30 abril 2004

María Teresa Fernández de la Vega, primera mujer que llega al cargo de Vicepresidenta en España

Zapatero logra la investidura con el apoyo de PSOE, ERC, IU, CC, BNG y CHA y forma su primer Gobierno con Teresa Fernández de la Vega como vicepresidenta primera

Hechos

Votación de investidura: 

  • A favor: 183 (PSOE + ERC + IU + CC + BNG + CHA)
  • En contra: 148 (PP)
  • Abstenciones: 19 (CiU + PNV + EA + NaBai)

Lecturas

El primer Gobierno presidido por D. José Luis Rodríguez Zapatero se forma en abril de 2004 tras la investidura de este como presidente del Gobierno tras ganar las elecciones generales de 2004.

GOBIERNO ZP:

  • D. José Luis Rodríguez Zapatero – Presidente del Gobierno
  • Dña. María Teresa Fernández de la Vega – Vicepresidenta Primera y portavoz del Gobierno
  • D. Pedro Solbes – Vicepresidente Segundo y Ministro de Economía y Hacienda
  • D. José Antonio Alonso – Ministro de Interior
  • D. Miguel Ángel Moratinos – Ministro de Exteriores
  • D. José Bono – Ministro de Defensa
  • D. Jesús Caldera – Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
  • D. Juan F. López Aguilar – Ministro de Justicia.
  • Dña. María Jesús San Segundo – Ministra de Educación
  • D. Jordi Sevilla – Ministro de Administraciones Públicas.
  • Dña. Elena Salgado- Ministra de Sanidad
  • D. José Montilla – Ministro de Industria, Turismo y Comercio.
  • Dña. María Antonia Trujillo – Ministro de Vivienda.
  • Dña. Cristina Narboba – Ministra de Medio Ambiente
  • Dña. Carmen Calvo – Ministra de Cultura
  • Dña. Elena Espinosa – Ministra de Agricultura y Pesca

La primera modificación del Gobierno se producirá con la dimisión del ministro de Defensa, en abril de 2006.

18 Abril 2004

A trabajar

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El Gobierno surgido de las elecciones del 14-M ya está listo para ponerse a trabajar. Su presidente, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, comenzó ayer mismo. Recién jurado su cargo, fue a visitar a los heridos del 11-M que aún permanecen hospitalizados en Madrid y a depositar flores en el espontáneo memorial dedicado en Atocha a las víctimas. En claro contraste con su predecesor, Zapatero marcó así su proximidad personal con los ciudadanos. Es ésta una línea de acción que desea ver asumida por todos los ministros de su Gobierno, que hoy juran sus cargos.

Tres grandes cuestiones, que exigen respuesta inmediata, enmarcan el estreno del Ejecutivo: el regreso de las tropas españolas de Irak, la aprobación de la Constitución europea y la lucha contra un doble terrorismo, el doméstico de ETA y el internacional de Al Qaeda. Respecto a Irak, es del todo improbable que se cumplan las condiciones que ha establecido Zapatero para su continuidad: que la ONU se haga cargo no sólo de la dirección política, sino también del mando militar. El nuevo presidente y su ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tendrán que hacer filigranas diplomáticas para que el cumplimiento de una promesa aprobada ampliamente por los españoles no deteriore demasiado las relaciones con Washington. La lucha contra el terrorismo, doméstico e internacional, será larga y es importante no perder aliados por el camino. Exactamente lo que Bush no ha sabido hacer.

Volver al europeísmo supone recuperar la tradición de la democracia española que Aznar rompió por decisión personal. Zapatero y Moratinos, que ha sido muy bien acogido internacionalmente, también tienen ahí un amplio apoyo. Pero esto no puede significar pasar de la adhesión incondicional a EE UU a la adhesión incondicional a Francia y Alemania. Europa tiene que avanzar con verdadero sentido del consenso: aquel que se basa más en lo que ganan todos que en lo que pierde cada uno. Reconocer, como hace Zapatero, la generosidad de Alemania con la democracia española es justo. Pero París y Berlín defienden sus propios intereses y no siempre coincidirán con los españoles.

