13 mayo 1985

El periodista español Antonio Caño (EL PAÍS) publica una entrevista suya al dictador sandinista de Nicaragua Daniel Ortega en la que este reconoce su cooperación con la URSS

Hechos

La entrevista se publica el 13 de mayo de 1985 en el diario EL PAÍS.

Lecturas

Daniel Ortega: «Moscú coopera con Managua de forma respetuosa y oportuna»

Desprovisto de su uniforme verde olivo y vestido con cazadora de ante, camisa de cuadros y pantalones de color crema, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, de 40 años, refuerza su imagen de chico bueno al que casi no le salen las palabras del cuerpo, no se sabe si por timidez o por exceso de prudencia. El comandante sandinista no satisface desde luego a aquellos que quieran entrevistar al clásico caudillo revolucionario latinoamericano, locuaz y descarado; pero sí demuestra prudencia, frialdad y conciencia del dificil proceso en el que está envuelto su país.

Pregunta. Su viaje a la Unión Soviética y otros países del bloque socialista ha sido criticado en Europa y Estados Unidos por inoportuno. ¿Puede usted explicar por qué se decidió a realizarlo?

Respuesta. Nosotros tenemos relaciones diplomáticas y políticas con la Unión Soviética y los países de la comunidad socialista desde el triunfo revolucionario, y estas relaciones se han caracterizado por la forma respetuosa y por la forma oportuna con que la URSS y los países de la comunidad socialista han cooperado con Nicaragua en momentos en que Estados Unidos ha agredido a Nicaragua en el terreno económico. Cuando EE UU voló nuestros despósitos de combustible, la Unión Soviética fue el primer país en suministrarnos el carburante que habíamos perdido; lo mismo sucedió cuando el corte del financiamiento para el trigo y el aceite.

En las circunstancias difíciles que vivimos hemos estado haciendo gestiones, en primer lugar, con países latinoamericanos. En los ericuentros que he tenido en Montevideo y en Brasilia me he reunído con muchos gobernantes latinoamericanos y europeos, como el presidente González y el primer ministro italiano, Bettino Craxi, y con todos ellos traté sobre la necesidad de la cooperación con la economía nicaragüense, que se veía seriamente afectada por la política de bloqueo de EE UU ya antes de que se establecieran estas nuevas medidas. Así es que los primeros contactos fueron con gobernantes latinoamericanos. Pero luego consideramos conveniente hacer un recorrido por los países de la comunidad socialista y Yugoslavia para buscar lo que EE UU ha venido quitando a Nicaragua.

P. ¿Y qué ayuda ha obtenido en la Unión Soviética?

R. Yo hablaría de los países de la comunidad socialista y de Yugoslavia. Hemos encontrado por parte de todos una disposición a aumentar su cooperación con Nicaragua para que pueda afrontar las crecientes dificultades.

P. ¿Y esa cooperación incluye ayuda en el terreno militar?

R. No, nuestra gestión ha sido fundamentalmente de tipo político y de tipo económico.

P. ¿Ni siquiera han sido tratadas las necesidades militares de Nicaragua a medio o corto plazo?

R. No, no.

P. Algunos dirigentes latinoamericanos, incluso del Grupo de Contadora, han declarado que el conflicto de Nicaragua es, cada vez con más claridad, un conflicto Este-0este. ¿Qué opina usted?

R. Me parece que son declara ciones un tanto precipitadas, pero no es la realidad. No hay ningún conflicto Este-Oeste, sino que hay un conflicto donde Estados Unidos está queriendo desconocer un cambio social, un cambio político, un cambio revolucionario que se ha producido en Nicaragua.

«Nícaragua está en el campo ideológico de los países que son.explotados»

P. ¿En qué bloque político e ideo lógico se encuentra su país?

R. Nicaragua se encuentra en e campo ideológico de los países qu son explotados, de los que sufren el intercambio internacional eco nómico injusto, de los países que luchan por la autodeterminación y la independencia. Estamos junto a ese grupo de países que en Asia, África y América Latina forman el Movimiento de No Alineados.

.P. Pero, en caso de agresión extranjera, ¿su país espera ayuda de Cuba y la Unión Soviética?

R. En el caso de que se produje se una agresión contra Nicaragua, la defensa del país va a descansar en los nicaragüenses. Esto no niega la cooperación que nos puedan prestar tanto los pueblos latino americanos como los europeos, el mismo pueblo norteamericano o los pueblos socialistas.

P. Se ha venido hablando de discrepancias entre Cuba y la Unión Soviética a propósito d Nicaragua: el primero, con posi ciones más moderadas, y el segundo, más radicales. En esta gira usted ha visitado los dos países, ¿ha observado estas diferencias?

R. Nosotros hemos sentido en la Unión Soviética una posición completamente coincidente con las posiciones cubanas, y son posiciones que nosotros no calificaríamos de moderadas, sino que creemos que son posiciones serias, responsables y maduras.

P. ¿Pero le apoyarían militarmente en caso de una agresión norteamericana?

R. No hemos tratado eso.

P. ¿En qué áreas trabajan los asesores de países del Este que tiene Nicaragua?

R. En nuestro país solamente tenemos asesores extranjeros de -nacionalidad cubana.

P. ¿Cuántos?

R. Aproximadamente unos 800; menos 100 que habrán salido ahora, serán unos 700. En total, en Nicaragua habrá unos 1.400 cubanos, de los que 700 están en funciones militares y el resto en funciones de apoyo técnico o médico.

