23 febrero 1990

María Antonia Iglesias nombrada nueva Directora de Informativos de TVE

El Gobierno felipista reemplaza repentinamente a Luis Solana por Jordi García Candau en la Dirección General de RTVE

Hechos

El 23.02.1990 el Gobierno designó a D. Jordi García Candau Director General de RTVE reemplazando a D. Luis Solana.

Lecturas

D. Luis Solana había sido nombrado Director General de RTVE en enero de 1989 tras la dimisión forzada de Dña. Pilar Miró y poco más de un año después el mismo Gobierno que le nombró, el de D. Felipe González (PSOE) ha optado por reemplazarlo por D. Jordi García Candau.

Después de las elecciones generales de 1989 en las que el PSOE volvió a obtener mayoría absoluta el Gobierno optó por relevar en febrero de 1990 a D. Luis Solana como Director General y reemplazarlo por D. Jordi García Candau. (El mandato de D. Jordi García Candau durará hasta el cambio de Gobierno de 1996 siendo el mandato más estable de RTVE desde la llegada de la democracia).

La renovación del Consejo de Administración de RTVE no se produciría hasta 22 de noviembre de 1990 quedando compuesto de la siguiente manera:

  • -Consejeros por PSOE: D. Jordi Gardía Candau, D. Valentín Álvarez Corugedo, D. Ramón Criado Margaretto, D. Mariano Muñoz Bouza, D. Miquel Bonastre Codina, D. Feliciano Sofín Murillo y D. Javier Tezanos Tortajada.
  • -Consejeros por PP: Dña. Encarnación Valenzuela Conthe ‘Curri’, D. Jesús Sancho Rof, D. Juan Antonio Trillo López-Mancisidor y D. José Manuel Fernández Norniella.
  • -Consejeros por CDS: D. Antonio del Olmo Aires.
  • -Consejeros por CiU: D. Jordi Bosch Molinet.

PERIODISTAS CLAVE EN EL NUEVO EQUIPO DE RTVE:

felipe_candau_ramoncolom El presidente del Gobierno D. Felipe González saluda a Dña. María Antonia Iglesias, D. Ramón Colom y D. Jordi García Candau, los nuevos ‘amos’ de la televisión pública en España.

colom D. Ramón Colom, será el Director de TVE, responsable de la programación que tendrá que hacer frente al reto de la nueva competencia que supone la aparición de los canales privados ANTENA 3 TV y TELECINCO.

maria_antonia_iglesias_tve Dña. María Antonia Iglesias, será la Directora de Informativos de TVE, siendo la primera mujer que accede a este cargo desde que existe la televisión pública en España.

carcedo D. Diego Carcedo, Director de Radio Nacional de España (RNE).

¿TELEDIARIOS ‘FELIPISTAS?

zap_miglesias_felipe Durante toda la etapa en que Dña. María Antonia Iglesias fue Directora de Informativos de TVE fue acusada de poner sus servicios, no ya al servicio del PSOE, sino al servicio personal de la figura del presidente del Gobierno D. Felipe González, del que la propia Sra. Iglesias nunca ocultó su admiración personal.

24 Febrero 1990

Otra etapa en TVE

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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CUANDO TODO indicaba que la continuidad de Luis Solana al frente de RTVE estaba asegurada al menos hasta que las fuerzas políticas parlamentarias lograsen un acuerdo para la renovación de su consejo de administración y la eventual elaboración de un nuevo estatuto jurídico, el Gobierno ha reaccionado con el nombramiento por sorpresa de su sucesor. Las razones últimas que han podido inclinar al Ejecutivo a la sustitución repentina del hasta ahora director general por Jordi García,Candau, periodista de la radio pública que accedió en 1986 al Consejo de Administración de RTVE representando al PSOE, quedan en el arcano de sus pensamientos. En cualquier caso, es un extraño modo de iniciar un consenso.El nombramiento del nuevo director general de RTVE se produce en circunstancias legales dudosas, como son las que se derivan de la existencia de un Consejo de Administración de RTVE en funciones -el constituido en 1986-, y, por tanto, con una representatividad política no ajustada a los resultados electorales del 29 de octubre.

