29 marzo 1968

El periódico opusdeista cuestistiona la independencia del diario de la Organización Sindical

NUEVO DIARIO (opusdeista) acusa a PUEBLO de defender al «grupo determinado de personas e intereses» de Emilio Romero

Hechos

El 29.03.1968 NUEVO DIARIO publicó el editorial ‘Empecemos a Profundizar’.

Lecturas

Un enfrentamiento entre Pueblo y Nuevo Diario (PESA) lleva a poner sobre la mesa la propiedad y los intereses de cada uno de ellos. Nuevo Diario acusa a Pueblo y a su director Emilio Romero Gómez de ser ‘fiel de un grupo determinado de personas e intereses’. Pueblo reivindica en un editorial de página completa la transparencia de su titularidad: la Organización Sindical y cuestiona el origen de la financiación de los periódicos de PESA.

El periódico NUEVO DIARIO dirigido por D. José Luis Cebrián Boné está enfrentado desde su nacimiento con PUEBLO de D. Emilio Romero, que lo apodó como el periódico ‘Nada Dentro’.

NUEVO DIARIO es propiedad de PESA, empresa vinculada al aperturismo liberal, a la defensa de la candidatura de Don Juan de Borbón a la Jefatura del Estado y al Opus Dei. El enfrentamiento de PUEBLO contra PESA es público desde el añoo 1966.

29 Marzo 1968

Empecemos a profundizar

NUEVO DIARIO (Director: José Luis Cebrián Boné)

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El diario PUEBLO, órgano de la Central Nacional Sindicalista – Sindicato vertical único reconocido legalmente en nuestro país – nos invita a que profundicemos sobre la independencia de los periódicos, poniendo en duda la nutra. Y lo vamos a hacer con gusto, pues nunca mejor ocasión que esta que se nos va a ofrecer con la discusión de la ley Sindical en las Cortes para comprobar lo dependientes que son los periódicos dependientes.

En unas recientes declaraciones al semanario DESTINO, el director del órgano sindical afirmaba: “La entidad propietaria de PUEBLO es la Organización Sindical, y por ello debo obediencia a los dueños del periódico en el marco establecido por la ley de Prensa”. Pero ¿quiénes son los dueños de PUEBLO? ¿Quiénes son esos señores a los que el señor Romero tiene que obedecer? ¿El delegado nacional del Gobierno en los Sindicatos? ¿El jefe del Servicio de Información Sindical? ¿El Congreso Sindical? Porque dueños, lo que se dice dueños, somos todos los españoles que trabajamos y que, por tanto, estamos obligatoriamente afiliados a la Central Nacional Sindicalista. E indudablemente, el señor Romero, no sólo no nos obedece, sino que ni tan siquiera ha consultado una vez a los dueños de su periódico.

El diario PUEBLO es, por el contrario, defensa fiel de un grupo determinado de personas e intereses, y no de todos los que pagamos la cuota sindical. Como periódico se ha caracterizado por sus acciones hirientes y agresivas: “Tigres”, “Gallitos”, “Chintias”, “Afilerazos”, etcétera, sin medir siempre el alcance de sus afirmaciones y de sus calificaciones, y, sobre todo, el daño que éstos pueden causar a las personas.

No pensamos, pues, que sea ese periódico el más apropiado para dar la patente de independencia a los demás. La Ley Sindical de 1940 no le confiere esas atribuciones y con seguridad en el nuevo texto legal que han de discutir las Cortes, no se proyectará tal facultad.

Antes de la ley de Prensa, PUEBLO fue el único periódico que se permitió hacer la crítica que los demás no podíamos hacer y se dijo entonces que disfrutaba de una ‘patente de corso’. Ahora, dentro de unos límites legales, podemos hablar todos.

El tema del diario PUEBLO, daba su complejidad política, económica, sindical, fiscal, etcétera, muy bien podría ser objeto de una sabrosa tesis doctoral. Nosotros, por nuestra parte, estamos dispuestos a prestar una modesta colaboración desde estas columnas a quien se atreva a penetrar en la complicada jungla y ese romper el tabú de la prensa sindical.

Puede que, ahora que se aproxima la redacción del proyecto de la nueva ley sindical, sea el momento oportuno de pararse y hacer historia del desarrollo de la Prensa de la CNS con objeto de que en el futuro se regule su actuación y sirva fielmente a los intereses de los sindicados y no sólo de los de los sindicales.

