7 agosto 1945

La Unión Soviética declara también la guerra a Japón e invade el norte de Corea instalando una dictadura comunista en aquella zona

Estados Unidos lanza dos bombas atómicas contra población civil en Japón para forzar su rendición y el final de la 2ª Guerra Mundial

Hechos

El 6.08.1945 Estados Unidos lanzó una bomba atómica contra la ciudad japonesa de Hiroshima, el 9.08.1945 Estados Unidos lanzó una segundda bomba atómica contra la ciudad de Nagasaki.

Lecturas

Tras el lanzamiento de la bomba atómica sobre Japón, el presidente de Estados Unidos, Truman, declaró: «Es el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad». La destrucción de Hiroshima y Nagasaki en 1945 significó el comienzo de una nueva era en la política mundial

truman_1945_2 El presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, fue quien ordenó los bombardeos atómicos contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki para forzar la rendición de Japón. 105.000 y 120.000 personas murieron en los bombradeos y 130.000 resultaron heridas.

Stalin_1939 El 8 de agosto el dictador de la Unión Soviética, Josef Stalin declaró oficialmente la guerra a Japón e inició una invasión a territorios japoneses como Manchuria y el norte de Corea.

8_8_1945_hirohito Desbordado por el acontecimientos causados por Estados Unidos y la Unión Soviética, el emperador de Japón, Hirohito, ordenó a su gobierno que iniciara contactos con los aliados para negociar su rendición.

Cuando los aliados se reunieron en julio de 1945 en la Alemania derrotada para celebrar la Conferencia de Potsdam, el presidente de Estados Unidos Harry S. Truman demoró su inicio para recorrer la destruida ciudad de Berlín. Esperaba una comunicación importante. En la noche del 16 de julio de 1945 le llegó por fin la noticia esperada: en el desierto de Nuevo México, cerca del Álamo la primera bomba atómica había explotado con éxito. Con esta demostración de fuerza por parte de Estados Undios, Truman se sentó ante la mesa de negociaciones con la intención de impresionar al líder soviético, Jospeh V. Stalin. Éste, sin embargo, reaccionó con calma. Nadie sabía – y el propio Stalin lo negó incluso en una entrevista con la United Press – que estaba informado del proyecto Manhattan desarrollado por Estados Unidos y que desde principios de 1943 la Unión Soviética estaba proyectando su propia bomba atómica.

En medio de la incipiente carrera armamentística de tipo nuclear, Estados Unidos, Reino Unido y China redactaron el 26 de julio de 1945 en Potsdam un ultimatum conjunto dirigido a Japón, la única potencia del Eje que quedaba en liza (ya habían caído la Alemania de Hitler y antes de ella, Italia, Hungria, Bulgaria, Rumanía y Eslovaquia).

Exigían su capitulación sin condiciones y amenazaban con destrucciones masivas en el caso de no ser aceptada la resolución. POr otra parte, dejaban las puertas abiertas para que un Japón desmilitarizado, democrático y sin conquistas territoriales pudiera integrarse en el nuevo orden internacional. La Unión Soviética no firmó el documento, remitiéndose al tratado de neutralidad de abril de 1941, pero aceptó las resolución. No obstante, Japón rechazó el ultimatum.

Ante estas circunstancias Truman decidió utilizar la nueva bomba contra los centros de producción armamentística japoneses. La mañana del 6 de agosto de 1945, un bombardeo B-29 lanzó una bomba atómica llmada Little Boy sobre Hiroshima. Su explosión a 600 metros de altura sobre la ciudad mató a casi 80.000 personas y causó una devastación nunca vista hasta entonces.

Stalin decidió aprovechar la situación de shock de Japón: la Unión Soviética aprovechó la situación y declaró la guerra a Japón invadiendo diversos territorios, principalmente para recuperar Corea, territorio que los rusos perdieron durante la guerra ruso-japonesa de principios del siglo XX.

Como Japón seguía sin dar respuesta, el 9 de agosto el presidente de Estados Unidos, Truman, ordenó que otro B-29 volara hacia la ciudad de Kokura donde a causa de la niebla no se pudo arrojar la bomba Fat-Man sin embargo esta explotó sobre Nagasaki. 70.000 personas murieron en el acto y la ciudad quedó arrosada.

Sólo entonces se mostró el gobierno japonés dispuesto a entablar negociaciones, pero con la condición de que se garantizara la continuidad de la monarquía japonesa. Washington contestó que los derechos del emperador habrían de estar subordinados a las fuerzas de ocupación y que el sistema política dependería de lo que decidiera la población japonesa.

El Imperio de Japón capituló el 15 de agosto de 1945. La nueva arma terrorífica había surtido efecto, pero provocó el inicio de la carrera nuclear entre las dos superpotencias, que marcaría durante décadas la política mundial.