26 febrero 1982
El periódico del Grupo16 acusa al YA de derechizarse y publicar editoriales intercambiables con los de EL ALCÁZAR
Guerra entre DIARIO16 de Pedro J. Ramírez y el YA de José María Castaño tras los incidentes en el juicio del 23-F
Hechos
El 24 de febrero de 1982 el diario YA dedicó su editorial a analizar críticamente la actitud de DIARIO16, el día 27 fue el DIARIO16 el que dedicó su editorial a analizar la postura del YA.
Lecturas
Los enfrentamientos mediáticos continuaron durante todo el proceso judicial por el 23-F. En especial por las iniciativas de Diario16 de Pedro J. Ramírez Codina que, ya en 1981, logró la filtración del sumario del 23-F y las primeras declaraciones de los acusados, lo que causó cierta controversia entre medios.
El 23 de febrero de 1982, aprovechando el aniversario del 23-F que coincidía con la apertura del Consejo de Guerra de los acusados, Pedro J. Ramírez Codina publicaría en su portada el reportaje titulado “Así asaltamos el parlamento”. En él se incluían nuevas acusaciones a militares golpistas que no figuraban en el sumario asegurando que muchos de los militares que habían participado en el golpe habían sido amenazados a punta de pistola por el capitán Carlos Álvarez-Arenas Pardina. Aquel reportaje fue considerado un insulto por los militares juzgados que se negaron en bloque a comparecer ante el tribunal si estaba presente en la sala Pedro J. Ramírez Codina, que quería ejercer como cronista del juicio para el periódico del que era director. El Tribunal Militar cedió a la petición de los acusados y retiró la acreditación a Pedro J. Ramírez Codina, lo que permitía al director de Diario16 poder presentarse a sus lectores como, en efecto, el medio más «detestado» por los golpistas, como había sido su declarado deseo expresado en el editorial del 18 de diciembre. El País apoyó a Ramírez Codina en su número del día siguiente.
En contra de Ramírez Codina se posicionaron el director de El Alcázar con una columna en portada de Antonio Izquierdo Ferigüela el día 24, el diario Ya de José María Castaño Gómez del Valle477 en su editorial del día 24 y en la columna de Ricardo de la Cierva Hoces el día 26 y las publicaciones La Voz del Progreso de Julio Merino González y la revista El Heraldo Español de Fernando Latorre de Felez.
El artículo de De la Cierva en Ya tachaba a Pedro J. Ramírez Codina de provocador y recordaba que el partido del Gobierno de, la UCD, era accionista de INPRESA, la empresa editora del periódico. Un dato que también fue recordado por Juan Blanco Ortega en El Alcázar. Apenas una semana y media después la UCD anunció que vendía sus acciones y se desvinculaba empresarialmente del grupo mediático de Juan Tomás de Salas Castellano. Pedro J. Ramírez Codina respondería al Ya primero con un editorial acusando de ineptos a los directivos de EDICA por fichar a gente desprestigiada como Ricardo de la Cierva Hoces y al día siguiente con un artículo firmado por Pedro J. Ramírez Codina calificando de «fanático» a Antonio Izquierdo Ferigüela y de «malvado» a Ricardo de la Cierva Hoces.
La guerra entre DIARIO16 y Ricardo de la Cierva.
Desde su salida del Consejo de Ministros D. Ricardo de la Cierva había sido un blanco de ataques del DIARIO16 de D. Pedro J. Ramírez en agosto de 1980. Ahora el episodio del consejo de guerra incrementaba el conflicto entre el ‘historiador’ y el medio.
Ese mismo día 28, en el Ya, Ricardo de la Cierva Hoces publicaba su propia réplica congratulándose de haber hecho daño a Diario16. A partir de ese momento numerosos colaboradores del Grupo16 publicarían artículos en Diario16 contra EDICA, el Ya y, especialmente, contra Ricardo de la Cierva Hoces. El exministro era presentado como un ultraderechista desacreditado en artículos como “Recado para Ricardo”, “Ciervología”, ‘Erudito De la Cierva’, “Cambios en la Ya” o “La Cierva y la Ya”.
Ricardo de la Cierva Hoces se querellaría contra INPULSA, Pedro J. Ramírez Codina y todos los columnistas de DIARIO16 que escribieron contra él. Fue destacado el enfrentamiento con el director adjunto de Diario16, José Luis Gutiérrez Suárez, que además de polemizar con Ricardo de la Cierva dio suficiente información sobre el mal estado de EDICA y el Ya como para que este periódico publicara un editorial en portada contra Gutiérrez Suárez que solo sirvió para que este publicara una tribuna de página completa detallando aún más el mal estado de las finanzas de EDICA y el Ya. A pesar de un procesamiento inicial, De la Cierva Hoces perdió su pleito contra los periodistas de INPULSA como celebró el presidente del grupo con otro artículo contra Don Cierva. Diario16 aún publicaría un editorial más contra EDICA lamentando que el dinero de la Iglesia (en aquel momento la Conferencia Episcopal era accionista de EDICA) ayudara a pagar «el inmerecido sueldo de Ricardo de la Cierva».
