18 febrero 2004

La noticia supone un mazazo para el PSOE a tan sólo un mes de las elecciones

Se confirma pacto ETA-Carod: los asesinos anuncian que dejan de matar en Cataluña y que lo seguirán haciendo en el resto del España

Hechos

El 18.2.2004 la organización asesina Euskadi Ta Askatasuna anunció que dejaría de matar en Cataluña.

Lecturas

El 18.02.2004 sucedió lo que el PSOE más podía temer en aquel momento: su socio de Gobierno en Cataluña, D. Josep Lluis Carod Rovira se había reunido con ETA en Perpignan para conseguir que dejaran de matar sólo en Cataluña, sin importarle que siguiera matando en el resto de España.

El PP vio en aquello la oportunidad de desgastar a un mas al PSOE del Sr. Zapatero de cara a las inminentes elecciones. El propio Sr. Zapatero hizo una declaración ante la prensa ese mismo día exigiendo al PSC-PSOE que rompiera con ERC, a menos que ERC rompiera con el Sr. Carod Rovira.

Pero el Sr. Maragall Mira, presidente de la Generalitat de Catalunya y líder del PSC como presidente desobedece la petición del Sr. Rodríguez Zapatero y mantiene el pacto de Gobierno con ERC, que mantiene al Sr. Carod Rovira como líder. Limitando el cambio, únicamente, a nombrar a D. Josep Bargalló Valls, también de ERC, como nuevo ‘conseller en cap’.

Rodriguez_Zapatero

EL COMUNICADO OFICIAL DEL SECRETARIO GENERAL DEL PSOE CONTRA CAROD ROVIRA TRAS EL COMUNICADO TERRORISTA:

COMUNICADO OFICIAL DE ZAPATERO:

Esta mañana se ha conocido un comunicado de la banda terrorista ETA. Como todos los comunicados de la banda terrorista ETA y todas sus actuaciones, me produce el máximo rechazo, la máxima indignidad. El único comunicado que espera la sociedad española y que espera, desde luego, el Partido Socialista Obrero Español de ETA es un comunicado de abandono de las armas.

Este comunicado ha dado fruto a diversas reacciones. He escuchado la reacción del señor Rajoy, del candidato del Partido Popular, y quiero, desde aquí, expresar mi rechazo y lamentar que, por primera vez en la Historia de la Democracia, un comunicado de ETA se intente utilizar electoralmente. En tercer lugar, el contenido del comunicado de establecer una tregua en Cataluña es absolutamente rechazable e inadmisible y, desde luego, debe tener consecuencias políticas. Debe tener consecuencias políticas, o bien en ERC después de que se conociera la reunión que hubo entre el señor Carod-Rovira y miembros de la banda terrorista ETA, y, si no es así, deberá producir consecuencias políticas en el Gobierno de Cataluña.

José Luis Rodríguez Zapatero

PIFIA DE LA REVISTA DE INTERECONOMÍA:

Epoca_antxon La revista ÉPOCA, del derechista Grupo Intereconomía hizo un montaje para sacar al Sr. Carod-Rovira sentado junto a los dos principales miembros del Comité Ejecutivo terrorista: Josu Ternera y Mikel Antza. Lo malo es que se confundió de cara y a Antza le puso con la cara de Eugenio Etxebeste ‘Antxón’, que no estuvo en la reunión del Sr. Carod ni pertenecía ya a la cúpula terrorista. ÉPOCA se confundió, pues, de asesino.

CRISIS EN EL DIARIO LA RAZÓN

La actitud hostil del diario LA RAZÓN de D. Luis María Anson, que publicó una portada del líder de ERC, Sr. Carod Rovira, estrechando la mano a ETA, desató problemas en el periódico, puesto que el accionista mayoritario del diario, D. José Manuel Lara (Grupo Planeta), catalán, deseaba mantener buenas relaciones con la Generalitat de Cataluña, que estaba controlada por ERC en aquellos años. Era el inicio de una sonora ruptura.

19 Febrero 2004

QUE ASCO

Luis María Anson

Leer
No recuerdo a lo largo de mi vida profesional haber asistido a una degradación moral semejante, a una desfachatez tan atroz.

