7 octubre 1982

La retirada del tercer candidato, el doctor José María Dieguez, a favor de Mendoza, indignó a Luis de Carlos

Elecciones Real Madrid 1982 – Luis de Carlos reelegido Presidente blanco tras ganar las elecciones a Ramón Mendoza

Hechos

VOTACIÓN:

  • D. Luis de Carlos ganó las elecciones a la presidencia del Real Madrid celebradas el 10.10.1982

Lecturas

El 10 de octubre de 1982 se celebraron por primera vez elecciones a la presidencia del Real Madrid club de fútbol. Se presentaron tres aspirantes, aunque uno de ellos se retiró durante la campaña electoral.

Son las primeras elecciones presidenciales en la historia del Real Madrid. Se producen con D. Luis de Carlos como presidente, que ocupa la presidencia desde el fallecimiento de D. Santiago Bernabeu en 1978.  El empresario D. Ramón Mendoza, era el principal opositor al Sr. De Carlos desde su dimisión como miembro de la directiva del Madrid en 1979.

El Dr. Dieguez retiró su candidatura y anunció que, como socio, apoyaría al Sr. Mendoza. El resultado de las elecciones fue el siguiente:

• D. Luis de Carlos Ortiz – 10.752 votos.
• D. Ramón Mendoza Fontela – 7.560 votos.
• Dr. José María Diéguez – (se retira el 5 de octubre de 1982).

• En Blanco – 218 votos.
• Nulos – 48 votos.

Con este resultado D. Luis de Carlos Ortiz ha sido reelegido presidente del Real Madrid, cargo que ocupa desde la muerte de D. Santiago Bernabeu de Yeste.

LA RETIRADA DE DIEGUEZ A FAVOR DE MENDOZA ENFURECIÓ A DE CARLOS

Inicialmente el proceso electoral para la presidencia del Real Madrid contaba con tres candidatos el presidente saliente D. Luis de Carlos, el ex vicepresidente D. Ramón Mendoza y el Dr. José María Diéguez.

Pero cuatro días antes de las elecciones a la presidencia del Real Madrid, el 5.10.1982, el Dr. Dieguez anunció que retiraba su candidatura y que, como socio, pedía el voto para D. Ramón Mendoza. Aquel anuncio indignó a D. Luis de Carlos, que consideró que aquello suponía un fraude electoral. Según el Sr. De Carlos, el Dr. Dieguez le ofreció antes a él retirarse y pedir el voto a su favor a cambio de que le diera tres puestos en la Junta Directiva y fue su negativa lo que llevó este a pedir el voto por su rival. El 8.10.1982 tanto el Sr. Mendoza, como el Sr. De Carlos, como el Dr. Dieguez escribieron sendos artículos explicando su posturas. Pero ni con el apoyo del Dr. Dieguez logró ganar el Sr. Mendoza.

TRES AÑOS DE MANDATO.

La presidencia de D. Luis de Carlos se mantendrá hasta 1985, cuando presentará su dimisión como presidente del Real Madrid. 

08 Octubre 1982

Un reto de cara a l futuro

Luis de Carlos

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La lucha por estas elecciones prometía – y así lo deseábamos aparentemente los tres candidatos – ser limpia, honesta y acorde con el respeto que el club y sus socios merecen. Sin embargo acaba de producirse hace unas horas unas circunstancia que me ha llenado de decepción y hasta de vergüenza ajena. Uno de los candidatos, el doctor, anuncia su vinculación al señor Mendoza. Una vinculación o coalición que no puede tener lugar, ya que no se contempla esta situación en unas elecciones de candidatura cerrada, pero que equivale a su retirada y a la petición de apoyo, a sus incondicionales, a favor del señor Mendoza.

Nada más triste y decepcionante para la masa social que este pastelero, impropio de la seriedad y del respeto que los socios merecen. Nada más inoportuno para aquellos dos candidatos que han roto sus líneas de actuación y que se han prestado a un juego sucio en detrimento del respeto y consideración a que los socios soberanos son acreedores. En nada afecta este acuerdo a mi candidatura, pues nuestra línea de actuación, nuestro proceder serio, sensato y honesto, queda reforzado. Pero lo lamentamos por la desatención, desconsideración y menosprecio con que se ha tratado al os socios y, sobre todo, a aquellos socios que pensaran votarles y que se tiene que haber sentido defraudados por sus respectivos líderes.

La candidatura que presido anhela y ambiciona lo mejor para el club. Desea que la entidad continúe su sendero de seriedad, de respeto, de consideración y de bien hacer que fue su línea programática desde hace ochenta años. El Real Madrid fue siempre un club señor, una institución despolitizada en la que no tuvieron cabida advenedizos o vividores. La honestidad, la seriedad, el respeto a los demás, a los socios con los que siempre se ha contado, el rechazo al aventurismo y a las utopías, nos hacen sentirnos orgullosos de nuestros nobles propósitos, hoy más firmes y reforzados que nunca.

Nuestro lema ha sido, es y será, una constante en nuestra ejecutoria: “Servir al club y no servirse de él”.

Luis de Carlos.

