8 enero 2002

Wim Duisenberg anuncia su retirada del Banco Central Europeo que ha controlado desde su creación

Hechos

Fue noticia el 8 de febrero de 2002.

08 Febrero 2002

Duisenberg cede

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El anuncio del abandono de Wim Duisenberg de la presidencia del Banco Central Europeo (BCE) dentro de un año y medio pone fin a esa peculiar interinidad que se abrió el mismo día de mayo de 1998 en el que, al margen de los estatutos del propio BCE, se pactó su relevo por un francés antes de que expiraran los ocho años de mandato formalmente asignados al presidente de esa institución. Un mal comienzo y una incoherencia para un organismo que ha hecho de su independencia de los gobiernos su principal bandera. La resistencia del propio Duisenberg a reconocer ese pacto no ha impedido durante estos años la presunción de que, una vez lanzada la moneda única, cedería la presidencia, posiblemente a Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco de Francia. Lo hará definitivamente el mismo día de su 68º cumpleaños, el 9 de julio de 2003.

Un anuncio con la suficiente anticipación para que el año largo que todavía le resta sea relevante para la evaluación de este primer periodo. Es necesario diferenciar el éxito en la propia puesta en marcha del BCE, en particular en el sistema de pagos del área y en el lanzamiento del euro, de la definición de la política monetaria para el conjunto de la zona. No ha de asignarse en exclusiva al BCE la responsabilidad del escaso crecimiento europeo en este periodo y su retroceso en la convergencia real con EE UU, pero tampoco puede equipararse su papel al jugado por algunos de sus colegas, la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, que han sabido compatibilizar estabilidad de precios y medidas de estímulo del crecimiento con mayor flexibilidad. La debilidad del euro, que está más de un 20% por debajo de su nivel de salida, es expresiva de esa insuficiente contribución del BCE a asentar las perspectivas de fortalecimiento de las doce economías.

La sustitución de Duisenberg por Trichet no está despejada. Sin menoscabo de su capacidad profesional, el gobernador francés es objeto de una investigación abierta sobre su papel en el escándalo del Crédit Lyonnais durante su época como director del Tesoro. Lo relevante, en todo caso, es que, sea quien fuere el nuevo responsable del BCE, capitalice inteligentemente la experiencia de su antecesor con el fin de garantizar la estabilidad de precios sin mermar las posibilidades de crecimiento de los Doce.

08 Febrero 2002

La Doble Pérdida De Credibilidad Del Banco Central Europeo

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El primer presidente del Banco Central Europeo (BCE), el holandés Wim Duisenberg, ha anunciado su jubilación anticipada al 9 de julio de 2003 -exactamente el día de su 68 cumpleaños-, con lo que sólo habrá cubierto cinco de sus ocho años de mandato. La jubilación anticipada de Duisenberg, que él ya anunció cuando llegó al cargo en 1998, reaviva los comentarios y las críticas al pacto al que Francia y Alemania llegaron entonces entre bambalinas para satisfacer sus respectivas ansias por controlar el banco europeo: medio mandato para el hombre de Francfort, y medio para el candidato de París, en principio Jean-Claude Trichet, gobernador del Banco de Francia. Un reparto vergonzante, nunca reconocido por sus autores, pero hoy ratificado por el anuncio de Duisenberg.Un reparto que coloca una aureola de manejo político en torno al BCE, lo cual es funesto para su credibilidad ante los mercados y también para la del euro.

Pero es que hay más. Como para vestir el chanchullo, se ha optado por una despedida muy larga: año y medio. Si ayer decíamos que un relevo dilatado a lo largo de 11 meses en la dirección de la Casa del Rey puede dar una impresión de interinidad, ¿qué decir de un rector de las finanzas europeas que va a estar 18 meses de pato cojo, como dicen en Estados Unidos? Se trata de un segundo elemento de pérdida de credibilidad que puede afectar durante demasiado tiempo a la casi siempre acosada divisa europea.

Duisenberg, en estos cuatro años, ha evitado que la adopción del euro desembocase en un gran estallido inflacionario, pero no ha ayudado a la recuperación económica más que manteniendo baja la cotización de esta divisa frente al dólar, en particular con sus constantes patinazos, que -según los más suspicacesservían bien el coyuntural interés de Alemania por un euro débil que favoreciese sus exportaciones.

Puede ser cierto o no. Pero la falta de independencia de un presidente del BCE es indeseable. Y con Trichet se puede temer lo mismo (o más). Como el candidato francés tiene sus propios problemas procesado por el colapso del Crédit Lyonnais hace un decenio, cuando él era director general del Tesoro , su nombre ha perdido fuerza. No sería malo aprovechar esta circunstancia… si Francia y Alemania se convenciesen de una vez de que no deben repartirse la UE como una finca y de que lo que el BCE necesita es el gestor más capaz, frío e independiente posible, para sacar adelante nuestra moneda y, de paso, nuestra economía. De la nacionalidad que sea. Pero lo curioso e inquietante es que no aparecen candidatos creíbles…