12 marzo 1975

El militar, que se ha exiliado a Brasil pasando por España, ha pasado de ser 'el héroe de la revolución de los claveles' a ser el principal traidor a la causa

Fracasa un intento de Golpe de Estado en Portugal encabezado por el general Spínola para, según él, frenar ‘el comunismo’

Hechos

  • El 11.03.1975 el Gobierno de Portugal presidido por el General Costa Gomes, anunció que había sido frustrado un intento de Golpe de Estado que había sido encabezado por Antonio de Spínola, Ruy Monteiro y Freire Damiao.

Lecturas

Desde Brasil, Spínola justificó su apoyo al golpe de Estado «para salvar al país de la dictadura y para evitar una gran matanza» que, según él, los comunistas portugueses tenían planificada.

El ex presidente Spinola ha huido a España, tras el fallido golpe de Estado de un sector el Ejército.

Esta mañana, aviones y helicópteros, así como tropas paracaidistas, internaron asaltar el cuartel de la Encarnación.

Seguidamente, miembros de la Guardia Nacional Republicana y de la Policía de Seguridad Pública se sumaron a la rebelión.

La rápida intervención de los fusileros navales y de las fuerzas del Comando Operacional del Continente, así como el apoyo popular al régimen de los ‘claveles’, lograron abortar el intento golpista. Según parece, la insurrección fue inspirada por el general Spínola, que huyó a la base española de Talavera de la Reina, acompañado de 18 oficiales, en un helicóptero.

En Portugal han sido arrestados los generales Damiao y Galvao de Melo y tres oficiales más.

Las últimas noticias indican que Spínola ha pedido asilo político en Brasil.

23 Marzo 1975

Portugal: Vista a la Izquierda

La Gaceta Ilustrada

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11 DE MARZO: EL DÍA MAS LARGO DE PORTUGAL

1140. — Aviones «Fiat» y cuatro helicópteros, procedentes al parecer de Táñeos atacan el cuartel de la Encarnación —Regimiento de Artillería Ligera número 1—, la Escuela Práctica de Material en Sacavem y la Escuela de Administración Militar en Lumiar.

El ataque va precedido por lanzamiento de octavillas desde dos helicópteros sobre estos acuartelamientos en las que se pide a los soldados que se unan a la rebeldía y no ofrezcan resistencia.

12.00. — Varios comandos de paracaidistas rodean el cuartel de la Encarnación y exigen la rendición incondicional de sus ocupantes. Se producen tiroteos, mientras varios aviones sobrevuelan Lisboa.

13.00. — las emisoras de radio suspenden sus emisiones normales.

14.00. — Algunos elementos de la Guardia Nacional Republicana (GNP) y la Policía de Seguridad Pública se unen a la rebelión. El general Pinto Soares, jefe de la GNP, es detenido por sus subordinados. .

14.00. — El COPCON (Comando Operacional del Continente), fuerza ofensiva máxima, contraataca. Los fusileros navales se dirigen al cuartel de la Encarnación y consigue que se rindan los paracaidistas. Algunos son detenidos. El Estado Mayor logra comunicar con los aviones y les advierte que vuelvan a sus bases. Se produce un muerto y varios heridos.

1440.-;- El primer ministro. Vasco Gongalves se dirige a la nación en el primer comunicado oficial sobre el estado de los acontecimientos: «Se trata de un golpe reaccionario como el del 28 de septiembre». La situación es confusa.

14.45. — El aeropuerto comercial de La Pórtela en Lisboa es reconquistado por tropas gubernamentales. Las radios comerciales reanudan sus programas .normales.

El capitán Mata —que hizo el asalto al cuartel de la P.I.D.E. el 25 de abril—, jefe de la División de Caballería acuartelada en Santarem, es conducido a Táñeos donde se entrevista con Spínola. Este le invita a lanzar su carros de combate contra Lisboa y ´Maía se niega. Es detenido hasta que Spínola y sus acompañantes huyen hacia España.

1530. — El brigadier Ótelo Saraiva de Carvalho aparece ante la televisión portuguesa y comunica: «La situación está dominada. Los responsables serán castigados sin piedad». Advierte a las masas populares que, por el momento, no necesitan de su ayuda, pero en caso necesario llamarían al pueblo. Militantes del Movimiento Democrático Portugués y del Partido Comunista colocan carteles por las calles en los que se pide a la población que luche contra la reacción y se una a las Fuerzas Armadas. Miles de manifestantes recorren Lisboa pidiendo «¡Armas para el pueblo!». Se emite otro comunicado pidiendo que no se formen barricadas y que el pueblo apoye a las Fuerzas Armadas.

15.40. — Costa Gomes advierte que la aventura reaccionaria que llevó a los soldados paracaidistas a disparar contra sus camaradas «no debe inducirnos a la lucha fraticida».

16.00. — los aviones sublevados dejan de volar sobre Lisboa.

La compañía Iberia suspende un vuelo desde Madrid a Lisboa que estaba anunciado para las

16.05 horas. Los diez puestos fronterizos de Portugal con España se cierran al tránsito, sucesivamente, desde las 13.30 el de Tuy hasta las 17.30, el de Badajoz, el último de todos.

