29 mayo 2003

Todos los críticos de televisión del momento se habían lamentado del éxito de 'Hotel Glam'

El presidente José María Aznar arremete contra la ‘telebasura’ en pleno auge de los programas ‘Hotal Glam’ y ‘Crónicas Marcianas’

Hechos

En una entrevista en ONDA CERO el 29.05.2003 el Presidente del Gobierno, D. José María Aznar, criticó la deriva de determinados programas de televisión.

Lecturas

En una entrevista en ONDA CERO el 29.05.2003 el Presidente del Gobierno, D. José María Aznar, fue preguntando por el ascenso de programas de televisión calificados como ‘telebasura’:

Soy contrario a la telebasura, a los espectáculos de gente que no se sabe quién es, aireando miserias, insultándose de la manera más descarnada», aunque sin citar ningún programa en concreto. Soy partidario, probablemente más que nadie, de la libre competencia entre los medios de comunicación, pero todo tiene sus límites. (…) La responsabilidad es de los empresarios de esas televisiones y a los profesionales, que pueden decir: ‘Mire usted, yo no voy a hacer esto.

¿A QUIÉN SE REFIERE?

El Sr. Aznar no dijo a qué programas se refería. El diario EL PAÍS señaló abiertamente cuales eran los programas basura: ‘Hotel Glam’ (TELECINCO, Gestmusic), ‘Crónicas marcianas’ (TELECINCO, Gestmusic), ‘Salsa Rosa’ (TELECINCO, Boomerang), ‘La isla de los famosos’ (ANTENA 3), ‘Como la vida’ (ANTENA 3), Mamma mía (TELEMADRID), ‘Bravo por la tarde’ (CANAL SUR), ‘Tómbola (CANAL 9), ‘Ésta es mi historia’ (TVE) y ‘Cerca de ti’ (TVE). 

RÉPLICAS A AZNAR:

‘CRÓNICAS MARCIANAS’: «LA TELEBASURA ES ‘INFORME SEMANAL’ (TVE)»

Sarda_CM_despedida El presentador y director de ‘Crónicas Marcianas’ (Gestmusic) de TELECINCO, D. Xavier Sardá, comentó al respectó de la crítica del Sr. Aznar a la ‘telebasura’: «Aznar ha criticado a la telebasura. Vaya, ¿por qué se mete el presidente del Gobierno con ‘Informe Semanal’, en alusión al programa estrella de TVE, canal controlado por el Gobierno de Aznar.

‘HOTEL GLAM’: «SEÑOR AZNAR, NO SOMOS TELEBASURA»

malena_yolanda_hotel_glam En el programa ‘Hotel Glam’ (Gestmusic) de TELECINCO dos de sus principales personajes, Malena Garcia y Yola Berrocal, se dirigieron al Sr. Aznar a través de la cámara: «Señor Aznar,  no somos telebasura. Respetamos su opinión, pero si nos viera, nosotros somos personas que enseñamos cosas. Hemos dibujado las camisetas, tocado castañuelas’…

campostelebasu En declaraciones recogidas por la prensa Dña. María Teresa Campos, presentadora de ‘Día a Día’ en TELECINCO  respondió al presidente del Gobierno: «Le diría a Aznar que antes de hablar de la telebasura mirase su propia casa».

monegal El columnista de EL PERIÓDICO de Catalunya, D. Ferrán Monegal, escribía el 31.05.2003: «No toda la basura está en Marte o similares, también la hay en algunos informativos que es peor. Triste consuelo para Sardá, de todas formas».

01 Junio 2003

Aznar y la telebasura

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Es bastante insólito que un gobernante censure los contenidos de la televisión y responsabilice a las empresas privadas y a los profesionales de sus defectos. Hay pocas dudas sobre los ínfimos niveles de dignidad a los que están llegando algunos programas, pero es preocupante que la llamada de atención corra a cargo del máximo responsable del Ejecutivo, en la medida en que pudiera albergar alguna veleidad de censura de los contenidos de los medios. Viniendo además de José María Aznar, estas manifestaciones contra «lo que se ve a diario en las televisiones» superan todos los límites de la coherencia; entre otras cosas, porque si algo caracteriza esta etapa en la que el PP ha concentrado el máximo poder público y la mayor influencia sobre empresas privadas es precisamente la degradación populista de los contenidos de televisión que responde al nombre de telebasura.