Matad a quien os venga en gana, compañeros de Eta, asesinad a murcianos, valencianos, baleares, andaluces, extremeños, castellanos, canarios, riojanos, aragoneses, gallegos, madrileños, navarros, cántabros, asturianos, vascos no nacionalistas, pero no toquéis un pelo de los catalanes. Do ut des. A cambio, yo, Carod-Rovira, respaldaré institucionalmente vuestra posición en el País Vasco.

Esta miserable actitud, que nos devuelve a los tiempos de la caverna, reaccionaria, insolidaria, impregnada de adherencias nazis, ya la había expuesto Carod-Rovira en su nauseabundo artículo del 31 de mayo de 1991 titulado ‘Eta, Cataluñatiz Kampora’. No recuerdo a lo largo de mi vida profesional haber asistido a una degradación moral semejante, a una desfachatez tan atroz.

El problema lo tiene ahora, sobre todo, el secretario general del PSOE. Este personaje miserable, Carod-Rovira, ha anunciado públicamente que apoyará la investidura de Zapatero. Estoy seguro de que el líder socialista habrá anunciado ya, mientras redacto estas líneas, que jamás aceptará ni los votos ni el apoyo de Carod-Rovira para nada. Pero aún más: Zapatero debe exigir a Maragall que fracture de forma fulminante el tripartido, expeliendo a Carod-Rovira y a su grupo de la colaboración con un partido democrático como el PSOE.

Luis María Anson

19 Febrero 2004

Profunda tristeza

José Antich

Leer

Un auténtico terremoto político se produjo ayer en toda España al conocerse el segundo capítulo del encuentro que mantuvo Carod-Rovira con la banda terrorista ETA en Perpiñán. El anuncio de una tregua indefinida circunscrita a Catalunya, conocido a mediodía de ayer a través de un ridículo vídeo en el que aparecían dos encapuchados con las banderas vasca y estelada catalana, es un golpe tremendo a la imagen de Catalunya. Se empiezan a conocer de una manera dolorosa los efectos devastadores del encuentro del secretario general de Esquerra Republicana con dos pistoleros de ETA. Difícilmente se podía hacer más daño a Catalunya. Un error más grande no se podía cometer. Es la hora de la responsabilidad. De cerrar una crisis sin apaños ni falsos parches que la vuelvan a reabrir cada vez que ETA quiera. Esa es la opinión mayoritaria de la sociedad catalana que no se mueve por intereses políticos. Son, sin duda, las horas más duras para el presidente de la Generalitat, que ha recibido un auténtico mazazo y que a buen seguro es muy consciente del abismo al que se dirige Catalunya como no se corrija a tiempo el desastre que supone el macabro comunicado emitido por ETA. Señor president, usted decía anoche en Tv3 que lo que está en juego es el crédito de Catalunya. No puedo estar más de acuerdo. Actúe en consecuencia.

José Antich

19 Febrero 2004

ETA condena a Carod

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

Leer

Al comunicar que «suspende» sus atentados en Cataluña, ETA no está declarando una tregua, sino amenazando al resto de los españoles. Todos los partidos catalanes sin excepción rechazaron ayer esa amenaza implícita y exigieron a ETA que desaparezca. Sin embargo, no se pusieron de acuerdo sobre las consecuencias de esta auténtica carta-bomba -como la definió Maragall- en la que ETA confirma la interpretación más desfavorable para Carod del significado de su encuentro con los jefes de la banda en Perpiñán.

Carod había negado que hubiera alcanzado acuerdo alguno o que hubiera planteado una tregua circunscrita al territorio catalán. Volvió a hacerlo ayer. Según Carod, el hecho de que ETA diga que la tregua es efectiva desde el 1 de enero, días antes de su encuentro, probaría que la decisión de los terroristas es independiente de la entrevista. Es una explicación pueril, especialmente increíble a la vista del mes y medio que se habría tomado ETA para comunicar el hecho al pueblo catalán. Quien acepta entrevistarse por su cuenta con una banda terrorista asume el riesgo de la interpretación que sus interlocutores puedan hacer de sus palabras. En el caso de Carod hay además escritos y declaraciones suyos, remotos y recientes, en los que aceptaba esa lógica de tregua territorial.

La buena conciencia de Carod no reduce, por tanto, su responsabilidad. La que asumió dimitiendo como conseller en cap cuando se conoció el encuentro de Perpiñán, fue calificada de provisional. Y aunque finalmente tuvo también que dejar de ser conseller, Maragall se ha negado hasta ahora a cerrarla definitivamente. Esa provisionalidad sólo puede entenderse como una cautela a la espera de que se confirmase o no que, además de desleal e imprudente, la entrevista había sido causa de algún compromiso inconfesable. ETA ha tenido interés en confirmar esta última hipótesis.

