20 abril 1996
La figura del comisario Joaquín Domingo Martorell - según PRISA implicado en la muerte de un etarra - como asesor de Antonio Asensio (presidente del Grupo Zeta y de ANTENA 3 TV) es la clave del conflicto
Primera Guerra del Fútbol: El Grupo Zeta acusa a EL PAÍS de poner en la diana de ETA a uno de sus directivos, Joaquín Martorell

Hechos
El 18-04-1996 el diario EL PAÍS publicó el artículo: «Un ex comisario negocia el fútbol para ANTENA 3 TV».
Lecturas
Dentro del conflicto de la Primera Guerra del Fútbol el periódico El País publica el 18 de abril de 1996 un perfil del comisario D. Joaquín Domingo Martorell, directivo de Antena 3 TV y representante de D. Antonio Asensio Pizarro para adquirir los derechos deportivos de clubs de fútbol para su entidad de gestión Gestora de Medios Audiovisuales. El perfil de El País vincula al comisario Martorell con la muerte por tortura del etarra José Ignacio Arregui.
Ese mismo 18 de abril los informativos de Antena 3 TV acusan a El País de estar provocando que ETA intente asesinar al comisario Martorell. Y hacen pública una carta abierta de directivos de Antena 3 TV encabezada por D. Antonio Asensio Pizarro y D. Manuel Campo Vidal responsabilizando a D. Jesús Polanco Gutiérrez, como presidente de El País de la publicación del perfil del comisario. El 19 de abril de 1996 el periódico El País publicaba la respuesta del director del periódico, D. Jesús Ceberio Galardi, negando la acusación y recordando que el propio comisario Martorell en un artículo en El País el 21 de febrero de 1981 había reconocido su participación en los interrogatorios a José Ignacio Aguerri.
La plana mayor de los profesionales del Grupo Zeta / ANTENA 3 TV encabezados por D. Manuel Campo Vidal, D. Jesús Hermida, D. José Oneto, Dña. Olga Viza o D. Antonio Franco, protestaron por escrito al presidente de PRISA, D. Jesús Polanco, acusando de querer poner al Sr. Martorell en la diana de ETA.


18 Abril 1996
Un ex comisario negocia el fútbol para Antena 3
Los prolijos contactos de Antena 3 Televisión con los clubes de fútbol para comprar sus derechos televisivos están siendo coordinados por Joaquín Domingo Martorell, un ex policía que se hizo popular por su participación directa en la liberación del padre de Julio Iglesias, secuestrado en 1981 por ETA Político-militar. Aquella operación cambió radicalmente la vida de este valenciano de 54 años. Cinco años después de resolver el secuestro del doctor Iglesias Puga, su hijo, Julio Iglesias, decidió contratarle como representante de sus negocios en Estados Unidos y Suramérica.Al lado del cantante afincado en Miami, el comisario Martorell estableció numerosos contactos con el mundo del espectáculo y así llegó a Antena 3 Televisión. Inicialmente, Antonio Asensio, presidente de esta cadena, le encargó de las contrataciones artísticas. Desde hace un tiempo, coincidiendo con la irrupción de Antena 3 Televisión en el mundo del fútbol, Asensio trasladó a Martorell a la compra de derechos deportivos. El pasado domingo puso su firma en el contrato de la cadena televisiva junto a la de los máximos dirigentes de uno de los equipos de Segunda División, con lo que existe acuerdo, el Extremadura.
Martorell ha intervenido, primero, en los intentos de Antena 3 por hacerse con un paquete accionarial de algunos clubes de fútbol de Primera y Segunda División. Tras las dificultades que tenía esta estrategia, la cadena de televisión optó por acudir directamente a la compra de derechos televisivos. En los contratos que ha ofrecido a la mayoría de los clubes, Antena 3 actúa representada por la empresa Gestora de Medios Audiovisuales. Como administrador de dicha empresa figura Félix Espelosín, pero es Joaquín Martorell quien la representa en las negociaciones, además de Antón Parera, ex gerente del Barcelona.
Martorell ingresó en el Cuerpo Superior de Policía en mayo de 1963 y estuvo trece años destinado en la Brigada Criminal. En 1976 se infiltró junto a otro compañero en Argel para examinar los campos de 1 entrenamiento de ETA. Dos anos después este valenciano fue nombrado jefe de la comisaría de Vitoria y más tarde jefe de la Brigada Central de Información, donde permaneció al mando de las unidades operativas antiterroristas. En 1981, siendo comisario-jefe de la Sección 2ª de la Brigada Central de Información, fue obligado a declarar por la Audiencia Provincial de Madrid, en el sumario por la muerte del etarraJosé Arregui. Martorell, en calidad de coordinador y supervisor, fue uno de los policías que interrogaron a Arregui tras su detención.
Martorell siempre estuvo estrechamente vinculado a Manuel Ballesteros, ex jefe del Mando único de la Lucha contra el Terrorismo y antiguo asesor del director de la Seguridad del Estado, Rafael Vera. Tras su paso por la Brigada Central de Información fue destinado segundo jefe de la Brigada del Banco de España, dedicada a la investigación de delitos monetarios.


