11 agosto 1977

Cándido defiende a Anson desde LA HOJA DEL LUNES, mientras que el aludido recuerda que también le ofrecieron ser crítico literario cuando el director de EL PAÍS era directivo de TVE

EL PAÍS contra TVE por fichar como comentarista al presidente de EFE, Luis Mª Anson, hermano del Director General de la cadena

Hechos

El 11.08.1977 el diario EL PAÍS publicó un artículo firmado por ‘A.S.H.’ sobre la actividad de D. Luis María Anson en el programa ‘300 millones’ de TVE.

Lecturas

El 11 de agosto de 1977 D. Ángel Sánchez Harguindey publica un artículo en El País contra la excesiva presencia del presidente de Efe, D. Luis María Anson Oliart, en RTVE, única televisión de España dirigida por su hermano D. Rafael Ansón Oliart. En La Hoja del Lunes D. Carlos Luis Álvarez Álvarez ‘Cándido’ publico una amplia tribuna para defender al presidente de Efe el 15 de agosto. El 5 de septiembre D. Luis María Anson Oliart publica su propia tribuna en La Hoja del Lunes para agradecer su apoyo a ‘Cándido’ y criticar al Sr. Sánchez Harguindey.

En principio el diario EL PAÍS nacía con la intención de ser un periódico líder en defensa de la democracia. Por tanto no estaba en sus prioridades preocuparse por sus colegas. (Generalmente los medios que se dedican a atacar a otros, son los medios pequeños con ganas de polemizar con los grandes). En sus primeros meses de existencia EL PAÍS mantuvo alguna polémica con el diario EL ALCÁZAR, con la revista catalana DESTINO o con el semanario más leído de España, INTERVIÚ a cuentas de la defensa del ministro Sr. Pío Cabanillas Gallas por parte del periódico de PRISA. Pero todas estas eran polémicas provocadas por estos medios y no por EL PAÍS.

Pero desde luego el periódico dirigido por los Sres. Cebrián y Valcárcel no tenía ninguna intención de polemizar con alguien tan poderoso como Luis María Anson, que ya era una institución periodística con patas y más aún a partir del 28 de septiembre de 1976 cuando fue nombrado por el Gobierno Suárez presidente de la Agencia EFE. Hasta ese momento el cargo de ‘Presidente’ era un cargo honorífico y el cargo que mandaba en la agencia era el de ‘Director’, pero con alguien como el Sr. Anson era un hecho que ejercería de presidente ‘todopoderoso’ (la dirección, cuyo último titular era el fraguista D. Carlos Mendo, fue suprimida).

Paralelamente su hermano D. Rafael Ansón era nombrado director General de Radio Televisión Española (RTVE). Dejemos en el aire la original cuestión que de D. Luis María firme como ‘Anson’ sin tilde y su hermano D. Rafael firme como ‘Ansón’ con ella. El nombramiento de su hermano suponía incrementar más el poder del Sr. Ansón, porque su influencia no disimuló nada, ya que el presidente de la Agencia EFE sería en aquellos años de la transición presentador de programas en TVE, la televisión que emitía en régimen de monopolio donde realizaría programas tales como ‘300 millones’ en el que el Sr. Anson ilustraba sobre la cultura o el programa ‘La Prensa a Debate’ en la que el Sr. Anson explicaba a la audiencia sobre las noticias más llamativas de las linotipias, políticas y culturales, siempre comenzando con un editorial de opinión personal.

Fue precisamente en calidad de presentador de TVE por la que D. Luis María Anson comenzó a ser atacado en el diario EL PAÍS, en sus páginas de ‘espectáculos’ escribía un crítico que firmaba como A. S. H. En realidad no era ningún seudónimo, eran las siglas de Ángel Sánchez Harguindey que, ejerciendo como crítico de televisión se refería con frecuencia despectivamente a los programas del Sr. Anson con citas tales como “…Anson volverá a castigarnos con una recesión bibliográfica…”, “Carlos Fuentes no merece ser banalizado hasta los extremos que consigue don Luis María”, “Si Luis María renunciase a su parcela analítica textual, la cultura y el sector de críticos literarios en paro se lo agradecerían”.