El Gobierno no es sólo «el primer empresario televisivo del país», como alguien ha replicado a Aznar, con responsabilidad directa sobre la televisión pública estatal, sino que su poder de influencia se extiende también a las cadenas privadas. Aznar describe bien esta programación televisiva: «Gente que no se sabe quién es ni de dónde ha salido, aireando miserias, insultándose de la manera más descarnada con todo tipo de intimidades». Pero tendría que haber dicho más al respecto y, sobre todo, haber concretado qué piensa hacer para evitarlo, en lugar de limitarse a denunciar el fenómeno y endosarlo por entero a la responsabilidad de otros. Y, con mayor motivo, si se tiene en cuenta que Tómbola, el programa que pasa por ser la quintaesencia de la telebasura y que ha servido de modelo, fue producido por la televisión pública de la Comunidad Valenciana cuando el actual ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, era presidente de dicha comunidad.

Tanto RTVE como los canales autonómicos controlados por el PP, especialmente el Canal 9 de su autonomía señera, han sido el vivero y la vanguardia de este tipo de programas. No han quedado a la zaga las televisiones privadas próximas al poder (y muy en concreto Antena 3, baluarte del aznarismo). Durante los últimos siete años nada ha hecho el Gobierno para deshacer la madeja del control político directo de las televisiones públicas y crear instituciones independientes, al estilo de otros países europeos, que cuiden del servicio público y de sus estándares de calidad profesional y cultural.

El Gobierno del PP, que predicó la regeneración de la televisión pública, ha estado sólo pendiente del control de los informativos, agudizando todavía más su sesgo oficialista, como se puso de manifiesto de forma descarada en la cobertura informativa del desastre del Prestige o de la huelga general del 20-J. En nada han favorecido Aznar y sus colaboradores la calidad, el nivel y la dignidad de la televisión en España. Y mucho de lo que se ha hecho, en cambio, coincide con una oleada de chabacanería a la que no es ajeno el propio jefe del Gobierno, tal como ponen de manifiesto algunos de sus más recientes discursos durante la campaña electoral, adobados con referencias de dudoso gusto, por ejemplo, a la medición de su hombría.

01 Junio 2003

Todo tiene sus límites

Javier Lorenzo

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Aznar tiene razón. Los principales responsables de la telebasura son los empresarios de las televisiones. Salvando las distancias, más o menos es la misma respuesta que di a Valerio Lazarov en el programa de Juan Ramón Lucas, Todo Madrid, cuando el ínclito rumano tuvo el atrevimiento, por no decir la desfachatez, de justificar la telebasura ya que, según él, era lo que el público demandaba. Fue violento tener que recordarle que en los albores de las privadas, en la época en la que él mandaba en Telecinco, tuvo la oportunidad de hacer otra clase de televisión, pero en lugar de arriesgarse y ofrecer algo de calidad optó directamente por las mamachicho y demás barrabasadas. He ahí, pues, una primera prueba de culpabilidad que puede extenderse al resto.

El argumento de que la audiencia es la que pide esos productos es falso. En primer lugar, porque la audiencia no pide, sólo consume. En segundo lugar, porque la saturación de contenidos rosas impide la capacidad de elección. Y en tercer lugar, porque cuando la televisión hace productos de calidad, obtienen un gran respaldo.

Otra cosa es que Aznar meta en el mismo saco a los profesionales de los medios de comunicación. ¿A qué profesionales se refiere exactamente? ¿A los miles que sobreviven a salto de mata, pendientes de contratos por obra que a veces se extinguen antes de un mes? Una vez más, la respuesta la tienen los empresarios.

«Todo tiene sus límites», ha dicho el presidente del Gobierno.Ojalá lo vean nuestros ojos, porque la situación actual es intolerable y la prevista Comisión del Mercado Audiovisual y de las Telecomunicaciones no parece un instrumento lo bastante eficaz como para detener el proceso de putrefacción, ya que no tendrá poder coercitivo para impedir o regular la emisión de contenidos nauseabundos y los espectadores seguirán previsiblemente tan indefensos como hasta ahora.

