22 marzo 1976

Luis Ángel de la Viuda era director desde febrero de 1975, cuando reemplazó al histórico Emilio Romero

Martín Villa echa a Luis Ángel de la Viuda como director del diario PUEBLO y le reemplaza por Fernández Figueroa

Hechos

El 22.03.1976 el ministerio de Relaciones Sindicales D. Rodolfo Martín Villa decidió cambiar al director del diario PUEBLO, D. Luis Ángel de la Viuda por D. Juan Fernández Figueroa.

Lecturas

D. Luis Ángel de la Viuda Pereda es destituido como director de Pueblo y reemplazado por D. Juan Fernández Figueroa. Es una decisión del ministro Rodolfo Martín Villa y es notificado a los lectores el 23 de marzo de 1976.

El periódico Pueblo, líder de la prensa de la tarde tiene una media de tirada de 113.736 ejemplares en 1976 que iniciará un descenso incontenible. (en 1978 bajaba a 79.746 ejemplares).

Rodolfo_Martin_Villa D. Rodolfo Martín Villa, como ministro de Relaciones Sindicales, tenía el control del diario PUEBLO, el vespertino más leído.

En marzo de 1976, poco después de asumir el cargo de nuevo ministro de Relaciones Sindicales, don Rodolfo Martín Villa (con  D. Carlos Arias Navarro como presidente del Gobierno) este destituyó al director de PUEBLO, don Luis Ángel de la Viuda (el diario PUEBLO pertenecía a la Organización Sindical, controlada por ese ministerio). El Sr. De la Viuda ocupaba la dirección desde que en febrero de 1975 reemplazara al histórico D. Emilio Romero.

En declaraciones a La Hemeroteca del Buitre, el Sr. de la Viuda lo explicó de la siguiente manera:

A mí me echó el Sr. Martín Villa por no seguir las normas del Gobierno en abril de 1976. Él quería quitarle todo tipo de protagonismo al mundo sindical y a su periódico, pero yo quería que el periódico se vendiera”.

La etapa del Sr. Fernández Figueroa sería una etapa de complenta inestabilidad que incluiría reuniones con pistolas debajo del a mesa. D. Juan Fernández Figueroa era un periodista indudablemente franquista, aunque tuvo algún goteo aperturista en EL ESPAÑOL de D. Juan Aparicio  y en especial en su publicación, ‘Índice’.

El hecho de que el Sr. Fernández Figueroa fuera amigo de D. Emilio Romero llevó a que algún medio de comunicación especulara que el nombramiento de este para la dirección de PUEBLO volvía a ‘romerizar’ el diario. Además, con su nombramiento, el Sr. Fernández Figueroa promocionó a D. Justo Pérez Acosta, periodista de una clara línea editorial pro-franquista.

La llegada del Sr. Fernández Figueroa significaba su reencuentro con D. Carlos Luis Álvarez, ‘Cándido’, con el que había coincidido en ‘Índice’ con el que se había pleiteado.

Testimonio del periodista de PUEBLO, D. Carlos Luis Álvarez ‘Cándido’ en su libro ‘Memorias Prohibidas’ (Pag. 254-155):

Juan saltaba a la dirección de PUEBLO, pero yo tuve la sensación de que saltaba exclusivamente sobre mí. (…) El nombramiento de Juan lo había hecho Rodolfo Martín Villa, que había sustituido a Fernández Sordo en el Ministerio de los Sindicatos y que siempre se había llevado bien con Emilio Romero. La amistad entre ambos era notoria y, quizás en función nada más de ese dato, Sol de España volvió a escribir sobre el caso ‘La perspectiva de una nueva romerización’ (…)

La misma noche del día en que Juan entró en PUEBLO yo le estaba esperando en su despacho con José Luis Alcocer y Ángel Gómez Escorial. Creo que en aquel momento representábamos un reformismo a la reforma de Carlos Arias Navarro, al Espíritu del 12 de febrero, que ni era espíritu, ni fue de febrero ni tampoco 12. Era mero continuismo acordeonista adaptado a la circunstancia de haberse muerto ‘el capitán de las estrellas’ como había escrito Fernando Ónega. (…) En medio de aquel solemne vuelo de albatros, Juan descendía angustiosamente, como un niño sorprendido con la boca llena de trata prohibida, a la austeridad de las consignas: nada de Guinea Ecuatorial ni de las deliberaciones del Consejo del Reino. Éramos, no sólo Juan, como niños grandes, no hombres.