En las páginas de espectáculo de EL PAÍS también escribía todo un veterano crítico teatral D. Enrique Llovet, que fue un pez gordo de la crítica teatral desde las páginas de ABC, que abandonó tras un célebre enfrentamiento con D. Emilio Romero (PUEBLO) y que al nacer EL PAÍS había pasado a desempeñar esa labor en ese nuevo diario. El 13.02.1977 publicaba una tribuna contra los hermanos Anson considerando que el programa ‘La Prensa a Debate’ era manipulador.

Aunque la cita más dura contra los hermanos Anson en la sección de espectáculo de EL PAÍS no fue ni de D. Enrique Llovet, ni de D. Ángel Sánchez Harguindey sino de D. Ramón Tamames (diputado del PCE y accionista de PRISA) que en unas declaraciones recogidas el 11.08.1977 en esas páginas calificaba a los Anson de ser “Los cuerpos represivos más importantes de España”.

Pero cuando se llega al nivel de D. Luis María Anson se tiene la ventaja de que si quieres, puedes defenderte, pero tienes la ventaja de que tendrás a otros que te defiendan por ti. En 1977 todavía se publicaba el periódico semanal LA HOJA DEL LUNES, editado por la Asociación de la Prensa y que gozaba de cierto éxito por ser el único periódico que salía los lunes (día siguiente del fútbol), por una orden del Gobierno franquista que se lo impedía a los demás. En LA HOJA DEL LUNES los amigos del Sr. Anson eran numerosos (desde 1975 existían, de hecho, llamamientos para que el Sr. Anson asumiera la presidencia de la Asociación, cosa a la que de momento se negaba).

El 15.08.1977 El prestigioso D. Carlos Luis Álvarez, periodista del ala socialista del franquista, que – una vez acabado el régimen – se iba resituando en posiciones progresistas, publicaba a toda página un artículo en defensa de su ‘colega’ D. Luis María Anson y reprochando la actitud agresiva de EL PAÍS contra él:

“A Luis María Anson le han caído cien años y un día, según el consejo de guerra que le ha formulado A. S. H., precisamente en EL PAÍS”

“Creo que todos necesitamos un poco menos de patetismos. Tengo que hablar de esto con Dario Valcárcel, que era bastante liberal cuando yo le conocí…”

Nótese que D. Carlos Luis Álvarez comenta que dará su toque de atención por los artículos anti-Anson a D. Dario Valcárcel, no a D. Juan Luis Cebrián. A pesar de que este segundo era el director mientras que el primero sólo era el subdirector. Pero es que dentro de la profesión periodística el peso (especialmente intelectual) del Sr. Valcárcel era en apariencia más fuerte lo que hacía creer aún en algunos sectores que era este quien de verdad mandaba en PRISA y el otro un mero ayudante. Pronto quedaría clara una realidad muy diferente.

El Sr. Anson no tomaría la palabra hasta de septiembre de 1977 y también lo haría en LA HOJA DEL LUNES con una carta abierta. En ella básicamente el Sr. Anson reivindicaba su papel de anti-franquista como persona perseguida por el régimen y mandaba un recado a los fundadores de EL PAÍS al recordar su proceso por publicar en ABC un artículo favorable a un libro de D. Víctor Salmador:

“Me senté en el banquillo de los acusados ante el Tribunal de Orden Público. En la sala, abarrotada, se encontraban varios hombres que contribuirían años más tarde a fundar EL PAÍS”.

Era sutil pero era la primera vez que alguien en prensa recordaba las vinculaciones de personajes del antiguo régimen en el capital de EL PAÍS, bien es cierto, que compartiendo propiedad con otras figuras que habían sido opositoras. Aunque, lógicamente, a quien más atacó fue a A. S. H. siguiendo una estrategia habitual en el Sr. Anson como prosista referirse con lástima a sus enemigos.

“…A. S. H., un muchacho lleno de buena voluntad, aunque según me dicen, más inclinado a escuchar consignas de partidos que a la independencia intelectual…

Si el artículo del Sr. Anson era un ‘cuidadito conmigo’ a los de EL PAÍS no tuvo del todo éxito. Bien es cierto que A. S. H. no volvería a hablar de él en la sección ‘espectáculos’, pero no lo es menos que desde otras páginas de EL PAÍS se disponían a dispararle con un cañón mucho más fuerte que el Sr. Sánchez Harguindey: con D. Francisco Umbral.

