12 octubre 2016

La ex dirigente Libertad Martínez le acusa de 'doble moral'

El líder del PCE, José Luis Centella cobra una indemnización mensual del Congreso para no tener que retornar al trabajo

Hechos

El 12.10.2016 Dña. Libertad Martínez publicó en ESTRELLA DIGITAL el artículo «La insuficiencia ética de algunos y algunas predicadores políticos».

12 Octubre 2016

La insuficiencia ética de algunos y algunas predicadores políticos

Libertad Martínez

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Un tal José Luis Centella, antiguo Portavoz Parlamentario de IU y Secretario General del PCE, ha decidido cobrar una indemnización de doce meses del Congreso de los Diputados, en lugar de reintegrarse a su puesto de trabajo. Así que el vocero de la ética, crítico de todas las puertas giratorias existentes ha decidido aprovecharse de un privilegio del que no disfrutan otros trabajadores y trabajadoras antes que volver a su empleo.

No pocos y pocas de sus compañeros y compañeras, gracias a su política han perdido su representación y han pasado por el desempleo, muchos sin prestación, sin más ruido ni búsqueda de prebendas. Pero ya se sabe que el trigo no suele ser cosa de los predicadores.

Unos cuantos diputados y diputadas de Podemos en el Congreso han logrado cosa extraordinaria, mientras se preparaban para asaltar el cielo: el milagro económico de ahorrar más de lo que declaran como ingresos, según informa Elsa Vejo en estas páginas, y consta en las declaraciones de el Congreso de los Diputados.

Naturalmente, este milagro lo han aprendido del malvado IBEX o de alguna malvada casta de esas que también ha logrado atesorar más recursos económicos de los que gana y por los que no paga impuestos a la hacienda pública.

En realidad que el tal Centella y estos diputados y diputadas, ejerzan el ejercicio de no apuntarse a lo que predican nos advierte, naturalmente, de su notable hipocresía pero también de la falta de autoridad ética y moral de muchos de los portavoces de la vieja política enmascarada en la nueva o en la que presume de nueva.

La condición de políticos y políticas españoles no ha podido debatirse a lo largo de nuestra democracia con serenidad. A cambio de quienes se han aprovechado de su puesto para medrar y hacer negocio, miles de personas han ejercido con honestidad su compromiso público, con salarios dignos pero no excesivos.

En el caso de Centella, crítico de puertas giratorias e inquisidor de las vidas de sus compañeros y compañeras de partido no es la situación de los Diputados y Diputadas que, tras muchos años de representación parlamentaria, tienen dificultades para reinsertarse en el mercado de trabajo. El Secretario del PCE tenía y tiene un puesto al que volver; es la voluntad de vivir del erario publico mientras se espera alguna otra prebenda lo que explica estos comportamientos.

El doble discurso y la doble vara de medir es lo que molesta. Son muchas y muchos los cargos públicos, afiliados y afiliadas de partidos políticos los que han sufrido ataque y desprecio de todo tipo de estos portadores de tan notable insuficiencia ética.

Representantes públicos de la llamada vieja política han sido presionados con notable agresividad, ya se sabe que lo moderno es dar miedo, y sometidos a juicio público por quien no ha vacilado en apuntarse a prebendas o gestionar con  eficacia generadora de duda sus ingresos.

Quizá haya llegado el momento de reflexionar en serio sobre el ejercicio de la política y del valor de la representación como pieza clave de la democracia. Más allá de la demagogia de aquellos que se apuntaban a salarios mínimos, debemos pensar en remuneraciones dignas, sistemas de protección similares al del resto de los trabajadores, con los topes que sean adecuados a pensiones o prestaciones.

Solo un sistema de remuneración sensato nos permitirá tener como representantes a los mejores y evitará episodios de corruptelas y salarios en B o complementarios a los que hemos estado acostumbrados.

Naturalmente, esa reflexión es incompatible con dobles discursos, afirmaciones cínicas o simplemente con la insuficiencia ética de los que separan sus palabras de sus acciones.