Eso es lo que añade el comunicado de ayer a lo ya sabido: que ETA tiene interés en hacer ver que Carod fue a Perpiñán a pactar una tregua por separado. Sea verdad o no (o lo sea a medias), la responsabilidad del ex conseller en cap es ahora mayor, y lo provisional tendrá que convertirse en definitivo. Carod se ha cerrado ya la puerta del Gobierno y tiene un difícil futuro político. Si se resiste, habrá que convencer a su partido de que tiene que convencerle. ¿Y si ello no es posible? Zapatero dijo ayer que el comunicado de ETA debe tener consecuencias en ERC o en el tripartito. Seguramente es así, por este orden: primero, que ERC encuentre la forma de convencer a su secretario general de que debe llegar mucho más lejos a la hora de asumir la responsabilidad personal. Y si eso no es posible, no puede mantenerse la coalición.

Porque también es muy grave que un par de folios de ETA obliguen a modificar la composición de un Gobierno respaldado por 1,7 millones de catalanes, el 55% de los votantes. El PP ha ido demasiado deprisa tratando de aprovechar los efectos colaterales de la bomba de fragmentación soltada por ETA. Rajoy emplazó a Maragall a romper «de inmediato» el pacto de gobierno con ERC, opinión compartida por algún barón socialista. Y Aznar consideró incompatible esa alianza con el Pacto Antiterrorista firmado por el PSOE, a menos que Esquerra destituya a Carod o que Maragall disuelva el Gobierno tripartito.

Hay cosas demasiado importantes en juego. ETA está muy débil, y el oportunismo de Carod le ha permitido hacerse presente a su estilo: administrando la violencia y la amenaza de ejercerla de manera que divida a los demócratas y les lleve a cuestionar valores compartidos. El Pacto Antiterrorista se firmó, entre otras cosas, para evitar ese efecto; sería triste paradoja que el efecto de algo que socialistas y populares condenan con la misma energía fuera la ruptura del propio pacto. Sobre todo porque ha sido decisivo para legitimar la ofensiva del Estado de derecho que ha dejado a ETA al borde del colapso.

Los terroristas tratan ahora de capitalizar a su favor la torpeza de Carod intentando condicionar la campaña electoral. Condicionarla precisamente contra las expectativas de los socialistas, lo que sólo podrá sorprender a los ciegos voluntarios, como el propio Carod. Sus distingos sobre fondo y forma indicaron que seguía pensando que merecía una medalla, y no una censura, porque «alguien tenía que hacer» lo que hizo: buscar el diálogo para resolver «un problema que es político». Pasando por alto lo que más de 20 años de experiencia han enseñado: que el diálogo con ETA estimula la perpetuación del terrorismo; que sus crímenes encuentran un sentido en la medida en que sus amenazas selectivas «aceleran las contradicciones» del enemigo. O sea, de los demócratas.

19 Febrero 2004

Una buena noticia

GARA (Director: Josu Juaristi)

Leer

ETA, en función de sus propios análisis políticos, ha decidido suspender sus acciones armadas en Catalunya. Se trata, sin lugar a dudas, de una muy buena noticia, y como tal la han acogido miles de ciudadanas y ciudadanos catalanes y vascos. Se puede pensar lo que se quiera de ETA, pero el hecho objetivo es que hoy hay en Europa un espacio más libre de un tipo de violencia; y el deseo legítimo es que ojalá se dieran pronto las condiciones necesarias para que ese espacio se ampliara también a Euskal Herria y al Estado español. Sin embargo, la clase política e institucional vasca, la catalana y la española parecen encontrarse mucho más cómodas en un escenario de funerales y comunicados de condena. Y los movimientos del tablero político que abren oportunidades les producen un pánico tal que su única respuesta son las declaraciones de cliché, llenas de frases huecas, que pretenden convertir un anuncio de cese de acciones armadas, por muy parcial que sea, en algo así como la activación de un arma de destrucción masiva.

