21 enero 2023

El filósofo acudió a la manifestación contra el Gobierno del PSOE

La manifestación de opositores a Pedro Sánchez respaldada por PP y Vox causa una polémica entre Jordi Amat y Fernando Savater

Hechos

El 21 de enero de 2023 se celebra una manifestación contra el Gobierno de D. Pedro Sánchez en Madrid.

Lecturas

El día 21 de enero de 2023 se convoca una manifestación contra el Gobierno de D. Pedro Sánchez. Entre los promotores a ella esta el filósofo y columnista semanal de EL PAÍS, D. Fernando Savater.

El periódico EL PAÍS es contrario a esa manifestación y uno de sus responsables de opinión, D. Jordi Amat, escribe contra ella:

«Será el próximo 21 de enero. Ese día el entramado asociativo que sustenta la ofensiva del trumpismo local ha convocado una manifestación cuya pretensión es la imposición de un relato iliberal con un doble propósito: la deslegitimación en la calle del poder ejecutivo al describir la acción de gobierno como “un golpe contra la democracia” y, por consiguiente, la consolidación de un marco catastrofista cuyo objetivo es la naturalización del pacto salvador entre el Partido Popular y el nacionalpopulismo de Vox toda vez que estaríamos ante una emergencia nacional. Se nota, se siente».

D. Fernando Savater publica una réplica que no es publicada por EL PAÍS argumentando que es ‘demasiado larga’, por lo que será publicada en el digital THE OBJECTIVE.

DESENCUENTROS DE SAVATER CON EL PAÍS CADA VEZ MÁS FRECUENTES:

Desde la llegada a la dirección EL PAÍS de Dña. Pepa Bueno los desencuentros de D. Fernando Savater con la línea editorial del medio para el que escribe son cada vez mas reiterados. Quedó patente con la política de la Sra. Pepa Bueno de publicar ‘contra-artículos’ a los textos del Sr. Savater, es decir que nada más recibir el texto de este, encargue a otro columnista un artículo desacreditando sus argumentos para que en el momento de publicarlo aparezcan los dos. Eso pasó en octubre de 2022 con un texto sobre Italia, y se repite en noviembre de 2023 con un texto sobre abusos.

La relación del Sr. Savater con EL PAÍS finalizará en enero de 2024.

08 Enero 2023

Nuestro trumpismo tiene una cita para ti

Jordi Amat

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La manifestación convocada para el próximo día 21 pretende imponer un relato iliberal para deslegitimar al poder ejecutivo en la calle y naturalizar el pacto salvador entre el PP y Vox

Será el próximo 21 de enero. Ese día el entramado asociativo que sustenta la ofensiva del trumpismo local ha convocado una manifestación cuya pretensión es la imposición de un relato iliberal con un doble propósito: la deslegitimación en la calle del poder ejecutivo al describir la acción de gobierno como “un golpe contra la democracia” y, por consiguiente, la consolidación de un marco catastrofista cuyo objetivo es la naturalización del pacto salvador entre el Partido Popular y el nacionalpopulismo de Vox toda vez que estaríamos ante una emergencia nacional. Se nota, se siente. Precisamente por ello los convocantes querían celebrar la manifestación en Colón. Porque, en palabras de Rosa Díez —impulsora de Unión 78—, esa plaza ya es un símbolo. Desde el 2019 claro que lo es. Lo es de un renovado nacionalismo ultra que explica las acciones encaminadas a resolver la crisis secesionista de 2017 —el diálogo institucional primero, después los indultos— como una traición patriótica. Al imponer esa interpretación, tanto en su versión burda como en su versión soft, azuza “un populismo ultrarrepresivo, simplista y visceral”, para decirlo con el socrático José María Mena, que se presenta como salvaguarda del espíritu de la Transición cuando, en realidad, lo que oculta es el intento de fagocitación de aquel momento reconciliador por parte del reaccionarismo clásico español.

