6 octubre 2022

Ortega Smith fue uno de los principales responsables de la crisis con Macarena Olona que ha acabado con la ruptura de esta con el partido

Abascal nombra a Ignacio Garriga nuevo secretario general de Vox en sustitución de Javier Ortega Smith, que pasa a ser vicepresidente del partido

Hechos

El 6 de octubre de 2022 D. Ignacio Garriga es designado secretario general de Vox por el presidente, D. Santiago Abascal.

07 Octubre 2022

Ortega Smith pierde en la crisis de Vox

EL MUNDO (Director: Joaquín Manso)

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LOS ESFUERZOS de Vox por presentar como una apuesta electoral la retirada de Javier Ortega Smith de la secretaría general del partido, situándole como candidato a la alcaldía de Madrid, no se compadecen con la realidad. Primero, porque el propio Ortega Smith ya ha representado a la formación en dos ocasiones en las municipales de la capital, con escaso éxito -quizá por ello en las últimas semanas se habían filtrado otros posibles aspirantes-. Pero, sobre todo, porque el movimiento responde a otro objetivo: eliminar el poder orgánico que Ortega Smith llevaba ejerciendo en los últimos siete años desde la cúpula del tercer mayor partido en el Congreso. La decisión de Santiago Abascal de desplazar a quien era uno de sus hombres de confianza se debe en realidad a la necesidad de calmar el malestar interno que en distintos territorios había crecido en torno a su figura.

Las causas que explican la caída en desgracia de Ortega Smith no pueden desatender el terremoto que ha provocado en Vox la salida de Macarena Olona, quien había brillado como el activo más popular de un partido con un discurso tan emocional como el suyo. Cargos con peso en Vox señalan desde la tramoya al hasta ahora secretario general como uno de los principales responsables del enfrentamiento que tanto ha debilitado a la formación. Y la propia Olona no se ha contenido a la hora de denunciar una supuesta operación de linchamiento contra ella, así como la falta de democracia interna practicada por la dirección, una crítica que tenía un destinatario claro. Sin embargo, los problemas no derivan solo de los errores de diseño de la reciente campaña andaluza. También varias organizaciones territoriales han mostrado sus discrepancias con Ortega Smith y con sus modos a la hora de guiar la estructura, lo que ha originado escisiones y alentado la aparición de sectores muy críticos con la cúpula de Vox. Por todo ello, Ortega Smith ve ahora diluido su peso, al habérsele apartado a un cargo de vicepresidente que compartirá con Jorge Buxadé y Reyes Romero.

Quien asciende en este conflicto es Ignacio Garriga, líder de Vox en Cataluña, plaza clave para el partido. Su designación como nuevo secretario general supone el refuerzo de una de las sensibilidades más católicas de la formación. El perfil de Garriga revela un intento por volver a la ortodoxia, frente a los errores de Ortega Smith y al personalismo de Olona. El parlamentario catalán goza de la confianza de Abascal, quien debería haber afrontado con más transparencia la gestión de esta crisis para revitalizar el partido.

08 Octubre 2022

El negro de Vox

Santiago González

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Cuando el jueves se sentó Javier Ortega Smith con Federico Jiménez Losantos, no parecía sospechar que sus horas como secretario general de Vox estaban contadas. Tan contadas que apenas le quedaban tres, porque Santiago Abascal lo descabalgaba del mando cuando no era aún la una de la tarde. Sin embargo, no debe entenderse esto como una destitución, líbrenos el señor, sino como un paso al lado, un acto de generosidad y un especial servicio al partido al dejar la Secretaría General para centrarse en una tarea urgente que va a requerir todos sus esfuerzos: la de encabezar la lista de Vox a las elecciones municipales como candidato a alcalde de Madrid.

Que le vaya a requerir muchos esfuerzos es una previsión prudente, especialmente si tenemos en cuenta que en las municipales de 2019 ya había optado a la Alcaldía de Madrid con unos resultados francamente mejorables: Ortega Smith quedó el quinto entre los aspirantes a la alcaldía de Madrid, por detrás de Más Madrid, que obtuvo 19 escaños, el PP que sacó 15; Ciudadanos, con 11 y el PSOE con ocho. Vox obtuvo en aquellos comicios cuatro escaños. Se comprende que para mejorar ese estado de cosas va a tener que concentrarse mucho y no distraerse con asuntos que sean ajenos a este.

Es una lógica que no afecta a su sucesor en la secretaría general, a quien llaman con afán simplificador el negro de Vox, piensa ejercer el cargo sin renunciar al liderazgo de Vox en Cataluña, donde obtuvo un resultado más que notable en 2021: 11 escaños, superando la suma de las representaciones parlamentarias obtenidas por Ciudadanos, (6) que durante la legislatura había perdido 30 escaños y del PP, que consiguió solamente tres escaños. No parece que Ignacio Garriga vaya a renunciar al liderazgo de Vox en Cataluña mientras ejerce como secretario general, de donde se deduce que algo no es como nos lo cuentan.