Por otra parte, y aunque bien está denunciar los pecados de las privadas, no por eso hay que olvidarse de los que cometen las públicas, especialmente TVE, autora de tales despropósitos que aún sigue malherida en la UCI, esperando a que alguien venga con 6.000 millones de euros para que se le solucionen sus problemas.Y eso también debería tener sus límites. Tarde o temprano la caldera va a estallar. Por éstas.

31 Mayo 2003

TV y trapos sucios

Francisco Umbral

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Una vez solventado el apaño de las elecciones el presidente Aznar se dedica a la minucia y la autodenuncia. Un suponer, el otro día arremetió contra los empresarios y profesionales que hacen telebasura y contra «lo que se ve a diario en las televisiones». No le gusta al señor Aznar «que haya personas que puedan insultarse diciendo todo tipo de barbaridades de las vidas de unos y de otros».

Supongo que el señor Aznar sabe que se está inculpando a sí mismo, como el otro con los aviones, pues estamos en una democracia piramidal en la que todo termina en el vértice de Moncloa. Ahora que le queda más tiempo libre, el presidente se ha asomado a la pequeña pantalla y dice que, de todos esos particulares gloriosos y gloriosas, no conoce a nadie. O sea que no conoce el país que rige. Al menos Franco alternaba con las folklóricas en La Granja y en los toros, pero Aznar es un funcionario filipense de Valladolid que sólo alterna con Bush. Aznar no sabía que España es así y que él está gobernando un país de macarras, ninfómanas, camastrones, chulos de putas y toda esa gente que conoce bien la Virgen del Rocío.

Si el presidente de la cosa no sabe que mediante la tele está fomentando el país más hortera de Europa, cómo va a saber que para transportar a nuestras fuerzas bélicas se utilizan aviones de la Segunda Guerra Mundial. Manda huevos. Siempre se ha dicho que nuestros políticos no conocen la calle, pero es que tampoco conocen ese reflejo canalla de la calle que es la televisión.Todo político vive en político y cuando mira la tele sólo ve telediarios pensando en comprar un canal porque ya no se acuerda de que los tiene todos. La televisión por libre es la casa de la Bernarda. Todo periodista que no sabe escribir acaba en televisión, donde el 11/S o la guerra de Irak se ventilan con cinco líneas.Cinco líneas mal escritas, claro, puesto que en TV siguen sin saber escribir. Ahí está eso que repiten a diario: «Las miles de personas que acudieron». Han olvidado que el sujeto es «miles», no personas, y por lo tanto masculino, como masculino ha de ser el artículo.

Estamos viviendo de la deseducación del PSOE, que durante 14 años mantuvo una enseñanza de mierda. Pilar del Castillo habla estos días de temas didácticos, pero es una ministra a la que no toman en serio porque la enseñanza se ha considerado siempre una inversión a muy largo plazo, o sea perdida. La televisión es un juguete que todo Estado hace suyo y así tenemos esa espantosidad de un monstruo que juega. Los analfabetos ilustrados, los toreros con novia, las hembrazas que se trasplantan el culo, los condes erráticos que posan para las revistas de peluquería, toda esa canalla necesita un vector nauseabundo para ventilar un poco su españismo de peineta o de paquete. A lo mejor la tele está cumpliendo una saludable función higiénica y social. «Han habido» es otra flor del lodazal televisivo. «Sofisticado» por refinado sale en todos los anuncios. Mientras tanto, «vale» por de acuerdo en los doblajes del inglés, pero sobre todo me gusta esta manía de los presentadores: «El es», «ella es» y en la TVE estatal el cierre de cualquier información: «Es todo». «Liderato» por liderazgo y «ofertaron» por ofrecieron también queda mono. Que el maestro Lázaro Carreter nos coja confesados.

30 Mayo 2003

¿Quién es más responsable de la telebasura?

