6 septiembre 1974

El llamado PSOE-Renovado, no reconoce el congreso y celebrará el suyo propio un mes después también en Francia, pero ahora en Suresnes

El 26º Congreso del PSOE-Histórico elige una dirección colegiada aunque seguirán bajo la inspiración de Rodolfo Llopis

Hechos

El 15.09.1974 se dio cuenta del resultado del XXV Congreso del PSOE (XIII en el Exilio).

Lecturas

El PSOE quedó fragmentado en dos durante el año 1972. El PSOE celebró su congreso en agosto de 1972 al cuál no se presentó el primer secretario saliente, D. Rodolfo Llopis, formándose una dirección provisional en la que D. Nicolás Redondo Urbieta es el ‘hombre fuerte’ y que ha acordado celebrar su siguiente congreso oficial en octubre de 1974 en Suresnes donde se elegirá un nuevo primer secretario.

Pero antes de ese congreso el sector del Sr. Llopis ha decidido celebrar su propio congreso escenificando la escisión. La prensa que analiza la situación del PSOE identifica al sector del Sr. Redondo Urbieta como ‘el PSOE Renovado’ y al sector del Sr. Llopis como ‘PSOE Histórico’, pero de cara a la Internacional Socialista el partido que es reconocido como legítimo PSOE es el ‘PSOE Renovado’.

LA NUEVA DIRECCIÓN DEL PSOE HISTÓRICO

COMISIÓN EJECUTIVA

  • D. Víctor Salazar Herrero – Secretario General
  • D. José Torrente Durán
  • D. Ovidio Salcedo Navarro – Vicepresidente.
  • D. Miguel Armentia Juvete
  • D. Rafael Campillo
  • D. Teodoro Gómez
  • D. José Ros Miguel

COMITÉ NACIONAL

  • D. Santiago Candela
  • D. Enrique López Sevilla
  • D. Virgilio Pierna
  • D. Benajmín Gómez
  • D. Camilo Gorriti
  • D. Francisco Pérez
  • D. Eduardo Dïaz de Junguitu
  • D. Silino López
  • D. José Muñoz Ariño
  • D. Domitlio Delgado
  • D. Luis Hernández
  • D. Salvador Lluch
  • D. Amadeo Calzada
  • D. Clemente García

COMISIÓN NACIONAL DE CONFLICTOS

  • D. Faustino Pérez
  • D. Antonio Navarro
  • D. Francisco Rios
  • D: Cristobal Hernández
  • D. Ulpiano Alonso

EL PSOE HISTÓRICO ACUSA AL PSOE RENOVADOR DE TENER TRATO DE FAVOR EN LA PRENSA FRANQUISTA

En diciembre de 1974 el PSOE Histórico haría una nota diferenciándose del PSOE Renovador de D. Felipe González con la siguiente nota:

Como ya se sabe – por lo menos, por los que están versados en cuestiones de política española – el Partido Socialista Obrero Español – que durante treinta y tres años ha mantenido unanimemente en el interior de España y en el exilio, en todos sus congresos, una actitud y una línea de conducta totalmente contraria a las dos direcciones que acabamos de citar – se escindió en agosto de 1972 en dos grupos, cada uno de los cuales, con mayor o menor derecho, sigue titulándose ‘Partido Socialista Obrero Español’.

Es uno de esos dos grupos – llámese como quiera llamarse; para identificarlo diremos que es aquel cuyo secretario general Felipe González y cuyos dirigentes aparecen biografiados y fotografiados en la prensa del régimen franquista, en esa prensa que siempre se ha disttinguido por ignorar o desconocer, ni de cerca, ni lejos, la existencia de un Partido Socialista Obrero Español pero que, desde hace algunos meses, formando parte sin ninguna duda, de algún preconcebido plan, ha descubierto esa existencia en las personas y en el grupo del os que acabamos de citar – el que ha cambiado en las dos mencionadas direcciones: en la alianza con fuerzas políticas no democráticas y en la de acomodamiento dentro del régimen franquista. 

