4 junio 1940

Segunda Guerra Mundial: Evacuación de los ingleses en Dunkerque

Hechos

La batalla de Dunkerque finalizó el 4 de junio de 1940.

Lecturas

Mientras la Wehrmacht penetra en Bélgica, en Luxemburgo y en Holanda y quebraba la línea Maginot en Francia, las fuerzas aliadas comenzaban a ser embarcadas en Dunkerque. 

La batalla de Dunkerque fue una operación militar ocurrida en Dunkerque, Francia, durante la Segunda Guerra Mundial que enfrentó a los Aliados y a la Alemania nazi. El choque fue parte de la batalla de Francia del frente occidental. Consistió en la defensa de la población y la evacuación de las fuerzas británicas, francesas y belgas de Europa continental entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940, un desembarco exitoso pero cuya realización despierta misterio hasta el día de hoy.

Después de la llamada «guerra de broma», la batalla de Francia comenzó oficialmente el 10 de mayo de 1940. Al este, el Grupo de Ejércitos B alemán invadió los Países Bajos y avanzó hacia el oeste. En respuesta, el comandante supremo aliado —el general francés Maurice Gamelin— puso en marcha el Plan D e ingresó a Bélgica para enfrentarse a los alemanes en los Países Bajos. El plan se apoyaba principalmente en las fortificaciones de la Línea Maginot de la frontera franco-alemana, pero las fuerzas alemanas ya habían atravesado la mayor parte de los Países Bajos antes de la llegada de las fuerzas francesas. Gamelin entonces desplegó sus fuerzas (tres ejércitos mecanizados, los ejércitos franceses Primero y Séptimo y la Fuerza Expedicionaria Británica (BEF)) a lo largo del río Dyle. El 14 de mayo, el Grupo de Ejércitos A alemán irrumpió en las Ardenas y avanzó rápidamente por el oeste hacia Sedán. Luego viró en sentido norte hacia el Canal de la Mancha en el denominado «corte de hoz» (Sichelschnitt) del Generalfeldmarschall Erich von Manstein, previsto en el Plan Amarillo (Fall Gelb) alemán, merced al cual flanqueó a las fuerzas aliadas.

Una serie de contraataques aliados —incluyendo la batalla de Arrás— no lograron frenar a la vanguardia alemana, que alcanzó la costa el 20 de mayo, separando cerca de Armentières a la BEF, al Primer Ejército francés y al Ejército belga de la mayoría de las tropas francesas, situadas al sur de las unidades alemanas que habían llegado al mar. Una vez en el Canal, las fuerzas alemanas recorrieron toda la costa norte, amenazando con apropiarse de los puertos y acorralar a las fuerzas británicas y francesas antes de que pudieran ser evacuadas a Inglaterra.

En una de las decisiones más debatidas de la guerra, los alemanes interrumpieron su avance sobre Dunkerque. Pese a la creencia popular, lo que se conoció como la «Orden de Alto» no fue idea de Adolf Hitler. Los Generalobersten (coroneles generales) Gerd von Rundstedt y Günther von Kluge sugirieron que las fuerzas alemanas que cercaban Dunkerque detuvieran su avance por el puerto y consolidaran sus posiciones para evitar la fuga de Aliados. Hitler aprobó la orden el 24 con el apoyo del alto mando de la Wehrmacht (Oberkommando der WehrmachtOKW). El ejército fue contenido por tres días, lo que dio a los Aliados tiempo suficiente para organizar la Operación Dinamo (la evacuación de Dunkerque) y construir una línea de defensa alrededor de la población sitiada. A pesar de la sombría situación de los Aliados, que llevó a algunos en el Reino Unido a sopesar la conveniencia de la capitulación, al final más de 330 000 soldados aliados fueron rescatados del cerco.

