17 mayo 1973

Freno a sus proyectos inmobiliarios

El Gobierno Carrero Blanco decide relevar a Josep María de Porcioles como alcalde de Barcelona y lo reemplaza por Enrique Masó

Hechos

El 17 de mayo de 1973 D. Enrique Masó Vázquez comenzó su mandato como alcalde de Barcelona.

Lecturas

Porcioles había comprado EL NOTICIERO UNIVERSAL en 1971.

ELOGIOS DE SU PERIÓDICO

El reportaje más elogioso a la figura del Sr. Porcioles al abandonar la alcaldía de Barcelona fue, como era de esperar, el periódico catalán vespertino EL NOTICIERO UNIVERSAL, del que era propietario el propio Sr. Porcioles, donde le loaban como ‘el alcalde constructor’.

En febrero de 1975 Josep María de Porcioles asumirá formalmente la presidencia del periódico EL NOTICIERO UNIVERSAL. 

14 Mayo 1973

PORCIOLES Y MASÓ

José Antonio Flaquer

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El relevo que se acaba de producir en la cabeza rectora del Ayuntamiento de Barcelona, se va, como se sabe, don José María de Porcioles – su mandato ha finalizado con arreglo a la Carta especial de la capital catalana después de dieciséis fecundos e inolvidables años de ejercer el cargo con un desbordado afán de servicio para la Ciudad Condal – llega don Enrique Masó Vázquez, toda una personalidad relacionada con la alta dirección de empresas, ha encontrado aquí, igual en lamentos políticos como es la pura, simple y españolísima calle, un amplio eco, debido a que el señor Porcioles, como ya hemos indicado muchas veces, se le quiere, se le respeta, y se le admira mucho en estas latitudes. Es, en definitiva, una figura auténticamente popular, tanto casi, si nos apuran, como la propia Barcelona. Escribamos, esta es, al menos la impresión que hemos recogido en una entrevista realizada sobre la marcha al respeto, que se le despide con emoción, nostalgia y gratitud. Lo de la gratitud va porque Porcioles siempre tuvo un constante, loable y patriótico empeño: unir Madrid y Barcelona por encima de todo. Y lo consiguió, indiscutiblemente. Supo tener, como él anhelaba, un puente entre las dos grandes ciudades hermanas, y acordó distancias entre la Puerta del Sol y la Plaza de Catalunya.

Ampliando nuestro comentario del sábado, acerca de lo que puntualizó el ministro de Información y Turismo sobre el particular, cuando recibió a los periodistas el viernes, a última hora de la tarde, para explicarnos con detalle lo tratado en el Consejo de Ministros que tuvo lugar dicho día, don Alfredo Sánchez Bella calificó de histórica la etapa Porcioles, agregando lo siguiente: “Cuando se mire hacia atrás, se comprenderá que la era Porcioles ha sido hasta ahora la más fecunda y más creadora en la vida municipal barcelonesa y la que ha conocido realizaciones más valiosas…”.

Todo el mundo conoce el amor de don José María de Porcioles hacia Barcelona. Puede estar seguro de que su gran preocupación por la ciudad fue entrando en la conciencia del pueblo. En Barcelona, antes de llegar él, los problemas se habían empequeñecido, estando faltos de dimensión y muchas veces de vertiente popular. Crear la gran presencia de Barcelona era un deber. Y él supo conseguirlo como nadie. ¿Qué hará ahora que ha dejado de ser alcalde? El mismo lo comentó en cierta ocasión, a raíz de una entrevista, de esta manera: “Notario, notario; una alta profesión, que tiene mucho de mensaje: el don del consejo y la gran servidumbre de la verdad…”. Empero, muchos opinan que su carrera política no ha terminado, ni mucho menos. Y se rumorea con insistencia, que muy bien podría ser en un futuro más o menos próximo el nuevo presidente del Consejo de Estado. El tiempo lo dirá.

En cuanto a don Enrique Masó Vázquez, es figura también muy conocida en la Villa por sus muchos e importantes cargos directivos de tipo empresarial – en realidad vive desde hace tiempo a caballo entre Madrid y Barcelona – Aunque sustituir a Porcioles no es nada fácil, los entendidos afirman que es el hombre más idóneo para que no se produzcan en Barcelona, a escala municipal, vacíos que siempre resultan, a la larga, peligrosos y contraproducentes, “Se ha querido escoger – palabras también de Sánchez Bella – a un manager o ejecutivo  a la altura de nuestro tiempo y a las necesidades de Cataluña”.

José Antonio Flaquer

El Análisis

El legado de Porcioles en Barcelona

JF Lamata

El relevo en la alcaldía de Barcelona, con la salida de José María de Porcioles y la llegada de Enrique Masó, marca el fin de una de las etapas más largas e influyentes en la historia municipal del franquismo. Porcioles supo ganarse el favor de la dictadura, a la que siempre fue leal, pero al mismo tiempo intentó cultivar un perfil singular, reivindicando elementos del folclore catalán y tejiendo una relación con sectores culturales y empresariales que el régimen observaba con recelo. Su gestión estuvo marcada por una fuerte apuesta urbanística, la expansión de la ciudad y una visión pragmática que le convirtió en figura clave de la Barcelona de los sesenta.

La personalidad de Porcioles se reflejó también en su habilidad para relacionarse con futuros protagonistas de la política democrática, como Jordi Pujol o Pasqual Maragall, con quienes compartió espacios de diálogo en los márgenes de la dictadura. No era un aperturista, pero entendió que Barcelona necesitaba una conexión con las realidades vivas de Cataluña, incluso en un marco político fuertemente condicionado. Ese equilibrio entre la obediencia al régimen y la defensa de ciertas expresiones culturales catalanas es, sin duda, una de las claves para comprender su figura.

Aunque deja la alcaldía, Porcioles no se retira de la vida pública. Sigue ejerciendo influencia desde los despachos y, sobre todo, desde los medios de comunicación, gracias a su condición de propietario de El Noticiero Universal [más adelante también se hará con Destino], diario que ha cerrado filas en torno a su legado y le ha despedido con encendidos elogios. La Barcelona que ahora recibe a Enrique Masó es distinta a la que Porcioles asumió años atrás: más grande, más compleja y con tensiones sociales y culturales cada vez más visibles. Pero el sello de Porcioles, entre la disciplina franquista y la astucia catalana, seguirá siendo referencia obligada para entender el rumbo de la ciudad en las décadas venideras.

J. F. Lamata