Cándido

La etapa del Sr. Fernández Figueroa sería una de las más cortas en un diario de ámbito nacional. Su nombramiento se hizo público en  el diario PUEBLO el 23.03.1976. El mismo periódico anunciaría su destitución en PUEBLO apenas tres meses después, el 01.06.1976.

23 Marzo 1976

CÁNDIDO

Carlos Luis Álvarez 'Cándido'

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Bueno, pues los de PUEBLO tenemos un nuevo director que es Juan Fernández Figueroa, y no tenemos a otro, que es Luis Ángel de la Viuda. No quisiera en este momento pasar únicamente por cortés, para no dar en oficioso; ni en analítico, para no dar en suspicaz. En el fondo de este cambio hay un concepto, de igual modo que bajo ese concepto habrá un cambio. El respeto que Luis Ángel de la Viuda ha sentido por los trabajadores de PUEBLO ha sido grande, y cumple ahora decirlo públicamente. En cuanto a Juan Fernández Figueroa, y sin que yo me atreva a decir que soy uno de sus eruditos, posee asimismo un estilo liberal, que nace más de la reflexión, que de la estrategia. La obra de Luis Ángel de la VIuda está cerrada. La de Juan Fernández igueroa está abierta. El viento sopla, y vamos hacia donde vamos. La nave es marinera.

Cándido

23 Marzo 1976

RELEVO EN PUEBLO

José Luis Alcocer

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Es está una de las escasas veces que me permite hablar en primera persona. Se trata de que en PUEBLO, en la casa de todos los que aquí trabajamos, se ha producido un cambio. Ese cambio lo ha decidido quién puede: el joven ministro de los Sindicatos, Rodolfo Martín Villa. Evidentemente, el cambio obedece a unos planteamientos, a unas consideraciones político-racionales y a unas evidencias de futuro. La decisión se adopta desde la responsabilidad personal de quien las ejerce. Pero ocurre que la decisión produce efectos. Y desde la contemplación directa de esos efectos deseo exponer dos puntos de vista: la reflexión sobre quien se va y la apreciación de quien viene. Porque ocurre que soy amigo de los dos.

LUIS ÁNGEL

Llevaba algo más de un año en la dirección del periódico. Elevó, como no lo había hecho nadie, el techo de libertad para los escritores. Pero también elevó algo más: el cupo de comprensión racional del sistema, desde unos criterios sinceramente democráticos, traducidos. Instaló también, en la convivencia diaria de la Redacción, de los Talleres, de la Administración, unos modales de convivencia, de relaciones humanas, entre todos los que trabajamos aquí. Careción, en principio, de manías. Y fue amigo (por sentirse responsable de una empresa) de quienes trabajaban y de quienes servían. Nunca posó de esccritor bajo palabra, nunca trató de usurpar unas categorías de intelectual para las que, por otra parte, no está indotado. Ha estado siempre en su sitio. En lo que él ha creído sinceramente que ha sido su sitio. Y no se olvide que ha gobernado un periódico (con acierto) en momentos tan graves como la muerte del General Franco, la proclamación del Rey de España, la constitución del nuevo (y actual) Gobierno, el plnateamiento de nuestra política internacional o el conflicto del Sahara.