El 10 de mayo de 1940, Winston Churchill asumió como Primer Ministro del Reino Unido. Para el 26 de mayo, la BEF y el Primer Ejército francés fueron acorralados en un corredor frente al mar, de unos 97 km de largo y de entre 24 y 40 km de ancho. La mayoría de las fuerzas británicas estaban alrededor de Lille, a 64 km de Dunkerque, y con las fuerzas francesas más hacia el sur. Dos grupos de ejércitos alemanes los flanquearon: el Grupo de Ejércitos B del general Fedor von Bock por el este y el Grupo de Ejércitos A del general Gerd von Rundstedt por el oeste. Ambos oficiales fueron luego ascendidos a Mariscales de Campo.​

El 24 de mayo, Hitler visitó el cuartel general de von Rundstedt en Charleville. Se pensaba que el terreno alrededor de Dunkerque era insostenible para blindaje. Von Rundstedt aconsejó que la infantería debían atacar a las fuerzas británicas en Arrás, donde los británicos habían probado responder de forma eficaz, mientras los blindados de Kleist mantenían las líneas al oeste y sur de Dunkerque para asaltar a las fuerzas aliadas que se retiraban ante el Grupo de Ejércitos B. Hitler, quien estaba familiarizado con las ciénagas de Flandes en la Primera Guerra Mundial, aceptó. Esta orden le permitió a los alemanes consolidar sus ganancias y preparar un avance hacia el sur contra los restos de las fuerzas francesas.

El comandante de la Luftwaffe (Fuerza Aérea) Hermann Göring solicitó la oportunidad de destruir las fuerzas en Dunkerque. La destrucción de las fuerzas aliadas fue entonces inicialmente asignada a la fuerza aérea mientras la infantería alemana se organizaba en el Grupo de Ejércitos B. Von Rundstedt más tarde llamó a esto «uno de los más importantes puntos de ruptura de la guerra».

Aún hoy se debate la verdadera razón para la orden de alto a los tanques alemanes el 24 de mayo. Una teoría es que Von Rundstedt y Hitler acordaron conservar los tanques para el Plan Rojo (Fall Rot), una operación al sur. Es posible que los vínculos más estrechos de la Luftwaffe con el Partido Nazi contribuyeran a la aprobación de Hitler al pedido de Göring. Otra teoría —que pocos historiadores han considerado— es que Hitler aún estaba tratando de establecer la paz diplomática con Inglaterra antes de la Operación Barbarroja (la invasión de la Unión Soviética). Aunque luego de la guerra, von Rundstedt confesó sus sospechas de que Hitler quería «ayudar a los británicos», basado en supuestas alabanzas al Imperio Británico durante una visita a su cuartel general, existe poca evidencia de que Hitler quisiera dejar escapar a los Aliados, aparte de una autojustificación del propio Hitler en 1945. El historiador Brian Bond escribió:

Pocos historiadores aceptan la idea que el comportamiento de Hitler estuvo influenciado por el deseo de dejar ir a los británicos con la esperanza que luego aceptarían un compromiso de paz. Ciertamente, en su testamento político del 26 de febrero de 1945, Hitler lamentó que Churchill fue «incapaz de apreciar el espíritu deportivo» al haberse abstenido de aniquilar a las Fuerzas Expedicionarias Británicas en Dunkerque, pero esto difícilmente encaja con el registro contemporáneo. La Directiva No. 13, emitida por el Cuartel Supremo el 24 de mayo, indica específicamente la aniquilación de las fuerza francesas, británicas y belgas en la ciénaga, mientras que a la Luftwaffe se le ordenó evitar el escape de las fuerzas británicas a través del canal.​

Cualesquiera que fuesen los motivos de la decisión de Hitler, los alemanes confiaron en que las tropas aliadas estaban perdidas. El periodista estadounidense William L. Shirer reportó el 25 de mayo: «Los círculos militares alemanes lo dijeron francamente esta noche. Dicen que el destino del gran Ejército Aliado cercado en Flandes está sellado». El comandante de la BEF, Lord Gort, estuvo de acuerdo y le escribió a Anthony Eden: «No puedo ocultarle que una gran parte de la BEF y sus equipos inevitablemente se perderán, en la mejor de las circunstancias».