P. ¿Y está usted dispuesto a reducir más ese número de asesores?

R. Estamos dispuestos a que salgan todos los asesores militares extranjeros de la región, y eso lo hemos suscrito así cuando aceptamos el Acta de Contadora, se lo hemos planteado a los norteamericanos en Manzanillo y lo seguimos pensando.

P. Reagan acusa a su Gobierno de llevar a su país a niveles de armamento desproporcionados en la región. ¿Es eso cierto?

R. Mire, Nicaragua no tiene aviones de combate, mientras sí tienen Honduras y El Salvador. Nicaragua no tiene tecnología sofisticada como la que tienen esos países, suministrada por EE UU. Nosotros lo que tenemos es una fuerza muy grande porque el pueblo nicaragüense está dispuesto a combatir hasta morir por la revolución.

P. También temen que ustedes exporten su revolución.

R. Ésa es la gran preocupación de EE UU, el hecho de que se consolide la revolución nicaragüense, porque es una revolución latinoamericanista que presenta una modalidad muy particular, con un régimen de economía mixta, pluralista, no alineado; por tanto, un modelo viable para la región centroamérica y para América Latina.

P. ¿Pueden repetirse procesos revolucionarios similares en otros países centroamericanos?

R. Si Estados Unidos se empeña en defender regímenes antipopulares, en tratar de ahogar a punta de balazo las demandas justas de los pueblos en Centroamérica van a seguir las revoluciones. Pero si se decide por buscar otro tipo de respuesta que de verdad promueva el cambio social y la democracia, ese peligro desaparece.

P. ¿Que posibilidades ve de que avance el proceso de Contadora?

R. Contadora tiene que avanzar. Tenemos la esperanza de que Estados Unidos, en algún momento, cambie de actitud y acepte la solución pacífica de los problemas,y eso va a significar el avance de Contadora. Creo que todos los Gobiernos centroamericanos tienen en estos momentos deseos de paz, pero la presión y el chantaje de EEUU son tan grandes que obligan a los Gobiernos de El Salvador, Honduras y Costa Rica a asumir posiciones contrarias a sus propios intereses.

P. ¿No mejoraría la situación si ustedes se deciden a negociar con los contra o con alguno de los políticos que los respaldan?

R. El diálogo tiene que ser con EE UU, porque es quien dirige la actividad contrarrevolucionaria.

P. ¿Pero que ofrecen ustedes a los contra?

R. Hay una ley de amnistía irrestiricta a la que se han acogido más de 700 personas.

P. ¿Se producen atentados contra los derechos humanos en su país?

R. En todos los dictámenes que han hecho las comisiones de derechos humanos sobre Nicaragua se ha demostrado que la situación es una de las más privilegiadas. Se dan algunos abusos, indiscutiblemente, se dan algunas violaciones; pero no es una política del Gobierno.

P. ¿Hay presos políticos?

R. Bueno, en Nicaragua lo que hay es una cantidad de gente que ha estado vinculada a la actividad contrarrevolucion aria. Yo no sé si aquí en Europa le llamarían preso político a algún nacional que en la época de la guerra contra el fascismo se hiciese aliado de las fuerzas fascistas.

P. ¿De qué habló usted con el presidente González?

R. Fuimos coincidentes en encontrar una gran preocupación. El presidente Reagan dijo al presidente González que jamás iba a invadir Nicaragua, pero en la realidad se sigue una política de escalada que puede desembocar un día en una invasión directa de tropas norteamericanas. Hemos intercambiado algunas ideas sobre lo que podría hacerse para enfrentar esta situación, pero parece que es muy poco lo que se puede hacer con esperanza de resultados.

P. ¿Y qué puede hacer España, ablandar esa posición?

R. España, por las vinculaciones históricas que tiene con América Latina y las buenas relaciones que tiene con EE UU, es un país que puede desempeñar un papel muy activo, como ha venido haciéndolo, en favor de la paz, en la medida en que haya oídos receptivos.

P. Pero, según parece, el presidente González ha renunciado a ese papel.

R. No, él renuncia al papel que se le ha querido dar cuando se le dice que si es mediador; pero él, así como otros gobernantes europeos y latinoamericanos, se mantiene en comunicación constante con Nicaragua y en comunicación constante con Reagan.

P. ¿Puede España compensar el daño que cause el embargo económico decretado por Estados Unidos contra Nicaragua?

R. Un país no puede hacer eso. Se trata de una política a desarrollar por parte de todos los paises que tienen cooperación con Nicaragua. España conoce la situación. Tenemos un marco de relaciones, créditos firmados, cuya aplicación se ha visto afectada por razones técnicas. Esos son puntos concretos que estamos tratando de hacer caminar más rápidamente.

P. ¿Cuál es el volumen de la cooperación española?

R. Importante y satisfactorio.

P. Usted fue aclamado el sábado por manifestantes que criticaron lo que consideraban un cambio de posición española respecto a la revolución sandinista. ¿Está usted de acuerdo con ellos?

R. No, y por eso me tuve que dirigir de nuevo a ellos para explicarles que nuestra impresión es que el Gobierno mantiene una posición consecuente respecto a Nicaragua. Encontramos la posición española francamente positiva.