29 mayo 2003
Los socialistas podrán gobernar con Izquierda Unida en vez de depender de los andalucistas
Elecciones Sevilla 2003 – Nuevo mandato para Sánchez Monteseirín, que mejora resultados frente a Jaime Raynaud
Hechos
Después de las elecciones municipales de 2003 D. Alfredo S. Monteseirín (PSOE) fue reelegido como alcalde.
Partido Socialista Obrero Español
14 concejales
Su baza, haber construido la primera línea del Metro de Sevilla, aunque este se creó principalmente por las presiones del Partido Andalucista.
El Sr. S. Monteseirín contó con la ventaja de que por primera vez desde 1987 ni el PP ni el PA presentaban a sus dos principales líderes potenciales, Sra. Becerril y Sr. Rojas Marcos.
Sorprendió atacando al Partido Andalucista en los últimos días de campaña lo que hacía posible un cambio de alianza.
Partido Popular
12 concejales
Ex presidente del Colegio de Aparejadores, su principal defecto es que era escasamente conocido para el electorado andaluz.
Partido Andalucista
4 concejales
Tenía la difícil tarea de reemplazar al carismático D. Alejandro Rojas Marcos. El principal objetivo del Sr. Núñez era llegar a la alcaldía de Sevilla y para eso, dado que las posibilidades del PA de ganar eran nulas, necesitaba convertirse en ‘la bisagra’ si quería que le ofrecieran la alcaldía. No lo consiguió al experimentar una bajada y dejar de ser ‘la llave’ del ayuntamiento sevillano.
Izquierda Unida Los Verdes - Convocatoria por Andalucía
3 concejales
Dña. Paula Garvín se estrenó como candidata de IU a la alcaldía de Sevilla y logró subir un concejal, el suficiente para ser ‘la llave’ del ayuntamiento de Sevilla. IU había mejorado su imagen en 2003 gracias a la campaña del ‘no a la guerra’ (por Irak).
Partido Socialista Andaluz
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D. Antonio Rescalvo fue el candidato a la alcaldía de Sevilla por parte del PSA, la escisión del Partido Andalucista creada por D. Pedro Pacheco. No consiguió ningún edil, pero si restó votos a sus enemigos del PA.
El Análisis
LOS ANDALUCISTAS PIERDEN LA LLAVE
En el momento de conocerse el recuento de los concejales dos hechos eran reseñables, el primero que el PSOE recuperaba su condición de partido más votado, lo que le dejaba en una situación más cómoda para pactar (no necesitaba negociar a la fuerza por un ‘sí’, podía incluso negociar abstenciones). Y el otro que podía permitirse el lujo de decidir con quien pactar, algo que no se había dado en Andalucía desde 1991 cuando la llave había estado siempre en las manos andalucistas. El PSOE podía elegir ahora si quería pactar con IU o con el PA, y su elección estaba con los segundos.
J. F. Lamata