Hitler no revocó la Orden de Alto hasta la noche del 26 de mayo. Los tres días ganados dieron un respiro vital a la Marina Real para organizar la evacuación de las tropas aliadas. Unos 338 000 hombres fueron rescatados durante 11 días. De estos, unos 215 000 eran británicos, 123 000 eran franceses, de los cuales 102 250 escaparon en barcos británicos.

Retirada a Dunkerque.

También el 31 de mayo, el general von Kuechler asumió el mando de todas las fuerzas alemanas en Dunkerque. Su plan era sencillo: lanzar un ataque a gran escala a lo largo de todo el frente a las 11:00 a.m. del 1 de junio. Extrañamente, von Kuechler ignoró una interceptación de radio que le informaba de que los británicos estaban abandonando el extremo oriental de la línea para retirarse a Dunkerque.

La mañana del 1 de junio estaba despejada —buen tiempo para volar, en contraste con el mal tiempo que impidió las operaciones aéreas del 30 y 31 de mayo (solamente hubo dos días y medio de buen tiempo en toda la operación). A pesar de que Churchill había prometido a los franceses que los británicos cubrirían su retirada, en la práctica fueron los franceses quienes sostuvieron la línea mientas los últimos soldados británicos eran evacuados. Soportando el fuego concentrado de la artillería alemana, las bombas y los ataques a tierra de la Luftwaffe, los franceses resistieron. El 2 de junio (el día en que las últimas unidades británicas fueron embarcadas), los franceses empezaron a retirarse lentamente; para el 3 de junio los alemanes estaban a 3 km de Dunkerque. La noche del citado día fue la última de la evacuación. A las 10:20 a.m. del 4 de junio, los alemanes izaron la esvástica sobre los muelles desde donde tantos soldados británicos y franceses habían escapado.

La desesperada resistencia de las fuerzas aliadas, especialmente la 12ª División de Infantería Motorizada francesa del Fuerte des Dunes, logró ganar tiempo para la evacuación masiva de las tropas. La Wehrmacht capturó unos 35.000 soldados, casi todos franceses. Estos hombres habían protegido la evacuación hasta el último momento y no pudieron embarcar. El mismo destino estaba reservado para los supervivientes de la Infantería Motorizada (compuesta particularmente por el 150º Regimiento de Infantería francés): fueron tomados prisioneros la mañana del 4 de junio en la playa de Malo-les-Bains. La bandera de este regimiento fue incendiada para que no cayera en manos enemigas.

Evacuación.

El Despacho de Guerra tomó la decisión de evacuar a las fuerzas británicas el 25 de mayo. En los nueve días del 27 de mayo al 4 de junio, 338.226 hombres escaparon, incluyendo 139.997 soldados franceses, polacos y belgas, junto a un pequeño número de soldados holandeses, a bordo de 861 embarcaciones (de las cuales 243 fueron hundidas durante la operación). Liddell Hart dice que el Comando de Cazas británico perdió 106 aviones peleando sobre Dunkerque y que la Luftwaffe perdió unos 135, algunos de los cuales fueron derribados por la Armada francesa y la Marina Real. MacDonald escribió en 1986 que los británicos perdieron 177 aviones y los alemanes perdieron 240.

Los muelles de Dunkerque estaban muy dañados para utilizarse, pero los espigones este y oeste estaban intactos. El capitán William Tennant —a cargo de la evacuación— decidió utilizar las playas y el espigón este para amarrar los barcos. Esta idea muy exitosa aumentó sustancialmente el número de soldados que podían ser embarcados cada día y el 31 de mayo, más de 68.000 hombres fueron embarcados.

Los últimos soldados británicos partieron el 3 de junio a las 10:50 a.m., Tennat telegrafió a Ramsay para decirle: «Operación completada. Regresando a Dover.» Sin embargo, Churchill insistió en regresar por los franceses, por lo que la Marina Real volvió el 4 de junio, para rescatar tantos soldados franceses de la retaguardia como fuese posible. Más de 26 000 soldados franceses fueron evacuados en aquel último día, pero entre 30.000 y 40.000 más fueron abandonados y obligados a rendirse ante los alemanes.