24 noviembre 1990

Julio Anguita acepta que las federaciones de IU en Catalunya (Iniciativa per Catalunya), Galicia (Esquerda Unida) y Canarias (ICAN) se autonomicen completamente de la dirección de IU

2ª Asamblea de IU – Julio Anguita González elegido nuevo Coordinador General de Izquierda Unida confirmando así su liderazgo

Hechos

El 24.11.1990 se celebró la II Asamblea de Izquierda Unida que eligió a D. Julio Anguita Coordinador General de la coalición.

Lecturas

El 24 de noviembre de 1990 se celebra la II Asamblea de Izquierda Unida, la primera celebrada después de la dimisión de D. Gerardo Iglesias Argüelles como coordinador general.

La I Asamblea se celebró en febrero de 1989 y fue en la que el Sr. Anguita fue desginado candidato de IU a la presidencia del Gobierno.

La asamblea está caracterizada por la tensión de Izquierda Unida con sus federaciones en Canarias (Iniciativa Canarias, ICAN) y en Catalunya (Iniciativa per Catalunya) se han constituido como sujetos jurídicos propios. IC llegó a pedir el voto en Euskadi para Euskadiko Ezkerra en las pasadas elecciones autonómicas en lugar de pedirlo para Izquierda Unida.

La Presidencia de Izquierda Unida queda formada de la siguiente forma:

  • Por el PCE: D. Julio Anguita González (Coordinador General), D. Nicolás Sartorius Álvarez de las Asturias (portavoz del Grupo parlamentario), D. Francisco Frutos Gras, D. Francisco Palero Gómez, Dña. Ángeles Maestro Martín (D. Juan Berga Monge, D. Julia Hidalgo y D. Salvador Jové Peres.
  • Por el PASOC: D. Pablo Castellano Cardalliaguet, D. Alonso Puerta Gutiérrez, D. Franco González Blázquez, D. Francisco Bustelo García del Real y Dña. María Eugenia Alonso.
  • Por ‘Nueva Izquierda’: Dña. Cristina Almeida Castro, D. Diego López Garrido, Dña. Teresa Morales, D. Javier Gutiérrez y Dña. Begoña Sanjosé.
  • Por Izquierda Republicana: D. Isabelo Herreros Martín-Maestro y Dña. Carme Díaz Sierra.
  • .

Quien no asistió a la Asamblea es el veterano militante del PCE D. Ignacio Gallego Bezarez, fiel seguidor de la Unión Soviética que murió un día antes de la clausura de la II Asamblea.

La estabilidad de Izquierda Unida volverá a saltar por los aires en noviembre de 1991 con la dimisión del Sr. Anguita como coordinador general.

La III Asamblea de Izquierda Unida es en mayo de 1992.

LOS LÍDERES DE LA COALICIÓN

La coalición Izquierda Unida, ahora federación, sigue constituida por el Partido Comunista de España (PCE), el Partido de Acción Socialista (PASOC), Izquierda Republicana y la corriente ‘Nueva Izquierda’, aunque sea el PCE quien acapare todos los puestos relevantes. Aunque dentro del PCE se aprecia una profunda división tras la caída del Muro de Berlín, entre los que defienden que el comunismo debe mantener íntegro su mensaje (bautizados por la prensa como ‘sector’ duro del PCE liderado por el propio Sr. Anguita) y los que creen que la caída de las dictaduras de la Europa del Este, debe llevar al PCE ha evolucionar del izquierdismo comunista, a un izquierdismo más ecologista y próximo al PSOE, que son bautizados como ‘sector apertuista’ del PCE o ‘sector renovador’, liderados por el Sr. Sartorius.

LideresIU_1991 De izquierda a derecha: D. Nicolás Sartorius (PCE, aperturista), D. Alfonso Puerta (PASOC), D. Julio Anguita (PCE, duro), D. Isabelo Herreros (Izquierda Republicana) y Dña. Cristina Almeida (Nueva Izquierda), los líderes más destacados de la coalición Izquierda Unida.

24 Noviembre 1990

Izquierda transformadora

Francisco Palero

(PCE)

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El muro de Berlín se cayó con la aparatosidad propia de las cosas construidas sobre falso. La acción de los pueblos vinieron a recordarnos que no es posible soportar un mundo construido desde la negación de la democracia.