17.00. — El Gobierno vuelve a tranquilizar a la población. «La aventura reaccionaria —dice el comunicado— ha sido reducida. Los responsables han huido.»

17.30. — El agregado militar de la Embajada española en Lisboa es recibido por el ministro sin cartera. Vítor Alves, quien le informa del intento de levantamiento. Manifiesta el absoluto convencimiento del Gobierno portugués sobre el exquisito comportamiento de las autoridades españolas en relación con los acontecimientos de Portugal.

Un helicóptero despega de la base de Táñeos llevando a bordo a Spínola, su esposa y 18 oficiales. El helicóptero aterriza en la base militar española de Talavera La Real en Badajoz. El general y sus compañantes son admitidos por razones humanitarias en territorio español y son internados en las dependencias de la base.

19.30. — El cuartel de Carmo, de la Guardia Nacional Republicana, es recuperado por las fuerzas gubernamentales.

19.50.—Un grupo de dos mil personas saquean el local del Partido Democrático y Social en Oporto.

20.00.—Ótelo de Carvalho, comandante adjunto del COPCON, anuncia a los portugueses el total fracaso de la sublevación.

El Partido Socialista, el frente Popular Socialista, el M.I.S. y el Partido Comunista convocan a miles de manifestantes para felicitarse públicamente por el fracaso de la «aventura reaccionaria».

21.00. — Algunos grupos de manifestantes incontrolados asaltan la sede del Partido Demócrata Cristiano en Lisboa y el domicilio particular de Antonio de Spínola.

Se anuncia en Portugal que las maniobras militares españolas, que iban a celebrarse en las proximidades de la frontera portuguesa, se han suspendido por iniciativa del Gobierno, español.

la Oficina de Información Diplomática del ministerio de Asuntos Exteriores en ´Madrid hace público un comunicado en el que se rechazan la veracidad de noticias procedentes de Lisboa que tratan de implicar al Gobierno español en los acontecimientos portugueses. Reafirma su total adhesión al principio de no injerencia en los asuntos internos de otro Estado, principio que ha mantenido y mantiene rigurosamente en sus relaciones con Portugal.

22.00. — El Presidente de la República, Costa Gomes, se dirige al país en una alocución en la que da a conocer los nombres de los oficiales implicados en el intento de golpe de Estado. La lista va encabezada por Antonio de Spínola.

VISTA A LA IZQUIERDA

LAS bombas que dos T-6 de las Fuerzas Aéreas Portuguesas dejaron caer el pasado día 11 sobre el cuartel de la Encarnación de Lisboa, sede del Regimiento de Artillería ligera número 1, han sido como la orden militar «Vista a la izquierda» para Portugal.

Doce horas después de que se iniciara el intento de sublevación por parte de algunos generales, jefes y oficiales más conservadores del ´Movimiento de las Fuerzas Armadas, ios radicales izquierdistas del Ejército controlaban la situación. En las centrales sindicales y las calles de Lisboa, la población civil esperaba el reparto de armas. Los gritos de «no pasarán» y «muerte a los traidores», lanzados por los manifestantes que a primeras horas de la noche recorrían las avenidas de la capital portuguesa, anunciaban la disposición de ciertos grupos políticos de adelantar el posible resultado de las elecciones programadas para el próximo 12 de abril por el medio más doloroso: la guerra civil.

Después de medio día de tensión, en el que todo el mundo siguió expectante el desarrollo de los acontecimientos en Portugal a través de noticias —no todas verídicas— y comunicados oficiales, el balance de los hechos era: un soldado —perteneciente al Regimiento de Artillería Ligera número 1— muerto y 18 heridos; 26 militares y civiles, detenidos; el genera! Damiao y tres oficiales, refugiados en la embajada de Alemania Federal en ´Lisboa; el general Spínola, su esposa y otros 15 oficiales —entre ellos, al parecer, los que pilotaron los aviones que bombardearon el cuartel de la capital portuguesa—, internados en la base militar española de Talavera [a Real (Badajoz] a la que llegaron en dos helicópteros, y 27 generales, jefes y oficiales buscados en territorio portugués acusados de conspirar contra el Movimiento de las Fuerzas Armadas.

De la lista de oficiales implicados en el levantamiento, facilitada por el presidente portugués Costa Gomes a través de la televisión la noche del 11 de marzo, se desprendía que las Fuerzas Aéreas, Paracaidistas, Caballería e Infantería eran los grupos militares que habían participado más activamente en la fracasada rebelión, La Marina, Artillería e Ingenieros habían permanecido en casi su totalidad al lado del Gobierno.

´Un año después de que las multitudes aclamaran al general Antonio de Spínola como salvador de la Patria, después del derrocamiento de Marcelo Caetano en el golpe del 25 de abril, los lisboetas pedían la cabeza del militar más distinguido y prestigioso de la historia de Portugal, acusado por las autoridades como máximo responsable del intento de golpe de Estado.