Esta deriva la evidencia la actividad desarrollada por algunas entidades convocantes de la manifestación. Ya no son una anécdota. Empecemos por un caso extremo, casi paródico: Resiste España. Se autodefine como “milicia cívica” y, aunque se presenta como una asociación apartidista, su impulsor afirmó que “tienen muchísimas similitudes” con Vox. Una de sus acciones pioneras la desarrollaron durante la pandemia. Fue una marcha hasta las puertas de La Moncloa. Como forma de protesta cantaron La muerte no es el final, canción compuesta en 1981 por un sacerdote y que fue elegida para honrar las víctimas de las Fuerzas Armadas. En otros vídeos puede verse cuál es el uniforme que utilizan cuando corren por las calles —el líder siempre lleva la bandera—, los gritos que lanzan o la actitud con la que proclaman “¡Viva España!”. Los vasos comunicantes con la ideología de otras asociaciones convocantes es inequívoco. Con la que impulsa Jaime Mayor Oreja, por ejemplo. Es puro esencialismo. “España es una gran nación, con una historia milenaria y una cultura común de extraordinario valor y riqueza, que va más allá de las diferentes normas constitucionales que ha tenido el país durante su historia”. En noviembre de 2021, en el acto de lanzamiento de Neos, el ministro lo dijo sin muchos matices: España está inmersa en un “suicido histórico”.

Para los abanderados de este nacionalismo agónico, su día a día es un sinvivir noventayochista. Lo suscribieron en una declaración reciente, al advertir de “la magnitud del desastre que se cierne sobre la Nación”. Según Mariano Gomà —presidente del Foro España Cívica— “nos debería doler profundamente España” porque los integrantes del actual Gobierno “pretenden hacer de nuestro país una dictadura bolivariana”. No menos angustiada es la mirada sobre el presente que proyecta el Foro Libertad y Alternativa, bien conectado con Venezuela y que por supuesto también combate la Leyenda Negra. “La acción de un Gobierno constituido por fuerzas que, con el apoyo explícito de separatistas y filo-terroristas, aspiran a demoler la obra de la Transición democrática para transformar nuestra Nación en una sociedad colectivizada, totalitaria, fragmentada”. Esta última fundación se constituyó en septiembre de 2021 y la preside Alejo Vidal-Quadras —uno de los fundadores de Vox—. Otra de las asociaciones convocantes es la ya citada España 78, creada con motivo de la concesión de los indultos. Hace pocas semanas, a propósito de la discutible reforma del Código Penal, algunos de sus integrantes participaron en un video donde elaboran una teleología catastrófica. Uno lo mira y entra en pánico. Porque está en marcha la desaparición de España y Pedro Sánchez está situado “a la cabeza del golpe de Estado en Cataluña”.

No hay duda. El día 21 nos toca salir. Por España. Solo nuestro trumpismo, y su trama de intereses, podrá salvarla.

11 Enero 2023

Réplica a Jordi Amat

Fernando Savater (y otros)

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Artículo no publicado en el diario EL PAÍS argumentando que es 'demasiado extenso'.

En los tiempos que corren no es sencillo debatir racionalmente. Y sin debate racional es difícil entender las razones que puedan asistir al otro y compartir espacios de acuerdo y concordia. Jordi Amat, desde este medio, ha tachado de “trumpistas” e iliberales a casi un centenar de asociaciones cívicas, plurales, de diferentes sensibilidades y con diferentes fines que, unidas por la preocupación y el rechazo a la deriva política de España, han convocado este 21 de enero una manifestación en Cibeles en defensa de España, de la democracia y de la Constitución.

No ha utilizado sus líneas para rebatir sus argumentos, sino para formular un ataque ad hominem destinado a ampliar la sima emocional entre ciudadanos, tratando de convertirnos en grupos separados y estancos que comparten un espacio, pero viven en mundos diferentes.

Las asociaciones convocantes aspiran a una España unida y próspera, donde impere la ley, la separación de poderes y podamos disfrutar de instituciones independientes, esenciales para el juego de equilibrios y contrapesos democráticos.

Denuncian públicamente que se están colonizando partidistamente organismos e instituciones, desde el Tribunal Constitucional hasta la Fiscalía General del Estado, pasando por el CIS y por otros muchos. Condenan que el Código Penal se diseñe a medida de sus transgresores, que se indulte a los sediciosos o que los presos de ETA salgan a la calle por la puerta de atrás.