18 Abril 1996
Carta de profesionales de Grupo Zeta / Antena 3 a Jesús Polanco
Distinguido señor: Lo que publica hoy el diario EL PAÍS bajo el título ‘Un ex comisario negocia el fútbol para ANTENA 3 va demasiado lejos. En defensa de unos intereses empresariales, no se puede echar a un hombre en manos de ETA, ni aún con la verdad por delante. En este caso con una gravísima falsedad.
Joaquín Domingo Martorell no conoció a José Arregui físicamente. Por tanto no pudo interrogarlo. Simplemente intervino como perito en el juicio oral seguido contra los policías acusados. Los funcionarios acusados pertenecían a la Brigada Regional, y consta en los archivos que Martorell nunca fue destinado a esa Brigada. Es más: al terminar el proceso judicial, Martorell fue felicitado por su equidad por el representante de la acusación particular, que presidía entonces la Asociación de Derechos Humanos. Hemos confirmado este detalle con José María Mohedano.
Esperamos que, en la locura de terrorismo de ETA, a Joaquín, hombre honrado y leal, que se jugó la vida en defensa de una sociedad democrática, no le suceda nada. Llevaba apartado de esa difícil misión algunos años, y EL PAÍS lo ha colocado de nuevo en el objetivo de ETA con una gravísima falsedad. Todo por unos derechos de eventos deportivos. Por dinero. Le rogamos que su periódico, sus emisoras y su canal de televisión traten de rectificar, en la medida de lo posible, el gravísimo daño causado a esta persona, que desde hoy vivirá de un modo muy distinto.
Independientemente de las responsabilidades exigibles ante la justicia, le invitamos a una reflexión personal y a que termina la desproporcionada batalla de calumnias que asola esta pugna por los derechos deportivos.
Manuel Campo Vidal, Antonio Franco, José María Lorenzo, José Oneto, Jesús Hermida, Carlos Carnicero, Jorge del Corral, Carlos Luis Álvarez ‘Cándido’, Pedro Piqueras, Agustín Valladolid y Olga Viza y otros diez nombres más.


19 Abril 1996
Respuesta del director de EL PAÍS a Campo Vidal
Estimado amigo: acuso recibo de la carta pública que has remitido al presidente del Grupo PRISA, Jesús de Polanco, y cuya copia he recibido esta tarde. Te acompaño un somero dossier de prensa para que compruebes, en primer lugar, que no desvelamos ningún dato de la biografía policial de Joaquín Domingo Matorell que no hubiera sido publicado con antelación en diversos medios. En lo que se refiere a su participación en los interrogatorios del etarra José Arregui, te envío fotocopia de una tribuna publicada en EL PAÍS el 21 de febrero de 1982 con la firma del propio Joaquín Domingo Martorell, en la que el entonces comisario jefe de la sección 2 de la Brigada Central de Información escribía lo siguiente: “Ciertos hombres de Ballesteros, conmigo en calidad de supervisor y coordinador, participaron en el interrogatorio del asesino José Ignacio Arregui”. Podrás comprobar que este párrafo está casi literalmente reproducido en la información publicada hoy por EL PAÍS, sin que en ella se añada nada de lo que escribió el propio Martorell. ¿Dónde está pues la falsedad?
También yo deseo vivamente que nada de todo esto afecte a Joaquín Domingo Martorell. Pero afirmar que EL PAÍS le ha colocado de nuevo en el objetivo de ETA e insinuar acto seguido que lo hace “por dinero” es, eso sí, una calumnia.
Por lo demás, hago totalmente mía la última frase de tu carta. Estoy de acuerdo en que, independientemente de las responsabilidades exigibles ante la Justicia, sería buena una reflexión personal y colectiva que ponga fin a la desproporcionada batalla de calumnias que asola esta pugna por los derechos deportivos.
Cordialmente, Jesús Ceberio.


19 Abril 1996
Respuesta de Martorell
En relación con la información que publica hoy tu periódico, y tu carta posterior a los periodistas que han pedido a D. Jesús de Polanco que cesen las calumnias y los ataques personales a cuenta de la polémica por los derechos deportivos de televisión, debo manifestarte lo siguiente:
- Que no participé en la detención ni en el interrogatorio de José Ignacio Arregui, ni tan siquiera llegué a verlo físicamente en ningún momento, al permanecer detenido en una Brigada policial en la que yo no tenía ninguna competencia.
- Que no fui, en consecuencia, juzgado por ello, ni figuro como acusado ni implicado en el sumario.
- Que mi relación con el juicio, independientemente de las notas de prensa, se limitó a comparecer como perito citado por la defensa.
- Que fui felicitado por mi declaración por el representante de la Asociación de Derechos Humanos
- Que es cierto que escribí, pocos días después de los hechos, una tribuna en el diario EL PAÍS, de la que quince años después entresacáis una frase con la intención de relacionarme gravemente con aquel suceso.
- Es cierto que escribí la tribuna y, seguramente, volvería a hacerlo. Se trataba en aquellos delicados momentos de apoyar a algún compañero del Cuerpo que estaba siendo sometido a una presión insoportable. El clima de aquellos días, estimado director, era tal enrarecido, y la moral de las Fuerzas de Seguridad tan quebradiza, como que pocas horas después estalló un intento de golpe de Estado que pretendía acabar con la democracia, como debes recordar.
Cuando se participa activamente en misiones tan delicadas como la lucha antiterrorista, hay momentos en los que se debe apoyar a personas próximas que se encuentran en situación límite. Yo así lo hice entonces y en otros momentos, y no me arrepiento de ello. Mi delito consiste en haber prestado ese apoyo. Pero ni la justicia ni la Prensa de entonces me responsabilizó de nada, sencillamente porque no había participado.
No me parece justo que, quince años después se me intente criminalizar por unos hechos ajenos a mí, en una refriega de carácter económico.
Quedo a disposición de su diario y de quien desee cualquier aclaración para probar que nada tuve que ver con aquello.
Pero puestos a reproducir, en la misma tribuna aludida cito a D´Annuzio y coincido con él: “Un bello morir honra toda una vida. Sobre todo si es – añadí – al servicio de la sociedad y la democracia”. Escribí también esto en aquellas horas críticas
Cordialmente, Joaquín Domingo Martorell.