14 mayo 2016

Su objetivo es hacer sorpasso desbancando al PSOE como principal partido de la izquierda en España

Podemos e Izquierda Unida harán coalición en la repetición de las elecciones bajo la denominación ‘Unidos Podemos’

Hechos

El 13.05.2016 Podemos e Izquierda Unida formalizaron su coalición para las elecciones generales de junio de 2016.

Lecturas

Desde 2014 Izquierda Unida se mostraba dispuesta a hacer una coalición con Podemos, una actitud que defendía D. Alberto Garzón, designado cabeza visible de IU desde enero de 2015.

Pero Podemos, el partido político de D. Pablo Iglesias Turrión y D. Íñigo Errejón Galván rechazó cualquier coalición tanto en las municipales de 2015 como en las generales diciembre 2015, porque su estrategia era representar ‘lo nuevo’ frente a ‘lo viejo’. Podemos sí ofrecía a que el líder de Izquierda Unida, D. Alberto Garzón Espinosa, se integrara a título individual en las listas de Podemos, opción que esté rechazó. La última reunión se celebra el 24 de junio de 2015, sin llegarse a acuerdo alguno. “Que se queden con la bandera roja y nos dejen en paz, yo quiero ganar”, expresaba D. Pablo Iglesias Turrión en el digital Público ese mismo 24 de junio de 2015.

Pero ante la repetición de las elecciones prevista para junio de 2016 la dirección de Podemos de D. Pablo Iglesias Turrión ha decidido rectificar la estrategia con una apuesta clara, la de que una coalición entre Podemos e Izquierda Unida logre superar al PSOE como segunda fuerza de España, el llamado ‘sorpasso’.

El 5 de mayo de 2016 la votación a la militancia de Izquierda Unida respalda aliarse con Podemos dándose el siguiente resultado:

  • -A favor de aliarse con Podemos – 17.440 votos.
  • -En contra de aliarse con Podemos – 2.741 votos.

Este resultado supone un triunfo abrumador de la unión, con excepción de la comunidad de Asturias, la de D. Gaspar Llamazares Trigo, donde se registraron más ‘noes’, dado que este ha sido el principal defensor del ‘no’. El único alcalde de capital de provincia de Izquierda Unida, D. Francisco Guarido Viñuela, también votó ‘no’.

El 14 de mayo de 2016, tras haber negociado las listas, comparecen por primera vez juntos D. Pablo Iglesias Turrión como líder de Podemos y D. Alberto Garzón Espinosa, como líder Izquierda Unida, que se abrazan ante simpatizantes en la Puerta del Sol y presentan el nombre de su coalición ‘Unidos Podemos’, posteriormente redenominado como ‘Undidas Podemos’.

Desde los medios se asegura que un sector de Podemos, el representado por D. Íñigo Errejón Galván, discrepa de la estrategia de aliarse con Izquierda Unida, dado que eso convierte a Podemos en una plataforma de izquierdas a la izquierda del PSOE, en lugar de una plataforma transversal de ‘lo nuevo contra lo viejo’.

Todas las encuestas anuncian entonces que Unidos Podemos superará al PSOE en las siguientes elecciones consolidándose como segunda fuerza, sólo detrás del PP. Pero ese ‘sorpasso’ nunca se producirá.

24 Junio 2015

Pablo Iglesias: "Que se queden con la bandera roja y nos dejen en paz. Yo quiero ganar"

Sergi Picazo & María de Delas

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El secretario general de Podemos inicia este jueves en Barcelona la etapa catalana de lo que llaman la “Ruta del cambio”. En una extensa entrevista simultánea con 'Público' y 'Crític', se pronuncia sobre el proceso soberanista catalán y sobre la construcción de candidaturas de unidad popular.

Pablo Iglesias (Madrid, 1978), secretario general de Podemos, inicia hoy la etapa catalana de lo que han llamado la “Ruta del cambio”. Arrancó en Cádiz y tiene en Barcelona su segunda parada. Dos ciudades gobernadas desde el pasado día 13 por alcalde y alcaldesa respaldados por Podemos, José María González, Kichi, y Ada Colau.

El líder de Podemos recibe a Público y a Crític en el despacho que utiliza en la sede del partido en Madrid. Unos locales “espartanos”, que llaman la atención por la ausencia total de decoración y símbolos. Ni un logo, ni un póster. “Es un espacio para trabajar, en el que se empieza muy temprano y se acaba muy tarde”, reivindica Iglesias. La entrevista, que se publica simultáneamente en catalán y castellano, pretende profundizar más en ideas políticas que en cuestiones urgentes.

¿Qué es esa Ruta del cambio? ¿Para qué sirve?

“Es el inicio de la carrera hacia las elecciones generales, entendiendo que eso no lo podemos hacer solos. Que Podemos es un instrumento que ha nacido para presentarse a las generales, pero que tiene que encontrarse con actores de la sociedad civil y seguir trabajando en un tipo de relación y de accesibilidad con la gente muy especial. Tenemos que entender que hemos de actuar como un instrumento, de mucha gente, y yo tengo que ser no solamente el candidato de un partido, sino el candidato de mucha gente.

También responde a un momento de madurez.

Lo mejor que podemos hacer nosotros es abrir las puertas. Abrir las puertas y que entren.

Hemos aprendido mucho, después de un año en el que hemos recibido codazos. En la relación con los medios, siempre pongo el ejemplo de los partidos de la NBA, en los que cuando eres un novato te dan codazos en la cara y el árbitro no los ve. Nosotros hemos sufrido muchos de esos y además hemos sido muy novatos, hemos hecho cosas mal y cometido torpezas y la Ruta del cambio plantea de alguna manera una relación con la gente y con los medios distinta, que presuma de lo que somos por dentro”.

“Me han hecho pensar mucho las imágenes de las elecciones autonómicas y municipales, la pinta que tiene nuestra gente en los parlamentos y los ayuntamientos. Me parece que esto es potentísimo”.

Antes de las elecciones generales habrá probablemente elecciones catalanas, convocadas como “plebiscitarias” para el 27 de septiembre, ante la imposibilidad legal de realizar una consulta sobre un eventual cambio en la relación de Catalunya con España. Está en el aire la duda sobre la manera con la que Podem concurrirá a esa cita. ¿Cómo ve Pablo Iglesias el proceso de negociación o de conversaciones para formar un ‘Ara Catalunya’ o una ‘Catalunya en Comú’ con ICV, EUiA, Procés Constituent…?

“Lo veo bien”, dice, pero rechaza de plano el planteamiento de cualquier candidatura en forma de coalición de partidos. Lo hace con especial empeño, con énfasis creciente:

«Estoy a favor de una candidatura de confluencia en Catalunya, pero no ha de ser una coalición de partidos de izquierdas, porque con eso no se gana»

“Barcelona en Comú no triunfó porque allí estuvieran EUiA, ICV y partidos. Triunfó porque estaba Ada Colau y porque de alguna manera era una referencia de una cosa nueva. Tenía mucho que ver con aquel Podemos de las elecciones europeas. Esa es la clave del éxito de Barcelona en Comú o de Ahora Madrid. No tiene que ver con los partidos que haya dentro.

En el caso de Ahora Madrid no estaba IU, que presentaba una candidatura por fuera. Creo que seremos partidarios de lo que se monte en Catalunya, a pesar de que para nosotros nuestro logotipo y nuestro nombre es importante”. “Entiendo que Podem en Catalunya tiene mucho espacio, pero sí que vemos positivo establecer un diálogo, en cualquier caso, para no parecer una coalición de partidos de izquierdas, porque no es que tenga yo ningún problema ideológico con eso. Me parece genial, pero con eso no se gana”.

