12 junio 2025

Pedro Sánchez comparece para pedir disculpas a la ciudadanía

Santos Cerdán dimite como Secretario de Organización del PSOE tras difundirse audios que acreditan que lideraba una trama de comisiones junto a José Luis Ábalos y Koldo García

Hechos

El 12 de junio de 2025 D. Santos Cerdán León dimite como secretario de organización del PSOE y anuncia su intención de renunciar a su acta de diputado en el congreso.

Lecturas

La noche del 11 de junio de 2025 se filtra en los medios de comunicación que está a punto de publicarse en medios de comunicación un informe de la Guardia Civil sobre las investigaciones de corrupción en torno a José Luis Ábalos Meco y Koldo García Izaguirre que comprometerá al secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán León. Esa misma noche el PSOE difunde un comunicado en el que asegura que Santos Cerdán León no ha participado en ninguna adjudicación de obra y nunca ha cobrado comisiones.

Durante la mañana del 12 de junio de 2025 Santos Cerdán León declara a los medios que en cuanto el informe sea público él mismo dará una rueda de prensa en la sede del PSOE para defender su inocencia. A media mañana se filtra el informe y en él se incluyen grabaciones de voz de Santos Cerdán, con José Luis Ábalos y Koldo García hablando de reparto de dinero por adjudicación de obra pública.

La tarde del 12 de junio de 2025 Santos Cerdán León dimite como secretario de Organización del PSOE. Esa misma tarde el presidente del Gobierno Pedro Sánchez Pérez Castejón comparece para pedir disculpas por haber confianza en Santos Cerdán para cargos de responsabilidad.

El 16 de junio 2025 Santos Cerdán León renuncia a su acta como diputado en el congreso y formaliza su baja como militante del PSOE. Ese mismo día el PSOE expulsa como afiliado a José Luis Ábalos, que mantiene su acta de diputado en el grupo mixto.

11 Junio 2025

Comunicado del PSOE

PSOE (Secretario General: Pedro Sánchez)

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Ante lo que parece ser un adelanto del informe de la UCO, que lleva siendo citado y filtrado desde hace meses por algunos medios de comunicación, algunas consideraciones:

El conocimiento, una vez más por la vía de la filtración, de actuaciones policiales se ha convertido en una cuestión endémica de nuestro país que sólo genera indefensión y juicio mediáticos a los afectados.

Santos Cerdán no ha participado, mucho menos influido, en adjudicaciones de obra pública. Jamás ha cobrado una comisión por ello.

Cuando se conozca la totalidad del informe, Santos Cerdán dará todas las explicaciones necesarias para que de una vez por todas su nombre y honorabilidad dejen de verse mezclados a diario con caso que nada tienen que ver con su persona.

12 Junio 2025

Comunicado de dimisión

Santos Cerdán

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Ser secretario de Organización del PSOE ha sido el mayor privilegio de toda mi vida. Es un honor que me acompañará siempre. Eso, y haber ayudado a conformar un Gobierno progresista que ha llevado a España a vivir sus mayores cotas de crecimiento, empleo y derechos. Y todo ello a pesar de las adversidades, que han sido muchas.

Precisamente por eso, en defensa de este partido al que tanto debe este país, y de este Gobierno, he decidido presentar la dimisión de todos mis cargos. También haré entrega de mi acta de diputado.

Espero así poder dedicarme en exclusiva a mi defensa, y ofrecer todas las explicaciones pertinentes para demostrar que, como he venido señalando estos días, jamás he cometido una ilegalidad, ni he sido cómplice de ninguna.

En la mañana de hoy se me ha notificado el Auto dictado por el Excelentísimo Magistrado del Tribunal Supremo donde se me ofrece la posibilidad de declarar voluntariamente el 25 de junio. Desde mi plena disposición a colaborar con la justicia, voy a comparecer ese día para aclarar todas las cuestiones que se me planteen.

Voy a pedir a mis asesores jurídicos que se personen en el procedimiento judicial para estudiar todas las actuaciones llevadas a cabo, y especialmente los informes en donde se me menciona, con el propósito y la confianza de estar en condiciones de despejar toda duda sobre las referencias a mi persona.

Son tiempos complicados, pero el PSOE es más necesario que nunca. Y yo siempre haré lo que sea mejor para mi partido, y para mi país.

Reitero mi inocencia y confío que la misma quede clara tras mi declaración.

Santos Cerdán

Madrid, 12 de junio de 2025.