01 Abril 1968

Profundicemos y la paz

PUEBLO (Director: Emilio Romero)

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NUEVO DIARIO – malhumorado quizá por alguna contrariedad en los núcleos de su especial predilección – nos acusa de falta de independencia en un áspero editorial titulado ‘Empecemos a profundizar’. La cólera no es buen carburante para navegar por ciertas profundidades, de cuya orografía conviene tener información exacta. Por eso nos limitamos a suministrar al colega les datos que parece desconocer, seguros de que basta una versión objetiva de los hechos para desvanecer las imputaciones formulados por su editorialista, en un arrebato de agresividad, que seguramente no permitió la maduración de sus argumentos.

1 – Único sindicato y sindicato único

Dice NUEVO DIARIO que PUEBLO es órgano de la Central Nacional Sindicalista cuando todo el mundo sabe que las centrales nacional sindicalistas son los organismos provinciales de la Organización Sindical.

2 – El resuello en las profundidades.

NUEVO DIARIO anuncia su propósito de profundizar en el tema de la independencia de los periódicos y los Sindicatos, en la ocasión excepcional que va a ofrecerle la discusión en las Cortes de la nueva ley Sindica. ¿Es que cree el coelga que los demás perderemos el resuello en tales profundidades? Sobre el proyecto de ley Sindical que el Gobierno remita a las Cortes hablarán los procuradores, con la misma libertad que hablaron de la ley de Prensa, de los secretos oficiales o las subvenciones a las Universidades privadas. Ante de que las Cortes afronten el tema, hablarán sobre la ley sindical seiscientos miembros representativos de la Organización, que se congregarán para fijar criterios sobre el problema. Puede estar seguro NUEVO DIARIO que sobre esta cuestión no protegida por ningún secreto oficial, reserva periodística o disimulo táctico, todos los órganos de opinión expondrán sus puntos de vista. Y no será PUEBLO quien recate los suyos, ya que las dependencias que el colega nos atribuye nunca han sido tantas como para reducirlos al silencio.

3 – Las obediencias y sus límites.

NUEVO DIARIO reproduce las palabras de nuestro director en una entrevista reicentemente publicada en el semanario DESTINO de Barcelona: “La entidad propietaria de PUEBLO es la Organización Sindical y por ello debo obediencia a los dueños del periódico en el marco establecido por la ley de Prensa’. El colega habituado sin duda al tema de otras obediencias inaccesibles a matices, no considera necesario reproducir el pensamiento completo de nuestro director, que fija los límites de sus deberes. El contexto de la respuesta mutilada es el siguiente: “exactamente lo mismo que todos los directores de los periódicos del mundo. Es una obediencia llevó muy bien porque el radicalismo está muy cerca de mis convicciones políticas y sus enfermedades de crecimiento son naturales”.

La relación de los directores de los periódicos con sus empresas está regulada por los artículos 34, 37, 39 y 40 de la vigente ley de Prensa, que garantiza unos márgenes de independencia de las redacciones, a los que corresponden las responsabilidades irrenunciables de la Dirección. La subordinación de los periódicos a sus empresas no incluye que el director tenga que negarse a sí mismo, ni forzar humillantemente sus personales convicciones. Por eso Emilio Romero declaró en DESTINO que la presión del Estado sobre el periodismo era más leve que la de la propia estructura de la sociedad. ‘Recomiendo – fueron sus palabras – una exploración en el interior de la empresa periodística con el propósito de observar si se ve más al Estado, a través de sus gobernantes o administradores, o si se ve más a los grupos de presión de la sociedad, tratando de suplantar la opinión pública al abrigo de sus intereses’. ¿Por qué se ha ocultado la referencia completa de las palabras del director de PUEBLO?