«Respetamos identidades de los demás partidos. Queremos que se respete la nuestra»

“Hay un cierto fetichismo en la izquierda. Es que lo que tú estás planteando es de izquierdas, me dicen. Sí, ya. Sí, todo lo que nosotros decimos, a la izquierda le encanta. Pero para cambiar este país no basta con que a la izquierda le encante nuestro programa. No basta con que haya una identificación simbólica con la palabra izquierda y los símbolos de la izquierda. Hace falta una mayoría social que se identifique con tu discurso y con tus propuestas, y en esa mayoría social habrá muchos sectores que digan: lo de la izquierda no forma parte de mi identificación. Y eso es una cosa que de alguna manera hemos demostrado en este año. Hemos demostrado que con propuestas con las que la izquierda se sentía muy a gusto, pero con un discurso distinto y con unas formas distintas, se podía ganar, se podía desafiar al poder. Y eso implica hacer las cosas al contrario de como las hacía la izquierda.

Últimamente pongo un ejemplo sobre un periodista, un hombre de izquierdas, que en un artículo decía: es mentira, en España la gente no quiere un cambio, sino un recambio. La gente quiere Ciudadanos. Os vais a dar una hostia, Podemos, porque pensáis que os van a votar a vosotros. En realidad, lo que decía implícitamente es que los españoles prefieren a Ciudadanos antes que a Podemos. Esto lo decía antes de las elecciones autonómicas. Y al mismo tiempo decía, y yo, de Izquierda Unida. Claro, eso es muy revelador de lo que son algunos. Desprecian al país”.

Y en ese punto, Iglesias se dirige directamente a los que considera exponentes de la vieja izquierda: “Os avergonzáis de vuestro país y de vuestro pueblo. Consideráis que la gente es idiota, que ve televisión basura y que no sé qué y que vosotros sois muy cultos y os encanta recoceros en esa especie de cultura de la derrota. El típico izquierdista tristón, aburrido, amargado…, la lucidez del pesimismo. No se puede cambiar nada, aquí la gente es imbécil y va a votar a Ciudadanos, pero yo prefiero estar con mi cinco por ciento, mi bandera roja y mi no sé qué. Me parece súper respetable, pero a mí dejadme en paz. Nosotros no queremos hacer eso. Queremos ganar. Preocúpate de otra cosa.

«Me parecen respetables los que se conforman con el 5 por ciento, pero que nos dejen en paz. Siguen viviendo en el pesimismo existencial»

Deja de estar tan preocupado con las cosas que nosotros hacemos y con lo que nosotros proponemos. Sigue viviendo en tu pesimismo existencial. Cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas y de cosas, pero no te acerques, porque sois precisamente vosotros los responsables de que en este país no cambie nada. Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada, no quiero que dirigentes políticos de Izquierda Unida, y yo trabajé para ellos, que son incapaces de leer la situación política del país, se acerquen a nosotros. Seguid en vuestra organización. Presentaos a las elecciones, pero dejadnos en paz. Habéis sido incapaces en muchísimos años de entender lo que estaba pasando, de hacer una lectura coherente. Quedaos en vuestro sitio. Podéis cantar la Internacional, tener vuestras estrellas rojas… yo no me voy a meter con eso. Es más. Hasta puede que vaya, porque a mí eso también me emociona y me gusta, pero no quiero hacer política con eso. Dejadnos vivir a los demás”.

Pero volviendo sobre Catalunya y la candidatura que apoye Podem, ¿el candidato tiene que ser Albano Dante?

“A mi Albano me encanta y Teresa Forcades me parece que no sería una buena candidata. Pero esa es mi opinión y creo que es bueno que en eso yo no me meta. ¿Yo voy a decirle a los catalanes qué candidato tiene que ser? Creo que van elegir ellos mucho mejor”.

¿Y podrían ser candidatos de épocas anteriores de ICV-EUiA? ¿Joan Herrera, por ejemplo?

“O Joan Josep Nuet. Creo que tienen una enorme experiencia y que pueden aportar muchas cosas. Yo los conozco y creo que los dos son muy inteligentes y muy valiosos. Creo que es fundamental contar con cuadros con experiencia y no se puede despreciar eso, y mucho menos si vas a tener responsabilidades de gobierno. En Barcelona en Comú, yo estoy convencido de que la gente de Iniciativa, precisamente por la experiencia que tiene, tiene muchísimo que aportar, y cuando yo selecciono a los equipos que trabajan conmigo me gusta trabajar con gente que tiene experiencia política. Pero es verdad y creo que ellos lo reconocerían, porque son lobos viejos de la política, tanto Herrera como Nuet, que seguramente, en un momento como éste, el papel que ellos podrían tener no convendría que fuera muy protagónico, de cara a constituir la imagen de la candidatura. Si dices… Pablo Iglesias veta que estén en una lista… Ni muchísimo menos. Yo contaría con gente así políticamente, que también tendrán que demostrar dónde están. Si Nuet trabaja para la dirección de Izquierda Unida, no hay acuerdo posible. Eso lo tienen que entender. Si EUiA es la federación catalana de IU y actúa en tanto que federación y basándose en el proyecto político de Garzón, entonces no hay acuerdo posible con nosotros. Sí, en tanto que fuerza política catalana, a través de Iniciativa”.

Pero estas fuerzas catalanas han sido inteligentes. Han sabido ver que había que poner a Ada Colau arriba del todo, ¿no?

“Hablo con Nuet desde hace años. Si la dirección de IU hubiera tenido a gente como Nuet, otra historia habría ocurrido en IU. Creo que es una persona inteligente y que entiende las cosas. Precisamente por eso estoy convencido de que no se propondría a sí mismo para encabezar nada, que asumiría un papel más de acompañamiento.

Lo que no quiere decir que no esté en la lista, pero la imagen de eso ha de ser diferente. Y lo dice alguien a quien le gusta rodearse de gente con experiencia, pero creo que lo que funciona y lo operativo es otra cosa”.

El proceso constituyente es la única alternativa al régimen del 78, dijiste. ¿Proceso o procesos constituyentes? ¿El proceso catalán es subordinado al español o es punta de lanza, como les gusta decir a los de Barcelona en Comú?

Da igual. La noción es la de procesos constituyentes.

¿En plural?

“Sí. El problema no es lo que uno piense sino lo que se puede hacer políticamente.

Si alguien me dice… ¿Es viable una declaración de independencia unilateral de Catalunya?

No.

Ni David Fernández ni Quim Arrufat se creen esto. Si yo le pregunto a Quim Arrufat si es viable la independencia de Catalunya a través de una declaración unilateral porque voten… por cierto ¿dónde votan? ¿en Catalunya o en els Països Catalans?, porque como voten en els Països Catalans…”

Pensemos en la hipótesis de que eres presidente del Gobierno y viene el Parlamento Catalán y aprueba una declaración unilateral de independencia. ¿Qué dices?

“Les digo que no es jurídicamente viable. No porque a mí me parezca mal, sino porque la Constitución que negociaron los nacionalistas catalanes con los españoles hace más de treinta años no lo permite, y entonces les digo: Lo que hay que hacer es un proceso constituyente. ¿A nivel estatal? Pues claro que a nivel estatal. Y después les propongo: ¿por qué no hacemos un referéndum en todos los Països Catalans a la vez? Y me dirán: no hombre, no.

«Nosotros creemos en el protagonismo de la sociedad civil»

Soy partidario del derecho a decidir, pero creo que sólo es articulable en el marco de un proceso constituyente a nivel de todo el Estado, donde se plantee la cuestión territorial, y lo dice alguien que no quiere que Catalunya se separe de España, pero entiende que los catalanes tienen derecho a decidir. El otro camino no es viable, y no depende de la voluntad de un presidente del Gobierno. Si me preguntan: ¿tú nos concederías la independencia si fueras presidente del Gobierno? Existe una legalidad en este Estado, como existiría una legalidad en un eventual Estado catalán”.

¿El proceso constituyente equivale a reformar la Constitución?

“No. Una reforma de la Constitución no es un proceso constituyente.