Ortega Smith es un tipo recio, de esos a quienes les cuadraría mejor la inversión de los términos que definen su cargo; era más un general secretario que un secretario general, algo que también le pasó en su día al número 2 del PP, Francisco Álvarez-Cascos o ya en tiempos recientes a Teodoro García Egea si nos da por abaratar la reciedumbre.

Javier Ortega Smith ha dejado sensaciones encontradas a su paso por la secretaría general. Su desencuentro total con Macarena Olona fue una de las razones de la dimisión de la candidata a la presidencia de la Junta de Andalucía, empeño en el que ella cometió algunos errores notables que ha terminado pagando con la renuncia a su vida política. No cabe duda de que su acusación sobre la falta de democracia interna en Vox estaba dirigida sin disimulo alguno contra Ortega Smith. Su caída, cuya relación con el asunto Macarena niegan con rotundidad los dirigentes del partido, tiene sin duda más causas por la geografía española, aunque no puede descartarse que esta sea una de ellas. La vicesecretaria en el Congreso gozaba de una simpatía general entre los suyos por su trabajo parlamentario. La caída de Ortega será una compensación ligeramente dulce para un trago de sabor amargo. Quien más se ha alegrado con el relevo es sin duda el alcalde José Luis Martínez-Almeida. Y quién peor lo debe de estar llevando es la chusma de la coalición de gobierno: «Y ahora que nos ponen un negro, ¿con qué argumento les acusamos de racistas y xenófobos?».

10 Octubre 2022

El nerviosismo de Vox

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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La fiesta anual de la ultraderecha concita apoyos del nacionalpopulismo internacional sin lograr ocultar su debilidad

El cese por sorpresa de Javier Ortega Smith como secretario general y número dos de Vox el pasado jueves fue el último movimiento interno de la formación de ultraderecha destinado a remontar la declinante expectativa de voto que reflejan las encuestas fiables. Sus resultados en las autonómicas de Andalucía estuvieron muy por debajo de las expectativas del partido. El fracaso de su candidata, Macarena Olona, acabó como el rosario de la aurora, con una frase lapidaria del portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, que le indicaba “el fin del camino”. Fue el incendio en las calles catalanas tras la sentencia de los líderes independentistas el que catapultó a Vox hasta los 52 diputados en las elecciones generales de noviembre de 2019 y fueron las autonómicas andaluzas las que hicieron inútil su leve mejoría gracias a la mayoría absoluta obtenida por el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla.

La celebración de la fiesta anual de Vox ayer en el Mad Cool de Valdebebas quiso dispensar un chute de autoestima. Por primera vez obtuvo el respaldo explícito en una grabación de vídeo de Donald Trump y se oyeron también los mensajes de apoyo de la ultraderecha de Portugal y de dos líderes nacionalpopulistas: el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, presente en el acto, y el húngaro Viktor Orbán. Pero el vídeo más largo e institucional estuvo reservado a la probable nueva primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia, muy lejos esta vez del histrionismo mussoliniano de su mitin en la campaña andaluza. El mensaje compartido no ofrece dudas sobre el euroescepticismo de unos líderes que coincidieron en la defensa de la soberanía, la crítica a la burocracia de Bruselas, la defensa de la tradición sin matices y el rechazo a la inmigración con fronteras más fuertes.

El destacado lugar de Meloni en la fiesta de Vox buscaba un engañoso paralelismo con España. Italia es una democracia con más de 80 años de historia reciente y el actual partido de Meloni nace del fascismo superviviente tras la victoria de los aliados en la II Guerra Mundial. España quedó fuera de ese ciclo democrático abierto en 1945 y solo tras la muerte de Franco, 40 años después, consiguió desprenderse del nacionalcatolicismo y el fascismo residual que encarnaba el régimen. Todavía está muy cerca en la memoria colectiva esa tradición fuertemente autoritaria que hoy exhibe su sectarismo expulsando a Pablo Picasso, Federico García Lorca, Antonio Machado, José Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno de la lista de 52 españoles ilustres (uno por provincia), como hizo Vox en su fiesta, incluida la participación de un grupo musical nostálgico de la sublevación franquista de 1936 y con explícitos mensajes de odio xenófobo y machista. No hay coherencia alguna entre ese reaccionarismo y la autoubicación que Meloni defendió de su futuro gobierno en el, según ella, “centroderecha” político. La formación ultraderechista italiana ha vivido tres décadas de adaptación política a través de su participación en múltiples gobiernos locales. Vox apenas acaba de acceder hace unos meses al Gobierno de la comunidad de Castilla y León, incluida la grotesca vicepresidencia que hoy ostenta un miembro del partido. La connivencia de Alberto Núñez Feijóo con ese acuerdo de gobierno estuvo en el origen de la consolidación de su liderazgo en el PP, y puede estar nutriéndose de un votante que se fue a Vox y vuelve hoy a un PP en alza electoral. Los rutilantes apoyos que recabó ayer Vox tratan de ocultar la cascada de síntomas de debilidad que muestra el partido que hoy aspira a ser el complemento que el PP necesitaría para gobernar.