4 – Viva mi dueño

Este grito castizo de nuestras banderías y parcialidades parece resonar en la pregunta de NUEVO DIARIO: ‘Pero ¿quiénes son los dueños de PUEBLO?’ Todo el romancero de las viejas incompatibilidades e incondicionalidades nacionales se resumen en la noción del dueño, del propietario, de quien monopoliza la autoridad y el dominio. En neustro caso es difícil personificar al dueño. La Organización Sindical es propietaria de PUEBLO. El órgano de gobierno de la Organización es el Congreso Sindical que actúa a través de su Comisión Permanente y de un Comité ejecutivo de esta. A este alto instrumento representativo de dirección (el Comité Ejecutivo del Congreso Sindical) pertenecen los presidentes y vicepresidentes de los Consejos de Trabajadores y Empresarios. Pues bien, a este Comité, que decide las orientaciones de la Organización Sindical está sujeto nuestro periódico, pero únicamente en el ámbito que la ley de Prensa reconoce como zona de relación de la empresa con la dirección del periódico. El dueño y señor de quien todo se espera y a quien todo se debe, no existe en nuestros ordenamientos. ¿Cómo sería posible reunir en un Consejo de dirección o administración a los doce millones de trabajadores y los tres millones de empresarios encuadrados en la Organización Sindical que son la totalidad de la empresa PUEBLO? ¿Es que NUEVO DIARIO pregunta la opinión de otdos los afortunados accionistas de su empresa editora pese a que éstos sean menos numerosos y más homogéneos que la multitud de productores españoles? ¿O es que existen empresas con un dueño que piensa y decide sólo por todos los demás?

5 – Titularidades equivocas

En su búsqueda ansiosa de nuestro dueño NUEVO DIARIO se pierde en el organigrama de la estructura sindical, equivocando sin remedio cargos, funciones y denominaciones. El colega se pregunta: “¿Quiénes son eso señores al os que el señor Romero tiene que obedecer? ¿El delegado nacional del Gobierno en los sindicatos?”, dice, entre otros. Ignoramos quien pueda ser el delegado nacional del Gobierno en los sindicatos’, ya que tal denominación no existe en las nomenclaturas conocidas. Concrete, pues, el colega, quién es el delegado nacional del Gobierno en los Sindicatos’, para que podamos contestarle. No existe; pero si existiera, tampoco sería el dueño.

Nuestra dependencia conforme al o establecido por la ley de prensa se reduce a una interpretación personal del director sobre la orientación política y propósitos del más alto organismo representativo y ejecutivo sindical en el marco de servicio a los intereses legítimos de la comunidad nacional. Interpretamos las tendencias económicas, sociales y políticas del mundo sindical español y lamentamos no poder proclamar siquiera una parte de nuestro dueño al editorialista de NUEVO DIARIO de quien pese a su condición de ‘obligatoriamente afiliado’ no podemos por ahora recibir inspiraciones del as que no estará falto, pues según todas las noticias le vienen de lo alto.

6 –  Grupos.

Dice NUEVO DIARIO que PUEBLO es defensa fiel de un grupo determinado de personas e intereses. Si este concepto no ha resultado de una expresión deficiente, justificada por las premuras de la expresión periodística, está claro que contiene una injuria grave. Moral y legalmente, el colega está obligado a aclarar esta imputación. ¿A qué grupos de personas e intereses está sometido nuestro periódico? Dígalos públicamente el colega sino quiere pasar por calumniador o insidioso.

7 – Agresividad

Nos reprocha NUEVO DIARIO las secciones incisivas de nuestras páginas ‘Tigres’, ‘Gallitos’, ‘Chinitas’, ‘Alfilereazos’. Por lo visto, tales textos de crítica política y social son agresivos y no siempre medimos en ellos ‘el daño que pueden causar a las personas’. También podríamos decir nosotros que nuestras calificaciones y afirmaciones, que a veces contrarían a algunos favorecen con mayor recuencia a muchos, al poner en evidencia injusticias y desmanes que se pueden corregir. Tal vez esta predisposición a no engancharnos en las complicidades del silencio es lo que no nos perdonan algunos cotizantes sindicales, obligados y minoritarios que, sin embargo, son agresivos al servicio de otras causas. De los ambientes laborales y populares recibimos, en cambio estímulos tan alentadores como lo que demuestran las cifras de nuestras tiradas y esto nos permite considerar que nuestra agresividad es menos maligna que la intención pasteurizada de quienes quisieran romperlos el espinazo con el simbólico acebuche del olivo de la paz, guardándose detrás su propia estaca.