Nosotros queremos repensar la izquierda, tanto en sus contenidos programáticos como en su estructura organizativa. Es la exigencia de un mundo cambiante. El muro de Berlín se cayó con la aparatosidad propia de las cosas construidas sobre falso. La acción de los pueblos vinieron a recordarnos que no es posible soportar un mundo construido desde la negación de la democracia. Para algunos, entre los que me encuentro, era una vieja evidencia. El compromiso con la democracia fue el motivo real y último de nuestra acción partidaria. Llevamos años propugnando teorías de socialismo democrático, o, lo que es lo mismo, uniendo en un mismo término la acción por la justicia y el compromiso con la libertad. Son elementos inseparables como caras de una misma moneda. Por consiguiente, los acontecimientos vinieron a confirmar un pensamiento clásico y a reafirmar la necesidad de una izquierda que, sumando antiguas culturas, ha de abrirse a los nuevos pensamientos, situándose con actitud dialéctica ante un mundo donde aflora sin máscara la contradicción de siempre: división entre un Norte rico que interviene sobre un Sur de pobres en creciente empobrecimiento. Y al tiempo, en el centro de este sistema maravilloso para algunos, reviven las mil y una contradicción que a diario padecemos. De ese cuadro no todos sacan las mismas conclusiones.

CAPITALISMO REAL.-

Algunos, aun reclamándose de la izquierda, han optado por recrearse en el capitalismo real. Cuando se examina el pasado congreso del Partido Socialista Obrero Español sólo se descubren palabras de autocomplacencia, términos manidos que contrastan con prácticas de gobierno identificables con el más rancio conservadurismo. Por no señalar otros elementos que inducen a la preocupación: amenazas a los medios de comunicación, o sistemas de votación interna donde sólo unos pocos (menos de treinta) ejercen el derecho del voto. Difícilmente puede desarrollarse la participación democrática en la sociedad cuando en la casa propia se ejerce el poder con tales formas. Haciendo abstracción de estas evidencias proclaman la pretensión de ser «la casa común de la izquierda». No quiero gastar tiempo en responder a esta premisa que sólo será aceptada por aquellos que necesitan argumentos para justificar sus opciones individuales. El pensamiento de la izquierda es plural y las opciones de política concreta son diversas. Sólo reafirmando el pluralismo será posible construir un proyecto de izquierda. Esa es la nota principal y característica de Izquierda Unida: la asunción en su seno y en plano de igualdad, de los pensamientos clásicos de la izquierda, unidos a las nuevas teorías emergentes del feminismo, el ecopacifismo, los creyentes comprometidos, etc… organizados en partidos, en asociaciones o desde el compromiso individual. Con todos, y sin exclusiones, estamos organizando algo nuevo y novedoso, poniendo en pie, no sin dificultad, una fuerza política transformadora que no pretende ser exclusiva ni excluyente, y, por consiguiente, se compromete en el diálogo programático con otras formaciones políticas de la izquierda. Izquierda Unida mira la utopía del futuro asentada en el presente. Activa para el desarrollo de la democracia y, por consiguiente, confrontada con todas las acciones nepóticas de poder.

COMBATIR INJUSTICIAS.-

Comprometida con el ideal de justicia y en consecuencia combatiendo a las grandes o pequeñas injusticias de nuestra sociedad: los problemas derivados de una economía que genera paro, discriminación y pobreza. Los problemas de la vivienda que conllevan precios de alquileres o de compra imposibles para la mayoría y en especial para los jóvenes que necesitan organizar su vida desde la independencia. Los problemas de la ecología que amenazan con hacer imposible la vida en el planeta. La lucha por la paz que siempre será incompatible con la pervivencia de los bloques militares, de bases extranjeras, de amenazas militares en el Golfo, por más que nos indigne acciones como las protagonizadas por Irak. La acción consecuente por un mundo desmilitarizado incompatible con la estructura militar española, exigiendo un ejército distinto donde se garantice el elemental derecho de la voluntariedad para acceder al mismo. Impulsando la implantación definitiva de igualdad entre los sexos, el desarrollo de la libertad y el pleno respeto a la información objetiva. La lucha contra la corrupción y los corruptos, máxime cuando éstos se asientan en los centros del poder y se cubren con el manto del mismo. Reafirmando el compromiso solidario con otros pueblos, en respuesta a un mundo interdependiente que demanda acciones de conjunto para impedir que la bonanza de unos se cimiente sobre la miseria de los otros y frente a los viejos muros derruidos se construyan otros nuevos de racismo o de xenofobia. La II Asamblea Federal de Izquierda Unida deberá ser impulso motor de estos planteamientos para consolidar en España a la imprescindible fuerza transformadora que múltiples y diversos sectores demandan.