A falta de una mayor perspectiva, los acontecimientos del 11 de marzo en Portugal aparecen rodeados de una brumosa confusión de la que todavía no ha surgido una respuesta convincente para esta pregunta: ¿Quién se podía beneficiar de una sublevación absurdamente planteada y dirigida, según han demostrado los hechos?

«Todos los sondeos adjudicaban grandes posibilidades a los partidos moderados. No cabe, pues, en cabeza humana que los sectores proclives a esa moderación hayan llevado a cabo dicha intentona que, además de inútil, tenía que resultar irrealizable, dados su puesta en marcha y su planteamiento», escribió José Salas y Guírior, corresponsal del diario «ABC», de Madrid, en Lisboa, dos días después del pronunciamiento. El mismo Mario Soares, socialista y ministro de Asuntos Exteriores de Portugal, admitía días antes en una entrevista concedida al diario • Hoy», de Badajoz, que los partidos de derechas tendrían de un veinticinco a un treinta por ciento de los votos en las elecciones del próximo 12 de abril.

Los errores político y militar de los sublevados han servido para producir el efecto contrario al posiblemente pretendido con la insurrección. Ya nadie duda del triunfo de las izquierdas en las elecciones y se espera que los partidos derechistas sean borrados del panorama político portugués. «No habrá contemplaciones para los partidos, tanto de derecha como de izquierda, que contradigan el programa del M.F.A.», declaró el ministro de Comunicación Social portugués, comandante Correira Jesuino, el pasado día 12. La posibilidad de que los grupos de centro y derecha sean declarados ¡legales se acrecienta con la decisión tomada por la asamblea plenaria de las Fuerzas Armadas —después de nueve horas de discusiones— de crear un Consejo de Revolución con poderes legislativos y ejecutivos.

 

12 Marzo 1975

Amarga Jornada

LA VANGUARDIA (Director: Horacio Sáenz Guerrero)

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A medida que se acercaba el aniversario del golpe militar o Movimiento de Fuerzas Armadas que terminó en Portugal con toda una época y un estilo de gobierno, los de Salazar, se acerca también lo que podríamos llamar la hora de la verdad: las elecciones que aparecen democráticamente como principio clarificador de una nueva etapa. Se trata de que el pueblo portugués tome sobre el mismo la responsabilidad de gobernase y elija una Asamblea Constituyente.

La realidad, sin embargo, ofrece penumbras y claroscuros que desdibujan un tanto el perfil lógico de la llamada a las urnas. Un año es, en ocasiones como ésta, mucho tiempo, acaso demasiado. Las elecciones, si por una parte aparecen como un principio, por otra pueden verse como un final. No se olvide que el nombre y aun la leyenda de las fuerzas armadas figuran estrechamente vinculados a ese camino hacia las urnas. ¿Consiste la misión de los ejércitos del vecino país en cubrir una etapa de transición y entregar el poder a quienes el pueblo elija? ¿O se ha empezado ya algo, algo que suele llevar aparejado el término revolución, termino siempre propicio a interpretaciones diversas, y el proceso electoral ha de encauzarse y delimitarse de modo que no altere sustancialmente los propósitos esbozados?

La falta de unidad de los militares portugueses es comprensible, como es comprensible que la larga prueba de unas guerras infructuosas en ultramar haya provocado las más diversas y contradictorias evoluciones en la actitud política de unos y otros. A fin de cuentas a los militares portugueses les pasa lo mismo que a sus compatriotas paisanos: que no todos piensan igual ni quieren lo mismo. Para el conjunto del pueblo portugués, el modo lógico de dirimir esas diferencias en el recuerdo electoral. En las fuerzas armadas cabe siempre la tentación de recurrir, para alterar una situación a las armas. Y el intento, como ayer, puede dar pie a las más imprevistas consecuencias.

Parece claro, dentro de la confusión de un día agitado que el intento de parte de las fuerzas armadas, como parece queda en intentona frustrada – y eso parece desprenderse de la partida del general Spínola y de los comunicadaos y alocuciones de las autoridades portuguesas- Y va a dejar aún más desguarnecido el flanco de las fuerzas políticas conservadoras, que si ya estaban en entredicho por su asenso a la política de Salazar, ahora sufrirán, a la vista casi de las elecciones – suponiendo que se mantengan las fechas de campaña y votación – nuevos ataques y tal vez nuevas limitaciones. Incluso es posible que no falten quienes vean una especie de trampa, en la que incautamente han caído los conjurados, en el intento mismo.

En cualquier caso, la situación de fondo es la de un país que no ha dicho aún lo que piensa y lo que quiere en esos términos numéricos y matizados de elección que entraña una votación como la que Portugal tiene ante sí. Y la de unas fuerzas armadas que han asumido funciones que tal vez excedan sus posibilidades reales como tales fuerzas. Que una minoría de militares, de derechas o de izquierdas, en relación con las tendencias ultraconservadoras o en relación con el Partido Comunista se hagan con el poder o hablen en nombre del conjunto de ejércitos, es posible. Pero en la medida en que no corresponda a la realidad tal pretensión, es una complicación más en la situación portuguesa, de espera tan esperanzada como incierta.