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Aznar arremetió ayer contra la telebasura, subrayando que «lo que se ve a diario en las televisiones es gente que no se sabe quién es ni de dónde ha salido, aireando miserias, insultándose de la manera más descarnada con todo tipo de intimidades». El presidente afirmó que hay personajes televisivos que se comportan como «la langosta, que arrasa con todo» y deploró «que haya personas que puedan entender que lo normal consiste en insultarse». Aznar culpó a los empresarios y también a los profesionales, que siempre pueden decir «yo no hago esto». Las declaraciones del presidente expresan el sentir de muchos ciudadanos, pero Aznar debería recordar que las tres cadenas privadas disfrutan de una concesión administrativa, sujeta a unas condiciones de interés público y calidad de la programación que se están incumpliendo. Estas concesiones son renovables por el Consejo de Ministros cada diez años. Pero tanto éste como el anterior Gobierno han preferido cerrar los ojos a los continuas y sistemáticas violaciones de la legalidad por parte de las cadenas privadas y también de las públicas. TVE depende del Gobierno, ANTENA 3 ha estado controlada hasta hace pocas semanas por Telefónica y TELECINCO es propiedad de un aliado político y amigo personal de Aznar. Si alguien ha tolerado este fenómeno de la telebasura es el Gobierno, al que sólo le ha preocupado el control de los informativos.

05 Junio 2003

Tele y basura

Federico Jiménez Losantos

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El presidente del Gobierno ha denunciado, con gran eco en la opinión pública, la degradación de contenidos en la televisión, especialmente en los programas de lo que, sin afán hiperbólico, llama todo el mundo telebasura. Aznar atacó directamente a los propietarios de los medios que producen la basura y a los profesionales que la venden. Es posible que el presidente no haya reparado en la bazofia que a diario sirven prácticamente todas las cadenas, públicas y privadas, hasta ser objeto de la repugnante manipulación a que habitualmente someten a todo lo que se asemeje, se parezca o se asocie comúnmente a la derecha en la televisión de su amigo y no sé si correligionario Berlusconi. Empiezo a dudar de la identificación centrista de José María y Silvio porque, de existir, hubiera bastado con que Aznar levantase el teléfono y se quejara de lo que emana la tele española del italiano para que ésta dejara de manar, al menos con la caudalosa pestilencia que el líder popular considera irrespirable. O no le molesta tanto como dice o Berlusconi le asusta más de lo que su recio fuste nos permitía suponer. Algún día nos explicará Aznar el misterio de sus amigos y su condición clandestina y sonámbula de empresario de telebasura, porque sin las cadenas públicas, casi todas suyas, el fenómeno de la telebasura sería mucho menor y, por tanto, menos hediondo.

Pero admitamos que entre tanto acierto, que el legado de Aznar en materia televisiva sea catastrófico en lo económico, lo político, lo ideológico y lo moral. No importa. Aún tiene arreglo. Está pendiente la Ley de Telecomunicaciones, que habría de poner orden en la selva de alegalidades o de ilegalidades flagrantes, hasta ahora cuidadosamente permitidas por Aznar, mayormente en beneficio de Polanco. Al que no sólo le ha regalado el monopolio de la televisión de pago, sino que hace un par de años que el Gobierno actúa como Atutxa, negándose a hacer cumplir la sentencia del Supremo sobre el antenicidio. Y además, le ha permitido la creación ilegal de la cadena Localia, pese a que incumple toda la legislación vigente en materia de televisión local. Pero, tranquilos, decían, que viene Piqué con la rebaja. Polanco incumple todas las leyes, cierto, pero es porque están mal hechas. Ahora íbamos a tener una ley que nos daría el marco necesario para que haya más competencia y menos telebasura. Ibamos, pero ya no vamos. Piqué acaba de decir que después de dos años peinándola, han decidido cortarle la cabeza. No habrá nueva ley. Pero dicen que pueden arreglar las deficiencias legales (que amparan esa telebasura que en otros países acarrearía la cárcel) mediante enmiendas de acompañamiento a otras leyes. Así las cosas, sugerimos al presidente que en su próxima denuncia distinga entre tele y basura. Legalmente, resulta ya imposible.