24 Febrero 1982
UN MANIFIESTO INSENSANTO
La fecha del primer aniversario del 23-F ha sido turbada por un incidente gratuito y provocador. Un diario, cuyas opiniones sobre los hechos que se juzgan resultaban ya sospechosas para el conjunto de la clase militar, ha hecho coincidir la publicación de unas supuestas revelaciones sobre lo acontecido la noche del 23 de febrero de 1981, que contienen graves acusaciones contra uno de los encausados con el aniversario. No entramos en la veracidad de lo que se relata. Sencillamente nos preguntamos qué sentido tiene renovar la inquietud, crear un clima más denso, provocar la reacción de acusados y defensores y volcar sobre la mesa de la opinión pública acusaciones que, de ser ciertas, debieran denunciarse por otras vías sin necesidad de convertirlas en provocación y pasto de comentarios.
Mas aún sorprende que lo haga una publicación con apoyos financieros del partido mayoritario, sin los cuales, seguramente, no le resultaría fácil hacer esos alardes tipográficos. Salimos cada día pidiendo serenidad, destacando las palabras del Rey en las que se pide serenidad, reclamamos justicia serena y sin interferencias y tenemos que acabar reconociendo que esa serenidad que pedimos hay que exigírsela casi de manera exclusiva a los propios medios que la requieren. Porque el pueblo español, aunque preocupado, está sereno y confía plenamente en la justicia de os jueves, a los que, por los síntomas, el diario en cuestión está, si no enmendado, sí ampliando la página.
No podemos sumarnos a las torpes solidaridades que puedan producirse en este caso. Estamos con la libertad de expresión, pero conocemos los techos de las condiciones – que existen – y apreciamos el bien público y el recto caminar de la justicia por encima de cualquier derecho al pataleo. No podemos admitir que se supedite todo ello al posible éxito comercial y decimos esto desechando cualquier sospecha que vaya más allá en las intenciones de la publicación. Sería deleznable que un diario que se ha comprometido expresa y voluntariamente a evitar la difusión de cualquier texto que pudiera interferir la buena marcha del juicio se volviera ahora de sus promesas y rompiera la tranquilidad del mismo con un manifiesto que, por lo menos, hay que calificar de torpe y desafortunado.
Con ‘revelaciones’ como éstas no sólo se entorpece el juicio – ahí están los hechos y no aprobados el comportamiento de los acusados ni de gran parte de los asistentes a la sala – sino que contribuye a la creación de un ruido público, que diría Balmes – no opinión pública- pórtico para el confusionismo. Todo iba bien hasta el momento. Incluso ciertos ‘juicios paralelos’ que algunos profesores universitarios estaban realizando en sus aulas no salían de ellas y apenas tenían altavoz difusor. Pero la desafortunada publicación del impetuoso colega nos ha sumido en la mayor tristeza. No es serio, no favorece la convivencia en momentos tan delicados esa especie de pedrada que se ha lanzado al juicio, con rompimiento claro de los límites de la sensatez. Si el colega quería dar la nota con ese manifiesto provocador, lo ha conseguido. Lo difícil va a ser restaurar la imagen de los medios que piden serenidad y no la tienen ellos mismos, y lo que es más grave, volver a recomponer las comparecencias en el juicio sin que medien más sospechas de animadversión que las que hasta ayer se daban.
26 Febrero 1982
La Provocación
Una de dos, o el director de DIARIO16 no previó la inevitable reacción que suscitaría en el tenso ambiente del proceso la acusación extra sumarial e innominada, a uno de los militares procesados a quien se afirma, sin la menor prueba y con todos los síntomas de la manipulación premeditada y alevosa, que coaccionó a sus subordinados con la amenaza de un tiro en la nuca – un capitán del Ejército español, titular de un apellido castrense cargado de prestigio – o el director de DIARIO16 si que previó la inevitable reacción. En el primer caso es un irresponsable; en el segundo un provocador. No veo tercer término al dilema, aunque, ante las declaraciones del interesado, publicadas en otro medio, parece confirmarse que el citado y maldito reportaje, redactado hace meses, se conservaba oculto como una carga de tiempo ‘hasta encontrar una oportunidad para publicarlo, que nos pareció – subrayo nos pareció – que era el aniversario del intento’. Se trata, por tanto de una provocación. Sin embargo un prestigioso titula en primera: ‘Los procesados del 23-F provoca el primer incidente’. Atrapados y fulminados por su trágico desliz, los verdaderos promotores del incidente – ¿por qué voy a renunciar yo al plural si ellos lo utilizan? – tratan torpísimamente de manipulaciones que bate incluso los anteriores récords inaccesibles de la prensa amarilla. Un titular objetivo del Herald Tribune. ‘Director español expulsado por el Tribunal militar que encausa el golpe’ se esgrime como un grito de solidaridad además de traducirse tope spanglish.