Un proceso constituyente implica una amplia discusión a nivel social que puede concluir en la redacción de una nueva Constitución. En ese marco, en ese proceso, yo creo que la cuestión territorial se tiene que plantear con todas las opciones encima de la mesa.

Otra cosa es que me digas que a los de Convergència les gustaría hacerlo de otra forma”.

Gerardo Pisarello explicó en una ocasión que una derrota del proceso soberanista en Catalunya lo sería también para los movimientos de todo el Estado ¿Estás de acuerdo?

“No lo sé. No sé a qué se refiere”.

Entiendo que significa que si el pueblo catalán no puede ejercer su derecho a decidir, eso es malo para la democracia española.

“Yo creo que es bueno que se pueda votar sobre todas las cosas. Creo además que el proceso soberanista catalán ha abierto un espacio de discusión política positivo, que ha abierto la discusión a otros temas y creo que es bueno que en España se conozca la opinión de Catalunya.

«Si nosotros ganamos las elecciones generales, la mayor parte de los catalanes no se querrán ir»

Creo también, por introducir un elemento nuevo en la ecuación, que si nosotros ganamos las elecciones generales, la mayor parte de los catalanes no se querrán ir”.

¿Tú crees que si gana Podemos el proceso soberanista baja? Que la gente se va a su casa, retira las estelades…

“El proceso soberanista no quiere decir que sólo se pueda ir en una dirección. El derecho a decidir puede ser para quedarse también”.

«Somos una fuerza política plurinacional. Me gustaría poder llegar a acuerdos con ERC, Compromís o con las mareas gallegas. Pero con Bildu, no»

“Yo creo que siempre habrá independentistas en Catalunya, pero creo que el que ha alterado la ecuación anterior ha sido el Partido Popular, porque la derecha española ha sido una fábrica de independentistas. Creo que con nosotros, que tenemos una concepción plurinacional del Estado, la realidad sería diferente. Yo quiero trabajar para eso, para que haya una mayoría de catalanes que no se quiera ir”.

La imagen de Pablo Iglesias antes de lanzarse a la candidatura a presidir el Gobierno español era la de un chico de Vallecas, de barrio, con el puño en alto y un discurso de profesor universitario de izquierdas… Tu politización, ¿fue por ahí?

Yo mamé la política en casa. La politización y sus consecuencias nada fáciles tienen que ver con mis abuelos, mis bisabuelos… Yo soy nieto tanto por parte de madre como de padre de perdedores de la guerra civil y algunos de ellos con enorme compromiso. Mi abuelo paterno fue uno de los hombres de Indalecio Prieto durante la guerra. Fue condenado a muerte y finalmente la pena fue conmutada por treinta años de prisión.

Pasó cinco y luego pues una situación muy difícil, como buena parte de los excarcelados republicanos. Por parte de madre, también. Siempre oí a mi abuela y a mi tía abuela. hablar de su hermano que fusilaron en Valencia después de la guerra civil, prietista también. Y mis padres militaron en la clandestinidad. Mi padre en la JCML y mi madre en el PCE. Mi padre estuvo casi dos meses en la carcel con 19 años por repartir propaganda antifranquista. Recuerdo perfectamente de pequeño ir a las manifestaciones anti OTAN del año 86, en Soria, donde vivían mis padres, que habían montado un grupo de teatro… participaron en la campaña anti OTAN. Y luego la fundación de Izquierda Unida. Mi padre fue candidato al Congreso por Soria en aquellas elecciones del año 86 y, de alguna manera, me venía de casa.

«Mamé la política en casa. Con 12 años en el colegio llevaba la carpeta forrada con retratos de Bakunin y Durruti»

Con 12 años en el colegio llevaba la carpeta forrada con retratos de Bakunin y Durruti y cosas de esas, y luego, ya en segundo de BUP, me sentía más cercano del «comunismo» entre comillas y con algunos amigos del instituto nos afiliamos a la Juventud Comunista. Allí estuve siete u ocho años, me vinculé al movimiento estudiantil, tanto en el instituto, en las enseñanzas medias, como después en la facultad de Derecho. El viaje a Italia, un curso de Erasmus en Italia, me cambió mucho…

Justamente en Bolonia y justamente con Gemma Ubasart, la líder de Podem en Catalunya.

Sí, con Gemma, en Bolonia la rossa… Cuando llegamos nosotros, el viejo PCI, ya PDS, había perdido la alcaldía. Y éramos un grupo de estudiantes españoles interesados en la autonomía italiana. La experiencia de los Centros Sociales Ocupados me marcó. Cuando volví de Bolonia, participé en la creación del Movimiento de Resistencia Global en Madrid, exactamente igual que Gemma en Barcelona, en Catalunya… Allí estaba Enric Duran. Estuvimos juntos en las movilizaciones de Praga, participamos en los Tutti Bianchi, … allí estábamos los dos en alguna foto vestidos de blanco. Y Gemma Ubasart apareció en una entrevista, guapa como es ella, con un mono blanco hace un montón de años. Y en aquella época, en Madrid, en un centro social, El Laboratorio, después de haber dejado las Juventudes Comunistas, recuerdo que conocí a Ada Colau, a Jaume Asens, conocí a algunos de los que hoy son concejales y compañeros de viaje en muchos sitios, que a veces me sorprende. Recuerdo también de esa época, incluso antes de Autonomía, conocí a Nacho Murgui, que cantaba en el grupo de Hechos Contra el Decoro, y que ahora es concejal. Y también de años después, de Guille Zapata, que después terminó en el Patio Maravillas, pero que también iba al Centro Social Laboratorio… Coincidimos en ese espacio. Y luego de allí pues hasta ahora…

Y después te metiste en Izquierda Unida, incluso como asesor de Cayo Lara ¿Qué papel tienes allí?

Nunca milité en Izquierda Unida. Milité en la UJC de jovencito. Yo dejé de militar en las Juventudes en el año 2000 y, después, en el verano de 2011, al tener amistad con algunas personas de IU, como Manolo Monereo, al que considero como uno de mis padres intelectuales, y con Marga Ferré, que sabía que algunos de nosotros habíamos trabajado como asesores en América Latina, nos propusieron trabajar con ellos. Ramón Luque, coordinador de campañas de IU, me propuso hacer un equipo y yo, la única persona en la que confiaba para hacer un equipo solvente en eso, era Íñigo Errejón. Nos contrataron durante un par de meses, en las elecciones generales de 2011, para la campaña electoral. Y hacíamos papeles de comunicación para Cayo Lara.

¿Le escribíais discursos?

No. Cayo no funcionaba así, no leía discursos. Funcionaba con fichas, papeles. No es lo mismo escribirle discursos a alguien que informes sobre cosas, y entonces él usaba algunas notas. Y nos hacía poco caso. Creo que se notaba. La vinculación con IU, aunque había simpatía por mi parte, era profesional, porque consideraba que no era un espacio en el que yo quisiera militar, a pesar de que es la organización política a la que siempre voté, con la que he simpatizado, y con la que me une el vínculo emocional de haber militado en las Juventudes Comunistas.

¿Te sientes cómodo con ese pasado?

Claro que sí.

¿No te provoca incomodidad? Lo decimos porque algunos medios de comunicación buscan esa imagen del puño levantado y tu pasado comunista.

No es algo que yo haya pretendido ocultar nunca y además es una trayectoria muy coherente. No hay demasiadas diferencias. El análisis que hemos hecho que nos lleva a Podemos es el resultado de experiencias políticas, incluída esa, y no sólo no me produce incomodidad, si no que me siento orgulloso de venir de donde vengo y de la tradición de la que procedo. Basta leer las cosas que escribo para percibir claramente cuales son mis referencias teóricas, incluso mis referencias culturales y sentimentales, que son muy claras.

Por ejemplo.

Bueno, en términos teóricos, puede sonar un poco pretencioso, pero me considero marxista. Digamos que tras los presupuestos teóricos y sobre comunicación de Podemos hay una lectura muy específica de Gramsci. Y en términos culturales y emocionales creo que respondo a una arquetipo de izquierdas, de alguien que viene de la izquierda.