Se oponen a que Pedro Sánchez, a pesar de sus promesas electorales, sostenga su presidencia en el populismo, en el secesionismo y en los herederos del frente político de ETA. Advierten de que estamos ante un plan de largo alcance que permanece oculto a los españoles y que avanza hacia una mutación constitucional por cauces ajenos a sus mecanismos de reforma y, finalmente, alertan de que esta sucesión de acontecimientos está deteriorando nuestra democracia, debilitando nuestro Estado y erosionando España.

Éstos son los motivos que les empujan a convocar una gran manifestación que muestre que hay una parte importante de la sociedad que rechaza frontalmente esta deriva y está dispuesta a defender democráticamente los valores de la Constitución.

Son denuncias, protestas y objetivos no sólo evidentemente legítimos, alejados de cualquier visión trumpista o iliberal, sino compartidos por una parte muy importante de la población de cuyas sólidas convicciones democráticas no se puede dudar. Jordi Amat y quienes reproducen calificativos gruesos y vacíos saben que éste es el discurso de la democracia liberal, pero su hostilidad y sus descalificaciones no pretenden describir argumentalmente la realidad, sino desfigurar al adversario impidiendo la comunicación y el acuerdo entre diferentes.

En definitiva, pretenden impedir que ciudadanos plurales podamos coincidir en una gran manifestación cívica defendiendo no la izquierda, la derecha o el centro, sino lo esencial para una España democrática, unida y próspera.

Firmado: Fernando Savater, Fernando G Capelo, Alejo Vidal – Quadras, Rosa Diez, Felix Ovejero, Félix Ovejero, Andrés Trapiello, Albert Boadella, Inma Castilla de Cortázar, Iñaki Arteta, Miguel H Otero, Antonio Ledezma, Marcos de Quinto, Chencho Arias, Mariano Gomá, Alicia Delibes, María San Gil, Jaime Mayor Oreja, Ramón Quesada, Nieves G Coronado, Fernando Mut, Esther Alfonso, Nacho Trillo de A, Manuela Rubio, Luis M Villa, Francisco Gálvez, Mariano Sanvicente, Mónica Lejarreta, Carlos de A.Garzarán, Juan Francisco Sánchez, Aguasanta Leal, Miguel Cornejo y miles de ciudadanos más representados en el Foro Libertad y Alternativa (L&A), Foro España Cívica, Unión 78, Libres e Iguales, NEOS, CCC, S´ha Acabat, Impulso Ciudadano.

22 Enero 2023

El año del conejo

Fernando Savater

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«Lo relevante es la naturalidad con que se acepta en la burbuja progubernamental que cualquier iniciativa de protesta puede ser denunciada como una muestra de los peores resabios semifascistas»

Según el horóscopo chino, entramos en el año del conejo. No dudo que el signo deberá traer muchas bendiciones a quienes se acojan bajo su protección, pero a mí me inspira poco. No logro asociar a los conejos con hechos esforzados, rebeldes y valientes. Claro que 2022 fue el año del Tigre y al menos en España tampoco se notó demasiado. La mayoría de nuestros compatriotas, sobre todo los más jóvenes (que son de los que uno espera el ímpetu renovador), rezongaron mucho, hicieron multitud de ingeniosos chistes sobre -¡contra!- el Gobierno, siguieron con pasión las series de personajes más heterodoxos e insumisos para vivir por procura la sublevación… Pero luego tragaron carros y carretas. A lo largo del año fueron pasando cosas cada vez más graves, el acercamiento de etarras al País Vasco y su paso a la semi-libertad (¡o sin semi!), la negativa de las autoridades catalanas a cumplir el escaso 25% de castellano en la educación que exigen sin éxito los tribunales, la rápida sustitución al frente de RTVE de un gerente discretamente objetivo por una señora entregada a la Santa Cruzada socialista, las leyes de anulación de los delitos de sedición y malversación política de fondos públicos con el único propósito inteligible de favorecer a los separatistas catalanes, la ley del «sólo sí es sí» tan mal hecha que ha conseguido lo contrario de lo que se proponía y la llamada ‘ley trans’ que bien pudiera conseguir la aberración que se propone,  la ocupación descarada del Tribunal Constitucional por personas no sólo afines sino devotas de Sánchez, etc… Y a todo esto, la gente murmurando «no sé dónde vamos a ir a parar» pero sin mover un dedo en contra los indecentes culpables de tantos desafueros, porque sólo se movilizan un ratito cuando violan a una vecina o cuando un conductor borracho atropella a alguien. ¡Ah, se me olvidaba: y contra Ayuso, que ha maltrecho la sanidad pública! De modo que imagínense: si así nos ha ido en el año del tigre, ya me dirán cuánto vamos a medrar en libertades el año del conejo…