13 Junio 2025

Sánchez debe marcharse por necesidad democrática

EL MUNDO (Director: Joaquín Manso)

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LA CONTINUIDAD de Pedro Sánchez es insostenible. La regeneración de la vida pública española exige que el presidente dimita como líder del PSOE, convoque elecciones y renuncie a repetir como candidato. Tras salir a la luz el contundente informe de la Guardia Civil que sitúa a Santos Cerdán al frente de la «organización criminal» que durante años operó con total impunidad desde la cúpula del PSOE de la mano de sus dos consecutivos secretarios de Organización y desde el corazón del Estado, Sánchez encarna una degradación moral incompatible con la más básica responsabilidad política y ética. Que con abatimiento imposta-do prometa mantenerse en la Moncloa hasta 2027 mientras se declara ajeno a la corrupción que ha anidado en su círculo más estrecho, presentándose incluso como víctima de su noble predisposición a confiar en los demás, es un ejercicio de cinismo vergonzoso y una ofensa para la ciudadanía. El máximo responsable político de este escándalo sin precedentes es él.

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que viene sufriendo una feroz campaña de descrédito por parte del PSOE y de sus terminales, ha expuesto con explícito detalle, a partir de conversaciones grabadas, la grosera corrupción que estuvo inserta en la columna vertebral de la era Sánchez desde el momento mismo en que ascendió al poder, en 2018. Una trama que arrancó en Navarra, con Cerdán y Koldo García, y que escaló al conjunto del país con José Luis Ábalos como ministro de Transportes.

Según la UCO, los tres Cerdán, Ábalos y Koldo cobraron mordidas por adjudicaciones de obras públicas, y Cerdán recaudaba y pagaba. El informe es demoledor y apunta a que las revelaciones de Víctor de Aldama, a quien el Gobierno ha acusado de mentir, no eran inventos, «fango» ni parte de una conspiración derechista en su contra, sino básicamente verdad. Porque lo que comparece es el cuadro de una corrupción sistematizada de la que Sánchez no puede desentenderse: fue él quien colocó a Ábalos a los mandos del aparato socialista y del ministerio con más dinero para repartir; y fue él quien después entregó el partido a Cerdán y lo ratificó el pasado noviembre, cuando las sospechas ya lo cercaban. Su vínculo con ambos es irrompible y delimita una cultura política contraria a las reglas ya desde las primarias socialistas de 2014, cuando Cerdán le pidió a Koldo que manipulase las papeletas. Al igual que Ábalos, el navarro es el guardián de los secretos del presidente, que le ha confiado la continuidad de la legislatura enviándole a negociar con Puigdemont en Waterloo. Por todo ello, su dimisión y su renuncia como diputado son claramente insuficientes. Y ante las dudas en torno a una posible financiación ilegal del PSOE, el anuncio de una auditoría a las cuentas del partido supera el umbral de la ridiculez.

Sánchez, en fin, no puede presentarse como un líder «decepcionado», porque suya es la responsabilidad de la tóxica operación de fontanería y propaganda contra jueces, periodistas, fiscales y policías con la que ha buscado tapar los escándalos que le rodean y procurarse la impunidad si estos afloraban. El presidente ha modelado su forma de ejercer el poder en torno a la lógica de la supervivencia política y personal, y en ese marco se inscriben sus amenazas a la prensa, la reforma judicial para ampliar su control sobre los tribunales y su permanente estrategia de polarización social.

Nuestro país avanza hacia una peligrosa quiebra democrática. La semana en la que Ábalos, Koldo y Cerdán declararán en el Supremo, el Constitucional votará su aval a la amnistía que este último negoció, y Sánchez asistirá a la decisiva cumbre de la OTAN sobre defensa. El deterioro institucional interno se proyecta en la relación con nuestros aliados internacionales. España no puede permitirse a un presidente sometido a la sacudida diaria de revelaciones que retratan la catadura moral y la hipocresía de quienes iban a limpiar la corrupción y lo que hicieron fue instalarla en la cúspide del poder.

13 Junio 2025

Un presidente zombi en La Moncloa

Francisco Marhuenda

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Sánchez protagonizó la comparecencia más lamentable de su carrera política. A pesar de los esfuerzos de la izquierda mediática más fervorosamente sanchista intentando contener los daños, la realidad es demoledora. Es el mayor escándalo de corrupción de las últimas décadas y está aderezado, además, con todos los elementos de sordidez que podamos imaginar. Y lo más inquietante para el inquilino de La Moncloa es lo que puede salir. A estas alturas todo indica que hemos visto solo la punta del iceberg. Tras seguir su comparecencia y la escenificación elegida, incluido el maquillaje para provocar simpatía, me pareció un presidente zombi porque se comportaba como un autómata. Ni siquiera puede escudarse en la herencia recibida de un socialismo anterior, sino que eran sus personas de máxima confianza en el partido. Al final, hasta la izquierda mediática ha tenido que entrar en el escándalo y más cuando ha sido el propio Sánchez quien ha decidido condenar a Santos Cerdán con esa frase tan demoledora de que «nunca debimos confiar en él». El pequeño problema es que confió en ellos durante muchos años. Otro factor desestabilizador será Aldama, ya que ha demostrado que no era un fabulador en el mundo de farsantes, corruptos y corruptores del sachismo.