Si el cambio real de RTVE dependiera en exclusiva de los que se suceden al frente del ente, el continuismo estaría servido. Porque, antes que por sus dotes de mando, profesionalidad o capacidad de gestión -de las que hay que beneficiar en principio a García Candau-, estas personas son elegidas por su proximidad al poder y por la fidelidad sin fisuras a sus directrices. Es un criterio que los Gobiernos socialistas han aplicado con rigor no sólo a la designación de los directores generales de RTVE, sino al de los responsables de otras instituciones del Estado, como ha sucedido con el último relevo al frente de la Fiscalía General.

Desde esta perspectiva, las específicas características personales y profesionales del candidato a ocupar el cargo público en cuestión sólo son relevantes en una segunda lectura. Jordi García Candau y Luis Solana muestran señas profesionales muy diferentes, y seguramente sus perfiles personales también son distintos, pero ambos son, sin duda, leales servidores de quien los nombra.

Mientras tales criterios no varíen, esta cuestión seguirá distorsionando la credibilidad de un medio de comunicación obligado a respetar «el pluralismo político, religioso y social». Por ello es imprescindible una reforma del Estatuto de RTVE, claramente favorecedor, en su actual redacción, del arbitrismo y de la utilización por el Gobierno de turno de la única oferta televisiva pública que llega a todos los españoles. El principal punto de dicha reforma sería la supresión de la facultad del Gobierno de nombrar al director general de RTVE, trasladando tal responsabilidad al ámbito decisorio -como ocurre en cualquier empresa pública o privada- de su consejo de administración. Siempre y cuando que, naturalmente, se establezcan las garantías necesarias para que los consejeros sean elegidos por el Parlamento efectivamente entre «personas de relevantes méritos profesionales», y no, como ocurre ahora, designados en virtud de razones de reparto de poder. Cualquier cosa antes que mantener una situación que lleva al absurdo de que el director general, nombrado en virtud de criterios políticos, disponga de amplísimos poderes y sólo responda ante quien lo nombra, esdecir, el Gobierno, mientras que el consejo de administración, llamado a representar a la sociedad, apenas ejerce otro control que el testimonial sobre la gestión del medio.

24 Febrero 1990

El Gobierno destituyó a Solana en un «gesto de su buena voluntad» hacia la oposición

Lucía Méndez

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El Gobierno renunció a nombrar a Luis Solana director general de RTVE como «gesto de buena voluntad para llegar a acuerdos en el Parlamento con los grupos de la oposición» y tras comprobar que el nombre de Solana no despertaba demasiadas simpatías en los partidos políticos, según informó ayer la ministra portavoz. Tras la reunión del Consejo de Ministros en el que se nombró a Jordi García Candau nuevo director del Ente Público, Rosa Conde señaló que en el seno del Gobierno se ha desarrollado un debate muy amplio sobre cuál era la persona idónea para dirigir RTVE. De acuerdo con la información aportada por la ministra portavoz, ayer a mediodía se tomó la decisión de prescindir de Luis Solana, ya que «las últimas conversaciones entre grupos parlamentarios han hecho aconsejable que se tomara la iniciativa de nombrar un nuevo director».

