La comunista República Democrática de Alemania levanta el ‘Muro de Berlín’ para impedir que sus ciudadanos huyan a occidente

Creo que cuando un padre atraviesa a nado un canal llevando atado a la espalda a su hijo de tres años y lo hace bajo las balas de los comunistas, es que debe tener sobradas razones para saber lo que es el comunismo y para tener su corazón lleno de odio. Esto ha sucedido el lunes en la línea fronteriza de los sectores berlineses. Ese hombre, que se ha jugado la vida de su hijo y la suya propia ‘porque no podía más’ – son sus palabras – ¿qué es lo que han encontrado los millares de alemanes orientales que se pasaron la semana anterior, las decenas que todavía, cuando ya es un puro milagro la evasión, siguen pasándose? ¿Qué es lo que encontraron los húngaros de 1956? ¿Qué es lo que encontraron los berlineses que se batieron con botellas de gasolina contra los tanques soviéticos en la Friedrichstrasse y ante la Puerta de Brandeburgo? Vosotros lo sabéis: bellas notas de protesta, lo que no impidió que el mismo día en que moríanl os berlineses orientales de la Stressenmanstrasse los oficiales soviéticos acudieran y fueran recibidos en las recepciones occidentales que se celebraban en la Kurfustendamm, en el Berlín Oeste. Como lo vi, lo cuento. Tampoco las notas de protesta de ayer tienen nada que ver con el apretón de manos de los comandantes aliados en Baerlín, con todas las condecoraciones puestas, le han dado al mariscal Koniev, llegado para aplastar la santa rebeldía de los esclavizados por el bolchevismo.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esta terrible amargura de un pueblo que se encuentra cogido hoy entre la violencia susceptible de transformarse en halago de los soviéticos y las promesas, que pueden transformarse, que se stán transformando ya, en abandono de sus aliados? Berlín es una ciudad heroica que resistirá: el modesto impresor que trabajaba para un órgano comunizante se ha negado a seguir haciéndolo, porque para él ese dinero era el precio de una traición. Pero ¿podremos decir algún día los nombres de los que negocian con el comunismo, de los que están reforzando la economía de guerra soviética? ¿Podremos decir los nombres de quienes brindan con los soviéticos, sin que les importe el recuerdo de los asesinados, que mañana podrían ser ellos mismos? Krustchev está dispuesto a jugar la doble carta de la intimidación con unos occidentales que parece que están deseando intimidarle, y la de volver esta misma intimidación contra ellos para explotar la decepción y la amargura de los alemanes y ese día, si hay otro Rapallo, si los propios alemanes se autoneutralizan, ¿qué habrá pasado? Tengan la bondad de contemplar el vacío abierto desde Hamburgo a Baviera. Todavía es tiempo para una acción decidida en Berlín, y Berlín no se perderá.

Las autoridades rojas han dado el cerrojazo a la puerta de Brandemburgo. Después de esta medida sólo quedaban abiertos doce puntos de paso hacia la zona occidental de los ochenta que existieron anteriormente. Para cruzarlos exigen un salvoconducto extraordinario. Las comunicaciones telefónicas están interrumpidas. De hecho, el portillo de berlín queda taponado por dos divisiones acorazadas y 10.000 gendarmes. Las primeras pertenecen al ejército del pueblo y los segundos a la polícia del pueblo del a República Democrática Alemana. Las armas de unos y otros no apuntan contra los sectores occidentales de la ciudad, sino contra los propios ciudadanos del paraíso socialista. con el tendido de esa línea de acero se halla completo el círculo que envuelve los espacios soviéticos, sin huecos transitables para escapar de aquel inmenso campo de concentración.

Durante toda la jornada los ánimos estuvieron muy soliviantados en la zona Oeste. Varios miles de obreros marcharon en silencio hacia el edificio del Gobierno y entregaron una nota de protesta. Otra muchedumbre se congregó frente a la puerta de Brandemburgo, dedicando frases propias de las circunstancias a las fuerzas comunistas que montaban guardia ne aquel lugar. Mientras tanto, por la zona Este proseguían la tarea de construir parapetos, trincheras y alambradas.

A pesar de ese anillo fortificado los fugitivos continuban alcanzando tierra libre. Más de 150 cruzados a nado el canal Teltow llevando a sus hijos por delante. Las calles del Berlín rojo son ahora un vasto campamento militar en estado de alerta para evitar cualquier movimiento hacia los sectores occidentales y para prevenir también un alzamiento de la población. Bastó la amenaza rusa de firmar el Tratado de paz con el Gobierno satélite de Pankow para que el pueblo alemán beneficiario en teoría de esas delicias, se pusiera en marcha camino de su libertad.

¿Cuál va a ser la respuesta de Estados Unidos, Inglaterra y Francia ante esa violación comunista de los compromisos sobre Berlín?