Hace años contaste una anécdota para reírte del típico cliché de profesor universitario, que escucha a Silvio Rodríguez e Ismael Serrano e intenta ligar con la chica con Neruda, Galeano, Benedetti…

Quería hacer autocrítica. Hemos de tener capacidad de reírnos de nosotros mismos. Es muy difícil burlarse de la izquierda, y yo creo que nosotros nos burlamos mucho de la izquierda, sin venir de la izquierda. Hay un tipo de bromas que hay que ser de izquierdas para entenderlas. ¿Qué es un profesor de izquierdas insoportable? El tipo con camisa a cuadros, con barba, que quiere ligar con la jovencita, le pone a Silvio Rodríguez e intenta tocarle las tetas. Para entender la carga de este chiste hay que ser de izquierdas. Precisamente a veces en Podemos tenemos un problema entre el núcleo fundador y gente que ha llegado después, porque a veces no nos entienden los chistes, porque tienen que mucho que ver con el lugar del que venimos.

¿Qué es Podemos? En la entrevista que te hizo Jacobo Rivero editada en un libro reiteraste que Podemos no era un partido, en entrevista con el director de Público dijiste que Podemos era partido por imperativo legal, Monedero nos explicó hace un año que la naturaleza de Podemos estaba por teorizar. ¿Qué es ahora Podemos?

“Podemos se convirtió en partido después de la asamblea de Vista Alegre. Hasta entonces no éramos partido, no teníamos ni estructura ni órganos de partido. En Vista Alegre sí nos convertimos en partido, en un partido muy especial, con características que lo diferencian del resto de partidos, algunas obvias como los procesos de primarias abiertos al resto de la ciudadanía, la selección de los órganos directivos y todas estas cosas. Creo que hay algo que es crucial para que nosotros ganemos y es que no nos convirtamos en partido al uso, que hagamos compatible la eficacia, que tiene que ver con tener dispositivos organizativos duros, que funcionen bien, con ese elemento de instrumento, que Podemos sea a la vez que una estructura organizada y eficaz, una herramienta que sirva para asegurar el protagonismo ciudadano y la unidad popular. Eso es a veces difícil de conseguir, pero en esas estamos”.

¿Te parece que Podemos tiene ya una estructura de cuadros suficiente como para gestionar la cosa pública?

La clave está en que nosotros no nos veamos nunca autosuficientes para eso. No quiero que el gobierno de Podemos sea el gobierno de un partido, sino el de los más preparados, pensando en la sociedad civil. Yo no creo que tenga sentido que, a lo mejor, el ministro de Justicia tenga que ser un dirigente de Podemos. A lo mejor tiene que ser un juez. A lo mejor el ministro o la ministra de la vivienda tiene que ser una activista de la PAH, a lo mejor el ministro de Sanidad tiene que ser un activista de la marea blanca. Habrá otros que tengan que tener un perfil más político, pero a nosotros nos parece que cuando decimos que la sociedad civil tiene que asumir el protagonismo, esto nos lo creemos. La apuesta por metodologías para hacer las listas tan abiertas como las que planteamos tiene que ver con ser coherentes al vernos como instrumento. El trabajo en la ruta del cambio tiene que ver con incorporar a sectores muy preparados que a lo mejor no quieren tener carné de Podemos”.

En tus charlas de campaña, para hablar de PP y PSOE, a menudo utilizabas el símil de la diferencia entre Coca-Cola y Pepsi-Cola. Parece que tras la irrupción de Ciudadanos sea un poco más difícil recurrir a este discurso. En el momento político en el que estamos, Podemos es imposible que llegue a acuerdos de gobierno con Ciudadanos, tampoco pactará en modo alguno con el PP, claro está. Sí que se han establecido acuerdos con el PSOE.

Yo creo que sí. Lo que pasa es que nosotros hemos hecho que se muevan. Cuando nosotros decíamos, os habéis puesto de acuerdo para pactar la reforma de la Constitución, estábamos señalando que se parecían mucho. Es más, tan preocupado está Pedro Sánchez de haberse movido, de haber llegado a acuerdos con Podemos, que se han envuelto en la bandera de España y ha salido como si fuera el general Patton a decir, ei, ei!! que yo en realidad no soy tan diferente de Ciudadanos y del PP. Es lo que dijo el domingo, precisamente porque llegar a acuerdos con nosotros no tiene nada que ver con los sillones. Implica hablar de cómo vamos a terminar con los desahucios sin alternativa habitacional, de medidas de regeneración en una dirección inequívocamente anticorrupción y que hay que hablar de planes de rescate ciudadanos. Cuando el PSOE tiene que ceder, tiene que de alguna manera asumir nuestro discurso y propuestas programáticas que son nuestras, entonces, la prueba de que en realidad el discurso de la Coca-Cola y Pepsi-Cola sigue operando es que el siguiente movimiento que hace es decir; ¿Ven como yo no soy tan distinto de Ciudadanos y del PP? Que hago una bandera enorme para decir me he moderado y voy a tratar de disputar la misma bolsa de votos, los de los votantes moderados que se disputan PP y Ciudadanos. Nosotros pensamos que la política tiene que ver con las relaciones de poder. Antes me preguntaban en una entrevista: ¿Está preparada España para los pactos cuando no hay una cultura de pactos? Es que los pactos no tienen nada que ver con la cultura. Los pactos tienen que ver con la necesidad. En Catalunya os empeñáis en decir que tenéis un carácter muy propenso al pacto y el problema de los pactos no tiene nada que ver con el carácter. Tiene que ver con la necesidad. Convergència i Unió no han ido de la mano por el carácter pactista de la burguesía catalana. Más les valía ir juntos y ahora que van a ir separados las consecuencias van a ser imprevisibles.

Entonces yo creo que ese discurso que planteaba…. No me cuenten rollos de izquierdas y derechas, cuando están reformando la Constitución cuando están aplicando medidas de recorte, cuando en Europa votan todos juntos, que por ahí nosotros no. Si ustedes quieren ponerse de acuerdo, con nosotros ya saben lo que hay. Y cada vez que se ponen de acuerdo con nosotros, pues los de la Coca-Cola y la Pepsi les dicen, ei!!, que estáis pactando con extremistas. No tenemos contradicciones ahí”.

Con Izquierda Unida, ¿Quedan opciones de un pacto previo a las elecciones españolas?

“Ninguna. Cero. Fin de la cita. Cero. No hay manera de poner otro titular.

Dicho esto, ahora explico el porqué. Es verdad que hay gente de buenas intenciones, gente de izquierda que dice, jo…, estáis siempre peleados en la izquierda, porqué no os unís y será más fácil ganar a la derecha. Todos los que dicen esto lo hacen con la mejor intención del mundo. Lo dicen de corazón… Dicen, jo…, imagínate, con Garzón, id juntos. Pero esto no sirve para ganar las elecciones. Un frente de izquierdas, el frente popular, a mucha gente le encantaría irse a la cama por la noche diciendo, caramba, febrero del 36, otra vez juntos. Eso es genial para ciertas ensoñaciones de algunas personas de izquierdas, pero electoralmente no funciona, no serviría… Eso es lo que querría la derecha, el PP, y el PSOE. El PSOE estaría encantado de decir mi rival es una coalición de partidos entre Podemos e Izquierda Unida… genial. Los medios de comunicación, que se supone que se ubican ahí… no paran de preguntar esa cosa. Cómo narices El País y El Mundo están tan preocupados con que nos unamos con IU y con la Unidad Popular. Es una cosa muy llamativa.

