29 junio 1979

El ex banquero trata de mejorar sus relaciones con el Gobierno Suárez 'suavizando' la línea hostil del periódico que fundó

Domingo López recupera el control de EL IMPARCIAL expulsando al grupo de Julio Merino y reemplazándolo por Pérez Varela

Hechos

El 29.06.1979 el diario EL IMPARCIAL anunció del relevo en la dirección del periódico de D. Julio Merino por D. Jesús Pérez Varela.

Lecturas

La empresa Editora Independiente S.A. estaría presente en el mercado de los medios entre 1977 y 1980 con El Imparcial, al que durante una breve etapa sumaría el Diario Regional de Valladolid. El fundador de Editora Independiente S.A. era el presidente del Banco de Valladolid, Domingo López Alonso.

En mayo de 1978 el periodista Julio Merino González, compró junto con otros socios la empresa editoria de EL IMPARCIAL, Editora Independiente, a D. Domingo López Alonso y radicalizaría aún más la línea editorial agresiva contra el Gobierno de Suárez y contra todo el proceso de Transición.

El 29 de junio de 1979 Julio Merino González era destituido como director-propietario de El Imparcial después de ser forzado a devolver sus acciones al banquero Domingo López Alonso tras negociaciones a punta de pistola con el propio Merino González, según su relato. Julio Merino González y Fernando Latorre Félez encabezarían otros tres proyectos mediáticos: El Diario de Barcelona (1979-1980) con el apoyo de Manuel García Hernández, jefe de Fuerza Nueva en Barcelona, el Heraldo Español (1981-1982) y La Voz del Progreso (1982). Los tres con una línea editorial similar a la que le dieron a El Imparcial y que les valió reproches desde medios competidores. En el caso de Heraldo Español y La Voz de Progreso no eran oficialmente periódicos de empresas privadas sino «órganos de expresión» de un partido político fantasma fundado por ellos mismos, Acción Nacional Progresista, que no llegó a concurrir nunca en unas elecciones.

¿EL BANCO DE VALLADOLID EN EL CONTEXTO?

bancovalladolid El presidente del Banco de Valladolid D. Domingo López Alonso, empresario fundador de EL IMPARCIAL, vendió el periódico en mayo de 1978, para intentar lograr ayudas económicas del Gobierno Suárez a su banco (EL IMPARCIAL mantenía desde su fundación una línea anti-Suárez). Ahora se especula que ha recuperado el control del banco para convertir su línea editorial en pro-Suárez. Pero ello no evitará la intervención del Banco de Valladolid. 

02 Julio 1979

Un periódico que cambia de fachada

EL ALCÁZAR (Director: Antonio Izquierdo)

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No nos sorprende nada que MUNDO OBRERO salude con júbilo la nueva fisonomía periodística de EL IMPARCIAL. EL IMPARCIAL no necesita lavarse la cara; EL IMPARCIAL ha sucumbido precismaente por todo lo contrario de lo que explica el párrafo que transcribe MUNDO OBRERO en su editorial: porque no ha podido ser libre. EL IMPARCIAL, con el que este periódico ha polemizado en más de una ocasión, era un periódico libre en el que se le cantaban las verdades al mismísimo lucero del alba. Ya no lo es, porque el GOiberno de UCD, que predica la libertad de prensa, le puso un cerco sinuoso, un cerco bancario para asfixiarle y dejarle morir que denunció el mismo periódico. Efectivamente EL IMPARCIAL ya tiene otra fachada. Ya no es EL IMPARCIAL aplaudido en las grandes manifestaciones nacionales. Es otro periódico. Es otra línea. Es otro destino. Un triste destino por el que deberíamos guardar, en la pura defensa de la profesión y de la libertad de Prensa, un minuto de silencio todos los periodistas. Sin merma del respeto que nos merecen quien hoy asumen las responsabilidades de este nuevo periódico, queremos tener un recuerdo emotivo y sincero para EL IMPARCIAL que murió en el transcurso de una noche víctima del cerco que a la libertad, a la verdadera libertad de expresión, le ponen los poncios de esta nueva era totalitaria. Los viejos sofistas de la libertad encaramados hoy en el pdoer y en la grotesca farándula de los partidos políticos, al decir del maestro Salvador de Madariaga. Descanse en paz y con honor EL IMPARCIAL muerto. Suerte, muchachos, a EL IMPARCIAL vivo. En ocasiones, con inteligencia hasta es posible liberarse de las mordazas que imponen el fascismo capitalismo-marxismo consensuado. Que Dios os ayude.

