25 octubre 2008

No tendrá que presentar el informe ante la Asamblea de Izquierda Unida

Gaspar Llamazares formaliza su dimisión como Coordinador General de Izquierda Unida tras el hundimiento electoral ante el ‘tsunami bipartidista’

Hechos

  • La noche del 9 de marzo de 2008 D. Gaspar Llamazares adelantó su intención de abandonar su puesto de Coordinador General de Izquierda Unida.
  • El 25 de octubre de 2008 D. Gaspar Llamazares formalizó esta renuncia.

Lecturas

El 9 de marzo de 2008 ante los malos resultados de Izquierda Unida en las elecciones generales D. Gaspar Llamazares anunció su retirada como coordinador general de IU. Aparentemente iba a seguir al frente de la formación hasta la siguiente Asamblea prevista para diciembre, pero el 25 de octubre de 2008, el Sr. Llamazares anuncia su dimisión del cargo, evitando así tener que comparecer en la asamblea a presentar el informe de gestión.

El 25 de octubre de 2008 D. Gaspar Llamazares Trigo anuncia por sorpresa en la Asamblea de Izquierda Unida en Asturias su dimisión como coordinador de Izquierda Unida. Desde los malos resultados de IU en las últimas elecciones generales de marzo el Sr. Llamazares había anunciado que no se presentaría a reelección en la siguiente a samblea prevista para el próximo 14 de diciembre de 2008. Adelantando su dimisión el Sr. Llamazares Trigo evita tener que ir a esa Asamblea a presentar un informe de gestión. En su retirada el Sr. Llamazares Trigo acusa a sectores de IU de ser ‘sectarios, dogmáticos y tribales’, en referencia a la dirección del PCE.

El Sr. Gaspar Llamazares fue elegido coordinador general de IU en VI Asamblea del año 2000 frente a dos candidaturas alternativas, siendo posteriormente reelegido tanto en la VII Asamblea como en la VIII Asamblea, frente siempre a varias candidaturas alternativas, así como ganó en las primarias frente a Dña. Marga Sanz en noviembre de 2007.

Su dimisión pone fin a la etapa ‘llamazarista’, que no logró aunar con las luchas internas de la formación. El nuevo coordinador general será elegido en la IX Asamblea de IU.

15 Marzo 2008

Números rojos

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Tras sus malos resultados, Izquierda Unida (IU) afronta su crisis más grave desde su fundación. Entre los diversos grupos y sectores, que conviven dentro de una fuerza política que ha pretendido actuar esta legislatura como voz crítica a la izquierda de los socialistas, se ha abierto un periodo de reflexión que deberá durar hasta el próximo mes de junio.

En términos generales, la mayor parte de los dirigentes con más peso coincide en considerar que los resultados del 9 de marzo no son la causa de la crisis, sino su efecto; el descalabro se ha limitado a aflorar las tensiones que ya se vivían dentro de IU. El coordinador general, Gaspar Llamazares, presentó su dimisión tras conocerse los resultados, aunque asegurará la continuidad de la dirección hasta la celebración del congreso, en junio.

La pérdida de tres escaños deja a IU sin grupo parlamentario, con lo que no sólo no estará en condiciones de influir sobre el Gobierno socialista como lo había hecho hasta ahora, sino que perderá gran parte de su presencia política y social al convertirse en parte del Grupo Mixto. Si, además, Iniciativa per Catalunya, el grupo hermano catalán, al que pertenece uno de los dos diputados electos, se desvinculase de la coalición, la presencia de IU en el Congreso se vería reducida a un solo escaño.

Llamazares ha asegurado que no tolerará un «aquelarre» en la determinación de las causas de la derrota y se ha mostrado dispuesto a asumir la responsabilidad, pero no la culpa. Puede aceptarse si es una forma de decir que el análisis de la derrota no debe convertirse en un espectáculo de división. Pero sería un error si se trata de un pretexto para desviar esa responsabilidad hacia factores externos.

Es cierto que el sistema electoral ha perjudicado a IU más que a cualquier otra formación, pero es el mismo que existía cuando obtuvo 23 diputados en 1979 o 18 en 1993, lo que tal vez le habría permitido disputar el papel de bisagra a CiU si Anguita no hubiera optado por la estrategia de la pinza. Y en cuanto a la fuerte tendencia al bipartidismo, con su dinámica de voto útil, habría que preguntarse hasta qué punto IU no ha contribuido a ella, al reforzar ese discurso de las fuerzas mayoritarias que planteaban estas elecciones como una batalla ideológica, más que política, entre la verdadera izquierda y la derecha de toda la vida.

Y en el tenso debate territorial de esta legislatura, IU se ha adaptado con nula resistencia a la presión nacionalista, especialmente en Euskadi, con Madrazo como avalista de izquierda de Ibarretxe y sus proyectos soberanistas. Con resultados como que en Mondragón gobernase ANV -el último disfraz de la ilegal Batasuna- merced al apoyo de la IU local; algo que la mayoría de los electores conoció a raíz del asesinato del ex concejal socialista de esa localidad Isaías Carrasco, dos días antes de las elecciones. Sería cerrar los ojos ignorar que ese oportunismo también ha influido en los resultados.

15 Diciembre 2011

Yo voté a IU por Llamazares

Shangay Lily

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A pesar de lo que muchos crean (o quieran hacer creer) yo no voté al PSOE estas elecciones generales, voté a IU. Como lo he hecho siempre.

