16 abril 2005

Desde el PSOE culpan al PP mientras que desde el Grupo PRISA señalan a la Cadena COPE

Intento de agresión al ex dirigente comunista Santiago Carrillo por un grupo de simpatizantes de La Falange al grito de ‘¡Asesino!’

Hechos

  • El 16.04.2005 se produjeron altercados en la presentación del libro de D. Santos Juliá «Historia de las dos Españas» al que asistía el ex Secretario General del PCE, D. Santiago Carrillo.

Lecturas

El grupo de alborotadores formado por 50 personas trataron de reventar el acto al que asistía el Sr. Santiago Carrillo al que increparon e insultaron al tiempo que lanzaban octavillas de La Falange (FE) que calificaban de asesino al Sr. Carrillo, pero no lograron golpearle por la resistencia de los organizadores del acto, si fueron levemente agredidos el autor del libro D. Santos Juliá y la periodista Dña. María Antonia Iglesias.

DIVISIÓN ENTRE LAS DOS FALANGES SOBRE LO OCURRIDO:

‘FALANGE ESPAÑOLA DE LAS JONS’ SE DESVINCULA: EXPULSAREMOS A QUIEN LO RESPALDE

 A las pocas horas de conocerse la agresión el grupo político Falange Española de la JONS  (FE-JONS) que lideran D. Diego Marquez Horrillo y D. Norberto Pico hicieron público un comunicado manifestando que ellos no tenían nada que ver con el grupo de alborotadores, que estaban en contra de ese tipo de actitudes y que si algún militante de FE-JONS participara en un acto violento le expulsarían.

‘LA FALANGE’ LO JUSTIFICA: «ES UNA REACCIÓN NORMAL»

 El Jefe Nacional del partido La Falange (FE), D. José Fernando Cantalapiedra, consideró que el intento de agresión al Sr. Carrillo era «una reacción normal y lógica» de la gente ante quien es «un genocida y un asesino». El Sr. Cantalapiedra, que no condenó el suceso, aseguró que los responsables del ataque no eran afiliados de La Falange (FE) aseguró que los alborotadores no eran afiliados suyos aunque repartieran octavillas de su partido.

 

17 Abril 2005

Antirreconciliadores

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Varias decenas de ultraderechistas armados de banderas e identificados por sus octavillas de Falange y sus gritos de «asesino» contra Santiago Carrillo trataron ayer de agredir al viejo ex dirigente comunista, y lograron hacerlo a otros asistentes a un debate en una librería de Madrid en torno al último libro de Santos Juliá, Historias de las dos Españas. Es paradójico que el libro incluya un capítulo sobre la importancia de la idea de reconciliación entre esas dos Españas como fundamento esencial de la España constitucional actual. Esa idea, salida de sectores socializados en el franquismo y evolucionados luego hacia el marxismo, fue asumida por Carrillo y su partido en los sesenta, y la izquierda y los reformistas del régimen la harían suya en la transición.

Los agresores de ayer no habrán leído el libro, pero escuchan cada día los mensajes apocalípticos de predicadores airados que incitan desde las ondas y otros medios al odio y la revancha, difundiendo teorías maniqueas y descabelladas sobre la historia reciente, y que dicen entender la actitud de los ultras que se manifiestan a gritos y brazo en alto contra la retirada de una estatua del dictador. Un efecto del que esos predicadores se lavan las manos es la vuelta a los ataques fascistas contra librerías. Algo que en los últimos años ya sólo hacían las jaurías de acoso del nacionalismo violento.