El líder socialista ha formado un Gobierno en el que por primera vez se cumple el principio de paridad de sexos y en el que María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera, asume el papel denúmero dos político del Ejecutivo. Sería bueno que el nuevo protagonismo del poder femenino, habitualmente más sutil y menos bronco que el masculino, dejara su huella en el Ejecutivo. Esto sería otro signo positivo de cambio. Por lo demás, es interesante constatar que muchos de los nuevos ministros provienen del poder municipal y autonómico. Lo cual confirma la consolidación de la nueva estructura del Estado y el importante papel de estos niveles como cantera de dirigentes y gestores.

Al confiar la vicepresidencia económica a una figura tan prestigiosa como Pedro Solbes, Zapatero ha querido enviar un mensaje de rigor al mundo empresarial y financiero. A Solbes le corresponderá encajar las respuestas a la fuerte demanda social que tendrá que afrontar el Gobierno con el mantenimiento de la presión fiscal global y del equilibrio presupuestario; tres compromisos que no es fácil compatibilizar. Es posible que tenga que dar más de un disgusto al presidente. Se supone que por eso le ha puesto.

Quizás la principal incógnita sea el ministro de Seguridad, José Antonio Alonso. En un área tan comprometida, Zapatero ha optado por una persona de su máxima confianza. Es lógico. Y quizás indicativo de que es un departamento que el presidente quiere seguir muy de cerca. Alonso es magistrado y su experiencia política es escasa. La presencia de jueces en Interior siempre ha generado recelos, porque la lógica de la policía y la de la justicia no forzosamente son las mismas. A Alonso le corresponderá incorporar la lucha contra el terrorismo de Al Qaeda al ya largo combate contra ETA. Debe escuchar a los expertos en islamismo y yihadismo, debe crear fuerzas policiales especialmente dedicadas a afrontar este fenómeno nuevo para España, ejecutar la unidad de mando de las fuerzas de seguridad y hacer más eficaz la cooperación europea e internacional. También debe demostrar que la izquierda ha superado viejos tópicos y entendido que la seguridad es un servicio esencial que el Estado debe ofrecer a la ciudadanía, y en particular a los menos poderosos.

El Gobierno se pone a trabajar. Llega la hora de que el buen talante y la voluntad de diálogo y negociación de Zapatero comiencen a dar resultados. El problema de Zapatero y su equipo es que para que prosperen algunas de las principales reformas que desean, como las constitucionales, es necesaria la colaboración del PP y la lealtad de las demás fuerzas políticas. ¿Optará el PP por frustrar las iniciativas en curso actuando como minoría de bloqueo? ¿Practicarán el ventajismo hasta la deslealtad algunos de los aliados del PSOE en la investidura? La respuesta dependerá en parte de que Zapatero y su Gobierno sepan crear unas amplias complicidades sociales que hagan que el bloqueo o la deslealtad se paguen caros ante la opinión pública. Ahora tienen una mayoría electoral y social favorables. Deben saber conservarlas.