11 Agosto 1977

Luis María Anson, crítico literario de RTVE

Ángel Sánchez-Harguindey

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La cultura ha sido menospreciada con frecuencia, pero lo que no merece en ningún caso es ser banalizada hasta los extremos que consiguen los hermanos Anson.

Televisión Española acaba de conseguir un importante salto cualitativo en su inevitable devenir hacia la orgía de violencia, manipulación mesiánica y electrodomésticos: de cajón de sastre a caja de Pandora.300 millones,nuevo programa añorante de las gestas de Pizarro, es sin duda alguna la reencarnación de la maléfica caja pandoriana. En cualquier momento se puede abrir y de ella saldrán, con toda seguridad, las más variadas sorpresas. En el programa del pasado domingo, mediada ya su emisión, la pantalla se inundó de la serena presencia de Luis María Anson, presidente de la agencia EFE y hermano del actual director general de RTVE. Hasta aquí nada sorprendente, el señor Anson, don Luis María, ya había explicado a los trescientos millones de telespectadores su concepto de «Hispanoamérica» en el primer programa. Lo aterrador y fascinante al mismo tiempo fue comprobar que el señor Anson, don Luis María, la iba a emprender con Terra Nostra, compleja y sutil novela de Carlos Fuentes, y lo iba a hacer en calidad de crítico literario. Naturalmente lo que dijo sobre la obra de Fuentes -tras reconocer que sólo había leído dos de ellas- fue perfectamente digno y coherente para quien reconoce haber leído el 20% de la producción cultural del criticado, pero no era suficiente para desempeñar el papel de «crítico», pese a las enormes limitaciones que parece conllevar tal función, con el rigor intelectual mínimo exigible. El próximo domingo el señor Ansón volverá a castigarnos con una recesión bibliográfica, en esta ocasión sobre Diálogos del conocimiento,de Vicente Aleixandre, autor del que puede llegar a conocer el 30% de su producción (la poesía, ya se sabe, exige menos tiempo y concentración para su lectura) y sobre el que vertirá, sin duda, cinco o seis vulgaridades de contrasolapa. Lo fascinante del asunto es contemplar cómo en muy poco tiempo uno de nuestros mitos profesionales más queridos y monárquicos es capaz de asimilar en breve tiempo el talante y la concepción profesional del Selecciones del Reader’s Digest. No ponemos en duda la honestidad remunerativa del señor Anson. Sabemos de antemano que percibe lo mínimo indispensable, previsto en los presupuestos de la casa para el apartado de «críticos literarios de programas reconquistadores», lo que aquí se cuestiona es el rigor y la funcionalidad de sus opiniones como experto en algo que desconoce.

Es evidente que la cultura ha sido menospreciada con frecuencia. Es probable que incluso merezca ser vilipendiada, pero lo que no merece en ningún caso es ser banalizada hasta los extremos que consigue don Luis María. Bien está que Carlos Fuentes sea un intelectual de izquierdas. Bien está que Vicente Aleixandre o Corpus Barga nunca hayan demostrado su amor y fidelidad al Movimiento, pero ninguno de ellos, ni los que por extensión conformarían una parte de lo que tenemos a bien llamar «cultura», merece ser analizado por el señor Ansón y, mucho menos, cuando trescientos millones de ciudadanos latinoamericanos pueden ser sorprendidos sin previo aviso. Bien está que los hermanos Anson -calificados en su día por Ramón Tamames como «los cuerpos represivos más importantes de España»- se ayuden mutuamente como miembros de un mismo tronco familiar, pero si don Luis María renunciase a su parcela analítica textual, la cultura y el sector de críticos literarios en paro se lo agradecerían.

A. S. H.

15 Agosto 1977

La Fiscalidad y otros asuntos

Carlos Luis Álvarez

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Por hablar de la novela de Carlos Fuentes en TVE le han caído a Luis María Anson cien años y un día, según el consejo de guerra que le ha formado A. S. H. en EL PAÍS.