La desnaturalización producida con ello hace que muy difícilmente nadie pueda reconocer, tras ese cambio y en ese grupo cambiante, al auténtico, al clásico Partido Socialista Obrero Español con las esencias y con la orientación democráticas que le imprimió nuestro fundador, Pablo Iglesias y que animaron Julián Besteiro, Francisco Largo Caballero e Indaleico Prieto entre otros muchos hombres ilustres de nuestro Partido, esencias y orientación que sigue manteniendo y de las que muy justamente puede enorgullecerse.

Quienquiera que sea, individuo o colectividad o grupo, es muy dueño de cambiar y de adoptar la orientación que le parezca. Allá cada cual con su manera de proceder, dala que debe ser responsable y no seremos nosotros quienes entremos y menos pechemos con responsabilidades ajenas. Por ello, lo que ya no es admisible es que se pretenda confundir a unos con otros ni aún haciendo derroches de mala intención y de poca honestidad por parte de comentaristas y gacetilleros subvencionados – con las honrosas y reconocidas, aunque pocas excepciones de los más informados – y los que, aún mejor sería de desear es que lo que hacen unos  no se atribuya a otros. 

Quede pues, cada cal en su puesto. Nosotros, el Partido Socialista Obrero Español, seguimos en el nuestro y no hemos cambiado; nada con totalitarios, aunque por ser pasajeras ocnveniencias tácticas suyas se disfracen de lo que no osn ni han sido nunca, y nada con el régimen franquista.

Bien claro está para quien así quiera honradamanete comprenderlo.

Comisión Ejecutiva del PSOE [Histórico] el 16 de diciembre de 1974.

01 Agosto 1975

Partido Socialista Obrero Español Histórico

Víctor Salazar

Mensaje al pueblo español

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Partido Socialista Obrero Español (PSOE)

Mensaje al pueblo español.

En agosto de 1888 se celebró en Barcelona el primer Congreso Obrero Socialista. En él queda constituido orgánicamente al Partido Socialista Obrero, que más tarde habría de llamarse Partido Socialista Obrero Español. En dicho Congreso se aprueban la Declaración de Principios, el Programa y los Estatutos del Partido.

Hoy, al cabo de casi un siglo, el PSOE – en una de esas rigurosas vicisitudes de su historia, parte del mismo en el rigor de la clandestinidad y otra parte en el exilio, pero en una actividad común coordinada – fundamenta sus ideales socialistas en el texto de aquella Declaración de Principios, donde se alimenta que ‘la sociedad es injusta, por dividir a sus miembros en dos clases desiguales y antagónicas: una, la dominante poseedora de los instrumentos de trabajo; y la otra, la dominada, con sólo la riqueza de su esfuerzo vital. División que provoca en los más ‘la miseria social, el envilecimiento intelectual y la dependencia política’ y por consecuencia la exigencia de su desaparición. Esta meta podrá alcanzarse ‘transformando la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la sociedad entera, por el ejercicio del poder político, cuando se encuentre ‘en posesión de la clase trabajadora’. La Declaración política del PSOE proclamaba en suma que ‘el ideal del Partido Socialista Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes”. El Partido Socialista Obrero Español nació como partido de clase, así ha continuado y así permanece.

Al servicio de los trabajadores, y nunca en contra del pueblo español, el PSOE, fue ganando fuerza e influencia a través de los años, en defensa de las causas justas. En su tiempo ayudó eficazmente a la implantación de la República con su colaboración seria y responsable. Los 116 diputados de la Minoría Socialista, la más numerosa de todas en las Cortes Constituyentes, fueron actores decisivos en la elaboración democrática de aquella Carta constitucional española, nacida en la esperanza de una España mejor. Después de la guerra incivil que nos desangró y arruinó y concluida la contienda en los frentes de batalla, el PSOE, como otros muchos partidos y entidades sindicales, fue declarado enemigo por la ley del vencedor. Pero al poco tiempo, siempre en actividad, el PSOE se reorganiza y resiste la rigurosa represión en el interior de España y la difícil situación del exilio. Y así ha continuado en su labor, al compás de las adversas circunstancias, que tuvo que vivir. Durante este tiempo sus afiliados han trabajado y siguen trabajando juntos. La separación geográfica fue un accidente superable y superado. Y eso le ha permitido sobrevivir hasta ahora, con la natural renovación de sus cuadros; encarando las obligadas mutaciones sociales que los tiempos han traído, permanecido fiel a los Principios socialistas, manteniendo sus estructuras de partido democrático de clase, haciendo honor a su historia seria y respetable conjugando la permanencia con los transitorio en un propósito de permanencia en el cambio. Es decir, renovándose sin renegarse. Para algunos somos, en un sentido peyorativo, socialistas ‘históricos’. Sí lo somos, pero nuestro Partido no está con la cabeza vuelta al pasado; respeta de él aquello que tiene de valioso y respetable y recuerda lo que sirve para mejorar los aciertos y evitar los errores, porque ‘quien ignora el pasado está condenado a repetirlo’.