17 Abril 2005

Los falangistas que necesitan Zapatero y Polanco

Federico Jiménez Losantos

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La agresión sufrida por el colaborador de EL PAÍS Santos Juliá, Santiago Carrillo y otras personalidades izquierdistas en la presentación del libro del primero “Historia de las dos Españas” es, en primer lugar, un hecho execrable, propio de los actos de repudio de los matones de Fidel Castro, y que, como ellos, precisa una condena inequívoca e inapelable. Hay que detener a ese pequeño grupo de falangistas que agredió a los que en una librería se reunían y hay que aplicarles con el máximo rigor el Código penal. Punto.
Hay otro aspecto que hace aún más repugnante la actuación de estos matones y es el servicio que prestan al Gobierno y sus aliados izquierdistas así como al poder fáctico que les apoya, el imperio Prisa de Jesús de Polanco, cuyos orígenes intelectuales y empresariales son genuinamente franquistas. Es empeño reiterado del PSOE y del polanquismo crear una extrema derecha que debilite electoralmente al PP y lesione la imagen de los medios de comunicación que combaten la aplastante hegemonía prisaica. Y, de hecho, le ha faltado tiempo al diario de Polanco para imputar a los “predicadores del odio”, radiofónicos, intelectuales y políticos, la responsabilidad de esa agresión. Se refiere indudablemente a los Haro Teccglen, Delgado y colegas de la SER que, por fin, han conseguido una excusa para identificar a la derecha liberal con la fascista y atacarla. A la liberal, claro está. La fascista les viene muy bien y la van a mimar con esplendidez.
Tras las continuas provocaciones a la derecha democrática y liberal que han supuesto el homenaje a Carrillo, organizado por periodistas del grupo de Polanco; el numerito paralelo del desalojo de la estatua de Franco, jaleado por el grupo de Polanco; y la mínima movilización profranquista que le siguió, magnificada por el grupo de Polanco; llega ahora ese asalto a una librería de Polanco, un autor de Polanco y el propio Carrillo, que permiten al polanquismo rasgarse jeremíacamente las vestiduras por lo que no sería sino el autocumplimiento de sus profecías identificando al PP y la COPE con el franquismo. Pues bien: o no se las creían y por eso montaron ese acto sin la menor seguridad para los asistentes; o desde el Gobierno se ha descuidado deliberadamente la protección del acto para luego poder manipular esa agresión. Dada la fácil infiltración policial en los grupos de extrema derecha, demostrada a propósito de los “skinhead”, es inverosímil que la policía no supiera lo que se preparaba o no pudiera preverlo. Sucede que le convenía al Gobierno y, casualmente, ha sucedido. Después del 11M y del 13M, en la España de Polanco y Zapatero cabe todo menos la presunción de inocencia progre.

Esto no significa que los agredidos estuvieran al tanto de la agresión, nada más absurdo que suponerlo. Pero sí que el Gobierno y el aparato de propaganda polanquista necesitan inventar o magnificar una extrema derecha que apenas existe, salvo en grupos insignificantes y perfectamente manipulables, para luchar arteramente contra la derecha democrática y liberal que sí existe y que, tanto en la política de partido como en los medios de comunicación y la producción intelectual, constituye su único enemigo real. Los falangistas culpables de la agresión hicieron un gran servicio propagandístico a los que se supone querían agredir. Alí Agca es la prueba de que una extrema derecha poco más que virtual siempre ha sido un aliado imprescindible de la izquierda absolutamente real. La pinza antiliberal entre socialistas y falangistas es el sueño de unos y sirve a los otros. Pero sólo tendrá éxito si la provocación logra que los liberales nos inhibamos en la denuncia de Paracuellos y de los agresores de Carrillo. De la maldad y de la idiotez.

El Análisis

¿NO LLEGABAIS A MÁS?

JF Lamata

Un grupo de miembros de La Falange se cuelan en un acto de D. Santiago Carrillo. ¿Acaso buscaban dar algo de notoriedad a su partido y a su web en su competencia con la formación política Falange Española de las JONS? Eso explicaría porque el interés de llenar de octavillas con la dirección de la web aquel local pero, francamente, los fans del Sr. Cantalapiedra… ¿no podían idear algo un poco mejor?

Personalmente me repelen los reventadores de actos pero supongo que la democracia incluye los boicots. Lo que no incluye es intentar golpear a un anciano por muy mal que te caiga,  y los testigos lo dejaban claro: no era abuchearle, era golpearle, lo que hace crucen la barrera que separa a los boicoteadores de los simples gamberros. Se ve que no daban para más.

J. F. Lamata