La sesión había sido fijada para las cinco de la tarde, pero empezó a las cinco en punto y pico. Las cinco es una hora circular y táctil. Madrid era un siniestro solar. Yo estuve comiendo con mi buen amigo Manuel Vicent, que hace las crónicas para EL PAÍS con su estilo penetrante y fresco de costumbrista salvaje. Luego fuimos andando hacia las Cortes como dos mejicanitos perezosos, bajo el sol. Daba la impresión de que no íbamos andando hacia las Cortes, sino hacia el depósito. No me refiero al “depósito revelado” que se guarda en las Cortes, como todo el mundo sabe, sino al depósito de cadáveres. Casi no llegamos. Hablábamos de ‘Terra Nostra”, la novela de Carlos Fuentes. Por hablar de ella en la televisión española le han caído a Luis María Anson cien años y un día, según el consejo de guerra que le ha formado A. S. H., precisamente en EL PAÍS. Lo de Anson fue una mención descriptiva y alentadora, teniendo en cuenta los temas habituales de televisión, y no creo yo que intentase un análisis profundo. A. S. H. dice que resultó “aterrador y fascinante”. A mí, “aterrador y fascisnante” me parece, sin ir más lejos Angel de Andrés, que dio en la televisión el mayor espectáculo del mundo. Creo que todos necesitamos un poco menos de patetismo. Tengo que hablar de esto con Dario Valcárcel [Subdirector de EL PAÍS], que era bastante liberal cuando yo le conocí. En cualquier caso no diré nunca nada de Carlos Fuentes, no sea que me apliquen el tormento y me digan que soy fascinante. Todos somos injusos alguna vez. En las Cortes me encuentro con Luis Apostua, que esta ahora de diputado, y me dice que ha sido algo injusto con don Miguel Herrero Rodríguez de Miñón a cuenta del Consejo del Reino. Me dijo “algo injusto”, no que había sido “aterrador y fascinante”. No descabalgaré de mi tesis, ni siquiera de mi antitesism pero tampoco me voy a pegar con el señor Herrero Rodríguez de Miñón. Más de uno y más de dos me han dicho que el señor Herrero Rodríguez de Miñón es un talento, que eso se va a ver. Pues si nos vamos a pegar los dos talentos que hay en las Cortes, yo no sé qué constituyentes van a ser estas. Eso sí que sería aterrador y fascinante. Si quiere el señor Herrero Rodríguez de Miñón firmara el pacto de San Sebastián angelitos al cielo. Y en conpensación le voy a hacer a canto a la primera oportunidad. Cualquier cosa menos instaurar el terror y la fascinación…

Carlos Luis Álvarez

03 Septiembre 1977

Luis María Anson no es critíco literario en RTVE

Luis María Anson

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En la época en que Juan Luis Cebrián, director de EL PAÍS, ocupaba un puesto de relieve en TVE me ofrecieron ser crítico literario, ofrecimiento que no pude atender.

Regreso de un breve viaje de trabajo y me enseñan un suelto publicado en EL PAIS, firmado por A.S.H., en el que se me titula crítico literario de televisión. Es falso. La televisión tiene varios y excelentes críticos literarios. Yo me limito a contestar brevemente, en dos o tres minutos y en el programa de variedades «300 millones», a algunas preguntas sobre literatura hispanoamericana, en el tono que considero adecuado para una audiencia que, en un porcentaje muy alto, no ha leído nunca un libro.Tal vez tú puedas recordar a A S.H. que, en todo caso, no hubiera sido raro que Televisión me hubiera ofrecido ser crítico literario. En la época en que el director de EL PAIS [Juan Luis Cebrián] ocupaba un puesto de relieve en aquella casa me hicieron ese ofrecimiento, que no pude atender, aunque no porque fuera extraño a mis aficiones y ocupaciones, ya que durante no menos de once años hice modestamente comentarios críticos de libros en ABC, a razón de dos y tres a la semana. (Por uno de esos comentarios al libro antifranquista Caballero de la lealtad, de Víctor Salinador fui por cierto, procesado y juzgado ante el Tribunal de Orden Público, en 1963 durante el régimen anterior pidiéndome el fiscal dos años de prisión. Mi abogado, Martín Calderón, ganó el asunto en el Supremo.) Mi larga experiencia como comentarista en la sección Libros nuevos, de ABC, fue causa, sin duda, de mi nombramiento como jurado en infinidad de certámenes literarios. Lo soy todavía de media docena de premios de dimensión nacional, a algunos de los cuales se presentan este año destacados colaboradores de EL PAIS.