«Sería durísimo tener que votar la investidura a favor del PSOE. A mí no me gustaría vivir el escenario posterior con una responsabilidad política como la que tengo ahora»

Izquierdistas de toda la vida y amigos de la izquierda de siempre nos llaman la atención diciendo, qué mal estáis tratando a IU, porque no os unís con ellos… Con todo el respeto, lo que pensamos que se ha demostrado que funciona es la unidad de la gente. No la unidad de partidos. No acuerdos por arriba. No acuerdos entre élites. Una coalición de partidos pensamos que electoralmente no funcionaría. Otra cosa es que nuestra mano esté tendida a todos aquellos que vengan de muchos sitios. Yo encantado de que gente que viene de IU se incorpore a nuestro proyecto y trabaje. Una parte de los dirigentes de Podemos ha militado en el pasado en IU. Pero lo que nos están proponiendo, después de llevar un año diciendo que lo hemos hecho todo mal… si repasas, todo lo que ha dicho Alberto Garzón en el último año es que Podemos lo hacía mal. ¿Por qué te quieres presentar a unas elecciones con alguien que lo ha hecho todo mal? Porque os ha ido mal a vosotros en las autonómicas… Bueno pues entonces no tratéis de proyectar el problema que tenéis vosotros sobre nosotros.

Todo lo que hemos hecho nosotros ha recibido críticas durísimas por parte de todas las izquierdas. Incluso en todos los periódicos de izquierdas. La cara en la papeleta, el discurso, todo estaba mal,… Al final los resultados van ubicando los nuevos terrenos. Nosotros diseñamos una hoja de ruta de cara a las generales y vamos a seguir con esa hoja de ruta. Los que diseñaron otra, que sean coherentes. Lo que no tiene mucho sentido es plantear, ahora que a mi electoralmente me va muy mal lo que tenemos que hacer… Nos están proponiendo: renunciad vosotros a vuestro nombre, renunciamos nosotros al nuestro y ya tenemos un frente de izquierdas. Y lo plantean así, cuando les hemos dicho por activa y por pasiva que el eje izquierda y derecha no es la clave para cambiar las cosas en este país. Si tenemos proyectos políticos distintos, presentémonos con opciones políticas distintas”.

Y en cuanto a otras alianzas. A posteriori , ¿que piensas de la posibilidad de pactar con partidos que están al alza y que tampoco son de la izquierda más clásica, pero que son los periféricos, como son ERC, Anova, Compromís, Bildu,… todos esos partidos que se presupone que pueden tener buen resultado y que pueden servir de apoyo para desbancar al PP?

En términos de escenarios electorales creo que básicamente hay dos posibilidades. Nosotros superamos al PSOE, siendo primera o segunda fuerza. No superamos al PSOE. Y esos son los grandes escenarios. El de Podemos más izquierdas soberanistas no da los números ni en broma. Ese escenario electoral no es un escenario de gobierno. El escenario de gobierno es, si nosotros tuviéramos que votar la investidura al Partido Socialista. Eso sería durísimo para nosotros y el escenario posterior a eso a mí no me gustaría vivirlo con una responsabilidad política como la que tengo ahora. O si el PSOE tuviera que elegir entre entregar el gobierno al PP o votarnos la investidura a nosotros. Esos creo que son los escenarios fundamentales.

«En las elecciones españolas hay dos posibilidades. Nosotros superamos al PSOE, siendo primera o segunda fuerza. O no superamos al PSOE»

Respecto a la pregunta concreta que hacéis, a mi me gustaría que con algunos de esos actores pudiéramos llegar a un acuerdo. Nosotros somos una fuerza política plurinacional. Entonces yo creo que las elecciones generales en Catalunya, partiendo de lo que para nosotros es innegociable y es que el logo y el nombre de Podemos esté en la papeleta en todos los colegios electorales de España, en Catalunya yo sí vería la posibilidad de que “Podem” tuviera después un guión y después de ese guión apareciera otra cosa, que pudiera agrupar a otros sectores tanto de la sociedad civil como a otros actores políticos. Yo eso no lo vería mal. Lo mismo en el País Valencià, con Compromís. Lo mismo en Galicia con sectores que tengan que ver con las mareas y con AGE. Si a ellos les interesa. Si a ellos no les interesa y entienden que quieren tener una representación propia e independiente de cualquier formación estatal, pues es una cosa perfectamente legítima.

Con Bildu no. Por diferentes motivos. Creo que Bildu está haciendo un camino positivo, de normalización y de rechazo de la violencia, pero creo que para que se diera un nivel de empatía equivalente al que tenemos con otros sectores tendría que pasar mucho tiempo. No se dan las condiciones para eso”.

01 Mayo 2016

Sí a la confluencia: cinco tesis sobre el momento político

Alberto Garzón

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Mañana comienza en Izquierda Unida la consulta sobre una hipotética confluencia con Podemos y otras fuerzas que ya participan en una alianza electoral con la fuerza morada. Hasta el miércoles los militantes y simpatizantes podrán votar para manifestar su apoyo (o rechazo) a esta posibilidad, si bien el acuerdo final tendrá que ser ratificado democráticamente cuando se conozcan todos los detalles. Como candidato de IU-UP quiero subrayar la importancia política de este acuerdo y animar a compañeros y compañeras a que voten favorablemente.

Ahora bien, considero imprescindible enmarcar esta decisión en un análisis del presente momento político. Algo que trataré de sintetizar en cinco tesis.

Tesis primera: la crisis de régimen se resolverá con ruptura o reforma

La crisis de régimen que asola nuestro sistema político encuentra su origen en las dificultades de la oligarquía para gestionar la crisis económica y sus efectos. El desprestigio de las instituciones políticas, desde el Congreso hasta los partidos políticos, está vinculado a la pérdida de legitimidad de quienes han gobernado y dirigido nuestro país durante las últimas décadas. Incapaces de convencer, han tenido que recurrir a la coerción y la represión para mantener el orden -la ley mordaza o la reforma del código penal son expresiones características de ello.

Efectivamente, la ciudadanía ya no cree con la misma convicción en las instituciones que hasta ahora han enmarcado la vida social y política de nuestro país. Pero no es una simple cuestión de relato, fe o concepción del mundo. Hay algo más profundo: el agotamiento de las formas con las que la oligarquía de nuestro país se articulaba para garantizar la acumulación de capital, es decir, labuena marcha de la economía. Bajo el modelo de especulación y pelotazo inmobiliario las grandes empresas y grandes fortunas de nuestro país habían casado sus intereses con una élite política corrupta y clientelar, todo lo cual era funcional a un modelo de crecimiento económico que generaba empleo y atraía rentas del extranjero. La profundidad de la crisis económica ha deshecho esa red de intereses, levantando al mismo tiempo una polvareda de casos de corrupción y estafa por todas partes del territorio español.

La clave es entender que lo que se ha deshecho –que no roto- es la forma realmente existente del Estado, su articulación concreta, para un momento histórico del capitalismo español. El Estado estaba configurado de tal forma que permitía y promovía un modelo de crecimiento económico caracterizado, entre otras cosas, por el endeudamiento privado, la desigualdad y las burbujas especulativas. Ese modelo se ha agotado y con él ha perdido sentido la configuración del Estado mismo. Ha entrado en crisis; en crisis de régimen.

En este punto, las grandes empresas y las grandes fortunas, cuyos beneficios están en juego, han suscrito una hoja de ruta –la de las reformas estructurales neoliberales- que tiene como objetivo recuperar la acumulación de capital sobre la base del incremento de la explotación laboral y la pérdida de derechos sociales. Otra vuelta de tuerca: más privatizaciones, más recortes, más flexibilidad, más desigualdad. Ahora bien, la economía no opera en el vacío, sino en instituciones políticas. Eso significa que los cambios económicos, especialmente si son tan radicales como los que pretenden –pues golpean directamente a la vida de las personas – tienen que tener un fuerte respaldo político bien para intentar generar consenso sobre su inevitabilidad bien para controlar las protestas que provoquen.

