13 julio 1968

El cabeza de la nueva dictadura será el general Ahmed Hassan Al Bakr, apoyado por Saddam Hussein

Golpe de Estado en Irak: Un Consejo Revolucionario derriba al dictador Abdel Rahman Aref para establecer un nuevo régimen

Hechos

El 18.07.1968 fue depuesto en Irak el Jefe del Estado, Ahmed Hassan Al Bakr

El Análisis

Irak, del experimento nacionalista a la dictadura de Al Bakr

JF Lamata

Irak vuelve a dar un volantazo en 1968. El general Abdel Rahman Aref, que desde 1966 había intentado gobernar con un frágil equilibrio entre los nacionalistas árabes y las potencias de la Guerra Fría, ha sido derrocado por un golpe militar que entroniza a Ahmed Hassan al-Bakr y sitúa en la sombra a un joven y ambicioso “número dos”: Saddam Hussein. Un nuevo capítulo para un país que desde la independencia de 1932, y tras la corta y turbulenta monarquía de Ghazi y sus sucesores, ha conocido más sobresaltos que estabilidad.

El mandato de Aref deja un balance ambiguo. Trató de mantener a Irak en la órbita árabe, con relaciones cordiales con Nasser en Egipto, aunque sin convertirse del todo en su satélite. En la Guerra Fría jugó a la equidistancia: ni demasiado cerca de Washington, ni plenamente entregado a Moscú, aunque la influencia soviética iba en aumento gracias al suministro de armas. Pero la inestabilidad interna, las luchas con los kurdos y la incapacidad de ofrecer una dirección clara hicieron de su gobierno un blanco fácil.

Con Al Bakr y Saddam Hussein el panorama cambia: Irak se adentra en un modelo muy parecido al Egipto de Nasser, con un fuerte nacionalismo panárabe, centralización autoritaria y promesas de modernización socialista. El Baaz busca unir al país bajo el signo del “renacimiento árabe”, pero lo hace con un estilo militarista y de partido único. El golpe no es sólo el fin de Aref, sino el inicio de un régimen que se perfila mucho más duro, con un Saddam cada vez más visible en los engranajes de poder.

La incógnita es si este nuevo Irak logrará consolidarse como potencia regional al estilo de El Cairo, o si volverá a caer en el ciclo de purgas y golpes que lo persigue desde su nacimiento. Lo cierto es que, desde hoy, Oriente Medio tiene un nuevo “nasserismo” en versión mesopotámica.

J. F. Lamata