Desde que España fue privada de sus libertades, con los partidos políticos y las organizaciones sindicales proscritos, cientos de miles de españoles en las cárceles y en la emigración, desparramados por todos los continentes del globo, el Partido Socialista Obrero Español ha celebrado en el exilio trece congresos. El primero en septiembre de 1944 en Tolouse y el última, también en Tolouse, treinta años después, en agosto de 1974. Este inventario de actividades democráticas cristalizó en los acuerdos que han normado la vida de nuestro partido en treinta y seis años de clandestinidad y exilio. Dos de ellos, entre otros muchos a lo largo del tiempo, han conservado su vigente permanencia, que ahora traemos a colación.

En 1947 se acordó para resolver de manera pacífica el problema político de España mantener firmemente la fórmula plebiscitaria que permitiera sustituir las rígidas estructuras del régimen totalitario por un régimen democrático; con la formación de un gobierno nacional, sin signo institucional definido; que otorgara una amplia amnistía, restaura las libertades y conocara elecciones para que el pueblo español, con pleno derecho y absoluta garantía, pudiera elegir el régimen de su preferencia, régimen que todos los españoles habrían de acatar.

Otro acuerdo adoptado en el Congreso II en Tolouse, en 1946, ratificado por los Congresos posteriores, rechaza las relaciones con el Partido Comunista (PCE), cuya conducta obliga al PSOE a mantener su negativa a entablar relaciones con él. Este acuerdo fue expresamente ratificado en el III Congreso en Toulouse en 1948, mantenido en los siguientes por tácito reconocimiento, y por último ratificado de forma expresa otra vez en el XII Congreso, celebrado en Toulouse en diciembre de 1972.

En ese año 1972, de un sector minoritario del Partido surgió el deseo de terminar con la prohibición expresa de no mantener relaciones con el PCE. Frente a esa posición se mantuvo la del sector mayoritario; y es entonces cuando las discrepancias personales y los pareceres contrapuestos llegaron al clima pasional que provocó la escisión. Tratando de evitar lo inevitable, el Congreso fue aplazado reglamentariamente unos meses; pero los discrepantes lanzaron una convocatoria y se reunieron anticipadamente en agosto del mismo año. En esa reunión fue aprobada una propuesta para analizar las coincidencias con los grupos y organizaciones de la oposición al sistema político español, a fin de aunar los esfuerzos’. Ello significaba dejar solapadamente abierta la puerta para que su Comité Director autorizara a ese sector del PSOE a establecer pactos con los comunistas, cuando ello se considerase conveniente. En 1972, pero en diciembre, como antes se indica, el XII Congreso del PSOE ratificó, una vez más el acuerdo de no tener para nada relaciones con los comunistas.