03 Julio 1979

Una 'amistosa' puñalada china

EL IMPARCIAL (Director: Jesús Pérez Varela)

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Gracias, compañeros de EL ALCÁZAR, por desearnos suerte. Pero sentimos no poder compartir la tesis de vuestro entusiasta comentario de ayer. No ha muerto ningún EL IMPARCIAL. No hay ningún imparcial que se haya muerto. Comprendemos ¡como no!, lo que son las prisas por obtener posiciones de ventaja, a ver si se pueden rebañar algunos lectores más. Pero tenemos suficiente sentido de la profesionalidad y de la dignidad como para no acpetar epitafios para quien no se ha muerto, ni felicitaciones bautismales de compañerismo para quien no acaba de nacer, sino que, nacido hace ya tiempo, ha dado una limpia batalla de competividad, a nivel de capital de España y a nivel de provincias (donde acaso estorbe a algunos vespertinos, pero eso no es cosa nuestra).

Dicen que los chinos, a veces te están mirando sonrientes y están a la vez pensando en matarte. ¡Dios nos libre de pensar en eso, porque tenemos una gran simpatía natural hacia el pueblo chino! Pero no tenemos, por el momento, necesidad de capillas ardientes. Aquí no se ha muerto nadie ni nada. Y mucho menos que nada, aquí no se ha muerto la libertad. Gracias por esa ‘amistosa’ puñalada china con que el comentario de EL ALCÁZAR nos obsequia. En realidad, el asunto viene de bastante lejos. Pero no es aquí ocasión de entrar en detalles. No sabemos si hemos sido o seguiremos siendo aplaudidos en las grandes manifestaciones nacionales. Lo que si sabemos por las trazas, es que no hemsos sido, ni somos, ni seremos los grandes ignorados en las decisiones nacionales. Que no es poco.

La gente que trabaja en EL IMPARCIAL no ha muerto ni ha sido desahuciada o enterrad. Estamos donde hemos estado, en la línea de oposición democrática. Lo que tantas veces hemos dicho. ¿QUé es lo que sucedía, que no se lo creían? No es nuestro problema, por supuesto. Que descansen las preocupaciones que inspiran la amistosa cuchillada china que nos propian ayer EL ALCÁZAR. Que no se precupe. Seguiremos cantándole las verdades al lucero del alba. Es más: a todos los luceros del alba. Y hacemos promesa de no levantar nuestra pluma, en ninguna ocasión contra aquellos que en EL ALCÁZAR encuentran su trabajo, su realización y su pan. Creemos en la solidaridad profesional de los periodistas .Creemos en que nuestro trabajo es nuestra única riqueza. Reproducimos el comentario de EL ALCÁZAR como debe ser sin añadir ni quitar tilde. Y tendemos hacia esa casa vecina, un gesto de compañerismo y de deseo de buena inteligencia mutua. ¡Lástima que de cuando en cunado salgan a relucir los tambores de Fu Man-chu!