Posteriormente, Rosa Conde negó que la designación de García Candau haya sido «consensuada con algún grupo parlamentario». «Es una decisión del Gobierno, porque no se puede tener a una empresa pública en la interinidad permanente y al ser imposible alcanzar un acuerdo con el Partido Popular para renovar el Consejo de Administración», señaló. El Gobierno considera a Jordi García Candau más «apropiado» que Luis Solana para «hacer frente de forma ágil y rápida a los grandes cambios que se avecinan en la televisión pública, tras la llegada de las televisiones privadas, a la modificación del estatuto y al reto del 92», dijo la ministra portavoz. En opinión del Ejecutivo, «una nueva etapa requiere un nuevo equipo», lo que no quiere decir, se apresuró a puntualizar Rosa Conde, que el equipo anterior no haya afrontado sus retos. La gestión de Luis Solana fue definida ayer como «digna en un año bastante duro y bastante difícil». A pesar de la buena voluntad gubernamental al destituir a Solana, todos los portavoces de la oposición parlamentaria criticaron con dureza la forma en la que se ha producido el nombramiento del director general del Ente Público. El portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso, Luis Ramallo dijo que las razones del cese de Solana obedecen a un clima de enfrentamiento entre facciones internas del PSOE y a la negativa del vicepresidente del Gobierno a que continuase en el cargo. Tampoco a Pablo Castellano le ha parecido bien el nombramiento de Jordi García Candau, «pero no por una crítica personal», sino porque «se ha perdido una gran ocasión para que por fin el responsable máximo de la radio y televisión públicas gozara de la confienza del Congreso». Castellano señaló que «cuando el Gobierni insiste en hacer uso de su facultad de designación unilateral es porque no tiene la menor intención de poner estos medios al servicio de todos los ciudadanos». Incluso el portavoz del CDS, Antonio Fernández Teixidó criticó el nombramiento de García Candau «por el procedimiento elegido». El portavoz centrista calificó de «torpeza política» la actuación del Gobierno, «justo en un momento en el que los partidos nos disponemos a hablar de la reforma del Estatuto. Creo que también deberíamos haber tratado acerca del nuevo director general». Rosa Conde no dejó muy claró que pasará en los próximos meses, cuando se reforme el estatuto del Ente Público y el director tenga que ser elegido en el Parlamento. El Gobierno, dijo la ministra, nombra a una persona para toda la legislatura.

Rosa Conde no estuvo sola ayer en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros. Le acompañó Carlos Solchaga, ministro de Economía, para hablar sobre los Presupuestos Generales del Estado. El ministro, al que algunas informaciones atribuyen unas relaciones poco buenas con Alfonso Guerra, se vio obligado, muy a su pesar, a responder a una pregunta sobre el caso Juan Guerra y la honorabilidad del Gobierno. Tras señalar que la pregunta le parecía «poco leal», Solchaga dijo a los periodistas que no podían extrañarse de que «un Gobierno constituido por personas pertenecientes al Partido Socialista, que no han tenido nunca propiedades particulares y que han hecho de la limpieza de la vida pública una de sus máximas fundamentales, se sienta herido ante estas informaciones y trate de responder» con denuncias y querellas judiciales. Y ello al margen de «las cuestiones jurídicas puntuales». Solchaga, que estuvo muy discreto en su respuesta, reconoció también que «otra cosa es que el Gobierno acierte en la forma de plantear estos problemas». El ministro de Economía aseguró que se sentía aludido en su honorabilidad con las informaciones periodísticas sobre corrupción, aunque no quiso utilizar ningún calificativo acerca de este «proceso informativo», al no ser un experto en periodismo.

24 Febrero 1990

Adiós, Solana, adiós

Miguel Ángel Gozalo

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El jueves por la noche, cuando empezó a circular por las redacciones la noticia de la posible destitución de Luis Solana, mi teléfono comenzó a sonar. ‘Oye, que cesan a Solana. Enhorabuena’.

Algunos amigos consideraban que el hecho de que Rosa Conde hubiese comunicado al director general de RTVE el final del trayecto era un gran acontecimiento en mi vida. Me sentí obligado a aceptar las congratulaciones. Hombre, hubiera preferido derrotarle definitivamente en el Tribunal Supremo. Es como si, en medio de una batalla, el enemigo se desvanece…

Hace un año, Luis Solana, en una de las primeras y polémicas decisiones, suprimió de un plumazo, con un pretexto nimio, un programa de debate que yo hacía, ‘Derecho a Discrepar’. Para defender el honor de Miguel Boyer de no se sabe qué supuestos ataques de algún invitado al programa, me cesó fulminantemente.

