24 marzo 2002
Totorica estaba considerado un partidario de mantenerse firme contra el PNV, mientras que el sector de Zabaleta era el partidario de aproximarse al PNV
Congreso Extraordinario del PSE-EE – Patxi López elegido nuevo Secretario General derrotando a Carlos Totorica y Gemma Zabaleta.
Hechos
- El Congreso extraordinario del Partido Socialista de Euskadi – Euskadiko Ezkerra eligió a D. Patxi López nuevo Secretario General.
Lecturas
El congreso extraordinario del PSE-EE de marzo de 2002 se puso con el objetivo de elegir al sustituto de D. Nicolás Redondo Terreros, dimitido en diciembre de 2001 como secretario general de los socialistas vascos.
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VOTACIÓN PARA LA SECRETARÍA GENERAL DEL PSE-EE-PSOE:
- Patxi López – 308 votos (57%)
- Carlos Totorica – 200 votos (37%)
- Gemma Zabaleta – 29 votos (6%)
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El Sr. Patxi López estará al frente del PSE-EE hasta septiembre de 2014.
24 Marzo 2002
Nueva esperanza
El Congreso del Partido Socialista de Euskadi eligió ayer al líder encargado de llevar adelante la línea política que se aprobará hoy. Ganó Patxi López, secretario general de los socialistas vizcaínos y el de perfil menos definido de los tres candidatos. Venció holgadamente, con el 57% de los votos, lo que significa que una mayoría confía en él para cerrar las heridas abiertas en el socialismo vasco por la derrota electoral de mayo pasado y la posterior dimisión de Nicolás Redondo.
La víspera del inicio del congreso, uno de los candidatos, Carlos Totorika, se mostró claramente favorable a la reforma legal tendente a hacer posible la ilegalización de Batasuna; Gemma Zabaleta, la tercera en liza, se manifestó en contra. Patxi López expresó sus dudas al respecto; no estaba en contra, pero dudaba de su oportunidad y eficacia. Seguramente muchos socialistas vascos comparten esas dudas. Sin embargo, el sector representado por Totorika ha defendido la idea de que ha llegado el momento de dejar de dudar, no sólo sobre ese punto, sino sobre la actitud en general ante el nacionalismo; de defender abiertamente una política de alternativa con todas las consecuencias, incluyendo la política de alianzas que se deduce de ello.
Los delegados han rechazado, por amplio margen, una definición neta de ese tipo, respaldando la opinión expresada por Ramón Jáuregui nada más tomar posesión como presidente de la gestora que ha dirigido el partido desde la dimisión de Redondo: que había que impedir una decantación demasiado cortante que rompiera el partido en dos. Los delegados han preferido un partido menos definido, con la esperanza de que ello favorezca la sutura de las heridas. A ello ha contribuido seguramente el retraso de los redondistas en presentar a su propio candidato, y cierta dificultad por su parte para contrarrestar la fuerte desconfianza hacia cualquier pacto con el PP.
Pero la victoria de López es también el resultado de un pacto interno entre el sector de Eguiguren, que lleva años teorizando la necesidad de una alianza estratégica con el nacionalismo, y el del propio secretario de los socialistas vizcaínos, que ha rechazado las iniciativas más extremas de sus aliados, pero sin plantear otras claramente diferenciadas. Ha insistido en la necesidad de tender puentes hacia el nacionalismo, y de acabar con lo que ha denominado política de trincheras. Pero en su discurso ante el congreso, y en sus primeras declaraciones tras su elección, ha tenido interés en dejar claras dos ideas: su postura ‘exigente’ ante el nacionalismo, y que actualmente, a la vista de las actitudes del partido de Arzalluz, no hay posibilidad de coincidencia más allá de la de todos los demócratas contra ETA.
Con su amplia victoria, Patxi López se ha ganado el derecho a dirigir el partido y a demostrar que es compatible tender puentes al PNV para atraerle al autonomismo y al frente contra ETA sin por ello dejar de ser exigente con él. Es decir, sin ofrecerle pactos que completen mayorías. Esa política pasará por una doble prueba: la receptividad del PNV ante la misma y las elecciones municipales del año próximo. Sobre lo primero, existe la experiencia de Redondo, que también ganó con un programa de tender puentes que el PNV dinamitó en Lizarra. Sobre lo segundo, habrá que ver el efecto sobre el electorado de la ‘nueva etapa’.