El enorme revuelo político y mediático que se formó en cuanto comenzaron a correr los primeros rumores sobre el contenido del comunicado demuestra bien a las claras que ETA es un agente político de primera magnitud, a pesar de que prácticamente la mayor parte de las reacciones que, como activadas por un resorte, fueron sucediéndose durante el día de ayer se empeñen en sostener lo contrario. Los hechos destapan lo que los discursos pretenden ocultar. Además, el contenido del anuncio de ETA hace ver también que la organización vasca no se aferra a la lucha armada como un tótem inamovible, sino que la ejerce en función de sus análisis políticos – acertados o erróneos, como los de cualquier otro agente – y la activa o desactiva dependiendo de la lectura que hace de la realidad que le circunda y de los movimientos del resto de partes del conflicto. En todo caso, es evidente que la responsabilidad de las acciones de ETA corresponden a la propia organización.

El comunicado de ayer debiera ser visto en Euskal Herria como una oportunidad a explorar para conseguir la reconducción del conflicto hacia cauces únicamente políticos. Habría por tanto que pedir a los dirigentes institucionales y líderes de los partidos mayor sosiego y grandes dosis de responsabilidad. Que dejen de analizar todo cuanto acontece en clave electoral o de intereses propios que pueden  ser muy legítimos pero que no son los prioritarios para el país. Las elecciones pasan, los gobiernos cambian aquí y allá, las ejecutivas de los partidos se suceden, pero aquí hay un pueblo que tiene un grave problema que exige soluciones realistas.

20 Febrero 2004

Más que nunca, sentido común

EL PAÍS (Director: Josep Antoni Durán Lleida)

Leer

La sociedad catalana se ha sentido abochornada tras la declaración de tregua «acotada» de ETA. Como país, Catalunya ha padecido durante años y de una manera especialmente grave la actuación asesina de ETA; el listado de víctimas es prolijo y en la mente de todos los ciudadanos perviven las imágenes de los atentados de Hipercor, de Vic o de Sabadell, el recuerdo de los asesinatos de Ernest Lluch y de los concejales de Viladecavalls o de Sant Adrià y de muchas otras personas, el clamor popular contra ETA… Más que nunca, me siento solidario con cada uno de los ciudadanos y ciudadanas de España. La vida de cada uno de ellos es para mí valor supremo sin distinción de ideologías, sentimientos nacionales, origen o residencia. Todas nuestras vidas valen lo mismo. El texto leído por dos encapuchados nos ha llenado de oprobio, y la visión de las cuatro barras catalanas en la misma mesa de los etarras constituye sin duda una de las imágenes más lamentables de nuestra vida política.

Todo ello tiene una causa sobradamente conocida. No entraré en las razones que indujeron al entonces conseller en cap a reunirse con ETA a principios de enero, pero sus consecuencias sacuden desde entonces la vida política de Catalunya y, al no asumir responsabilidades, sus efectos perniciosos se multiplican según pasan las horas y los días. Desde tiempo atrás, Catalunya había accedido a un amplio consenso a favor de un nuevo Estatuto de Autonomía y una financiación justa y equilibrada. Y hoy día, a tres semanas de las elecciones generales, en lugar de debatir propuestas y programas, es ETA quien marca nuestro calendario político a su antojo y quien sacude la estabilidad del actual Gobierno de Catalunya. El principio según el cual todo aquello que pueda salir mal saldrá mal se está cumpliendo de manera inexorable.

Seamos claros: pese a la ingenuidad, vanidad y soberbia de éxito que nubló la mente del señor Carod Rovira, nadie puede creer en absoluto que instase una tregua de ETA circunscrita a Catalunya. En este punto, todo cuanto pueda decir la banda terrorista no merece crédito alguno. ETA sólo debe dejar de asesinar y de atentar, disolverse, rendir cuentas a la Justicia y punto. Pero en Catalunya todas las imprescindibles explicaciones políticas que exigimos en su día siguen pendientes y eso ha magnificado la irrupción de la banda terrorista en el escenario catalán. Una explicación a tiempo del contenido de las conversaciones y una asunción efectiva de responsabilidades hubiesen mitigado la crisis actual. Pero un error no se corrige con un segundo error, sólo se multiplica. Y una ingenuidad no se corrige con otra. Tal y como advertimos, era evidente que la banda seguiría utilizando a su antojo el encuentro; era obvio que manipularía los hechos según su conveniencia, y era incuestionable que no desaprovecharía ninguna ocasión para obtener réditos políticos de la entrevista. Así ha sido, y el éxito de nuestras predicciones, en lugar de alegrarnos, nos duele.