Francisco Palero

24 Noviembre 1990

Una nueva Política

Alonso Puerta

(PASOC)

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En el Partido de Acción Socialista (PASOC) no nos hemos planteado el socialismo como un tipo de sociedad -tierra prometida- que alcanzaremos en el momento histórico en que se derrumbe el capitalismo. Entendemos el proyecto socialista democrático como un conjunto de valores, propuestas y realizaciones que supongan transformaciones sustantivas en el triple objetivo de mayor igualdad, justicia y libertad.

En estos momentos, la II Asamblea Federal de Izquierda Unida debe suponer un punto de inflexión en la política española a través de la clarificación del mapa de la izquierda y del aumento de potencialidad de nuestro proyecto político. De ningún modo se puede entender esta Asamblea como un debate ideológico entremezclado con la hipotética disolución de los partidos o como una legitimación dé repartos de influencia o cuotas de poder entre los componentes de una Izquierda Unida ensimismada en su propia significación. Existen además un contexto y un tiempo político en los que se enmarca la celebración de esta Asamblea, tanto en la dimensión europea e internacional, donde se ha agotado una etapa histórica, como en la dimensión española, donde el proyecto de cambio ofrecido por el PSOE én 1982 se ha diluido casi enteramente y se ha consolidado como partido dominante del mapa político desde su predominio en la representación de la izquierda sociológica. El PSOE se ha configurado como un espejo de la sociedad, que reproduce {odas sus lacras y renuncia a una política transformadora, primando su capacidad de perpetuarse en el poder. Su éxito es ya un problema que el propio Felipe González ha definido ingeniosamente como la enfermendad letal que amenaza el PSOE; naturalmente, el éxito en conseguir mayorías electorales y en instalarse en todas las instituciones con un sentido casi patrimonial, porque el indicador del éxito no se ha aplicado en la resolución de los graves problemas que tiene planteados y no resueltos de la sociedad.

EL VALOR DE IU.-

En esta situación, Izquierda Unida es especialmente consciente de su propio significado y de su valor como instrumento útil y necesario para producir un modelo político radicalmente distinto 41 diseñado por el PSOE ante el hecho innegable de su mayoría absoluta decreciente. En el PASOC y en Izquierda Unida consideramos incompatible realizar o prever una política de progreso y de transformaciones sociales, con la concertación del partido gobernante con el centroderecha del Centro Democrático y Social, Partido Nacionalista Vasco y Convergencia i Unió, partidos liberales y democristianos con una filosofía y unos proyectos respetables pero divergentes de lo que debe ser un proyecto socialista democrático. Nos planteamos nuestra Asamblea Federal como el momento de un compromiso común con el conjunto de la sociedad española y específicamente con la base social de la izquierda para hacer posible el cambio prometido e incumplido, a partir de un diagnóstico de los problemas y de un programa que recoja de forma integrada las soluciones. Este compromiso común se asienta en lo que venimos llamando movimiento político y social, es decir una coalición estable de partidos y grupos organizados con la presencia y la participación de numerosos independientes en relación continua con los movimientos sociales. Pero esto no es suficiente, porque se nos quiere aislar asignándonos un cierto carácter testimonial que nos haría ineficaces para cumplir nuestros fines de democratización de la sociedad. Pretendemos ser una izquierda no sólo coherente y honesta, sino también funcional, o, lo que es el mismo, aspiramos no sólo a mantener la voluntad de una política transformadora sino a poseer la capacidad de realizarla.

IZQUIERDA POLITICA.-

Por ello, es necesario que deslindemos las diferentes expresiones de la izquierda sociológica, donde el Partido Socialista es la expresión mayoritaria, pero donde Izquierda Unida es la izquierda política. Hace falta un reconocimiento mutuo entre las diferentes partes de la izquierda desde nuestra plena autonomía sin ningún grado de satelización y menos de absorción, lejos de las interesadas y poco democráticas intenciones de casa común. Muchos posibles electores nos consideran todavía como una izquierda testimonial que tiene, capacidad de crítica y demuestra su ejemplaridad, pero a la que no ven con capacidad para producir efectos políticos relevantes. Esto explica en parte el desfase entre la alta conexión de Izquierda Unida con la opinión pública en grandes temas políticos y el menor gradó de apoyo electoral. No vamos a desarrollar ese pretendido carácter testimonial desde un discurso que nos conceda toda la razón. Paradoja notable es que el PSOE pueda morir de su propio éxito mientras que en Izquierda Unida podemos llegar a indigestamos con tanta razón. Para nuestra tranquilidad y esperanza de muchos ciudadanos podemos escribir que ésta no es la tendencia de Izquierda Unida, que deseamos ser instrumento válido de nuestra base social y colaborar activamente, como protagonistas, en la reconstrucción de una izquierda europea, plural en esa dimensión europea y en la realidad de cada país. En el Partido de Acción Socialista (PASOC) no nos hemos planteado el socialismo como un tipo de sociedad -tierra prometida- que alcanzaremos en el momento histórico en que se derrumbe el capitalismo. Entendemos el proyecto socialista democrático como un conjunto de valores, propuestas y realizaciones que supongan transformaciones sustantivas en el triple objetivo de mayor igualdad, justicia y libertad. Por ello nos sentimos identificados con el proyecto de Izquierda Unida del que somos parte irrenunciable y aspiramos a desarrollarlo solidariamente con los demás integrantes de esta coalición.

