9 mayo 1993

Logró un 41% de los votos derrotando a los candidatos de la izquierda Caballero Vargas (24%) y Domingo Laino (31%)

Elecciones Paraguay 1993 – Juan Carlos Wasmosy, candidato del Partido Colorado, apoyado por el ejército gana las elecciones

Hechos

El 9.05.1993 se celebraron elecciones presidenciales en Venezuela en las que fue proclamado vencedor Juan Carlos Wasmosy.

Lecturas

«Las fuerzas armadas merecen todo mi respeto». Esta fue la frase más importante y significativa que pronunció el nuevo presidente de Paraguay, Juan Carlos Wasmoy, ya que en ella reconoce implícitamente que la esencia del poder, es decir la participación de los militares en la vida política, no será modificada. De 54 años, ingeniero civil y dueño de numerosas empresas, la sospecha de la corrupción también se extiende sobre el ganador de las elecciones del domingo. Sus adversarios le atribuyen haberse enriquecido a través de contratos logrados sin licitación en Itaipú, la hidroeléctrica que Paraguay construyó con Brasil. Wasmosy defiende la política neoliberal que insinuó el general Rodríguez, a su mejor valedor, y en cuyo Gabinete fue ministro.

LOS DERROTADOS EN LAS ELECCIONES

CaballeroVargas G. Caballero Vargas, era el candidato a la presidencia de Paraguay por el partido Encuentro Nacional, considerado de ideología socialdemócrata moderada.

DomingoLaino Domingo Laino, candidato del Partido Liberal Radical Auténtico, liberal socialista, el partido que más presumía de haber luchado contra la dictadura de Stroessner.

EL DERROTADO EN LAS PRIMARIAS DEL PARTIDO COLORADO

argana_corte_suprema Otro protagonista de aquella campaña fue Luis María Argaña, que fuera colaborador de la dictadura de Stroessner, aunque luego apoyara el golpe de Estado contra él. Fue aspirante a hacerse con la candidatura del Partido Colorado en unas primarias en las que fue derrotado por Wasmosy, aunque él consideró que hubo fraude. Durante las elecciones presidenciales hizo campaña contra Wasmosy.

12 Mayo 1993

Civiles en Paraguay

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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ES PROBABLE que, tras las elecciones presidenciales celebradas en Paraguay el pasado domingo, la ciudadanía se encoja fatalistamente de hombros y admita que se dirimía menos una cuestión de democracia que una de genitales. A ellos aludió el actual hombrefuerte del Ejército paraguayo para explicar que la decisión de las Fuerzas Armadas era «cogobernar con el glorioso e inmortal Partido Colorado per saecula saeculorum». Y, sin duda, gran parte del voto conservador ha sido consecuencia del espectro de una acción militar con la que implícitamente amenazaba el Ejército para garantizar la elección del candidato colorado, Juan Carlos Wasmosy. Votando colorado, a lo mejor se mantenía en los cuarteles a un Ejército confiado en que mandan los suyos.Es evidente que el derrocamiento de Stroessner en febrero de 1989 por su propio consuegro -el hasta ahora presidente, general Rodríguez- no sirvió para desmontar el sistema de control político consolidado tras 35 años de poder omnímodo: que en un país de tres millones de habitantes, más de un tercio (1.200.000, para ser exactos) pertenezca al partido dominante, y que todos los funcionarios públicos deban encuadrarse en él, es revelador de un sistema basado en la prebenda y la servidumbre. Y es así que el sistema colorado subsiste casi intocado, apoyándose en la simbiosis con un Ejército que, tras décadas de poder incontrolado, es escandalosamente corrupto. A principio de año, el presidente Rodríguez intentó lavarle la cara depurándolo con vistas a los comicios del pasado domingo. Sin embargo, aun cuando las Fuerzas Armadas puedan ser hoy algo más limpias, el sistema de tiranía instaurado por Stroessner persiste. Por ejemplo, es sabido que gran parte, probablemente más del 50%, de los paraguayos vive fuera del país y concretamente en las naciones vecinas; la pobreza y la dictadura los han empujado al exilio. Lejos de animarles al regreso para que ejercieran su derecho a votar como hubiera sido de ley democrática, el Gobierno paraguayo (un juez, aseguran), consciente de que el voto no residente es un voto anticolorado, cerró las fronteras con la peregrina excusa de que sólo podían votar los residentes.

Con todo, es probable que no se hayan producido instancias estrepitosas de fraude electoral. La masiva presencia de observadores extranjeros, encabezados por el ex presidente de EE UU Jimmy Carter, y el acuerdo firmado ayer por las principales fuerzas políticas para controlar conjuntamente las actas, tenderían a confirmar la relativa limpieza de los comicios.

El Partido Colorado ha ganado; es interesante que, para ser proclamado candidato, el hoy triunfador Wasmosy tuviera que derrotar con escandaloso fraude -esta vez sí- a su correligionario Luis María Argaña. Han perdido el Partido Liberal Radical Auténtico (los azules), de Domingo Laíno -el gran luchador anti-Stroessner de la última década-, y el movimiento independiente Encuentro Nacional. Dicho todo lo cual, Juan Carlos Wasmosy será el primer presidente civil que ha tenido Paraguay en 40 años. Por algo se empieza.