08 Octubre 1982

Seamos serios, por favor

Ramón Mendoza

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La desunión en el Real Madrid nunca es deseable. Acepto, como es natural, la existencia de diferentes candidaturas, pero no sería bueno que las disputas entre los protagonistas de unas y otras pudieran afectar el buen nombre de nuestro club o menoscabar su categoría, para satisfacción de otras personas y otros clubes, eternos resentidos y envidiosos. Ganadores o derrotados, el Real Madrid es lo primero y ha de estar muy por encima de una riña callejera o del griterío de un viejo patio de vecindad.

Entiendo que las relaciones personales no deben estar en juego en un enfrentamiento electoral y deportivo. Soy indulgente y comprendo que el fragor de la batalla no permite exquisiteces, pero todos somos socios del club y queremos para él lo mejor, con independencia de quien lo rija. No es elegante, ni tolerable, ni justo, que la campaña de Luis de Carlos insista en la honestidad y en que no vienen a servirse del club, como si los demás no fuéramos honrados o necesitáramos adornarnos y aprovecharnos de prebendas directivas.

Yo afirmo que las Juntas directivas del Real Madrid siempre han sido honradas y lo seguirán siendo. No faltaba más. Si los socios confían en mi candidatura procuraremos extremar el control y la transparencia económica con cuantas autorías sean convenientes, para eliminar cualquier asomo de desinformación y desvirtuar plenamente las calumnias insidias que algunos tratan de verter, al jugar con la honestidad, como baza electoral.

Luis de Carlos afirma que no tiene ilusión por ser presidente, que sólo se presenta empujado por los socios. Si es así puede irse tranquilo tras comprobar que los que me han apoyado y han apoyado a Diéguez, juntos, superan en mucho a sus partidarios. Aunque gane, se ha demostrado que más de la mitad de los socios no están con él. No entiendo cómo, en sus circunstancias y después de sus muchas manifestaciones de despego hacia el cargo, persiste en su empeño, como no sea- aquí sí que empujado y utilizado – para intentar cerrar el paso a todas persona ajena a su Junta. En este caso, la continuidad en unos poderes y situaciones personales es el peor servicio a la entidad y a sus socios.

Es graciosa esa pretendida imagen de hombre desinteresado de la presidencia que, al parecer, le aconsejan a Luis de Carlos. Todos le aúpan, todo sel o reglaan, todo se lo dan hecho. Las firmas han sido espontáneas y apenas se ha esforzado en conseguirlas. La verdad es muy otra y existen pruebas sobradas para ello. Para qué vamos a comentar ahora, en otro plano, el afán por no hacer coincidir las elecciones con las horas bajas del final de la pasada Liga; el deshojar la margarita del sí o no de su presentación, para bloquear a sus posibles contrincantes con la incertidumbre; el apurar su mandato hasta el último día con vistas al Mundial y la entrada del verano, para presentar el hecho consumado a su favor de los fichajes de este año. En fin, no hace falta ser un lince para captar una estrategia que juega con las palabras y trata de amedentrar: él es la ‘continuidad’, los demás la ‘aventura y el peligro’. Seamos serios, por favor.

Ramón Mendoza

08 Octubre 1982

Desde la Tribuna de mi renuncia

Dr. José María Dieguez

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Desde la Tribuna de mi renuncia

He tomado una decisión basada en datos objetivos. Los que se derivan de la decisión prevista de voto de una muestra de socios madrilistas. He rozado un 2’ por 100 de los votos decididos, ocupando el tercer lugar entre tres. En la nueva Junta no habrá representación proporcional y sólo un equipo directivo apoyará al presidente ganador. Y dividir en estas condiciones la oportunidad de cohesión y respaldo al a nueva gestión del club, no resulta coherente con mi trayectoria ni con mis sentimientos de afecto a lo que siempre fue el Real Madrid.

Al sentimiento lógico que afecta esta decisión se ha unido el producido por las reacciones de algunas personas a quienes creía sinceras en su amistad. Se me acusa de fraude electoral cuando aún no se han producido las elecciones y cuando en mi decisión se expresan argumentos que sólo pretenden favorecer el futuro del Real Madrid. Se me insulta y descalifica abiertamente desde un micrófono [José María García en ANTENA 3 RADIO] negando explícitamente mi derecho a pronunciar palabra.

Mi acendrado madrilismo no puede ponerse en duda en situaciones como la mía, que, como digo, sólo busca el bien de nuestro club.

Por otro lado, la justificación de mi voto es consecuencia de la necesidad de hacerlo y una vez más debo decir desde el balcón de mi notoriedad lo que de corazón creo que en estos momentos es lo mejor para el Real Madrid.

Jamás, creo, tomé una decisión egoísta o mal intencionada y muchísimo menos cuando está en juego el futuro del club. Si una sola persona desde mi trayectoria de largos años de madrilista puede decir lo contrario, que lo diga. Esta es mi credibilidad en momentos tan amargos.

Lo siento, y principalmente porque se ha hecho desvirtuando una intención bien intencionada. Porque comunicársela en directo, personalmente a quienes me han ayudado, me ha costado uno de los grandes disgustos de mi vida. Pero desde esta posición espero un efecto positivo. Se leerá mi programa. Alguien tendrá la oportunidad de poner sus ideas en marcha, siquiera sea parcialmente. Y cuando, de nuevo, sea posible obtener el respaldo de los socios, la verdad y el trabajo me permitan concurrir y ganar desde posturas de mayor notoriedad.

Y, probablemente, una sociedad más acostumbrada al ejercicio de la libertad rehcazará el descrédito ajeno como norma de conducta.

José María Dieguez