No fui el único periodista tachado por Solana, ni aquel debate el único espacio que cayó ante el sectarismo del autodenominado ‘equipo de triunfo’.

Se suprimieron opiniones libres en un gesto de retroceso que resultó una alcaldada injustificable. Y eso que ni siquiera se había barruntado todavía la existencia, en Seilla de un tal Juan Guerra. Pero Solana decidió convertirnos en sus enemigos.

Aquel despido arbitrario y cínico fue declarado nulo por la magistratura del Trabajo. Pero Solana, en vez de reponerme en el programa recurrió el fallo, y será el Supremo el que diga la última palabra.

‘Hombre, está bien que lo quiten. Pero ¿qué quieres que te diga? A mí ya me traía un poco sin cuidado. Llevo un año sin Solana’.

Los amigos no entienden que, en un año, a uno se le haya ido casi toda la irritación, y sus agravios sean sólo colectivos, como los de cualquier otro propietario de un televisor.

Con Solana nos hemos hecho todos un año más viejos, y hemos vivido momentos de gran manipulación, pero no es justo echarle a él toda la culpa: ha obedecido burdamente lo que le han mandado. Solana era un mando a distancia. La no retransmisión del debate de Alfonso Guerra ante el Congreso fue, ante la opinión pública, la puntilla. Ahí sí se pasaron. Decididamente, no le gustaban los debates.

– Pero ha hecho menos daño que en Telefónica, me dice un amigo. Algo es algo.

– Sí, desde luego. Al menos los programas salían al aire…

En ese momento surge una serie de ruidos ininteligibles por el auricular y la comunicación se corta de repente.

El teléfono parece unirse con sus gritos misteriosos, a la serena satisfacciones de todo el país.

Cae el muro de Berlín, avanza la perestroika y se va Solana. ¡Como viene la década!

Miguel Ángel Gozalo

27 Febrero 1990

Cien Días

ABC (Director: Luis María Anson)

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Jorge García Candau ha recibido reiteradas críticas por parte de periódicos impresos  radiofónicos cuando todavía no ha empezado a ejercer su cargo. Se le acusa de ser militante del PSOE, de ‘guerrista’, de marioneta de Calviño. Tal vez todo eso sea verdad y TVE continúe su línea de sometimiento al Gobierno. Pero habrá que esperar cien días para hacer una crítica seria. Es un plazo elemental de cortesía. García Candau no es un político, sino un periodista, íbamos a decir que gracias a Dios. Y de un periodista deben esperarse mayores cotas de independencia al frente de RTVE que de un político, sin que esto suponga desdoro para los políticos, la inmensa mayoría de los cuales son administrables en el ejercicio de su difícil función representativa.

03 Noviembre 1992

Pluralismo, sí; esquizofrenia, no

Curri Valenzuela

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SI todos los españoles tuviéramos que pagar -como tenemos que pagar- el déficit anual de Renfe para que en los trenes de este país sólo pudieran viajar los españoles y españolas con carnet del PSOE, el hecho constituiría un escándalo de proporciones internacionales. En los trenes de Renfe, gracias a Dios, podemos subirnos todos, independientemente de nuestra ideología. Pero lo que está ocurriendo con Televisión Española y con Radio Nacional de España es tan escandaloso y grave como su símil ferroviario: Y más aún; porque la utilización que el PSOE está haciendo de la televisión y la radio públicas no sólo constituye una estafa para los españoles que tenemos que pagar para que unos pocos sebeneficien de nuestro desembolso colectivo: La libertad de información y el respeto al pluralismo -prohibidos en TVE y RNE- constituyen la base de la democracia, una democracia de la que se ríen los responsables de RTVE cuando actúan como marionetas de los responsables del PSOE. Como consejera de RTVE, he asistido en los últimos años a muchos debates y coloquios sobre las televisiones públicas europeas. Y me creía experta en el arte de sentirme avergonzada cuando escucho a los responsables de la BBC o de la RAI explicar a una audiencia sus esfuerzos para liberarse de las presiones de sus gobiernos, y los balances que imponen para facilitar el acceso de las minorías políticas a sus pantallas, hasta que hace unas semanas asistí a una conferencia del máximo responsable de la televisión pública rumana, una televisión de la que hasta hace poco nunca creí que pudiera sentir envidia.