Alonso Puerta

27 Noviembre 1990

Izquierda renovada

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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IZQUIERDA UNIDA (IU) ha decidido en su II Asamblea Federal dejar de ser una coalición electoral de partidos y organizarse como «un movimiento político y social». La decisión representa un paso importante con vistas a su supervivencia como opción de izquierda diferenciada -y no por definición opuesta- de la socialista. Pero a condición de que sea un paso intermedio y no cierre el camino al debate del problema de fondo: la disolución de las formaciones políticas que la integran y su transformación en un partido de nueva planta, capaz de integrar las mejores tradiciones de la cultura de izquierda y las nuevas aspiraciones sociales.En un discurso de clausura con referencias a la utopía, el reelegido coordinador general de IU, Julio Anguita, ha exigido a los 1.200 delegados que dejen de cuestionarse sobre quiénes son, de dónde vienen y adónde van. La llamada de Anguita está plenamente justificada desde la urgencia de las tareas que plantean a IU las próximas elecciones municipales y autonómicas. Pero la inminente contienda electoral sólo debería representar un compás de espera en las respuestas que deben darse a dichas cuestiones básicas, condicionantes del futuro de IU como organización y como proyecto de transformación de la sociedad.

El modelo de desarrollo organizativo del proyecto de IU, y su grado de implantación en la sociedad, serán distintos según se mantengan, o no, las tradiciones y las culturas de las formaciones que la integran, y muy particularmente la del partido comunista (PCE), una formación que, pese a su tradición combativa, puede llegar a ser una rémora si sigue anclada en el viejo dogma del partido dirigente, vanguardia de la clase trabajadora y sujeto histórico de un mesianismo revolucionario obsoleto. Conceptos tanto más anacrónicos cuanto que son inseparables con los modelos del socialismo real, de cuya eficacia apenas merece la pena hablar en la actualidad. El recuerdo del pasado es mal consejero para la competencia política. En este sentido, sólo una aportación comunista renovada, y en equilibrio con otras concepciones del mundo que concurren en el proyecto global de Izquierda Unida, puede darle serias posibilidades de llegar a ser una alternativa imaginativa y funcional a un sector del electorado de izquierdas que tiende a la abstención por no encontrar una formación sugestiva para sus votos.

Existen campos donde debería ser posible una convergencia natural de la opción reformadora del partido socialista y de la transformadora en la que se afana IU. La eficaz colaboración en el gobierno de ayuntamientos y autonomías, y el ejemplo de la Ley de Ordenamiento General del Sistema Educativo (LOGSE) en el terreno legislativo, son precedentes que no deberían echarse en saco roto. En este sentido, la declaración de Anguita de que el principal adversario de IU es la derecha clarifica una situación sobre la que han planeado sombras de modelos catárticos, aplaudidos y potenciados desde posiciones reaccionarias, contra el Gobierno socialista.

Una actitud conciliadora que debería ser correspondida por los socialistas con medidas distintas que el aislamiento a ultranza, aplicado sistemáticamente a la organización unitaria. En todo caso, la redefinición de la izquierda, y la construcción de su «casa común», no pueden ser obra en exclusiva de un aparato socialista cada vez más encerrado en sí mismo, seducido por las soluciones tecnocráticas de los problemas políticos y sociales. Los esfuerzos que está haciendo IU para dar un sentido renovado al concepto de izquierda en la sociedad de hoy no pueden ser desechados sin más. Su contribución a este trascendental debate, y a su consiguiente praxis política, es esencial para poder conjugar el pragmatismo político con la inseparable reivindicación de las utopías, característica irrenunciable de una opción y cultura progresistas.