25 julio 1934

Su Gobierno se caracterizó por enfrentarse a comunistas y nacional-socialistas

El dictador de Austria, Dollfuss, es asesinado por un grupo de golpistas pertenecientes al partido nacional-socialista alemán

Hechos

El canciller de Austria, Engelbert Dollfuss, fue asesinado el 25.07.1934

Lecturas

1934_Dolfus03 El dictador de Austria era un firme opositor de la integración de Austria en Alemania a pesar de la opinión favorable de gran parte de la población de su país.

El dictador austriaco Engelbert Dollfuss, canciller y ministro de Exteriores, ha sido asesinado en el curso de una intentona golpista llevada a cabo por elementos nacional socialistas austriacos. Cerca del mediodía de hoy, un grupo de hombres armados, vestidos con uniformes del ejército y la policía austriaca, se apoderó por sorpresa del edificio de la radio y el de la cancillería, en la plaza de Balhaus. Allí encontraron en Dollfuss y a un puñado de altos funcionarios. Los golpistas dispararon contra el canciller acabando con su vida.

Cuando las tropas austriacas afines al régimen de Dolfuss se hicieron con el control de la situación y detuvieron a los nazis austriacos este ya había muerto.

26 Julio 1934

Trágicos acontecimientos en Austria. Un grupo de nazis sublevados irrumpe en la cancillería y mata a tiros al canciller Dollfuss

ABC (Director: Juan Ignacio Luca de Tena)

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Sin la muerte trágica de Dolfuss, mártir de su deber, los acontecimientos desarrollados ayer en Viena no pasarían de la categoría de una fracasada revuelta. En efecto, después de la primera sorpresa, la Policía y los heimwehren han restablecido rápidamente el orden y el Gobierno es dueño de la situación. De momento han desaparecido, por consiguiente, las preocupaciones de orden internacional, que surgieron ante el eventual triunfo de los hitleristas, ya que ni Francia, ni Italia, ni la Pequeña Entene hubieran admitido la unión austro-alemana, el Anschluss. Por dolorosa que sea la muerte de Dollfuss, que gozaba de las simpatías del mundo entero, no habrá cambio en la situación, si su sucesor demuestra la misma enegía para continuar su obra en pro de la independencia de Austria.

No se puede negar que Dolfuss gobernó con métodos dictatoriales. Eludió las elecciones generales, porque sabía que en ellas no podía obtener mayoría. Los resultados de las elecciones municipales parciales parecen indicar que los electores se dividían en tres grupos casi iguales: la tercera parte del cuerpo electoral votaba por el Gobierno; otra tercera parte era hitlerista y los restantes eran socialistas. Cuando Dollfuss se enteró de estos resultados suspendió las elecciones municipales. Como excusa podía alegar que si su Gobierno no disponía de mayoría, tampoco disponían de ella sus adversarios nazis y socialistas y que la oposición era demasiado heterogénea para encargarse del Poder. Si Dollfuss se hubiese retirado habría continuado la Dictadura pero una Dictadura hitlerista o socialista, con probables repercusiones internacionales en perjuicio de Austria. Es posible que Dollfuss hubiera preferido seguir fiel a la democracia parlamentaria, que había sido el programa de su partido : el cristiano social, pero la fuerza de la circunstancias le empujó hacia la Dictadura. También le reprochan, y no sólo los socialistas, sino incluso los hitleristas alemanes, su violenta represión de la revuelta socialista en febrero último. Sin embargo, Dollfuss se encontraba frente a un adversario poderosamente organizado y provisto de armas y municiones procedentes del extranjero. Además para reforzar su posición, tenía que demostrar que el advenimiento del hitlerismo no era necesario, pues bastaba su gabinete para defender al Estado contra los rojos.

Dolfuss ha muerto como defensor de la independencia de la Austria católica. Uno de sus principales colaboradores, Schuschnigg, que le substituye transitoriamente, dice que su obra seguirá viviendo. Los adversarios del Anschluus harán fervientes votos por que la predicción de Schuschnig no sea letra muerta.

El trágico episodio del levantamiento de ayer en Austria – sean cualesquiera los juicios que políticamente merezca – priva a aquel país de un gran gobernante, cuyo patriotismo estuvo siempre atento, con celo y con sagacidad, a defender la integridad e independencia nacionales, a costa de los mayores sacrificios, incluso el de su vida, con la que ha pagado el noble tesón que le guió.