A todo esto se une la sumisión de la mayoría de los medios de comunicación al discurso hegemónico de la izquierda, que entre nosotros es abiertamente extremista y desconoce dudas o cautelas. Unos cuantos días antes de la manifestación del sábado 21, convocada por docenas de movimientos cívicos de todo tipo y tendencia, algunos comprometidos con la lucha social en ambientes muy hostiles, Jordi Amat publicó en El País un artículo cuyo título lo dice todo: «Nuestro trumpismo tiene una cita para ti». Digo que el título lo dice todo porque el resto de la columna no decía gran cosa salvo reiterar ataques nominales a algunos de los convocantes por sostener ideas contrarias a las de Amat. Para este aguerrido personaje de la rebelión confortable y si es posible subvencionada, los que protestamos muy razonadamente contra las fechorías gubernamentales somos el equivalente hispánico de los gamberros disfrazados de bisontes que asaltaron el Capitolio para denunciar un fraude electoral indemostrable. Y esta majadería sectaria, característica por otra parte del autor, no se proclama en una de esas tertulias de sayones sanchistas que tanto abundan, sino en las páginas de opinión de un periódico tenido por serio. Por cierto, los quisquillosos lectores de El País, tan dispuestos siempre a protestar contra los extremismos insultantes, no mandaron ni una cartita con motivo de este artículo infame y lelo (o no se la publicaron caso de mandarla, que todo puede ser). La respuesta cortés y mesurada (demasiado para mi gusto) que remitimos firmada por bastantes de los «trumpistas» de la manifestación no fue aceptada por el periódico por ser «demasiado larga» (un cuarto del artículo de Amat). Recuerdo, por cierto, que cuando aparecieron en el mismo medio algunas columnas mías que iban contra dogmas de la vulgata izquierdista fueron respondidas inmediatamente (¡a veces el mismo día!) por paniaguados del régimen con artículos siempre más largos que la columna culpable.

Lo relevante de este asunto es la naturalidad con que se acepta en la burbuja progubernamental que cualquier iniciativa de protesta puede ser denunciada como una muestra de los peores resabios semifascistas, salvo que provenga de grupos separatistas o comunistas cuyo apoyo en última instancia siempre regresará a la alianza mal llamada Frankenstein (¡que más quisiera ese hatajo de bribones políticos que parecerse a la melancólica criatura de Mary Shelley!).

«Lo peor es que los políticos de derechas, en nombre de la estrategia electoral o para evitar ‘favores’ a Sánchez, acaban suscribiendo la visión del aborto de la izquierda»

La hegemonía del discurso izquierdista, a pesar de sus clamorosas carencias, sobre el titubeante ideario de la derecha ha tenido recientemente irrefutable confirmación en el tema del aborto planteado por una propuesta de Vox en Castilla y León. Dejemos a un lado si se ha planteado mal, por un personaje secundario más ignorante de lo corriente y con poquísimo acierto electoral. Pero desde luego no se trata de prohibir el aborto, ni de retroceder al tétrico pasado franquista, ni cosa parecida. Evidentemente es una iniciativa que viene de quienes quisieran que las abortistas se lo pensaran mejor y no abortasen. Bueno ¿y qué? ¿No tienen derecho muchos ciudadanos, religiosos y otros que no lo son, a pensar que los abortos son un último y lamentable recurso, no un método anticonceptivo? ¿Por qué debemos asumir que se trata nada menos que de un derecho humano, esa sandez (los más bobos se la cargan a la buena de Simone Veil)? ¿A santo de qué –nunca mejor dicho- tiene el Gobierno que tutelar desde su buenismo institucional las opciones morales de los ciudadanos, siempre que sean voluntarias y no conculquen las leyes? Y lo peor es que los políticos de derechas, en nombre de la estrategia electoral o para evitar «favores» a Sánchez, acaban suscribiendo la visión del aborto de la izquierda como si no pudiera haber otra, igual de legítima. Lo cual, naturalmente, es el mayor favor que pueden hacer a Sánchez y a sus peores amiguetes…

Ahora recuerdo que en uno de los tebeos de mi infancia (¿Pumby, quizá? ¿Tres Amigos?) leí las aventuras de un Conejito Atómico, superhéroe pueril que no se dejaba avasallar. Y no olvidemos desde luego a Super Ratón, mi preferido de todos los pesos y categorías. De modo que aunque ya no tengamos al Tigre, también el Conejo puede en su año demostrar fuerza y sublevarse. ¡Ánimo, a por ellos!