16 Mayo 2004

Tacones machistas

Isabel Durán

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Saludé y saludo la llegada de una mujer a la vicepresidencia del Gobierno. Celebré y celebro que por primera vez en la historia democrática de España una mujer se hiciera cargo de las riendas del Gobierno de la nación durante la ausencia del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, en viaje oficial a Marruecos, aunque sólo fuera por unas horas. Esas horas marcaron el inicio de una conquista nada nimia cuyo máximo valor reside en que a partir de ahora sea normal que una mujer ocupe la presidencia del Ejecutivo, aunque sea en funciones. Del currículo de María Teresa Fernández de la Vega me preocupa que llegara a la justicia por el cuarto turno y que sea la única juez de España que aparezca en el escalafón judicial desde hace cerca de tres lustros sin haber impuesto una sola sentencia en su vida por dar el salto apresurado a la política. De todas maneras prefiero hacer tabla rasa de su pasado profesional y juzgarla en adelante exclusivamente por su actuación política. Reitero por lo tanto mi congratulación porque finalmente su cargo en La Moncloa es una conquista de todas las mujeres.
Ahora bien, la medida propuesta esta semana por la vicepresidenta primera sobre la reforma de la Ley Electoral para imponer las listas paritarias a los partidos políticos me parece no sólo contraproducente y la peor de las soluciones sino el mayor disparate de los últimos años para conseguir la igualdad real entre los sexos. No soy feminista, no soy mujer de cuotas y me ofende la paridad por imposición. Jamás aceptaría un empleo por llevar tacones para equilibrar la presencia de corbatas en las mesas de reuniones. ¡Si tuviera la menor sospecha de que una oferta tuviera ese cariz hasta la denunciaría por machista! Resulta obvio que los principios básicos que deben imperar exclusivamente, son la valía y capacidad profesional en la vida laboral, se sea hombre o mujer. Conviene hacer una reflexión algo más profunda más allá de los titulares de prensa. Esta no es sino la medida más machista y ofensiva para la mujer en muchos años. Es importante que se rectifique a tiempo porque conseguiría además el efecto radicalmente contrario al pretendido. De llegar a aprobarse la reforma obligando a los partidos políticos por ley a las listas paritarias, sobre cada una de las mujeres de cada una de las formaciones políticas pesaría la duda de si está allí por su valía o por el género al que pertenece. Un lastre que no se quitarían nunca porque ¿cuáles de entre todas ellas serían las que hubo que meter con calzador por mera cuestión de cuotas? ¿Cómo podrán demostrar que no hubo relleno, sino que ellas son naturalmente más inteligentes, trabajadoras y mejores políticas que sus compañeros que quedaron fuera de las listas? Esa duda, que ahora nadie tiene, perseguiría como un fantasma a todas y cada una de las mujeres de la política en el futuro.
Veamos lo ocurrido recientemente. ¿Se acuerdan los lectores de que cuando José Luis Rodríguez Zapatero fue conformando su Gobierno a base de filtraciones periodísticas, esas mismas filtraciones –nunca desmentidas– resaltaron incluso desde el mismísimo diario El País que el líder socialista estaba encontrando serios problemas para la composición de los miembros del Gabinete porque quería un gobierno paritario? Zapatero buscó y buscó, se dijo, y finalmente las encontró. Un total de ocho mujeres forman el primer Gabinete paritario de la historia de España. Fantástico. Siempre que no haya sombra de duda de que ninguna de ellas lleva la cartera por aplicación de la discriminación positiva. Eso sería terrible. El Gobierno paritario debería ser natural, no buscado ni forzado y si no hay paridad y predomina un género sobre otro es exactamente lo mismo.
Por cierto, ¿por qué ahora ya a nadie se le ha ocurrido hablar de mujeres florero? Vive el cielo que no lo deseo ni lo pienso. Pero me sorprende que cuando José María Aznar designó a las primeras presidentas del Congreso y del Senado también de la historia, se escribieron ríos de tinta y se consumieron largos tiempos en las tertulias radiofónicas sobre el golpe de efecto de tales nombramientos. Se señaló desde múltiples foros y sobre todo desde la entonces oposición, que en definitiva no eran relevantes las carreras ni trayectorias políticas de Luisa Fernanda Rudi y Esperanza Aguirre ya que se trataba de destinos institucionales y por lo tanto de carácter meramente figurativo. Con su buen hacer Rudi y Aguirre dejaron en evidencia a quienes tan demagógicamente las cuestionaron.
Afortunadamente, España goza de la igualdad legal desde hace muchos años pero no existe la igualdad real. Hemos andado un trecho ya, por eso la vicepresidenta del Gobierno debe rectificar y retirar la paridad obligatoria. El desaguisado para todas las mujeres, de aprobarse las listas paritarias, puede ser monumental. Además ¿en razón de que, las mujeres que somos más y estamos cada día más preparadas debemos renunciar a ser por ejemplo mayoría en un futuro Gobierno o en unas hipotéticas listas electorales?