03 Julio 1979

Juan Pla y los leones

Joan Pla

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Mucha gente nos ha comentado a nivel de tertulia, el desaforado intento desestabilizador de nuestro colega EL ALCÄZAR que nos entonaba ayer un solemne funeral de postrimerías, diciendo que nos hemos muerto de un infarto gubernamental y de una colitis endiablada o, mejor dicho, embrujada de honor y de dignidad perdida y pare usted de contar. La nota con que se dignaban ayer los de EL ALCÁZAR comentar e incrementar la noticia de MUNDO OBRERO referente al cambio de director y de fachada según ellos, de nuestro periódico, es una nota maligna y bastante hideputa, como diría el clásico Fernando de Rojas, entre otors.
Obvio es que, por lo que a mi respecta, lejos estoy, como siempre estuve, de zaherir a personas concretas, a periodistas coneretos, mediante la calificación – he dicho hideputa, que es vocablo eminente de nuestra literatura universal – que aplico sólo a una nota. Nunca insultaré a su autor, aunque bien claro está su estilo y bien fácil nos resulta identificarle. Peustas así las cosas entremos en el análisis:

Resulta que, tiempo ha, el mismo autor de esa nota en que se nos recitan las salmodias funerales, diciendo que ha muerto el honor y el amor a la verdad, aunque duela o a unque huela, como todo muerto real, dio en arremeter contra el director de EL IMPARCIAL que sutituía a Emilio ROmero. Más claro, una nota de EL ALCÁZAR llegó a decir hace meses que Julio Merino, sucesor de EMilio Romero, había llevado a us nave periodística hacia los mares del más irrebatible chaqueteo o arte de pendulear sin ton ni son. FUe cuando le dijo a Merino que encendía una vela a Dios y otra al diablo. Aquel día, lo recuerdo bien, quise contestar fuerte y no me dejaron. Estaba yo muy nuevo en aquellas fechas y em aguardaban días de honda pesadumbre. Hoy, cuando leo al mismo autor arremetiendo contra el nuevo director y contra la nueva singladura de este periódico, que no cambia de rumbo, aunque refuerce su velocidad de crucero y se salga de las tormentas – rayos, truenos y catástrofes del último periodo, gracias a DIos – me pregunto:

¿En que quedamos? ¿Somos los de la vela a Dios y la vela al dibalo o somos los que hemos muerto de rectitud y de honor y de amor a laverdad? ¿En qué quedamos, señor desestabilizador?

Fea costumbre, queridos amigos. Nada de lo dicho pretende ofender personalmente a tan desafortunado vapuleador. Aquí estmaos y que jugue la clientela que nos crece y que nos ama…

12 Agosto 1979

EL IMPARCIAL: Idas y venidas del diario que equivocó el nombre

Juan Ramón Iborra

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El 11 de diciembre de 1977 salía a la calle el primer número de EL IMPARCIAL en su segunda época de la mano de Emilio Romero, fabricado por gentes recogidas en su gran mayoría de las redacciones de Pyresa, ARRIBA y PUEBLO comenzaba su andadura el que luego sería diario polémico, el matutino oficial de la extrema derecha del país.

En la primera página de su primer número, un extraño titular: Junto a una imagen de Santiago Carrillo, se leía ‘Por deseo del Rey no estamos en el guetto’. Lo que se debería entender como unas declaraciones del number one del PCE podía dar también lugar al equívoco. O a la lectura entre líneas. De alguna manera, el parto de EL IMPARCIAL había sido difícil y al parecer algún sector del poder establecido se había negado, con todas sus fuerzas al nacimiento del periódico.

La etapa de Emilio Romero.

La cabecera de EL IMPARCIAL, como la de EL SOL que en el pasado albergaron a dos grandes periódicos españoles, eran propiedad de Emilio Romero. El puso el título y Domingo López el dinero. Se fundó una sociedad dirigida desde el anonimato por este empresario oscuro y de derechas.

El caso es que el periódico nació con buen pie. Al hecho del retraso de la autorización de salida por parte de la Administración hay que unir el de que el periódico no vendía demasiado y que todas las noches había que luchara muerte contra la desastrosa maquinaria traída de los Estados Unidos. Por otra parte, Domingo Ibáñez, ex minero leonés, Presidente del Banco de Valladolid, cada vez se mostraba más en desacuerdo con la línea seguida por Emilio Romero.

