Estado se pretende resolver mediante una reforma de la Ley de Libertad Religiosa, que ahora no regula esta presencia ni menciona a la Iglesia católica.
El Partido Socialista ha subrayado en este congreso los gestos de izquierda para reforzar sus apoyos. Algo es algo, pero falta por ver si los gestos serán suficientes para remontar la atonía política manifestada desde que ganó las elecciones.