Luis Ángel de la Viuda es todo lo contrario de un dogmático, acaso porque sea creyente. Ha tenido y tiene una sensibilidad peculiar, obediente a unos planteamientos muy concretos, a unas claves muy precisas. Le ha tocado en suerte torear el toro de la transición, y esgrimir tal vez capotes que nadie recogía, porque muchos se reservaban porque no se sabía por dónde iban a ir las cosas, porque siempre era conveniente que alguien (en momentos de incentidumbre) tuviese sobre sí la responsabilidad de interpretar el teletipo decidir la primera página de un periódico, resolver el titular y aceptar la responsabilidad que de todo ello se dedujese.

Mientras tanto, el periódico PUEBLO, nuestro periódico, nuestra casa, iba saliendo a la calle y haciéndose todos los días. Y se iba construyendo una imagen antes inexistente de solidaridad de cosa propia. No había una genialidad que sirviera de última e inapelable instancia, sino una conciencia de buen sentido compartida, de la que todos empezábamos a hacernos responsables. ¿Hubo defectos? Evidentemente. En la misma e igual medida que hubo ausencias. Y no estamos hablando de política, sino de periodismo. Y de humanidad. Y también de soledad, en el sentido más inmediato y menos dramático de la palabra.

El caso es que Luis Ángel se marcha. Y que deja el periódico en un nivel envidiable de compañerismo, de estímulo, de sentimiento de empresa común y de relación humana. Y que viene Juan Fernández Figueroa. Es decir, que viene Juan.

JUAN F. FIGUEROA

Para hablar de Juan en folio y medio hay que saber un rato largo de periodismo y de síntesis. Juan es algo así como una contradicción sabiamente explicada y mantenida sobre una conducta. Juan es un escritor reprimido como tal y un político frenado hasta ahora. Su obra maestra es ‘Índice’, obra que dura ya más de veinticuatro años y que es indispensable conocer para saber la historia cultural y política de nuestro tiempo pasado. Tiene, en esta Casa, numerosos amigos, muchos de los cuales han sido colaboradores sinceros de su revista. Figueroa se ha movido siempre en una inclinación evidente, y cimentada hacia lo que pudiéramos llamar ‘izquierda nacional’. No hay quien lo niegue. Y ahí está el número extraordinario de su revista dedicado a la caída de Allende en Chile. ‘América, llanto general. Nos duele Chile’. Pero eso ha sido a nivel de revista, de planteamiento minoritario, de intensidad analítica, aunque la difusión estrecha. Ahora, ante Juan Fernández Figueroa se abre la gravísimo reto de dirigir un periódico diario de alta tirada, de impacto popular y de crédito en la calle.

Ante el nuevo director, que es un intelectual honesto, un hombre con instito del lenguaje, con talante humano y con talento poético, con ejecutoria y con honradez política; que no ha escupido nunca sobre su pasado, aunque se ha tomado siempre la molestia de racionalizarlo y someterlo a críticas que es alférez provisional sin ser en modo alguno ultra: que piensa sin elitismos, que avala el proceso de la historia sin ser demagogo: y el sentido de la conservación de lo útil, sin ser rico; ante el nuevo director, digo, pienso que hay que abrir un amplísimo crédito de confianza, de colaboración, de comprensión y de ayuda.

PUEBLO

Porque de los que se trata, evidentemente, es de seguir haciendo PUEBLO. Y de hacerlo bien, de cara al gozne que nos permita comprender las nuevas situaciones sociales y políticas, sin desatender la realidad, incuestionable, de que todos los que aquí trabajamos, pensemos como pensemos, formamos un empeño del que somos solidarios y propietarios. Nuestro periódico cierra una etapa, a la vez que el país, y muy intensamente, y a veces con silencios de muchos. Nosotros, desde aquí, la vivimos ciertamente con dignidad.

Uno de los pensamientos más constantemente mantenidos por Fernández Figuerosa, a lo largo de muchos años, es el de que la izquierda real española era la heredera natural del Régimen de Franco. Nada más proclive a la esperanza. Desde estas líneas digo adiós a un amigo y ofrezco al otro calor y apoyo. ¿Es de verdad la izqueirda la heredera natural de Franco? Pues vamos allá.