El daño hecho, hecho está. Sin embargo, Catalunya no se merece esto. Nuestro deber es recuperar el sentido común y evitar que la tregua «parcial» polarice la campaña electoral catalana y española. Esa tregua ni la buscamos ni la queremos; nos abochorna, nos indigna y nos subleva. Y cualquier uso interesado de la misma, venga de donde venga, es contrario a los intereses de Catalunya e incluso a los intereses de España. La tregua de ETA es pura munición en campaña, y la tentación de utilizarla puede ser demasiado grande para algunos.

Ante la misma sólo cabe una respuesta posible: la unidad de los demócratas y la necesidad de resolver esta crisis desde el mismo interior de Catalunya. Es cierto que la unidad de los demócratas exige, en primer lugar, una contundente condena de la tregua. Eso ya lo hemos expresado con creces. Pero esa unidad va mucho más allá: exige no demonizar el nacionalismo catalán, absolutamente democrático y pacífico y que, al igual que el vasco, nada tiene que ver con ETA. Frente al terrorismo, todos los partidos demócratas estamos en el mismo bando, y eso ha de ser aplicable al PP, al PSOE, a CiU, al PNV, a ERC y a cualquier otro partido. Ni en Catalunya ni en Madrid ni en Euskadi existe ningún partido democrático que dé soporte alguno a la banda terrorista, pese a que cada uno de nosotros podamos defender democráticamente distintas estrategias. Cualquier otra afirmación resulta insidiosa y sólo alimenta la confrontación ciudadana. En definitiva, con la confrontación estamos avivando el espacio político de ETA, le otorgamos un protagonismo inmerecido, le proporcionamos un oxígeno que evita su asfixia.

Asimismo, esa necesaria unidad exige no utilizar políticamente el hecho. Una mayor visceralidad en los argumentos, un intento de ahondar en la herida sólo se pueden entender si alguien pretende obtener provecho político de la situación. Es cierto que sólo faltan tres semanas para las elecciones generales, pero intentar rentabilizar los actos de ETA supone un ejemplo de cinismo político y una completa carencia de visión de Estado. Buscar media docena más de diputados mediante una mayor confrontación resulta por completo indigno y despreciable.

Los propósitos de ETA nos resultan incomprensibles, pero cualquiera puede deducir que con su anuncio de tregua también pretende perjudicar directamente los intereses de Catalunya. Tras su intromisión, nuestro objetivo de un nuevo Estatuto para Catalunya hallará mayores dificultades en Madrid. Es otra forma de ETA de dinamitar los fundamentos de la convivencia y de la democracia. Sin duda alguna, aquello que más deslegitima a la banda terrorista es la posibilidad de un consenso democrático entre las distintas naciones del Estado. Nada puede ser más perjudicial para ETA que el hecho de que Catalunya consiga un nuevo Estatuto o que Euskadi pueda discutir en paz y democráticamente sus propuestas de futuro. Por tanto, conviene que los partidos estatales no yerren el tiro: el enemigo es ETA, no los nacionalismos distintos al español.

Catalunya debe resolver por sí misma esta crisis, sin injerencias. Ciertamente, ETA es un problema estatal que asuela Euskadi, Catalunya y España entera, pero esta crisis se generó y ha de resolverse en Catalunya. La sociedad catalana, sus representantes y sus instituciones deben hallar la solución. El error nació por un acto absurdo, ingenuo y temerario, por una entrevista que jamás debió de haberse producido. El error se ha magnificado porque ni el Gobierno catalán ni ERC ni su líder han sabido asumir responsabilidades. Pero aún estamos a tiempo. Lo que no podemos permitirnos es que ETA yugule nuestra capacidad de autogobierno ni tampoco debemos comportar que marque el tempo de nuestra vida política. Por dignidad, consideramos que no debemos pescar en ese mar revuelto, pero también, por dignidad, somos los primeros en exigir una solución catalana a la crisis. Lo hemos dicho con toda la claridad debida: no es el momento de enrocarse, ni de pensar en cargos, ni en aritméticas. Nos hemos puesto a disposición del presidente de la Generalitat, sin intereses partidarios, sólo al servicio del país, y exigimos que el Parlamento debata en profundidad este escenario absurdo en que nos hallamos. Es la única solución: discutir los problemas allí donde deben tratarse, en el Parlamento, sin miedo alguno a asumir responsabilidades, y con plena conciencia de que ETA es un intruso indeseable. Por ello cabe decir que nuestro autogobierno se enfrenta a la mayor crisis de su historia, porque acaba de estallar en nuestras manos la cuestión de si seremos capaces o no de resolver nosotros mismos esta cuestión, sin injerencias, directamente.