23 Enero 2023

Redoble nacionalista

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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La ultraderecha capitaliza la concentración de Cibeles y se apropia de símbolos comunes como el himno y la bandera

Un centenar de agrupaciones consiguieron sacar a la calle el sábado en Madrid a algo más de 30.000 personas (según Delegación del Gobierno) y a medio millón de personas (según los convocantes), una manifestación multitudinaria en cualquier caso, en defensa de “España, la democracia y la Constitución” y contra el Gobierno de Pedro Sánchez. El manifiesto de la convocatoria, leído en el acto, expresa la añoranza por un PSOE y una realidad que ya no existen y la decepción ante el actual PP, incapaces ambos partidos de frenar el proceso de destrucción en curso, según el manifiesto, de “la nación política española”, y evitar así el retroceso “a las peores épocas de nuestra historia”, donde no se precisa a qué épocas se refiere en un país que incluye una dictadura de 40 años. El manifiesto denuncia también “la invasión partidista de las instituciones”, pero llamativamente no hace mención a la práctica iliberal ya consolidada por el PP de seguir colonizando el CGPJ contra el mandato constitucional, origen de la gravísima crisis institucional en la justicia.

El españolismo defensivo se alió con el antisanchismo como doctrina de uso común en el más amplio espectro de la derecha española, desde las vertientes liberales presuntamente templadas hasta la extrema derecha. La apropiación de símbolos comunes —como la bandera y el himno, que sonó el sábado en Cibeles— es parte de la estrategia clásica de los nacionalpopulismos que hoy solemos llamar trumpistas: fue lo que hicieron los independentistas en Cataluña durante el procés y lo que hace hoy un sector de la derecha visiblemente encarnada en Vox. La pulsión antisanchista y neoespañolista fue capitalizada por Abascal, único líder de primer nivel presente en Cibeles, mientras que el PP aportó una representación de muy bajo perfil para estar y no estar a la vez en una movilización que activó sobre todo a la derecha de la derecha. Las distancias que Feijóo quiere poner con el discurso más trumpista y desestabilizador de Vox son una buena noticia para el apaciguamiento de las pasiones desatadas: los nacionalismos se nutren de ellas, aunque se vistan tantas veces de demandas de más democracia. Ese fue también el argumento retórico del independentismo —más democracia— y ese ha sido el argumento del trémolo españolista que llenó ayer el centro de Madrid.

Tras 40 años de democracia, el nacionalismo español ha reaccionado ante otro nacionalismo —el catalán e independentista— que reventó todos los controles y desató la pasión reivindicativa y autoafirmativa que anida en todo nacionalismo. Cuanto mayor y más poderoso es un Estado, más peligrosa es la reacción de un nacionalismo herido, y el español lo fue durante el procés. Las heridas sangran por cada uno de los tres Presupuestos que Sánchez ha aprobado con el apoyo de ERC y de Bildu —ambos regresados a una institucionalidad imprescindible— y por cada una de las 190 leyes que este Gobierno ha aprobado con esos apoyos. Pero los 184 diputados que de media respaldan las iniciativas del Gobierno encarnan la pluralidad efectiva —geográfica, sentimental y política— de una España real, mientras que la concentración de Cibeles representa la reacción de un nacionalismo que siente amenazada su esencia. El redoble de tambor del sábado cohabita con la representación parlamentaria —mayoritaria, de momento— de millones de españoles con una noción de país más porosa y más integradora, además de más real e incluso realista. Por fortuna, la diversidad de sentires e ideas que constituyen a España desborda los límites de la Cibeles y todos —salvo los símbolos explícitos de la dictadura que también se vieron en la protesta— caben en la Constitución.