14 Junio 2025

La corrupción tritura el sanchismo

ABC (DIrector: Julián Quirós)

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Nada de lo que Sánchez anunció el jueves pasado sirve para frenar la implosión del PSOE y la ruina de la legislatura, con el temor de muchos alcaldes o barones autonómicos de sufrir en carne propia esa tóxica herencia

La reacción que anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su lastimera comparecencia posterior al cese de Santos Cerdán, apenas ha resistido el paso de 24 horas. Sus propuestas de auditoría y sus peticiones de perdón han tenido una presencia efímera en la opinión pública, tras ser engullidas, al mismo tiempo que las planteaba, por ese agujero negro de corrupción que ha succionado la legislatura, sin duda, pero también el sanchismo como categoría de gobierno iliberal y divisivo. Solo en la medida en que Sánchez mantenga el flujo de beneficios a sus socios seguirá en La Moncloa, pero ni los más conspicuos de sus valedores le han aceptado su discurso victimista, ni lo secundan en su agónica teoría de que los casos de Ábalos y Cerdán son cuestiones personales. No, no lo son. Antes bien, son cuestiones estructurales de su partido y de su Gobierno, porque gracias a sus posiciones en uno y en otro, y gracias, sobre todo y fundamentalmente, a la confianza pública que Sánchez les concedía, pudieron tejer una trama de concesiones de obra pública a cambio de comisiones ilegales.

A nadie sensato le pareció suficiente la comparecencia de Sánchez porque el todavía presidente del Gobierno y secretario general del PSOE sigue sin tener el control de los acontecimientos y está expuesto a nuevas revelaciones que extiendan la mancha de la corrupción a otros personajes de su confianza. Ya no es eficaz en democracia, menos aún después de la moción de censura a Rajoy que hizo a Sánchez presidente, pedir un apenado perdón y mostrarse víctima de un engaño, sin más consecuencias prácticas y tangibles. Sánchez quiso que el ciudadano llorara con él, pero la sociedad española está escarmentada con estos trucos emocionales, sobre todo cuando la historia de la corrupción sanchista no ha hecho más que empezar su proyección ante la opinión pública. Y cuando sobrevuela la fundada sospecha, a partir del informe de la UCO, de que las dimensiones de esta corrupción socialista eran inocultables para quien, como el líder del PSOE, había ungido con su máxima confianza y cercanía a Ábalos y a Cerdán.

Nada de lo que anunció Sánchez, ni de cómo lo anunció, sirve para frenar la implosión del PSOE y la ruina de la legislatura. El presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, fue el primero en recordar que en el PSOE hay más intereses que los personales de Sánchez –del matrimonio Sánchez Gómez, podría decirse–; intereses como los suyos y de otros barones autonómicos o de muchos alcaldes socialistas que tiemblan ante la expectativa de que su secretario general agote la legislatura y meta en el mismo ciclo electoral los comicios nacionales con los autonómicos y locales. Camino llevan de sufrir en carne propia la desarticulación del PSOE como organización política, que es la tóxica herencia dejada por Sánchez a su partido, con la impagable colaboración de Cerdán, quien ejerció como inquisidor de su jefe con mano de hierro en las organizaciones territoriales. Sánchez es un lastre para su partido y también para España, porque es un presidente débil y vulnerable, frágil frente a los chantajes de sus socios nacionalistas, permeable a nuevos informes sobre la golfería de sus colaboradores más inmediatos y desesperado por mantenerse en el poder a costa de lo que sea.

La aparición paulatina del monstruo de la corrupción que se gestó en Ferraz y en el Ministerio de Transportes impide absolutamente a los socialistas cerrar página con la dimisión de Santos Cerdán. Ha empezado una imposible convivencia entre el mantenimiento forzado de la legislatura con informaciones diarias de nuevos escándalos, nuevos posibles corruptos, nuevos vínculos con Sánchez. Además, en ese horizonte tenebroso que espera al PSOE se alza la razonable expectativa de una imputación penal por los delitos cometidos en su posible financiación o bien por los delitos cometidos gracias a su estructura organizativa, factor determinante para que la trama de Ábalos, Koldo y Cerdán tuviera cupos territoriales en el cobro de comisiones por la adjudicación de obra pública.

