23 septiembre 1932

La Meca forma parte de su territorio

Nace el reino de Arabia Saudí fundado por el rey Ibn Saúd

Hechos

El 23 de septiembre de 1932 se proclamó el Reino de Arabia Saudí.

Lecturas

El 23 de septiembre de 1932 Ibn Saúd cambió el nombre de sus posiciones en la península arábiga por el de reino de Arabia SAudí. El nuevo estado comprendía los reinos de Hedjaz y Najd, gobernados por Saúd desde 1926.

El nuevo país era el estado de mayor superficie de Arabi, aunque en su mayor parte era un desierto yermo. El rey Ibn Saúd que era a la vez Jefe del Estado y caudillo religioso de Arabia Saudí – aproximadamente el 80% de los habitantes pertenecen a la estricta secta islámica de los wahhabíes – había hecho valor sus derechos desde 1902 en la lucha contra la dinastía hachemí, cuyo jefe, el jerife Hussein de La Meca, reclamó en 1916 la herencia del desmembrado imperio otomano en Arabia en calidad de ‘rey de los países árabes’. Ibn Saúd aceptó el desafío, y en años siguientes se entabló un conflicto entre ambos, que hacía 1926 finalizó con la victoria de este último. Ibn Saúd conquistó todas las regiones de la península arábiga no sometidas a dominio británico, y expulsó de Arabia a sus adversarios. En su empeño, pudo contar con el apoyo masivo de Gran Bretaña y de la mayor parte de las tribus beduinas convertidas al whahaismo, cuya doctrina se basaba en las normas de Muhammad ibn Abd al Wahhab, el actividas de los wahhabíes en el siglo XVIII. En 1925 Ibn Saúd había ocupado la ciudad de Jiddah, y en 1926, conquistó Hedjaz donde se proclamó rey. De este modo los lugares santos del Islam, La Meca y Medina se hallaron a partir de entonces incluidos en sus dominios. El título honorífico de Custodio de los Santos Relicarios contribuyó de manera esencial a acreditar el prestigio de Ibn Saud.

Sin embargo no le fue fácil consolidar su poder. En 1928 se rebelaron los ikhwan, wanhabíes radicales que querían imponer la fe islámica en toda la región, y que se oponían a las intenciones de Ibn Saúd de solucionar los problemas fronterizos con Gran Bretaña por la vía de las negociaciones. En la colonia de Ghatghat estalló una rebelión contra el monarca encabezada por el sultán Ibn Biyad. Ibn Saúd reaccionó con dureza contra los rebeldes e hizo imperar su atutoridad a finales de 1929. Después de proclamar en 1932 el reino de Arabia Saudí – el único país del mundo que recibe su nombre de la dinastía reinante – , Ibn Saúd fue nombrado oficialmente al año siguiente, jefe de nuevo Estado.

Las guerras y la represión de las revueltas habían consumido, no obstante, sumas enormes; el tradicional impuesto de los peregrinos no lograba compensar los gastos. Ante tal situación y contrariando sus principios wanhabies, Ibn Saud decidió otorgar a diversas empresas estadounidenses una concesión para buscar petróleo.

En 1932 una empresa estadounidense, Standard Oil de California, descubrió petróleo en el golfo pérfico y en 1933 se ceró un gran trust para realizar las prospecciones en exclusiva: Aramco (Arabian-American Oil COmpany). A partir de 1947 comenzó a exportar ‘oro negro’ en grandes cantidades. La producción pasó de 8 millones de toneladas en 1946 a más de 47 en 1955, a 243 millones de toneladas en 1984. Arabia Saudí se había convertido ya en ese momento en uno de los países más ricos del mundo.