La comedida y reticente nota de la Asociación de la Prensa, que consiste fundamentalmente en una crítica de la irresponsabilidad y de la impunidad, se interpreta, convenientemente mutilada, como un gesto de solidaridad incondicional. No se subraya la prudente actitud de políticos y parlamentarios, incluido Felipe González, abrumadoramente condenatoria respecto a los auténticos provocadores, y se miente con descaro al atribuir a sólo dos periódicos de Madrid la insolidaridad con el autor del estropicio, cuando todos hemos podido leer en la página 2 de ABC que ‘una entrevista innominada de atribución problemática y fecha imprecisa, puede interpretarse como un acto de irresponsabilidad informativa’, y más grave aún, que ‘un texto periodístico de esta naturaleza puede poner en cuestión la solvencia de la Prensa como tal’. Cuando todos hemos subrayados en la página 8 de EL PAÍS que ‘la extensión de la frivolidad hace peligrar las leyes mismas’, tras criticar a quienes ‘enfatizan proclamas sobre la propia libertad mientras ponen en juego la de todos’. O la manipulación suprema de presentar al Presidente del Consejo General de la Abogacía como solidario con el provocador, especia tajantemente desmentida, con su firma, por el insigne jurista.
Huir hacia adelante, apelar a los voceros exteriores de la España negra, derribar las columnas para que las ruinas del templo sepulten a todos: he ahí la táctica. Presentarse como víctima, y perdonar generosamente al Tribunal Militar si éste repara previamente la ‘ofensa’. Jamás se había contemplado tal osadía en la historia de nuestra Justicia militar. Pero a la vez de presionar, querer intimidar incluso a la Sala de Justicia militar. Pero a la vez presionar, querer intimidar incluso a la Sala de Justicia y agraviarla entre comillas con una exhibición de insolencia que rebasa no ya los arrasados límites de lo responsable, sino los mismos umbrales de lo creíble: ‘Fui expulsado del antiguo almacén de papel del Servicio Geográfico del Ejército…, convirtiéndome así… en el primer condenado de la vista de la causa 2/81. ‘Mi condena llegaba… sin posibilidad de ejercer derecho de defensa alguno’. Toda una exhibición de respeto a la soberanía, a la dignidad y a la independencia del Poder Judicial, mientras los clásicos portavoces del antimilitarismo aprovechan el evento para predicar otra vez su exigencia de sumisión del poder militar al poder civil, como si hubiera, en la España constitucional y democrática, algo más que un solo poder común.
La provocación y la manipulación están, pues, clarísimas. Hay, sin embargo, dos hechos que no comprendemos casi nadie. Primero que un director general de la Secretaría de Estado para la Información y el nuevo director de la Oficina de Prensa del Ministerio de Defensa se reuniesen a cenar con el provocador la misma noche de la agresión, dando pie a que los manipuladores interpretasen el gesto como un apoyo institucional y no como lo que fue: una metedura de pata de orden cósmico, en la que no participó un representante institucional con sentido político infinitamente más aguzado, el presidente Pedrol. Segundo, la implicación dramática, tantas veces denunciada inútilmente, del Gobierno y su partido en el Consejo de Administración del diario protagonista. ‘No mandamos allí nada, y nuestros consejeros se van a marchar’, me decía hace pocas semanas el presidente Calvo Sotelo cuando le expuse los peligros de tal presencia, que ahora estallan. Ahora ya es demasiado tarde.
Ricardo de la Cierva
27 Febrero 1982
LA ACTITUD DEL YA
La más indignante y lamentable de las reacciones periodísticas tras la expulsión de DIARIO16 del juicio del 23-F viene siendo la del diario YA, que en medios profesionales se considera poco menos que intercambiable con la del diario EL ALCÁZAR.
Mediante un descarado juego de prestidigitación, el en otros tiempos respetado órgano de la Editorial Católica ha escamoteado de sus páginas de opinión los aspectos sustantivos del problema – es decir, el ‘plante’ de los acusados y la decisión del juez – tratando de hacer presa con agresiva insistencia en la supuesta inoportunidad y en la supuesta irresponsabilidad de DIARIO16, al que considera único culpable de todo.