Es aquí donde se sitúa el dilema central entre ruptura o reforma. Entre una reforma encaminada a hacer los cambios necesarios para reajustar el Estado a las nuevas necesidades de la acumulación de capital, coincidente con los intereses de las grandes empresas y grandes fortunas, y una ruptura que plantee una alternativa al sistema político y al régimen de acumulación, coincidente con las necesidades objetivas de las clases populares. Obsérvese que la disyuntiva no es entre un Gobierno de cambio y otro que no lo sea; todos los Gobiernos y alternativas son de cambio. Un proceso político de restauración o reforma es precisamente eso: la salida de la crisis de régimen con un Estado rearticulado, legitimado y funcional a la acumulación de capital en su nuevo tipo.

Ahora bien, la oligarquía no ignora que su hoja de ruta conlleva un cambio radical en el orden social mismo, puesto que significa hacer saltar todas las costuras del Estado Social. Por esa misma razón el informe del FMI de agosto de 2013 sobre España puso de manifiesto la necesidad de preservar el soporte político –el bipartidismo, apuntaba entonces- así como preparar las medidas coercitivas necesarias para atajar las protestas sociales. A ello me referiré en las tesis segunda y tercera.

Tesis segunda: la crisis de gobernabilidad es una oportunidad

En agosto de 2013 el FMI alertó de los riesgos de freno en las reformas estructurales que habían comenzado en 2010 con el PSOE en el Gobierno. En el mismo informe que proponía un recorte brutal de las pensiones -propuesta satisfecha apenas unos meses después por el Gobierno del PP- el FMI indicaba su preocupación por la debilidad del bipartidismo y por los posibles estallidos sociales. En cierta medida era un reconocimiento de que las reformas estructurales necesitaban un soporte político específico, que a juicio del organismo internacional residía claramente en el bipartidismo.

Lo que subyacía en esas preocupaciones era la idea de que el bipartidismo era el instrumento político ideal para casar las necesidades de la economía –desde la óptica del FMI, coincidente con la de la oligarquía española- con el ejercicio del poder en el Gobierno. Existiría, en definitiva, una suerte de correspondencia entre los intereses de la oligarquía y las decisiones del bipartidismo. De este planteamiento han nacido ideas como la de la Gran Coalición, que en otros países ya ha sido experimentada.

Sin embargo, lo que estamos viendo en nuestro país es una crisis de gobernabilidad, es decir, la incapacidad de conformar un Gobierno. Algo que revela que no existe esa correspondencia directa. Este es un rasgo característico de la crisis de régimen: los intereses de las grandes empresas y grandes fortunas chocan con los aparatos de unos partidos que están sufriendo la deslegitimación ciudadana y cuya preocupación esencial es su propia supervivencia y reproducción. Así que aunque uno esperaría ver a Rajoy dimitir y que su sustituto/a apoyara el pacto C’s-PSOE, que es por cierto la expresión más clara e inteligente de restauración del régimen, finalmente eso no sucede.

Esta situación es, sin duda, una oportunidad política para cortocircuitar la operación neoliberal y frenar sus reformas estructurales en nuestro país. Abriéndose hueco en esta crisis de régimen es posible plantear una articulación nueva de intereses, desde las clases populares y desde abajo, que dispute el poder político a quienes, de momento, son incapaces de representar corresponsablemente a la oligarquía. Así, lo lógico es pensar que la alternativa se construye articulando, sumando, acumulando en torno a un proyecto político común a los sectores sociales golpeados por la crisis en sus diferentes ámbitos. La oportunidad estará abierta mientras la crisis de régimen siga expresándose en aspectos como la crisis de gobernabilidad.

Tesis tercera: las respuestas populares son el motor del cambio

La crisis y, sobre todo, la gestión neoliberal de la crisis no solo ha causado un cambio en las condiciones de vida de las clases populares sino también estallidos sociales de diverso tipo. Los recortes y el desempleo han provocado un crecimiento notable de las movilizaciones en los últimos años, la mayor parte de las veces en forma sectoriales (como mareas, antidesahucios, huelgas generales…) pero otras veces de forma global (15-M, Rodea el Congreso, Marchas por la Dignidad…). El mensaje parece evidente: la ciudadanía está respondiendo políticamente a la crisis y sus efectos.

Pero eso no significa que estemos ante una respuesta necesariamente consciente, en términos de proyecto político, sino más bien ante la simple manifestación de la frustración de quienes son golpeados por la crisis. Hemos dicho ya que en la habilidad de articular esas diferentes reivindicaciones bajo un proyecto político coherente está la clave. Y ahí no hay nada escrito de antemano.

Los partidarios del proceso de restauración o reforma tratan de convencer a las clases populares de la necesidad de que se resignen ante su nueva situación o incluso para que sigan confiando en un porvenir mejor. Mientras eso sucede emergen distintas opciones de ruptura cuya retórica política está basada siempre en la protección de las clases populares. Pero la sustancia política es muy diferente si esa opción procede de la derecha o de la izquierda. Del primer tipo estamos viendo un crecimiento espectacular en toda Europa con la proliferación de partidos populistas de ultraderecha, xenófobos y fascistas. Del segundo tipo hemos visto procesos esperanzadores en el mediterráneo, especialmente en Grecia y España. Esta es, sin duda, la batalla política más inmediata: la de la representación política de las clases populares.

Para lograr vencer en esa batalla es necesario combinar dos estrategias políticas: las estrategias discursivas y las prácticas políticas de inserción en el conflicto. Ni es posible representar a las clases populares si éstas no entienden –o rechazan- las palabras que pretenden transmitir el proyecto, ni tampoco es posible representarlas si no hay una imbricación directa con la vida cotidiana de los representados. Al fin y al cabo, la subjetividad se construye en la práctica y, particularmente, en el conflicto; es lo que los clásicos llamaron filosofía de la praxis.

En definitiva, el instrumento de transformación ha de parecerse más a las formas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), bien equipada de una estrategia discursiva, que a una simple maquinaria electoral que se desentienda de los espacios vitales de conformación de ideología.    

Tesis cuarta: la unidad popular es el nombre de esa estrategia

Entender que la articulación de los sectores sociales golpeados por la crisis no se puede hacer desde el laboratorio, sino desde la praxis, es básico. La unidad popular no es una consigna de comunicación política, ni tampoco un sujeto político, sino una estrategia de articulación que se desarrolla en planos diversos.

Por un lado, la unidad popular se practica en las movilizaciones en defensa de los derechos, sean los servicios públicos, las condiciones laborales o los derechos políticos. Es ahí donde confluyen diversos sectores y donde se teje cierta unidad en la diversidad: en torno a la defensa concreta de un objetivo político. Pero no solo es eso. Parar un desahucio, ir a la huelga, protestar contra la privatización de la sanidad o exigir el fin del voto rogado no son solo estrategias que funcionan si se alcanza el objetivo concreto, sino que en sí mismas ya transforman al individuo y al colectivo que se ve involucrado. Crean subjetividad.

Por otro lado, la unidad popular debe tener expresiones electorales, es decir, debemos ser capaces de trasladar a las instituciones los reflejos unitarios de las movilizaciones. Al fin y al cabo, tampoco es posible transformar la realidad legal si no se ganan las instituciones. Y es aquí donde llegamos al punto de discusión central de estos días: la necesidad o no de articular electoralmente a organizaciones distintas en torno a un proyecto político concreto. Mi opinión es firme y contundente: es posible y necesario.

Los éxitos electorales de las confluencias municipales son expresión de un clima social que beneficia la proliferación de proyectos rupturistas y de transformación social. Es la oportunidad para aprovechar la crisis de régimen también institucionalmente.

Una confluencia Podemos-IU tendría la capacidad de movilizar y tensionar a gran parte de la sociedad, de cara a disputar efectivamente el Gobierno a los partidos del régimen que están embarcados en un proceso de reforma. Llegar al Gobierno supondría la paralización inmediata de los desahucios, la paralización de la privatización de las entidades financieras rescatadas, planes de empleo y un mensaje muy claro para el resto de Europa. Es decir, supondría un punto de inflexión no solo nacional sino también internacional.