A otras generosas apreciaciones del señor A. S. H. ya contestó en HOJA DEL LUNES el magnífico e independiente Carlos Luis Alvarez.

Luis María Anson

26 Febrero 1977

Una televisión sin trampa ni Anson

DIARIO16 (Editor: Juan Tomás de Salas)

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El periodo preelectoral en que el país está ya plenamente zambullido pide con urgencia unas normas que garanticen la neutralidad de los medios oficiales de difusión y, en especial, de la RTVE. No basta con establecer unos criterios para el acceso equitativo de todos los partidos a esos medios durante la campaña electoral. Desde ahora mismo hay que montar unos mecanismos de control de la programación de radio y televisión, sobre todo de los programas informativos, para evitar esos enfoques parciales que todavía tenemos que soportar y que llegan a extremos intolerables como en el caso del espacio de TVE ‘La prensa en el debate’, que dirige el presidente de la agencia EFE, Luis María Anson. Su programa de anoche fue una lamentable muestra de ese carácter tendencioso.

Se ha dicho refiriéndose a sus efectos sobre el consumo que un anuncio en TV es como una orden de compra. Y un senador francés, oponiéndose hace años a la publicidad en ese medio, afirmaba que el monopolio electrónico equivaldría a una patente para fabricar billetes de banco. Desde una perspectiva política habría que decir que ese monopolio puede obligar a comprar ideas, imágenes, candidatos y programas políticos. Si falta el contraste, la competencia y el debate, la TV puede imponer unos criterios y contribuir a que se obtengan ciertos resultados electorales de una manera abusiva y nada democrática, especialmente cuando como aquí no hay rodaje político. Hasta ahora éste es el modelo que sigue RTVE, donde están ausentes la mayor parte de las tendencias políticas del país. Insistementemente se asomban a la pequeña pantalla los hombres del franquismo y sólo esporádica y fugazmente aparecen algunos de los representantes de las nuevas corrientes políticas. Esta asuencia de neutralidad se acepta sin rubor en las esferas oficiales como acaba de ratificar el director general del organismo, otro miembro del clan Anson, al asegurar que RTVE adoptará la postura que diga el Gobierno, puesto que todavía no hay otro organismo más autorizado para representar al pueblo español’. Es como prevenirnos para que nos dispongamos a aguantar todas las arbitrariedades en nombre de una transición de una provisionalidad que está sirviendo para justificar demasiadas cosas injustificables.

Con una televisión beligerante no hay juego político limpio. Reconocido el pluralismo, la RTVE debe neutralizarse, lo que equivale a decir que ha de reorganizarse porque con la actual estructura no hay garantías en ese sentido. Y mientras llega esa reorganización es preciso que el Gobierno se tome en serio este problema evitando que el poderoso medio se convierta en instrumento entregado al capricho de unos pocos y en plataforma de lanzamiento de unos cuantos. El equal time de los anglosajones que equipara estrictamente el tiempo de antena de los partidos y de los candidatos no puede ser un criterio para aplicar exclusivamente durante le campala electoral, sino un principio permanente. En ningún momento es admisible que a una determinada tendencia o a unos determinados personajes se les prime en detrimento de los demás.

Una de las medidas más urgentes que el Gobierno está obligado a adoptar es la regulación del derecho de réplica en RTVE para evitar la impunidad con que ahora se maneja el medio que continúa en línea recta la tradición franquista que hizo de los medos electrónicos del Estado un sistema institucionalizado de engaño y manipulación. La irresponsabilidad de la RTVE debe terminar. Antes tenía patente de corso el inefable ‘maestro de periodistas’ Emilio Romero, y ahora le tocó la licencia de corsario a ese gran chambelán de la prensa nobiliaria, Luis María Anson. Ya está bien.