15 abril 1976

XXX Congreso de UGT: Nicolás Redondo Urbieta consolidado como secretario general

El sindicato socialista ilegal Unión General de Trabajadores (UGT) celebra su primer congreso en España autorizado por Fraga

Hechos

El 15.04.1976 se celebró el XIII Congreso de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Madird, el primer congreso del sindicato que se celebraba en España desde la Guerra Civil (1936-1939).

Lecturas

El 15.04.1976 se celebró el XIII Congreso de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Madird, el primer congreso del sindicato que se celebraba en España desde la Guerra Civil (1936-1939). El congreso eligió a D. Nicolás Redondo Urbieta como secretario general, cofirmándose como líder del sindicato, condición que ya tenía desde 1974.

"Fraga desde el principio fue favorable a autorizar el congreso de UGT"

Rodolfo Martín Villa

Memorias

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La UGT, todavía en la ilegalidad, solicitó permiso oficial para celebrar en Madrid su XXX Congreso entre el 15 y el 18 de abril. La solicitud de autorización la habían planteado Pablo Castellanos y otros ante el Ministerio de la Gobernación, cuya primera reacción fue dictaminar que se trataba de un asunto sindical. En realidad era un asunto político de máxima envergadura.

Fraga desde el principio fue favorable a la autorización del congreso. Es una intervención pública que el presidente Arias realizó pocos días después a través de la televisión, pude encontrarme como destinatario de alguna alusión referida a la ingenuidad política con la que habíamos actuado.

UGT concurrió al XXX congreso con la preocupación que le ocasionaba verse aprisionada entre las mandíbulas de una tenaza, una de las cuales éramos nosotros y nuestra reforma y otra CCOO y su proyecto de congreso constituyente de la Central Unitaria de Trabajadores.

La intervención de Julio Ariza, que en nombre de la invitada CCOO saludó al congreso en la sesión de clausura, fue escuchada más bien con frialdad.

20 Abril 1976

El futuro ha comenzado

Antonio Izquierdo

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El futuro ha comenzado: “…Eran las 12,45 del Domingo de Resurrección cuando Ramón Rubial, un veterano militante que había presidido las sesiones, puesto en pie: “Tenemos que cerrar el Congreso, el XXX Congreso de la UGT, como siempre se ha hecho. Ochocientos mujeres y hombres, con los puños en alto, entonaron viejas estrofas de ‘La Internacional’. Dicho así, tal y como lo expresa HOJA DEL LUNES, la noticia podría suponerse relacionada con algunas reunión ajena a la España que a esas mismas horas de ese mismo día, iniciaba la ‘operación retorno’. Pero, efectivamente, los puños en alto y La Internacional se produjeron en un acto celebrado en Madrid al que la Prensa – oficial y privada – y la RTVE han prestado tanta o más atención que a cualquier jornada del Congreso Sindical.

El futuro ha comenzado: solo días antes de esta sonora clausura del XXX Congreso de la UGT, que no se celebraba en España desde 1932, el director general de Coordinación Informativa, señor Sentís, proclamaba en DIARIO DE BARCELONA que ‘la monarquía de don Juan Carlos no puede ser la continuación del Régimen del General Franco, y en esas mismas páginas, y en esa misma ocasión, hacía un fervoroso recordatorio del Estatuto Catalán de la República.

EL futuro ha comenzado: un ilustre profesor, al que en alguna Enciclopedia de circulación nacional se califica de ‘apadrina’ explicaba en una conferencia sufragada por no sé qué entidad bancaria o de ahorro de Zaragoza, que el General Franco ‘había sido funesto para España’ y más tarde apuraba la argumentación para aplicar el superlativismo’ dejándolo en ‘funestísimo’’.

El futuro ha comenzado: el XXX Congreso de la UGT ha estado presidido por el retrato de Pablo Iglesias y ha habido puños en alto y se ha entonado ‘La Internacional’, que no son cuestiones inmovilistas ni consecuencias de un proceso de ‘involución’, como diría cualquier cursi: y el señor Director General, olvidando, acaso, su juramento, desdeña el Régimen del General Franco y proclama la virtualidad del Estatuto Separatista de 1932 y el conferenciante considera funesto el desarrollo económico y social del país, cuarenta años de paz y convivencia y el más dilatado periodo de dignidad nacional que se recuerda. ¡Todo vuelve a ser lo mismo!, tal y como si el propósito de un señor Ministro sobre el borrón y cuenta nueva o sobre la supuesta realidad de que en España era ya todo posible fueran categorías de razón o razones de una categoría histórica que estamos asumiendo con perplejidad.

El futuro prometido consiste en volver a un pasado de lágrimas y amarguras, de enfrentamientos y desórdenes, de tiros en la nuca y puños en alto. Todo esto es así y su certidumbre no admite ni siquiera averiguaciones; pero, siendo así, ¿por qué mantener  la caricatura de una reforma con comisiones especiales, proyectos de una reforma con comisiones especiales, proyectos de ley y prometidos reféndum cuando la realidad rebasa las previsiones que esta reforma pudiera ofrecer? ¿Qué clase de burla a la italiana es ésta de ir, sin necesidad, a remolque de unos acontecimientos tolerados que  menos recién todas las leyes constitucionales vigentes. ¿Qué insólita farsa es ésta de aceptar cargos que exigen juramentos para contradecir lo jurado a voz en cuello y a plena luz del día? ¿Dónde está la subversión?

Hoy, veinte de abril de 1976, cinco meses después de la muerte del fundador del Estado de Derecho vigente, España vive su futuro: tiro en la nuca, secuestro, puños en alto, La Internacional… ¿No son estas actitudes inmovilistas o retrógradas?¿Quién las fomenta? ¿Quién las protege? ¿Dónde se esconde y se ampara la traición a la herencia política de un gigante llamado Francisco Franco?

Antonio Izquierdo