20 Febrero 2004

De error a lastre

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

Leer

Con la aceptación de la propuesta de nombrar un nuevo conseller en cap, Maragall dio ayer por cerrada por segunda vez la crisis provocada por la entrevista de Carod con ETA. Hay motivos para temer que sea un nuevo cierre en falso. No porque la medida sea insuficiente, sino porque sigue faltando un elemento fundamental para evitar que la crisis se reproduzca: la aceptación por parte de Carod de que lo suyo no fue un error de forma, sino una grave irresponsabilidad política; mientras no exista ese reconocimiento y su partido tampoco sea capaz de desautorizarle, algunas costuras del pacto seguirán siendo débiles y el tripartito vulnerable a los ataques de quienes están tan interesados en hacer fracasar la experiencia de un Gobierno catalanista de izquierda.

Ahora ya se sabe que el riesgo asumido por Carod no era teórico. Y ha ocurrido lo que se temía: que lejos de suponer un avance hacia el desistimiento de ETA, el contacto secreto alentara la esperanza de los terroristas de condicionar la política -incluyendo la electoral- desde la violencia o la amenaza de utilizarla. Frente a esa comprobación, Carod volvió a plantear en términos de autoafirmación y desafío la aceptación de su paulatina marginación política. Presentó como una exigencia a Maragall el nombramiento de un dirigente de ERC como nuevo conseller en cap. Pero al hacerlo admitió que es él quien está obligado a renunciar al cargo.

¿Es esa solución la «consecuencia política de alcance» exigida por Zapatero? Lo que se planteó como retirada «provisional» se ha hecho permanente. No es poco tratándose de quien sigue siendo el líder de ERC. Pero ya había quedado por sentado que la retirada era definitiva. Luego no ha habido la asunción adicional de responsabilidades que parecía exigible a la vista de los efectos comprobados del error Carod. Tan graves han sido esos efectos que lo lógico sería que el propio Carod librase a su partido de tener que cargar con él.

Pero no está por la labor. Sigue sin reconocer que, más allá de los modos, también inadmisibles, cometió un grave error político al morder el anzuelo que le tendió ETA, actuando de forma que los terroristas pudieran hacer lo que han hecho: ofender a los catalanes, perjudicar las expectativas electorales de la izquierda, meter una cuña en el Pacto Antiterrorista, dar munición al PP. El dilema que tienen planteado Maragall y el PSC es si vale la pena seguir adelante con su apuesta por el tripartito con un lastre tan pesado; sabiendo que esos efectos podrían reactivarse con cada atentado de ETA, o con la publicación por la banda de las actas -verdaderas o maquilladas- de sus conversaciones o con cualquier otra maldad que pueda ocurrírseles a los encapuchados.

Es deseable el mantenimiento del actual Gobierno catalán; pero no a cualquier precio. Sería deseable porque se trata de una experiencia legítima, aunque con sus riesgos, de integración de un partido independentista y pacífico en la normalidad democrática. Algo que podría tener una función pedagógica para la Euskadi posterior a la derrota de ETA. Y también porque era una experiencia menos arriesgada que la alternativa de un pacto entre las dos formaciones nacionalistas, unidas por la ideología más que por la política. Pero no a cualquier precio: no valdría la pena si por mantener la alianza con ERC se desestabilizara y fracturara la política catalana, se siguiera situando a ETA bajo los focos y se rompiera la relación entre el PSC y el PSOE.

La condición para evitar estos males es que ERC no sólo condene el comunicado de ETA o su utilización por la derecha, tal como ya ha hecho, sino que se desmarque sin ambigüedades de la iniciativa de su secretario general. Aunque sea falso lo que dice ETA sobre la búsqueda de una tregua por separado, en un libro publicado en octubre pasado el propio Carod se ufanaba de haber conseguido que, gracias a sus contactos con Otegi, en marzo de 2001, desde esa fecha «aquí no ha habido ningún atentado», salvo «la acción lamentadísima y condenable en Santa Pola» (Alicante), parte de lo que Carod considera Països Catalans. Pero en ese tiempo los hubo por este orden en Lasarte, Zaragoza, San Sebastián, Madrid, Leiza, Leaburu, Getxo, Beasain, Orio, Madrid de nuevo, Andoain y Sangüesa.