También será una prueba para la Ejecutiva del PSOE, que ha intervenido en la crisis con regular fortuna, aunque con final esperanzador. La crisis no fue propiciada por Ferraz, sino por el propio Redondo con su dimisión por sorpresa, pero la Ejecutiva tropezó en su intento de inspirar una candidatura de integración en torno a Javier Rojo, e incluso en torno a un tándem Rojo-Totorika, hipótesis defendida en un momento dado por Jáuregui como la que combinaba un presidente senior de confianza con un futuro candidato electoral con gancho. Tal como han rodado las cosas, sin embargo, no parece que las hipótesis sobre el tirón electoral hayan tenido un peso especial, primando, en cambio, la cohesión interna.
La amplitud de la victoria de López le permitirá abrir su Ejecutiva a los derrotados. Y es de esperar que sin riesgo de que le pase lo que a Redondo. Dependerá de factores difíciles de prever, muchos de ellos exteriores. Uno de ellos será la actitud del PP, que por boca de Jaime Mayor Oreja ya ha expresado su actitud, escasamente respetuosa con el partido con el que ha firmado el Pacto Antiterrorista. Esta elección ‘nos obliga mucho más a reforzar nuestras convicciones y también a seguir en el esfuerzo de aislar a los violentos frente a la estrategia de los que intentan aislar la política del Gobierno en el País Vasco’, ha dicho Mayor. Ojalá que Patxi López acierte, porque es mucho lo que está en juego y muchos los que intentarán impedírselo.
24 Marzo 2002
Fin de la cacería
25 Marzo 2002
De Ermua al Kursaal
03 Julio 2002
PSE, realidad y teoría
25 Marzo 2002
Un viraje que llevara a la esquizofrenia a Zapatero
La contradicción entre los discursos y la realidad quedó ayer patente en la conclusión del Congreso del PSE. No hubo integración entre vencedores y vencidos, a pesar las apelaciones de Patxi López, nuevo secretario general, y de otros dirigentes del socialismo vasco en favor de la unidad y la cohesión del partido. Carlos Totorica, Rosa Díez y todos aquellos que se habían identificado con la línea de Nicolás Redondo Terreros quedan fuera de la nueva Ejecutiva, aprobada con el 64% de los votos de los delegados.
Los grandes triunfadores de este Congreso son Patxi López y Jesús Eguiguren, que obtuvo ayer la presidencia del PSE a cambio de su apoyo al líder de los socialistas vizcaínos. Eguiguren fue uno de los críticos más implacables de Redondo Terreros y el principal ideólogo del giro hacia el PNV. Sus tesis no han quedado recogidas en la ponencia marco, que propugna una equidistancia del PP y de los nacionalistas, pero no hay que ser adivino para imaginar que su influencia en la futura estrategia del PSE será muy importante.
Carlos Totorica, alcalde de Ermua y aglutinante de los partidarios de la línea de Redondo, sólo pudo cosechar un 37% de respaldo a su candidatura, pero ha sabido mantener la dignidad hasta el final. Ayer denunció la falta de voluntad de los vencedores de elaborar una Ejecutiva de integración, lo que motivó su lógico rechazo a estar presente como figura decorativa en la nueva dirección.
Antes del Congreso, el partido estaba dividido y había ya un gran debate interno sobre su orientación. Hoy, la minoría se ha convertido en mayoría pero la división interna se ha agudizado.El sector que lidera Totorica ni se siente representado en la Ejecutiva ni comparte el proyecto de los vencedores.
El que sí estaba ayer plenamente satisfecho, a juzgar por su cara de alegría, era Ramón Jáuregui, presidente de la Gestora que ha dirigido el PSE en estos tres meses. Jáuregui ha maniobrado entre bastidores, faltando a sus deberes de neutralidad, para forjar el pacto entre López y Eguiguren. Al final, ha logrado preparar el terreno para una ruptura con el PP y un acercamiento a los nacionalistas, la estrategia que siempre ha propugnado Felipe González.
Rodríguez Zapatero sale malparado de este Congreso, ya que ni es partidario de la línea de Jáuregui y Eguiguren, ni sus expectativas electorales serán mejores con un hipotético pacto con el PNV que buena parte de las bases del PSOE no van a entender si los nacionalistas no cambian radicalmente.
Zapatero dijo ayer que cree que hay signos de rectificación en el PNV y defendió el Pacto Antiterrorista, pero será muy difícil, por no decir imposible, mantener simultáneamente los acuerdos con el PP en Madrid y acercarse a la formación de Arzalluz en Vitoria. El viraje que ha dado el PSE no sólo va a poner en peligro la cohesión interna sino que además coloca a Zapatero en una situación de esquizofrenia política, dividido entre sus propias convicciones y el giro que va a tener que asumir en los próximos meses. Quienes forzaron la salida de Redondo se han salido con la suya, pero quizás no han calibrado el alto precio que va a tener que pagar el PSOE por este arriesgado viaje.