2 febrero 1993

La prensa especula sobre la muerte del nazi Alois Brunner, exlugarteniente de Adolf Eichmann presuntamente oculto en Siria

Hechos

El 2 de febrero de 1993 D. Ignacio Cembrero publica un reportaje sobre Alois Brunner.

02 Febrero 1993

¿Ha muerto el último gran nazi?

Ignacio Cembrero

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¿Ha muerto Alois Brunner, el último de los grandes criminales de guerra nazis? Falleció a finales del año pasado, según la publicación sem1confidencial parisina Lettre d’Orient, probablemente cerca de Lataquia, en la costa de Siria, el país que le acogió en los anos cincuenta cuando huía de una Europa que perseguía a los culpables del holocausto. Pero no hay confirmación de la muerte de este hombre de 80 años de edad.Algún diario anglosajón ha reiterado la noticia de la muerte de Brunner, que se propagó como un reguero de pólvora por las embajadas occidentales en Damasco, pero en las reuniones periódicas que mantienen los diplomáticos comunitarios en Siria ninguno la ha dado por buena.

Las autoridades sirias han negado siempre haberle ofrecido asilo, pero Brunner vivió 38 años en Damasco con el seudónimo de Georg Fischer y bajo la protección del régimen baazista al que asesoró en materia de seguridad, hasta el punto de haber sido durante años un estrecho colaborador del Rifaat el Assad, hermano del presidente sirio. Cobraba incluso ahora una pensión de jubilación del Ejercito sirio.

Los desmentidos sirios de su larga estancia en Damasco rayan en lo ridículo. El propio Brunner concedió desde Damasco en 1985 una entrevista al semanario alemán Bunte. Refiriéndose a los judíos declaraba: «No lamento haber dado muerte a esa basura».

Lugarteniente de Aldof Eichmann, Alois Brunner nació en Rohrbrunn (Austria) en 1912, y con tan sólo 28 años sucedió a su jefe al frente de la agencia encargada de la expatriación de los judíos de Viena. Dos años después supervisa la deportación de los judíos alemanes. En 1943, en Salónica, organiza el envío al campo de concentración de Auschwitz de 43.000 judíos de aquella ciudad. «El más feroz de los 12 verdugos fue Brunner», escribirá en 1948 el rabino de la comunidad judía de esa ciudad.

A finales de ese mismo año se instala en Francia, desde donde contribuye a deportar a otros 20.000 judíos y se encarga de vaciar un orfelinato de Drancy cuyos 240 pequeños ocupantes son enviados a Auschwitz. Justo antes del final de la guerra acaba su carrera en Eslovaquia, donde pone en marcha la deportación de otros 13.000 judíos.

En total tiene sobre su conciencia cerca de 100.000 muertos, y nada menos que seis países le buscaban para llevarle a los tribunales por crímenes contra la humanidad. Sólo en Francia fue juzgado por contumacia en 1954 y condenado a muerte. Mucho antes que el semanario Bunte, le descubrieron en su refugio, fuertemente custodiado, del barrio de Abu Rumane agentes del Mossad, el servicio secreto israelí, que en 1961 y en 1980 le enviaron cartas bombas, que le hicieron perder un ojo y le arrancaron los dedos de una mano.

El abogado cazanazis Serge Klarsfeld le localizó en 1977 gracias a la colaboración involuntaria de su esposa, Anni, y de su hija. Las gestiones de varios Gobiernos y de la CE incitaron, según Klarsfeld, a sus anfitriones a cambiarle de residencia en 1991. Su salud era mala y tuvo que apoyarse en dos personas hasta introducirse en un automóvil que le condujo, al parecer, hasta Lataquia. Entonces se pierde su rastro.