Tesis quinta: Izquierda Unida es un instrumento para la ruptura democrática

Hemos visto el precipicio. Cuando acepté ser candidato a la Presidencia era consciente de las dificultades exógenas y endógenas que enfrentábamos. Sufrimos importantes varapalos electorales, pero logramos aguantar el 20-D con enorme elegancia y respeto gracias a una militancia de oro que supo entender el momento político y la necesidad de preservar el instrumento y la cultura política de IU.

Ahora nos encontramos en otra fase. Fortalecidos por el creciente respaldo que evidencian las encuestas y, sobre todo, por la coherencia política demostrada en los últimos años, en Izquierda Unida debemos afrontar al menos dos retos esenciales.

El primero, nuestra organización debe adaptarse al nuevo contexto socioeconómico por el que atraviesa nuestro país. Estamos ante una fase distinta del capitalismo, distinta de la de 1986, y hemos de adecuar el instrumento a estas nuevas condiciones. Esa es la tarea de la asamblea federal que está teniendo lugar en estos momentos y en las que nuestra candidatura propone una transición hacia un movimiento político y social que permita articular a las clases populares a través de la inserción en el conflicto social (tesis tercera).

El segundo, nuestra organización ha de trabajar para la ruptura democrática y no para la restauración del régimen. Eso significa que debemos ser audaces y valientes a la hora de trabajar con otros proyectos distintos en el marco de la ruptura con el régimen, y no resignarnos a ser una reducida expresión electoral cuya máxima aspiración sea la de facilitar gobiernos de la izquierda del régimen. Es comprensible que determinadas culturas, como la carrillista, sigan teniendo eco en nuestra organización, pero sus prácticas políticas no son ni de lejos lo que ahora mismo necesitan las clases populares de nuestro país. Por mucho que se enmarquen en retóricas histriónicas y sobreactuadas, llenas de consignas litúrgicas sin coherencia conceptual, las propuestas anticonfluencia solo pueden desembocar en el fortalecimiento del lado amable del régimen. Ese mismo lado que, como eslabón débil del régimen, tiembla ante la posibilidad de que un proyecto político diverso pero compacto y de ruptura pueda arrebatarle el espacio político. No olvidemos, en ningún momento, que Izquierda Unida nació como espacio de convergencia y para superar el capitalismo, no como instrumento autoreferencial para el apoyo de los proyectos socioliberales.

Conclusiones

Esta no es una crisis cualquiera, sino una crisis de régimen. Lo que quiere decir que no solo afecta a las políticas económicas sino al espacio político mismo. Nuestro país se encuentra en una encrucijada política en la que tiene que optar por la reforma o la ruptura democrática. La reforma garantizará los fundamentos de la acumulación de capital en las nuevas condiciones –más flexibilidad y precariedad- aunque se adorne con cambios de caras y hasta con cesiones democráticas. La ruptura, en cambio, provocará un punto de inflexión en el avance del neoliberalismo por todo el país y la propia Europa. La ruptura es un momento de esperanza mientras la reforma es un momento de pálida resignación.

La confluencia es una estrategia política, no un sujeto político, y tiene que ver con la necesidad de preservar las conquistas sociales y poner en marcha un proceso constituyente que democratice la propia relación económica. La confluencia se da entre distintos, y es incluso contradictoria en algunos rasgos; de ninguna forma es un acto puro y sobrio. Por el contrario, es diverso, plural y rico en matices. Pero también es firme en su proyección política, lo que lo hace la única estrategia válida para enfrentar al enemigo de las clases populares: el proyecto político neoliberal que encarna el régimen actual.

Sobre los y las militantes de Izquierda Unida descansa ahora una parte importante y necesaria de la responsabilidad moral y política con las clases populares. La tarea es inmensa, y la urgencia aún mayor. Las esperanzas de mucha gente están depositadas en la audacia y habilidad que tengamos los que luchamos por un mundo más justo desde diversas trincheras. La esperanza de que ante esta próxima campaña electoral seamos coherentes en las decisiones que nos corresponden.

Salud y República.

05 Mayo 2016

Por qué he votado 'no' en el referendum interno de IU

Francisco Guarido

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Pasado el referéndum convocado entre los militantes y los simpatizantes de IU, considero obligado poner de manifiesto mi posición, de forma breve, ya que me la han pedido compañeros y medios de comunicación.

La pregunta que se ha hecho sobre “coalición IU-Podemos” no es clara ya que no dice las condiciones del pacto. Podemos despreció a IU en la anterior campaña electoral y eso ofrece pocas garantías de que realmente se respete nuestra trayectoria, y nuestras siglas.

¿Hay que echar al PP? Pues claro, si Podemos se hubiera abstenido habría habido un gobierno distinto aunque no fuera el ideal. El órdago de nuevas elecciones es arriesgado y tal vez volvamos a tener un gobierno de derechas.

IU siempre ha perseguido la unidad de la izquierda, pero no a cambio de un futuro incierto. IU tiene trayectoria, programa y militantes. Estamos en política para actuar en el largo plazo. Cualquier pacto de nuestras históricas siglas debe ser de igual a igual, y más si es con partido que son tan emergentes como también pueden ser efímeros.

En definitiva, acompañados sí, pero con un pacto claro. De lo contrario, mejor solos.

16 Enero 2016

La confluencia de Podemos e IU es totalmente insuficiente

Julio Anguita

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Queridas compañeras, queridos compañeros:
Sean mis primeras palabras para daros las gracias por haberme invitado a dirigirme a esta asamblea y poder así manifestar, muy brevemente, mis puntos de vista sobre la Unidad Popular y el contrapoder que ella debe forjar.
Como quiera que en estos tiempos la libertad de expresión, el debate limpio sin restricciones y la búsqueda de puntos de encuentro están siendo desenfocados, tergiversados y culpabilizados por la cultura de la sospecha, y el autismo político, me veo en la obligación de dar mi opinión en breves, pero rotundos, puntos de exposición:
Os dirijo la palabra en mi condición de miembro del Frente Cívico Somos Mayoría.
Los últimos resultados electorales han configurado una situación en la que una parte de la izquierda, Podemos, ha conseguido la proeza (hasta ahora imposible) de establecer una posición consolidada en las Instituciones. El valor de la misma, cara al futuro, reside en el importante potencial político que puede aportar a la construcción de un proyecto plural de mayor envergadura, la Unidad Popular; la cual , sea capaz de afirmarse como Gobierno alternativo en las siguientes elecciones dentro de cuatro años.
Pero la Unidad Popular, o como quiera denominarse, es algo de mayor envergadura que la simple yuxtaposición de dos siglas: Podemos e IU. Por mucho que ambas fuerzas puedan aportar en presencia institucional, militancia o experiencia de cuadros y lucha… Se hace necesaria la confluencia organizada de otras siglas y de otros colectivos implicados en la movilización social y cultural. Esa tarea debe estar informada, sobre todo en su germinación embrionaria, por una cultura de paciencia, pluralidad y apertura de enfoques. Y ello es exigible a todos y cada uno de los que apuesten por el proyecto de Cambio concreto, es decir concretado en programas, valores, actitudes y comportamientos alternativos a lo existente.
Considero que la cultura de la lucha y la movilización debe ser repensada, reestructurada y actualizada a fin de que sea más ágil, más eficaz, menos reiterativa y sobre todo que sea capaz de romper el aislamiento con la mayoría social a causa de lenguajes, maneras y tics de cultura de la resistencia. Porque, en definitiva, es esa mayoría la que adquiriendo conciencia de sí misma y de su situación, es la única capaz de promover la alternativa que buscamos. Una alternativa que para mí y desde hace mucho tiempo es triple, de Gobierno, de Estado y de modelo de Sociedad.
Por misma razón, la cultura de la resistencia debe ceder paso a la cultura de Gobierno. La Unidad Popular, o como la llamemos, no puede centrarse básicamente en demandar del Poder sino en debelarlo democráticamente, creando otro propio y específico.
Pero ello significa y evidencia la centralidad del Programa. Sin Programa común no hay alianza durable ni tampoco cultura de Gobierno. Y al hablar de Programas quiero subrayar que éste no es un rosario de deseos o de intenciones sino un acopio de trabajo colectivo, procedimientos democráticos, medios económicos y, sobre todo, símbolo, esencia y razón de las alianzas sociales y políticas. Basar el Cambio en simples acuerdos sobre listas electorales o cargos es trivializar el proyecto. Es hacerlo inocuo.
Una cultura de Gobierno consolidada necesita además de una serie de puntos básicos, de actitudes inequívocas. Paso a enumerarlas con brevedad:
7.-1 Designar, Describir y Definir al enemigo programático, social, político y cultural. Para quien os dirige la palabra ese enemigo está constituido por la actual UE, el euro y la deuda. Y junto a ellos el TTIP.
7.- 2 Señalar al enemigo debe ser compatible con propuestas programáticas inmediatas, de primera necesidad, factibles y aplicadas desde el primer día de Gobierno. Constituyen la señal del Cambio por el que deben seguir luchando conjuntamente Gobierno y Mayoría Social. Gobernar es también luchar con el BOE y las Instituciones.
7.-3 Desde la Cultura de Gobierno se impone una actitud y una lucha especiales para cambiar valores, pautas de conducta e imaginarios culturales. Si el Gobierno que preconizamos no tiene en cuenta las propuestas y proyectos de liberación: energéticos, de género, de calidad de vida o de apuestas activas por la paz, caerá a causa de falta de impulso.
Y una última reflexión. Estamos en un momento único. Pero si no actuamos en consecuencia y no aprestamos nuestras fuerzas y capacidades a la forja del contrapoder, ese momento será dilapidado banalmente. Un abrazo a todo el mundo.