Es cierto que la derecha está teniendo un comportamiento gravemente irresponsable. Todos los partidos catalanes han rechazado enérgicamente el comunicado de ETA, pero Aznar todavía aseguró ayer que ERC está «lejos de condenar el comunicado terrorista». También culpabiliza injustamente al PSOE de la crisis, utiliza alegremente el comunicado etarra para poner en peligro el consenso antiterrorista y aprovecha todo ello para repetir como un sonsonete la falta de liderazgo de Zapatero. Pero será difícil combatir toda esta exhibición de oportunismo mientras Carod no reconozca y corrija claramente el suyo.

20 Febrero 2004

Los neologismos

Maite Soroa (paperezko lupa)

Leer

Hace falta remontarse mucho en el tiempo para reconocer en el paisaje político una tormenta como la que ha desatado ETA. No les aburriré con retazos editoriales o selecciones de artículos de fondo porque es suficiente con la lectura somera de los titulares y los neologismos surgidos ayer mismo para darse perfecta cuenta de la capacidad de ETA para hacerse presente. LA VANGUARDIA, por ejemplo, abría edición a toda plana con un titular más que revelador: “La tregua de ETA. Sólo en Catalunya reabre la crisis”. Y, con aire de pensador, Kepa Aulestia sentenciaba que “ETA no es – no lo ha sido nunca – una trama que obedezca a una determinada estrategia política”. No está mal para estar escrito por uno de los políticos que más estrategias diferentes – y contrapuestas – a seguido en unos pocos años.

Los de EL MUNDO, en ese estilo inconfundible, titulaban ‘ETA humilla a Cataluña’ y el editorialista empezaba a inventar términos: ‘ETA batasuniza moralmente al pueblo de Cataluña’. No me digan que no son originales.

En LA RAZÓN iban más allá y publicaban en portada un fotomontaje en el que aparecían, estrechándose la mano, Carod Rovira y un encapuchado de ETA con el cartel electoral de Zapatero como fondo de escenario. El titular, en consonancia: “La tregua pactada por ETA con el socio del PSOE avergüenza a Cataluña e indigna a toda España”. Me sorprende la capacidad de algunos para saber lo que piensa ‘toda España’ y lo que ‘avergüenza a Cataluña’. Anson exigía a Zapatero “que fracture de forma fulminante el tripartito” y Carmen Gurrutxaga se apuntaba a la nómina de los neologistas con un comentario titulado ‘Tregua-bomba’, que es un sinsentido igual que la ristra de disparates que seguían al titular.

En ABC no disimulaban la mala leche: “ETA formaliza su pacto con Carod y declara que dejará de matar sólo en Cataluña”. También en la cabecera madrileña del Grupo Vocento inventaban términos. Luis Ignacio Parada, por ejemplo, hablaba de comunicado-bomba y Edurne Uriarte, pretendiendo lo contrario, reconocía la impotencia de todos ellos: “Parece inconcebible que dos personas tan patéticas como los que aparecían ayer en la televisión vasca con estética propia de disfraz infantil de carnaval y alarde de debilidad intelectual tenga aún la capacidad de poner en jaque a toda la política española’. Lo dicen ellos mismos.

El Análisis

LA SOBERANÍA DEL PSC, Y EL DETALLE DE CAROD

JF Lamata

El comunicado del Sr. Rodríguez Zapatero se lee una clara orden: «O ERC rompe con el Sr. Carod-Rovira, o el PSC romperá con ERC». Pero se dá la circunstancia de que no pasó ni lo uno, ni lo otro. Quedaba confirmado que el PSC no era exactamente ‘la federación catalana del PSOE’, sino otra cosa bastante diferente.

En lo que se refiere al Sr. Carod-Rovira, por aquellas fechas se dedicó a repetir que él se había limitado a hacer lo mismo que los enviados del PP en Ginebra o los del PSOE en Argelia: reunirse con terroristas negociar. Pero se olvidaba de un detalle, que ellos buscaban que los terroristas dejaran de matar en toda España y al Sr. Carod sólo negoció una ‘tregua’ en Cataluña. Eso, que en Madrid sentó tan mal, no produjo la misma reacción en Cataluña, y si no, atentos a los resultados de ERC en las elecciones de marzo.

J. F. Lamata