8 – Patente de corso

NUEVO DIARIO afirma que antes de la ley de Prensa, PUEBLO fue el único periódico que se permitió hacer la crítica que los demás no podíamos y se dijo entonces que disfrutaba de una ‘patente de corso’. Frente a esta acusación falsa, insolvente e insidiosa, podemos alinear los testimonios de todos los subsecretarios o directores generales de Información y Prensa que ejercieron su autoridad con régimen de censura. Digan los señores Ortiz Muñoz, Cerro Corrochano, Beneyto, Aparicio, Muñoz Alonso y Jiménez Quílez, si es verdad que PUEBLO tuvo ‘patente de corso’ para tratar temas que otros periódicos tenían vedados. Si el aserto de NUEVO DIARIO no se demuestra con esos testimonios, estará muy claro que su editorialista ha faltado otra vez a la verdad. Lo cierto es que cuando la censura permitía cómodas inhibiciones, PUEBLO ejerció la crítica posible, recogiendo los ecos de la calle. El prestigio originado por esta labor tuvo su precio de riesgo y de sobresalto. Nuestro crédito viene de ahí. Ahora con un ámbito de libertad de expresión garantizado por la ley, es fácil la audacia de la crítica. Pero también e verdad que, cuando se trata de defender al pueblo de injusticias materiales no son muchos los periódicos que se alinean a nuestro lado y arrostran la cólera o la venganza a los poderosos. Queremos ver al lado de la crítica al as instituciones del Régimen – que practican ciertos periódicos – la denuncia a los monopolios, a los negocios antisociales, a las sanguijuelas de lucro desmedido, a todos los pulpos que en el mar de nuestra economía han acaparado prensa, publicidad, sectores comerciales, industriales y bancarios.

9 – La jungla y la prensa de cristal

NUEVO DIARIO termina su delirante editorial con la oferta de su colaboración a quien quiera escribir una tesis doctoral sobre la complejidad política económica sindical y fiscal de PUEBLO. Es éste como un estribillo de corrupción que nunca ha faltado en nuestras reyertas políticas, y que consiste en quitar la fama al adversario cuando no es posible negarle la razón. No hay que decir que las denuncias de NUEVO DIARIO nos divierten más que nos impacientan. Con mucho gusto aceptaríamos que el colega investigase nuestra contabilidad, sólo a cambio de que nos dejara repasar la suya, e inspeccionar las fuentes de su financiación, que indudablemente son menos unitarias y comprensibles que las nuestras. Para el público que ha de juzgar basta decir que PUEBLO puede acreditar – y lo proclama en su cabecera – una tirada superior a 200.000 ejemplares diarios, que en nuestro aís constituye un éxito de circulación que justifica la existencia de un periódico. Durante el pasado ejercicio, PUEBLO cubrió de publicidad el 40 por 100 de su espacio editado, que es el resorte que mantiene un periódico. Por poca experiencia que se tenga del negocio periodístico, no hayu duda de que estos datos atestiguan una rentabilidad que explica la persistencia de una publicación sin misterios financieros de ninguna clase. Lo que sería difícil de explicar es la vida de dos periódicos coordinados, como NUEVO DIARIO y EL ALCÁZAR, que afrontan la dura competencia de la prensa madrileña con exiguas tiradas y parcos ingresos publicitarios, con lanzamientos en vallas en televisión y en todas partes. ¿De dónde salen los caudales que amortizan los déficit que es lógico suponer? ¿Qué género de capital industrial puede prever pérdidas superiores considerables o equivalentes a sus inversiones? ¿Qué clase de intereses justifican este derrame de dinero insensible a las crisis y a las austeridades? El tema no daría ciertamente para una tesis doctoral, pero tal vez no fuera mal argumento para una novela – más o menos corta – y que seguramente resultaría apasionante por su ritmo y su suspense.

10  – La Jungla de la prensa sindical

Todas estas puntualizaciones están hechas sin ira ni indignación, con el simple y humanitario, deseo de sacar del error al prólijo amantísimo que adivinamos en el editorialista de NUEVO DIARIO. Esclarecidos los hechos quedamos en paz con nuestro apacible, prescindimos de las viñetas combativas de gallos y tigres que tanto inquietan al colega, y decoramos está página con amables ilustraciones que sugieran nuestro sentimiento cordial de afecto, inocencia y esparcimiento.