La corrupción ha expropiado al Gobierno y al PSOE la legitimidad para seguir adelante con leyes y discursos «regeneracionistas», falacias que esconden el real objetivo de blindar a Sánchez con una Fiscalía y un TC sumisos, con unos medios bajo la espada de sanciones chavistas, con una sociedad narcotizada con el miedo a la ultraderecha, los bulos, el fango y demás eslóganes de una etapa política que hay que enterrar cuanto antes.

15 Junio 2025

Credibilidad rota

EL PAÍS (Director: Jan Martínez Ahrens)

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El escándalo de corrupción en la cúpula del PSOE echa por tierra la promesa de regeneración que llevó Sánchez a La Moncloa

Los dos últimos secretarios de Organización del PSOE y un asesor común a ambos se repartieron presuntamente cientos de miles de euros en comisiones por la adjudicación de obras públicas. No hay relato político que pueda matizar la indignación que produce un escándalo de corrupción que, si bien no está sentenciado judicialmente (los implicados niegan los hechos), se retrata en una investigación policial cuyas conclusiones puede entender cualquier ciudadano. La conmoción nacional ante la información revelada esta semana deja tocada la credibilidad del Gobierno de España, y especialmente la del presidente.

Pedro Sánchez es el responsable de nombrar primero a José Luis Ábalos y después a Santos Cerdán para el puesto orgánico más poderoso del PSOE. Ambos habían sido colaboradores íntimos del presidente en su batalla por el liderazgo del partido. Ábalos fue además ministro de Transportes y durante tres años compaginó la gestión del partido, incluida la tesorería, con la adjudicación de obra pública. Sánchez nunca ha explicado por qué cesó a Ábalos en julio de 2021. Lo incluyó en las listas cuando ya había sospechas sobre él. A Cerdán lo ratificó en diciembre de 2024, con Ábalos ya imputado. Sánchez se declaró decepcionado cuando comenzaron las revelaciones sobre presunta corrupción alrededor del exministro. Ahora se declara sorprendido y triste ante las revelaciones sobre Cerdán. Una década de gestión del partido está en cuestión.

No es suficiente el acto de contrición que Sánchez escenificó el pasado jueves ante las cámaras. Meses de negativas, rechazo a las sospechas y a las preguntas de la oposición (que se lo ha puesto fácil con una sobreactuación inútil) y su obcecada defensa de Cerdán hasta el último minuto han mermado su credibilidad. Ábalos, Cerdán y el asesor Koldo García se repartieron una enorme cantidad de dinero, según la Guardia Civil. Pero falta saber su destino final. Es necesaria una transparencia absoluta e inmediata sobre las cuentas del PSOE, porque han estado en manos de dos presuntos delincuentes. Y este es también un escándalo del Gobierno, porque ese dinero procede de adjudicaciones públicas. El escrutinio se tiene que ampliar a Transportes y a las constructoras señaladas. La ética de la respuesta tiene que estar a la altura.

Con las horas, el impacto va dando paso a la desazón. La democracia española ha vuelto a un pasado que parecía superado. No es solo corrupción; es la corrupción de siempre. El grosero modus operandi de estos personajes está sacado del manual de instrucciones de los escándalos que han sacudido periódicamente al país. Aparte de las responsabilidades concretas de este caso, España tiene que volver a revisar los fallos sistémicos de sus partidos, principalmente relacionados con la falta de control eficaz sobre las mordidas y comisiones opacas. Esos problemas están diagnosticados desde hace décadas sin que nadie haya avanzado en su solución.

Antes de que el agujero de credibilidad vaya a más, Sánchez necesita una muestra de apoyo explícito e inequívoco de sus socios parlamentarios. Desde el jueves, La Moncloa ya no tiene el respaldo indisoluble del partido socialista, ni de la izquierda en general que se movilizó en 2023. El ambiente en el PSOE es de funeral, no de resistencia. Entre sus socios, tampoco es mejor, aunque alguno ya avizora una oportunidad para sacar tajada. El Gobierno tiene que demostrar a los ciudadanos que dispone de una mayoría parlamentaria clara para gobernar. Ante la ausencia de Presupuestos, el mejor instrumento para hacerlo de una manera rotunda es una cuestión de confianza.

Con estos pasos, Sánchez podría seguir siendo presidente los dos años que le quedan. Pero difícilmente volverá la esperanza de la regeneración de los primeros años. Ábalos y Cerdán han echado por tierra esa expectativa.