11 Mayo 2016

Izquierda liquidada

Libertad Martínez

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Alberto Garzón, con Adolfo Barrena de mamporrero y Cayo Lara de ausente, ha concluido la liquidación de Izquierda Unida. El PCE, tras treinta años sin someterse a la evaluación de la ciudadanía y convertido en un simple grupo de interés personal, ha decidido emboscarse en una nueva máscara electoral.

El experimento de convergencia y encuentro programático más relevante en la historia de la izquierda española ha concluido. Esta no es una decisión que tenga que ver con la situación política actual sino un camino en el que se ha trabajado desde hace más de dos años.

“Me encanta que los planes salgan bien” ha declarado, con sinceridad, Iglesias, rememorando a un televisivo grupo paramilitar e ilegal, lo cual no deja de ser una lapsus de sinceridad que se agradece.

Más de cinco mil hombres y mujeres de IU en Madrid fuimos expulsados por reclamar el respeto a la identidad de nuestra formación, a su autonomía. Fuimos expulsados para evitar que el debate político fuera sobre el programa y la necesidad de una izquierda con voluntad de gobierno.

Necesidad de izquierda y programa político a los que se ha renunciado a cambio de unos escaños y un espacio mediático que no tiene otra pretensión que ajustar cuentas en la izquierda antes que construir alternativas a la derecha.

La renuncia a la autonomía política, la construcción de una especie de casa común sin proyecto político, es una forma artera de concebir la pluralidad política y, más aún, la pluralidad de la izquierda.

La izquierda que compite y colabora y que, por lo tanto, permite a la ciudadanía expresarse pluralmente, sabiendo que hay compromisos de gobierno frente a la derecha, es una cultura política que ha permitido a la izquierda española gobernar municipios, comunidades autónomas y cooperar, cuando ha hecho falta, en políticas de gobierno estatal.

La ciudadanía sabe, digan lo que digan Iglesias y Garzón, que no es la pluralidad lo que nos obliga a ir a unas elecciones de nuevo sino la estrategia de ajuste de cuentas en la izquierda, los vetos y la búsqueda compulsiva de vicepresidencias, ministerios y otros cargos.

Es de temer que, en el próximo futuro, nos encontremos en situaciones similares pasando, eso si, por episodios de notable cinismo como es acusar a los socialistas de ser herederos de asesinos y usuarios de cal viva y, al día siguiente como quien dice, proponerles una candidatura unitaria.

El acuerdo entre Podemos y Garzón se inscribe simplemente en esa estrategia de construir un relato que castigue al Partido Socialista y le arañe unos votos que parecen haberse perdido en la estrategia de egolatría, vanidad y postureo en la que se ha convertido la nueva política.

En ese camino, eso si, han desaparecido las propuestas y políticas de izquierda sustituidas por selfis, tuiter y tertulias televisivas que nada dicen ni proponen.

Comprenderán que seamos muchos y muchas de los que hemos participado y construido la propuesta política que representaba IU los que ni apoyemos ni votemos la liquidación de nuestra tradición política. Menos aún la estrategia de destrozar todas las izquierdas para ser la única oposición realmente existente a la derecha en el gobierno.

Iglesias ha reconocido esta pretensión al ofrecerle una vicepresidencia al candidato socialista. De esa cínica propuesta cabe deducir dos cosas: que Iglesias reconoce que solo no puede, que solo concibe el acuerdo político en base a Vicepresidencias y que antes que la derecha le preocupa convertir en desierto el campo de la izquierda.

En un momento en que la ciudadanía ha votado pluralidad, los que se dicen de izquierda se proponen estrecharla. En el periodo de negociaciones de gobierno ya ha demostrado Iglesias lo molesto que le resultan las presencias múltiples y cuanto prefiere los vetos al compromiso. Ayer se vetan gobiernos, hoy la identidad gallega, mañana quien sabe.

La liquidación de Izquierda Unida es una parte más del periplo para totalizar toda idea de cambio. Un propósito que probablemente concluirá en fracaso porque, sinceramente, parece difícil oponerse al viento de pluralidad al que se ha acostumbrado la sociedad española.

Por cierto, mientras ellos juegan, se siguen asesinando mujeres y esto no está en ninguna agenda política.

El Análisis

¿DOS MÁS DOS SON CUATRO?

JF Lamata

La coalición de Podemos e Izquierda Unida podría considerarse el acuerdo más relevante a la izquierda del PSOE desde la constitución originaria de Izquierda Unida en 1986. Acaso más incluso ya que Podemos consiguió en las elecciones de diciembre de 2011 más votos de los que nunca contó ni IU ni el PCE.

Pero, al margen de las inevitables rencillas que un acuerdo de esta naturaleza  provocará en ambas formaciones (rencillas que algo se notarán en Podemos y que estallarán con fuerza en una IU que nunca se ha esforzado en disimularlas a cada paso que daba), el problema es si una coalición de izquierda podrá o no ilusionar a los votantes de ambas formaciones. Cuando el PSOE de Almunia y la IU de Frutos pactaron una pseudo-coalición al Senado en las elecciones 2000 pensaban que eso generaría ilusión y el efecto fue el contrario.

En lo relativo a Podemos y a IU, es razonable pensar que la gran mayoría de votantes que apoyaron a IU en diciembre de 2015 se volverán en sumar en bloque a Unidos Podemos. ¿Pero y los de Podemos? ¿Se sumarán todos a la papeleta que lleve las siglas de ‘IU’? ¿Todos los votantes de Podemos se sentirán cómodos con la marca ‘izquierda’? Los mismos que dijeron que decían que a Podemos podían votarla gente de izquierda y derecha porque era un partidos trasversal. La respuesta el 26 de junio, con un mensaje claro: si Unidos Podemos logra un solo escaño menos que los 72 escaños que lograron IU y Podemos por separado, Pablo Iglesias y Alberto Garzón pueden considerarse guillotinados y, en el caso del Sr. Garzón, podría estarlo ese mismo día.

J. F. Lamata