El propietario, nada demócrata y poco monárquico, quería un periódico más de derechas. Su ánimo para financiar un periódico se basaba en que un cuarto poder le sería muy útil para la mejor realización de sus negocios y para estar cerca de los que mandaban. Emilio Romero lo dibuja así: “Es físicamente como un cargador de muelle. Antiguo minero, había hecho una gran fortuna en el régimen franquista. Era primitivo, mal educado e inculto. Pero yo admití la posibilidad de que su pánico pudiera financiar un periódico libre. Me equivoqué. Su pánico l ha orientado al levarse el dinero y su iniciativa fuera, a una industria de barcos en la Argentina y otros países americanos. Y a vender el banco mismo a Vicente Calderón. Calderón me ha dicho cosas muy sabrosas de López. Pero tarde. Y Domingo López también me ha dicho cosas no menos sabrosas: que lo que estaba ocurriendo en España era un desastre, que avanzaba la izquierda y que el Gobierno era débil y entreguista”.

Total, que para este hombre, que no tenía el más mínimo interés en conocer a Suárez y que era ‘desdeñoso con el Rey’, Emilio Romero empezó a ser persona non grata. Y el periodista abandonó el diario el 18 de febrero. Pero antes habían pasado más cosas.

Como se hace la cama

El 19 de enero de 1978 Emilio Romero publicó en EL IMPARCIAL un artículo sobre la monarquía a raíz de la entrevista que el Rey había concedido a CAMBIO16. El artículo, duro, parece que fue la piedra de toque. Pero Domingo López ya había realizado una ampliación de capital con lo que Emilio Romero, que antes tenía la cuarta parte de acciones, se convertía en accionista mínimo. Esta maniobra fue apoyada por algunos componentes de la redacción antiguos discípulos y hombres de confianza de Emilio Romero, y así, a mediados de febrero, a menos de dos meses de estar el periódico en la calle, el director vendió al banquero la cabecera de EL IMPARCIAL y dejó su puesto.

Tras el golpe de estado perfecto, Julio Merino se convirtió en el nuevo director comenzando al poco tiempo lo que muchos denominan ‘etapa golpista’.

Merino supo levantar la tirada del diario dándole a su público lo que este pedía: portadas efectistas, comparaciones históricas y mucha opinión, propia o ajena. Informativamente, en cambio, el periódico se hizo gris y partidista. La plantilla experimentó a partir de entonces una criba drástica. Así, desapareció el cronista de toros y militante del PCE.

Pero todo eso, en el fondo es parte del anecdotario y son muchos los reportajes que se han escrito a partir de esos detalles Lo importante es que Merino era el director y Fernando Latorre – que se había declarado nazi públicamente en la redacción – subdirector. Como hombre fuerte de Domingo López y Presidente del Consejo de Administración se mantenía Jorge Rodríguez de San José y a Máxima Garrido como Consejero Delegado.

Los cuatro imparciales

El diario fue endureciendo su línea paulatinamente. Merino inventa las encuestas populares y con ello aumenta la tirada. Las puntuaciones a los ministros ofrecen un sinfín de anécdotas. La más curiosa trata de las llamadas que comenzó a recibir la redacción, desde kiosos de prensa cercanos a los ministerios respectivos: “A primeras horas de la mañana vienen unos señores y nos lo compran todos”. Efectivamente al poco tiempo se comenzaban a recibir en la redacción cientos de sobres idénticos, con el mismo tipo de sello, fechados en Madrid y que invariablemente, según el modelo al que pertencieran, daban sus mejores puntos para éste o para aquel ministro. Entre los agraciados, Sánchez Terán, Sánchez de León, Garrigues, Cavero… Las sacas de correos comenzaron a amontonarse en la redacción y, se dice, nadie terminó de contar los votos.