Y si he vuelto a votar a IU no sólo ha sido porque su programa sea el más afín a mis ideales (que lo es, y mucho) sino por Gaspar Llamazares, porque me parece que es el futuro. Como me lo parecían Cristina Almeida o Inés Sabanés o Reyes Montiel… o tantas mujeres que han intentado abrir la izquierda al futuro y han sido denostadas una y otra vez por la rígida maquinaria del PCE que se aferra a la poltrona de IU con una inflexibilidad inusitada. Creo que el PCE cumplió históricamente una misión esencial, importantísima, pero también cometió injusticias y errores  igualmente importantes (su maltrato a homosexuales o mujeres, aunque generosamente corregido, no se debe olvidar y todavía subyace en algunas capas), pero sobre todo hay que darse cuenta de que los tiempos de esa rigidez política se pasaron y aquel PCE algo básico ya no pertenece a esta nueva sociedad mucho más compleja, tramposa y múltiple. Con el enrevesado tablero político actual (especialmente peligroso es el secuestro de la retórica de izquierdas por la derecha supermediática), esos discursos tan blindados no son una buena estrategia. Suelen quedar presos de su unicidad. Y ni hablemos de sus expresiones más extremas. Como bien explicaba este comentarista: «el extremo totalitario comunista le lleva al cainismo, y un nuevo líder debe siempre purgar, y están además los celos por las capacidades personales de cada uno, y un partido comunista en democracia no puede mandar afortunadamente a nadie a la Lubianka». Y es que el cainismo ha sido el gran mal que la masa comunista ha impuesto «por el bien común» (que muchas veces no tenía nada de «común» y mucho de «personal»). Ampararse en lo que dice la masa informe ha llevado a eso: a purgas por celos o traiciones amparadas en una supuesta mayoría que ha quitado de en medio a rivales más capacitados que no había otra forma de eliminar.

Y conste que creo que si en algún momento ha estado vigente la lucha de clases es en este. No es que crea (como algunos obtusos del 15M u otros jóvenes dicen) que ya no existan izquierdas y derechas. Muy al contrario, creo que los conceptos de izquierdas y derechas son muy relevantes para salvar la engañosa  «universalidad» política que la plutocracia (ahora llamados «mercados») nos quiere hacer creer para que no se presente batalla u oposición a su dictadura disfrazada de amable democracia. La mayoría de los conceptos marxistas siguen siendo tan relevantes como antes, si no más. Pero las formas tienen que cambiar. Es como mantener la candidez, algo ramplona, de la novela romántica del XVIII en una sociedad mucho más cínica, compleja y adulta. Puede sonar hasta ridículo.

Por eso, cuando pocos meses antes de las elecciones escuché rumores sobre la posibilidad de que Gaspar Llamazares crease su propio partido, en unión a otras fuerzas de izquierdas, durante unos segundos pensé que estábamos salvados. Finalmente no fue así. Me gustaría pensar que porque Gaspar, tan comprometido siempre con la unión  de la izquierda, prefirió no atomizar todavía más el voto de izquierdas y sacrificar su innegable carisma y popularidad en aras de un proyecto lo más unificado posible.

Y ahora muchas voces malintencionadas quieren convertir su generosidad en desesperación. En un aferrarse al poder a cualquier precio. Cuando es obvio que su nombre es un bien reconocible que muchos partidos se disputarían en estos momentos de crisis (la verdadera crisis, la de política, activismo y participación).

Yo no entendía en un principio cual era el problema de la portavocía. Pero ahora me doy cuenta de que el tema del portavoz significa que el PCE piensa seguir siendo centralista en IU, después de tanto hablar de pluralismo. Así lo han explicado los ofendidos integrantes del grupo ICV que ha pedido a IU que «no tire por la borda años de construcción de izquierda alternativa».

Por eso me parece increíblemente ruin la actitud de algunos militantes que quieren convertir a Gaspar en la enfermedad cuando sólo es un síntoma. Si IU, o más concretamente el PCE, amordaza cualquier petición de pluralidad dentro del partido, ¿en qué se diferencia del tan criticado PSOE o del bipartidismo que niega la pluralidad?

Porque esa es la llave de la izquierda: la pluralidad en armonía. Sólo cuando la izquierda resuelva la convivencia armoniosa de su pluralidad en lugar de la represión de las voces dispares, conseguirá triunfar en esta nueva sociedad promovida por y hacia la plutocracia.

Y eso representa Gaspar Llamazares, la pluralidad dentro de la armonía.

Porque, como subrayan en artículos como este, «Gaspar ha sido un azote frente a los recortes del PSOE y la voz de la izquierda en el Congreso. Un montón de gente progresista se va a quedar huérfana y nosotros vamos a desaprovechar a una persona de enorme prestigio».

Y no olvidemos su compromiso con los homosexuales (una espinita del PCE, repito) que le llevó a salir en la portada de la revista ZERO sin complejos, con generosidad y orgullo, rodeado de chulazos en un guiño decidido hacia una comunidad despreciada o ridiculizada por la mayoría que muchos agradeceremos siempre.

Por eso y porque creo que la voz de verdadera izquierda que es IU es ahora más importante que nunca, pido a Cayo Lara que recapacite y se abra a las 12 grupos que le han llevado a la victoria (y especialmente a ese generoso trabajador que ha sido Gaspar Llamazares, sin cuya labor en solitario en los años malos no se habría podido conseguir mucho de lo conseguido). Un acto de generosidad del PCE a las puertas de su 90 aniversario –que se celebrará este domingo en el Matadero de Madrid (un acto al que me siento honrado de haber sido invitado y asistiré con orgullo)– que sería un nuevo paso hacia esa justicia social por la que el PCE tanto ha luchado.