Su postura nos duele, pero no nos sorprende, pues para el YA también Xavier Vinader era el único culpable del desgraciado affaire que desembocó en su polémica condena, y también era un sector de la prensa quien tenía la culpa de que se hubiera producido el ‘manifiesto de los cien’, con cuyo contenido llegó a identificarse.
Estas nefastas actitudes en el ámbito periodístico no son, por otra parte, sino reflejo del ‘marcado sesgo reaccionario e incluso constitucional que, en determinados casos de un tiempo a esta parte, ha tomado el diario YA.
Y esto no somos nosotros quienes lo decimos, sino los propios trabajadores de la Editorial Católica en reciente nota de su comité de empresa, enviada al consejo de administración.
Más allá del propio sentimiento de agravio, lo que más nos duele es la pérdida de un aliado en la causa de la defensa de las libertades pública. Desde la vertiente del humanismo cristiano y mediante contribuciones tan notables como las del grupo ‘Tácito’, el diario YA participó en la batalla del aperturismo en los últimos años del régimen anterior y apoyó planteamientos de centrismo democrático al inicio de la transición.
¿Qué ha sucedido entonces que explique este viraje ultramontano? Algo muy sencillo y muy propio de empresas con solera, ante una situación de cambio social acelerado: en el YA se ha caído en el espejismo de creer que una radicalización ideológica detendría la pérdida de lectores, motivada en realidad por la ineptitud profesional de algunos directivos caprichosamente elevados mucho más allá de su obvio nivel de incompetencia.
Para colmo se ha cometido la torpeza de vincular la imagen del periódico a través de una multimillonaria inversión publicitaria en televisión con la de una de las figuras más desprestigiadas y antipáticas a los ojos de las jóvenes generaciones de españoles que es, en definitiva, de donde han de salir los nuevos lectores.
Nos referimos, naturalmente, a don Ricardo de la Cieva, un hombre con la suficiente desvergüenza como para hablar de la ‘prensa amarilla’ después de haberse pasado años y años haciendo ‘amarillismo de la historia’, es decir, distorsionándola deliberadamente, a sueldo de una dictadura.
Otro periódico de Madrid, felizmente recuperado para la causa de la serenidad, ya intentó en los años 76 y 77 una aventura involucionista parecida, y a punto estuvo de llevarle a la tumba. Por fortuna para la dignidad de su redacción y para las familias de sus trabajadores, en aquel caso hubo enmienda. Esperamos que en éste también la haya.
28 Febrero 1982
Lectio brevis
Como estaba previsto, DIARIO16 reaccionaba a mi análisis sobre su provocación y su tergiversación con el insulto frente al argumento; con la injuria soez frente a los hecho inapelables. Se ve que mi flecha anti-provocadora ha dado de lleno en el blanco. Seis artículos de la Constitución española llevaron, en su fase de enmiendas, mi firma. Doscientos mil electores me han otorgado su confianza política; dos millones de lectores de veintidós libros, su confianza cultural, y cinco tribunales de oposición o concurso, su confianza universitaria. Nada puede honrarme tanto como que la baba amarilla me identifique con ese diario, del que sólo soy un modesto colaborador independiente que agota en si mismo la responsabilidad de dus opiniones. Los nuevos insultos engrosan el sumario de mi querella contra estos portavoces del golpismo y el terrorismo impreso, sobre quienes ha recaído ya, en defensa de mi honor, una primera resolución judicial.
El Análisis
El periódico YA no defendía al coronel Tejero, ni al general Milans del Bosch, ni al resto de acusados por el intento de Golpe de Estado del 23-F (de eso ya se encargaban medios aparentemente creados exclusivamente para eso como la revista EL HERALDO ESPAÑOL). Pero aunque el YA no los defendiera, aparentó que sí, y eso, a nivel de ventas es exactamente igual de grave. El YA, al criticar la campaña de DIARIO16 contra los golpistas, parecía estar defendiéndolos. El YA, al apoyar el ‘manifiesto de los 100′ militares contra la agresividad de la prensa contra ellos, volvió a parecer que estaba defendiéndolos. Fichando como columnistas a D. Ricardo de la Cierva (anti-izquierdista, que mantendría un pleito con DIARIO16) o a D. Emilio Romero (el que sugirió al general Armada como presidente), seguía pareciendo que estaban con el golpismo. La imagen es la imagen. Justo en el momento en el que el diario ABC iba pasando de tener una imagen de derecha radical, a una imagen de derecha aperturista, el diario YA, pasaba de tener una imagen de derecha aperturista a tenerla de derecha radical. Eso al periódico de la Editorial Católica le iba a costar caro.
Al DIARIO16 de D. Pedro J. Ramírez y D. José Luis Gutiérrez no le temblaría la mano para responder, ya fuera vinculando al diario YA en organigramas golpistas o haciéndose eco de la crisis económica del rotativo.
J. F. Lamata