José Luis Alcocer

27 Marzo 1976

LUIS ÁNGEL DE LA VIUDA, CESADO A QUEMARROPA

LA GACETA ILUSTRADA (Luis María Anson)

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El director de PUEBLO, don Luis Ángel de la Viuda, ha sido cesado de su cago de improviso. El nuevo director del diario sindical es don Juan Fernández Figueroa.

Poco después de las nueve de la mañana me llamó el ministro Martín Villa. En una entrevista que duró cinco minutos me dijo que había estado pensando durante estos días en que yo había cumplido ya mi misión que había decidido relevarme y que había nombrado director de PUEBLO a Fernández Figueroa. “Ni pregunté nada ni hubo ‘escenas’. Llamé a mi secretaria y le dije que fuera recogiendo mis papeles”, explica a GACETA ILUSTRADA don Luis Ángel de la Viuda, burgalés de 43 años, el mismo día 22 de marzo, en que fue cesado de un puesto que ocupó durante trece meses. “Triste estás, desde luego” – añade – “aunque a la larga, nunca se sabe… Fueron trece meses intensos, importantes, amargos hermosos, en los que he procurado cumplir con mi deber profesional al límite máximo: desde las 8 de la madrugada en e lperiódico, al lado de un equipo espléndido”.

La noticia del cese del señor De la Viuda fue un estallido periodístico inesperado. ¿Incluso para él? “No oculto que ha sido sorpresivo en la forma, aunque esperado en el fondo. Hace unos dos meses, como se sabe, corrió el rumor de que me iban a cesar: fui a ver al ministro y me dijo que no había nada de eso. Pero el rumor estaba ahí y a mí, quien me había traído para sustituir a Emilio Romero fue el anterior ministro de Sindicatos, el cual me marcó una línea que yo he seguido escrupulosamente”. ¿Hubo algún problema con el señor Martín Villa? No. “En los cuatro meses que lleva en el cargo sólo me ha llamado dos veces: una para decirme que no le había parecido bien una información y otra a causa de unos titulares demasiado destacados. En realidad he vivido este último tiempo en una enorme soledad”. ¿No pensó dimitir cuando se produjeron los primeros rumores? Tampoco: “Tenía pensado quedarme en el periódico, a ver si se terminaba esta incomunicación con la empresa. Suponía que cuando llegara el Congreso Sindical todo se aclararía un poco”. No hubo tiempo.

“No presumo de ideólogo, soy un profesional”

El señor De la Viuda mantiene incluso en estos momentos su habitual tono cordial e incluso optimista – “ningún rencor, ningún rencor, desde luego” – y reconoce que tuvo que telefonear con urgencia a su esposa a sus hijos, a su familia ‘para que no se enteraran por la radio’. En la redacción de PUEBLO dicen a esta revista que ‘el cese de Luis Ángel se ha producido a quemarropa y por la espalda” y el propio señor De la Viuda no bromea al explicar: “En casa tenemos una muchacha desde hace mucho tiempo. Todos la queremos mucho, almorzamos en la misma mesa y es una más en la familia. Si algún día tengo que despedirla, nunca lo haré como me han despedido a mí”. ¿Qué va a hacer ahora? “Irme a casa. A leer libros que no he podido leer en este tiempo, a organizar mis papeles, a escribir algo… Desde luego, ahora mismo no tengo ningún sitio adónde ir a trabajar. En fin: supongo que si hablo con Televisión o con el Banco en el que trabajaba antes, me buscarían algún sitio. Pero, vamos, no me voy a morir de hambre: me tienen que dar una indemnización; tengo algunos pequeños negocios; y, en todo caso, mi mujer tiene una farmacia y podríamos ir tirando. De todas las maneras, me ha llamado alguna gente y tendré que hablar con ellos…”. ¿Le habrá llamado don Emilio Romero? “No”. ¿Le habrá llamado don Juan Fernández Figueroa? “Sí, mañana almuerzo con él y después iremos al periódico y le presentaré al personal” ¿Y por qué habrán nombrado al señor Fernández Figueroa? “Quizás hayan pensado en buscar un ideólogo. Yo no puedo presumir de ideólogo. Soy un profesional del periodismo. No puedo ponerme a estudiar ideología a estas alturas del curso…”

Figueroa: “Por mi biografía ideológica y política”.

