15 diciembre 2016

Se mantienen los enfrentamientos entre las dos corrientes de cara a la II Asamblea de Vistalegre

El diputado de Podemos Juan Pedro Yllanes (sector Íñigo Errejón) denuncia amenazas de Juan Carlos Monedero (sector Pablo Iglesias)

Hechos

El 15.12.2016 el diputado de Podemos D. Juan Pedro Yllanes publicó en su red en Insagram que se había sentido amenazado por D. Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos.

Lecturas

15 Diciembre 2016

Nota en Istagram

Juan Pedro Yllanes

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Hoy en el comedor del Congreso he sido amenazado por el compañero Juan Carlos Monedero quien me ha advertido que hasta febrero puedo decir cosas que a él le molestan pero que cuando todo vuelva al orden, tenga ojito con lo que digo.

Estas actitudes me parecen repugnantes y no van a impedir que siga dando mi opinión sobre qué Podemos necesitamos. No me callé en mi carrera judicial y no decidí participar en política para callarme.

Como comprenderéis, como juez y como persona, no puedo dejar pasar la intimidación.

15 Diciembre 2016

Nota en Facebook

Juan Carlos Monedero

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Hoy he pasado por el Congreso de los Diputados a acompañar a unos diputados que venían de fuera de España. Antes de marcharme, he pasado por el comedor y me he sentado a conversar unos minutos con Rafa Mayoral y Alberto Rodríguez. He visto en la mesa de enfrente a Juan Pedro Yllanes, a Edu Maura y a otros compañeros de Podemos. He querido saludarles. Les tengo cariño y creo que los debates internos no deben quebrar la amistad. Hice campaña por muchos de ellos –con Juan Pedro en las Islas Baleares y con Edu en Euskadi-, y la amistad prevalece. Así entiendo la política. Le he dicho a Juan Pedro, junto a los demás compañeros, que creo que ahora, por el proceso interno, toca debatir, plantear todas las diferencias que sean necesarias, argumentar en todas las direcciones posibles y también que, pese al debate que mantengamos, que creo muy importante que después del proceso de Vistalegre volvamos a trabajar todos juntos. Cuando han abandonado el comedor, nos hemos vuelto a saludar con el mismo cariño. Luego he visto, por una nota de Juan Pedro, que nos hemos desencontrado. Lástima no haberlo podido discutir allí mismo. Estoy convencido de que lo hubiéramos aclarado. Así se lo he comunicado. Como debe ser entre compañeros. Estoy convencido de que ha sido un malentendido.

Sigo pensando lo mismo. Podemos tiene que ser un partido diferente. Incluso cuando discutamos, lo tenemos que hacer de manera diferente. Es un esfuerzo que nos debemos. No es sensato que los procesos de primarias internos generen heridas insalvables. De ser así, los partidos renunciarán a estos procesos y la democracia se debilitará. Así que sigo pensando que ese es el esfuerzo que debemos hacer todas y todos: establecer ahora cada una de las discrepancias que tengamos, debatir el proyecto, argumentar nuestras tácticas y nuestras estrategias por muy dispares que sean, y, una vez terminadas las primarias, volver a trabajar juntas y juntos con todo lo que nos une. Es de sentido común. ¿O debemos salir heridos, peleados y rotos de los procesos de primarias? No es mi convicción. Nuestra tarea después es seguir trabajando por el proyecto, cada uno en el sitio que escoja (el mío, como mero militante de base sin cargo alguno). Y estoy convencido de que así será. Es mucho más lo que compartimos que lo que nos separa y es tanta la tarea que queda pendiente que ahí nos encontraremos todas y todos los que queremos una democracia que merezca ese nombre. Por mi parte, toda la disposición. Y estoy convencido de que también será así con toda la gente que integra Podemos. Hemos compartido muchas cosas estos tres años y eso genera fraternidad. Que es lo que siento por Juan Pedro y por cada uno de los compañeros y compañeras con los que iniciamos este desafío que tantas esperanzas ha despertado.

18 Diciembre 2016

Uno de los nuestros y la operación aplauso

Juan Cruz

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A un político de Podemos que fue juez le dicen que se calle

Los que en los años 60 creíamos que la vida era eterna y la dictadura también estuvimos fascinados por la personalidad de un escritor que se parecía a lo que creíamos que era la literatura: un golpe de vida, un libro, y ya nada más. Era José Vidal Cadellans, cuya vida breve parecía la novela de un profeta: dijo que ese año en el que estaba, 1958, ganaría el premio Nadal y al año siguiente moriría. Ganó el Nadal y se murió al año siguiente, más o menos, a los 32 años. Detrás dejó aquella novela ganadora, No era de los nuestros. Un muchacho robaba en su propia casa. La investigación que siguió tendía a demostrar que el ladrón no era de los nuestros.

Esa fama efímera que tuvo Vidal Cadellans resurge (en mi memoria) cada vez que la televisión repite Uno de los nuestros, de Martin Scorsese, la historia de un muchacho que se integra desde que es un crío en un círculo mafioso en el que busca el trato ansiado de la tribu: ser Uno de los nuestros. Lo consigue a medias. Su momento de apogeo se produce cuando sale triunfante, no delató a nadie, de un juicio del que pudo haber salido abrasado. La tribu lo recibe, y así se lo dicen, como si hubiera perdido la virginidad. Ya era, casi, uno de los nuestros.

En la política española, y no sólo, se producen a diario expresiones así: es de los nuestros, no es de los nuestros. A los nuestros no les miramos ni el currículum, a los que no son de los nuestros les cerramos la verja. Ni agua. Al que se desvía lo quitamos de la fotografía, y al que se suma lo tenemos en nómina aunque no diga ni media. A Atahualpa Yupanqui lo adoraban en el Café Gijón porque era un sabio callado. Un día hizo ademán de hablar y sólo dijo: “Aquí el que la hace la paga”. Le aplaudieron como a Plácido Domingo. A los nuestros se les aplaude como si hubieran perdido, o ganado, la virginidad; a los que no son de los nuestros, leña al mono hasta que hable inglés.

Episodios recientes son medalla de ambas caras: a un político que fue juez le dicen que se calle; y que como no se calle se le dice que estaría más guapo si se va por donde vino. A una alta autoridad del Estado (en Cataluña) la despiden en las escalerillas de la gloria como si fuera una liberta entregada a los leones. Son de los nuestros, o no son de los nuestros. Cuando el 15M nos enseñaron a aplaudir agitando las manos. Era el aplauso sobreentendido. Aplaudir está antes de entender. Ahora se aplaude para que no se piense: en el caso del político que fue juez, se le reconviene para que se calle, y cuando calla, como si otorgase, se le aplaude otra vez: ¿ves como así estás más guapo? Y a la mujer que fue despedida al borde de las fieras se le aplaude por adelantado: para que sepa donde está la verdad. Es la operación aplauso, la que da la bienvenida a los nuestros y pone mala cara a los que se desvían de la tribu. O eres de los nuestros o no eres nadie. Y así estamos, la otra media te partirá el corazón si no te coge aplaudiendo.