Poco a poco, los titulares fueron cada vez más agresivos: “Majestad, no más sangre”, “La historia sí se repite”, o la del aniversario de la Primavera de Praga: “Contra apertura, tanques”. La mayoría de ellos eran equívocos y los creaba directamente el director, Julio Merino, ex adjunto a director con Romero, cordobés, anticomunista y conocido entre sus amigos como Séneca. La historia de Merino le era conocida de antiguo: todo periodo constitucional en la historia española ha desembocado en una guerra civil, y, por lo tanto, estamos próximos a la siguiente. Y desde el periódico hacía lo posible porque así pareciera.

Por su parte, Fernando Latorre se dedicaba a mantener uniforme a la redacción. Jugaba el papel de malo en la película, abroncaba y prohibía a redactores el paso a la redacción. Latorre, anterior redactor-jefe, musulmán, antisemita, carecía de la maniobrabilidad política de Merino y sólo sembraba el recelo. Tomó como medida desmontar la cristalera de su despacho para escuchar mejor las conversaciones de los redactores.

La gran jugada

Y de pronto, estos cuatro hombres – Merino, Latorre, San José y Garrido, en una jugada maestra, se hacen dueños económicos del periódico consiguen realizar esta utopía profesional en un momento de baja de Domingo López. Los cuatro se empeñan hasta los ojos y el periódico prosigue su marcha. Son momentos eufóricos. La gente contacta con su diario, escriben y ven publicadas sus opiniones en la sección ‘Tribuna del Pueblo’. A veces Merino hace casi todo un periódico con esa sección.

Dos momentos cumbres jalonan la corta historia del diario. Cuando se descubre la Operación Galaxia, se intenta implicar al periódico en el complot militar. La noche de la desarticulación la policía visita la redacción. EL PAÍS pregonará el asunto y apunta que los acrósticos del columnista mallorquín Juan Pla eran consignas y señales para los galácticos. Al día siguiente después de anunciar que Merino, Latorre y Pla habían presentado querella contra el otro periódico, el columnista hacia un nuevo acróstico en su columna con la elegancia que le caracteriza: HDR, y remataba el toque delicado dibujando una ‘mierda para EL PAÍS’, con perdón.

Poco después, tras el asesinato del juez Mateo, Merino y Latorre han de responder ante la Justicia por una supuesta incitación al asesinato: Latorre había publicado en su columna, bajo el seudónimo de Merlín, una especie de recordatorio para los terroristas en el que se daba el nombre de otro juez. El caso llegó a entrar en diligencias previas, pero poco a poco se difuminó. Al parecer fue sobreseído.

Y de pronto, hace pocas fechas, Merino y Latorre abandonan EL IMPARCIAL. Rápidamente, de la noche a la mañana y sin una explicación coherente, por lo que los rumores se extienden en todas direcciones. Jesús Pérez-Varela, antiguo columnista, pasa a ocupar el puesto de Merino.

La primera versión que corrió es que el periódico había sido comprado por UCD para entrar con él hacia un público que necesita los militares, la policía y la derecha más recalcitrante. En definitiva, que se trataba de una jugada política.

Pero, al parecer, según las fuentes que hemos podido consultar, lo que hay es una jugada económica. En primer lugar, ni Merino ni Latorre pudieron para la deuda contraída con Domingo López. El problema podría ser de diez o doce millones de pesetas. Y es por eso por lo que un ‘hospital de bancos’ ha aceptado entrar en el tinglado mientras Domingo López espera a que allá por septiembre, vuelvan a subir las acciones de EL IMPARCIAL para convertirse de nuevo en su dueño total.

Mientras tanto, con Pérez Varela, el gallego confidencialísimo especialista sobre círculos militares, EL IMPARCIAL está comenzando otro nuevo rumbo sin salir de la derecha, pero desplazándose de la tensión catastrofista y, en la opinión desestabilizadora, que le inyectaban sus antiguos gobernantes.

Juan Ramón Iborra