¿Y por qué le han nombrado al señor Fernández Figueroa? “En último extremo pienso que el motivo de me hayan elegido es mi biografía ideológica y política, expresada en ÍNDICE. Me parece que es un nombramiento funcional: hay un cambio en el país y han debido pensar que en este momento hacía falta un hombre con mis características”, dice don Juan Fernández Figueroa desde su despacho de la Dirección de una revista quincenal que ha pasado por etapas difíciles: “Mi biografía está más o menos unida a la de ÍNDICE. Yo he sido alférez provisional de Regulares en Ceuta; fundé la revista hace casi 25 años; no tengo ninguna condecoración – salvo las de campaña – fundé el tercer programa de RADIO NACIONAL DE ESPAA y fui cesado en la radio a causa de ÍNDICE; fui cesado también en la dirección de la revista cuando Muñoz Alonso era director general de prensa; la revista ha sufrido tres o cuatro secuestros, cinco o seis multas y dos suspensiones: una de más de cinco meses a causa de un número monográfico sobre Baroja – en el 53 – y otra de tres meses y medio por otro dedicado a Ortega… En ÍNDICE hemos sido pioneros en la defensa de lo que ahora todos llaman paco social.

Tendré más limitaciones

Sin embargo, el señor Fernández Figueroa acepta la enhorabuena sólo “teóricamente” porque “menuda papeleta, en estos momentos. Ha habido meses más tranquilos para este cambio”. El señor Fernández Figueroa sí conocía su nombramiento desde hace algún tiempo. “Hubo un rumor en enero. Luego, un cierto forcejeo. Mis noticias últimas han sido más recientes y, digamos, por conducto reglamentario, que imponía, lógicamente, la discreción por mi parte”. ¿Incorporará un nuevo equipo a PUEBLO? De momento, no “No tengo más equipo que el de ÍNDICE, y si me lo llevo, acabo con la revista. A lo mejor me llevo a algún compañero de absoluta confianza”. ¿Y le gustaba al señor Fernández Figueroa cómo estaba PUEBLO? “Habrá que recordar aquella frase que decía que no había pregunta impertinente sino respuesta impertinente y quiero evitarla”, dio desde luego amablemente. “Lo primero que tengo que hacer es conocer qué personas hay – a algunos de los hombres de PUEBLO los conozco muy bien, han estado en ÍNDICE. El propio director saliente me explicará quién es quién y trataré de formar un equipo dentro del mismo periódico”. ¿Tratará el tema de los sindicatos de la misma forma con que lo hacía en la revista? “Ya veremos cómo lo he de hacer ahora. Tendré, sin duda, más limitaciones, no seré tan autónomo como en ÍNDICE. En fin: lo que tengo que hacer es capear los temporales que se avecinan y estudiar el periódico. Y luego, trabajar”.

El Análisis

ADAPTARSE AL COMPÁS DE LOS TIEMPOS

JF Lamata

La gestión en PUEBLO de D. Juan Fernández Figueroa era bien parecida a la situación que vivía el propio presidente del Gobierno en aquel momento, que presidía D. Carlos Arias Navarro y del que era ministro D. Rodolfo Martín Villa. Era la de los franquistas que tenían que intentar ser capaces de demostrar que habían dejado de serlo y que ahora eran ‘demócratas de toda la vida’.

Esa capacidad de ‘adaptación’ no es una situación de la que dispongan todo. El Sr. Martín Villa o el periodista D. José Ramón Alonso lo consiguieron, mientras que D. Carlos Arias Navarro o D. Juan Fernández Figueroa no.

J. F. Lamata