Y puesto que tratamos de informar objetivamente de la historia reciente del PSOE, hemos de puntualizar, con evidente desconcierto por nuestra parte, que la Internacional Socialista admitió en su seno al sector disidente del PSOE, haciendo caso omiso de los severos juicios expresados en la Declaración de Principios de dicho organismo político internacional, de los que entresacamos estas tajantes aseveraciones: “Desde la revolución bolchevique rusa, el comunismo ha dividido el movimiento internacional de los trabajadores retardando en muchos países la realización del socialismo”. “Las tradiciones socialistas han sido desfiguradas de tal modo por el comunismo, que nadie puede reconocerlas”. “El comunismo se ha convertido en un dogma rígido, incompatible con el espíritu crítico del marxismo”. “Los socialistas queremos asegurar la libertad y la justicia social, aboliendo las clases sociales y el régimen capitalista”. “Los comunistas se esfuerzan por agravar el antagonismo de clases con la sola finalidad de implantar la dictadura del partido único”. “El movimiento internacional comunista es el instrumento de un nuevo imperialismo. Se apoya en una burocracia militar y en una policía terrorista. Donde se ha adueñado del poder, ha suprimido la libertad y toda la posibilidad de recuperarla”.

Mantenemos la esperanza que todos los socialistas españoles del PSOE, únicos responsables de la dirección política de su Partido, solventarán directamente la necesaria reunificación del mismo. Los pasos ya están dados por nuestra parte.

La falta de información política en los últimos 36 años y la circunstancia de que el 70% de los españoles de hoy no hicieron la guerra y sólo escucharon las versiones oficiales de los vencedores obliga a señalar, aunque sea someramente las características y propósitos del PSOE.

Partido de clase democrático. El PSOE es un partido de clase: el de la clase trabajadora; el de los que viven de su esfuerzo creador, tanto físico como intelectual. El PSOE mantiene la convicción de que la victoria de la clase trabajadora sobre el sistema capitalista se alcanzará luchando políticamente para obtener el poder y que ese poder abrirá las vías al socialismo. Pero la implantación del socialismo exige el esfuerzo permanente, reflexivo y disciplinado de todos sus partidarios, pues el cambio de las estructuras socioeconómicas no se verificará ni por concesiones paternalistas ni por la imposición autoritaria de una minoría audaz detentadora del poder, sino por el esfuerzo coordinado y mayoritario del pueblo trabajador.

El PSOE reitera su  bien probada adscripción a la democracia. Dentro del partido, su voluntad política se produce siempre por decisión de la mayoría. Son las mayorías, de abajo-ariba, las que proponen y resuelven. Así ha sido y es en su régimen interno, y así ha sido y es en su vida pública, corroborando que no puede haber socialismo sin democracia ni auténtica democracia sin socialismo.

Como la democracia perfecta es el fruto de la relación permanente de la libertad política con la libertad económica; y la sola libertad política resulta condición necesaria, pero no suficiente, para la emancipación de las clases trabajadores, por eso el PSOE podrá coincidir en la acción con aquellas fuerzas que respetan y garantizan los derechos humanos, y acatan la ley de las mayorías. Esa ha sido siempre la actitud táctica del PSOE, como plataforma indispensable para conseguir la libertad económica y lograr el marco perfecto de la democracia. Si tarea se circunscribe a la oposición permanente al sistema capitalista. El PSOE es un partido revolucionario. El PSOE no desplazará a los trabajadores españoles de su misión para erigirse, como Partido Único, en mentor carismático revolucionario; ni tolerará que el Partido sea desplazado por ningún Comité Central, ni que cualquier Comité Central sea suplantado por un Secretario General con el fin de que éste implante una dictadura personal, de acuerdo con tantos y tan malos y aleccionadores ejemplos como nos ha dado la historia contemporánea.

El PSOE se declara partidario de que España vuelva a constituirse en una República progresista, dentro de la cual funcionan las autonomías administrativas regionales más amplias, cuando las regiones las solicitan, pero en la que la integridad territorial de nuestra patria quede incólume.

El PSOE está dispuesto a colaborar en esa tarea inmediata. Por ello formula hoy un inventario mínimo de labores a emprender en favor de España, que es su programa. Este repertorio no pretende agotar los medios de solución a los problemas que han de presentarse, pues formulado esquemáticamente, es susceptible de rectificaciones sobre la misma marcha del quehacer diario, a tener de las exigencias del momento en que se actué.

Agosto de 1975.

Vicepresidente – Ovidio Salcedo.

Secretario General – Víctor Salazar.