Pues bien, el equivalente rumano a Jordi García Candau le dio una lección magistral a Jordi García Candau explicando los criterios que ha seguido para que la televisión pública que dirige respete el pluralismo político de su país y, concretamente, cómo él se encarga de exigir que los presentadores de sus telediarios los presenten de tal manera que nadie en la audiencia pueda sospechar a quién vota cada uno de los presentadores. Igual que lo de García Candau, vamos. En la España que en estos días vive el aniversario de los diez años de la llegada del PSOE al poder, el comportamiento de TVE y RNE ha sido la muestra más palpable del desprecio con que el PSOE considera la libertad de expresión. Ni en Rumanía ni en ningún país europeo, menos aún en esa Europa de Maastricht que tan mal entiende Felipe González, hay una radiotelevisión pública que tan descaradamente sirva de órgano de propaganda de un partido y tan vergonzosamente esté siendo utilizada para tratar de impedir que otro partido llegue al poder. En la primera época de poder socialista, el director general de RTVE, José María Calviño, llegó a declarar en público que mientras él estuviera en ese cargo intentaría impedir que el entonces líder de la oposición, Manuel Fraga, llegara al poder. Tres directores generales del PSOE después, el actual director general Jordi García Candau -un Calviño en joven, que está dejando pequeño a su antiguo maestro- se comporta con más habilidad; no lo dice, pero lo hace; su misión es la de impedir que el PSOE pierda un voto más, y su desprecio hacia la oposición política llega a tales limites que, cuando el otro día se enfrentó en el Parlamento a portavoces de partidos que reclamaban dar su opinión por TVE en este décimo aniversario socialista, declaró que sería «esquizofrénico» tener que mostrar sus versiones de esta década en la pantalla que él controla para, el Gobierno.

Un director general de RTVE que confunde la esquizofrenia con el pluralismo es un peligro para el pluralismo. Y para la democracia. (E incluso para la precisión en el lenguaje; lo lógico, por su parte, sería hablar de paranoia más que de pluralismo). Ignorar -o lo que es peor, despreciar- los mínimos preceptos del sistema democrático cuando se está al frente del medio de comunicación más potente de un país, para colmo de titularidad pública, es atentar contra la neutralidad pública en un proceso electoral. ¿Cómo puede haber unas elecciones libres en España mientras Jordi García Candau siga dirigiendo RTVE? Cuando deje su puesto -que espero, como española de a pie y sobre todo como consejera de RTVE que sea lo antes posible, por el bien de la libertad en este país- García Candau habrá dejado una RTVE en quiebra financiera -sus deudas a corto plazo alcanzan los 156.000 millones de pesetasy una Televisión Española y una Radio Nacional en quiebra democrática. Sin contar con una plantilla de trabajadores -casi todos ellos magníficos profesionales, que se merecían otro tratamiento- asustados por su futuro laboral y hastiados de la manipulación informativa que el pequeño grupo de comisarios politicos que García Candau tiene puestos para controlar la información en TVE y RNE practican mañana, tarde y noche delante de ellos. Los trabajadores de TVE y de RNE no tienen por qué ser héroes, ni pueden serlo, porque no tienen por qué poner en peligro los ingresos que necesitan sus familias, ni su estabilidad laboral. Y por tanto, no se me ocurre pedirles que se rebelen contra las directrices que les imponen. Pero sí les pido que dejen de colaborar, y que ofrezcan resistencia pasiva ante la manipulación que tienen que soportar en estos momentos. El resto de los españoles y la democracia de este país se lo vamos a agradecer. Esperemos que pronto.