3 septiembre 1969

Muere el dictador comunista de Vietnam del Norte, Ho Chi Minh, héroe para el antiamericanismo mundial

Hechos

En 1969 murió el Presidente de Vietnam del Norte, Ho Chi Minh, en medio de la Guerra que libraba su país contra Vietnam del Sur y contra los Estados Unidos de América.

Lecturas

El presidente de la República Democrática de Vietnam, más conocida como Vietnam del Norte y máximo líder del Partido de los Trabajadores (partido único del régimen que gobierna en ese país) ha muerto este 3 de septiembre a los 79 años de edad.

Desde su juventud, Ho Chi Minh decidió su vida a la actividad revolucionaria; vivió en China, en África occidental en Estados Unidos, y durante varios años en Francia.

En 1930 creó en su país el Movimiento para la Independencia de Vietnam, y combatió contra los japoneses, y después contra los japoneses, y después contra los franceses, en una guerra de guerrillas prolongada y sangrienta, en el curso de la cual se transformó en una héroe legendario para las masas de su país, que le llamaban cariñosamente ‘el tio Ho’.

05 Septiembre 1969

Nacionalista y revolucionario.

Miguel Torres

Leer

Con la muerte de Ho Chi-minh desaparece uno de los nacionalistas y revolucionarios asiáticos que mejor conocían a Occidente. Más bien casi el único, con el chino Chou Enlai que conocía perfectamente la mentalidad occidental, su cultura y costumbres, por haber vivido, trabajado y estudiado en varias de sus principales ciudades, París sobre todo y Londres también, gran parte de sus treinta años en el exilio. Hijo de un nacionalista que odiaba la presencia colonial francesa y que por ello se había negado a aprender la lengua de Moliere, Ho Chi-minh había heredado en sus venas el fermento del nacionalismo. El otro, el del revolucionario, lo aprendió en Occidente y lo perfeccionó en Rusia, y más tarde en China, junto a Miguel Borodín.

Pequeño y anguloso, afilado el rostro por la larga y rala barba y una tisis crónica, Ho Chi-minh era la personificación de la actitud revolucionaria más allá de cualquier sacrificio. “Nos ha costado diez años expulsar a los franceses – decía – Los norteamericanos son más fuertes, pero en veinte años o quizá más, los expulsaremos”. En él hablaban la paciencia y el fatalismo del oriental, y el cálculo de la paciencia enemiga.

Ho Chi-minh ha ido a morir al filo del 2 de septiembre, quizá ese mismo día, porque la noticia del fallecimiento se demoró varias horas, jornada en la que su país celebrada el XXIV aniversario de la fundación de la República Democrática de Vietnam, obra de Ho Chi-minh, producto de su fundación, en 1941, del Vietminth, liga para la independencia del Vietnam, apoyada por los Estados Unidos en aquellos días de lucha contra el Japón. A las espaldas de Ho Chi-mingh, ya presidente de la República de Hanoi, quedaban los treinta años de exilio, durante los que había sido miembro fundador del Partido Comunista francés; alumno aventajado en las Universidades de la URSS y en la Agitprop, secretario de Miguel Borodin cuando este era emisario de la III Internacional en China; agitador en la zona meridional china hasta que el golpe de Chiang Kai-Chek contra los comunistas le llevó a la cárcel; fundador del Partido Comunista indochino y del Vietminh. Treinta años que iban a dar paso a otros veinticinco de guerra, primero contra Francia, hasta la batalla de Dien Bien Fu, y después contra Norteamérica. Ho Chi-minh no renunció nunca a su idea de unificar la antigua Indochina.

Pese a la esperanza de que la desaparición de Ho Chi-minh pueda repercutir favorablemente en la mesa de negociaciones de París y en los campos de batalla del Vietnam, Washington no muestra optimismo alguno, y si síntomas de preocupación. Ho Chi-minh, mantenía sus convicciones contra toda presión, viniera de donde viniese, incluidos Moscú y Pekín. En la lucha por el poder en Hanoi, los candidatos a sucederle pueden hipotecar su futuro buscando el apoyo de cualquiera de las dos grandes capitales del comunismo.

Miguel Torres