03 Junio 2003

Aznar, indignado con nosotros

Miguel Ángel Aguilar

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El presidente del Gobierno, José María Aznar, está indignado con nosotros. Por algo será. En una entrevista que acaba de conceder a Luis del Olmo, director del espacio Protagonistas, de Onda Cero, según cuentan, aprovechó tan difícil momento para lanzar una diatriba contra quienes, como se sabe, andan promoviendo la televisión basura. Dicen los oyentes que se mostró legítimamente escandalizado y responsabilizó de la catástrofe a los empresarios y a los profesionales del periodismo que se prestan al desastre del vertedero televisivo. En resumen, que cualquiera de los escuchas hubiera podido deducir de esa diatriba que Aznar y los suyos son por completo ajenos a lo que sucede en las televisiones privadas y en las públicas de estricta obediencia a los gobiernos autonómicos del PP. Otra cosa muy distinta es que desde 1996 estemos ante el Gobierno de etiqueta más liberal y al mismo tiempo de praxis más intervencionista.

En todo caso, recordemos el gusto que daba leer los programas electorales del PP en 1996 sobre opinión pública y democracia. Con cuánta justa indignación se quejaban los populares de los abusos socialistas. De qué manera abominaban de los excesos de manipulación de María Antonia Iglesias y sus mariachis en los telediarios de TVE. Cómo, escuchando a los liberales, cuya llegada al poder se anunciaba entonces como inminente, cualquiera hubiera dicho que estaba al llegar una regeneración democrática. De qué forma nos alegraban las denuncias del PP contra los comportamientos del Gobierno socialista que había convertido los medios de titularidad pública en su patrimonio privado y los había manipulado hasta límites intolerables en una sociedad democrática. Decían entonces aquéllos, a los que con tanta fe votábamos para buscar soluciones, que la ordenación del espacio audiovisual debía garantizar el máximo pluralismo compatible con la tecnología y el mercado. Para el PP de esa hora estelar el Ente Público RTVE y sus sociedades debían desempeñar leal y eficazmente una triple función: sujetar su actividad a los principios de objetividad, veracidad e imparcialidad de las informaciones respecto al pluralismo político, religioso, cultural y social; proyectar y defender los valores constitucionales y de la cohesión nacional, y prestar atención preferente a la comunidad hispanohablante con el refuerzo de los vínculos compartidos.

Pero, pasen y vean lo que escribían los jerifaltes de Génova en pro de la reestructuración del modelo audiovisual. Se proponían la reforma del marco jurídico, de su organización, de sus medios operativos y de su sistema de financiación. Denunciaban la irresponsable y sectaria dirección ejercida por los socialistas cuyas consecuencias cifraban en un exorbitante nivel de endeudamiento (que desde entonces se ha multiplicado por tres) y una gestión cuajada de despilfarros e irregularidades, inspirada por una beligerante orientación partidista que había dañado gravemente su credibilidad. Cuánta lucidez crítica entonces a cargo de los peperos cuando acusaban a los socialistas de haber conducido a RTVE a una situación de extrema gravedad donde quedaba comprometida su propia supervivencia.

Qué esperanza cuando se proclamaban decididos a diseñar un modelo viable de RTVE, a reformar el estatuto de 1980, a configurar un consejo de administración a base de personas con relevantes méritos profesionales, a establecer mecanismos de garantía para la observancia de los principios de objetividad, neutralidad e imparcialidad y la determinación de las obligaciones indeclinables de las televisiones públicas. Enseguida añadían su compromiso a favor de la creación de una Comisión Nacional de Radio y Televisión mediante una ley acordada por las fuerzas políticas que actuaría como órgano superior para asegurar el pluralismo y como árbitro de los conflictos que se pudieran producir.

Cuatro años y cuatro directores generales después, en el programa para las elecciones de 2000, los del PP se declaraban insatisfechos con la regulación del sector público audiovisual, dispuestos a reformarla por consenso y a constituir un Comité de medios audiovisuales de carácter independiente. Pero todo ha quedado en José Antonio Sánchez y sus muñecos como acabamos de comprobar en las elecciones del 25 de mayo. Después de las elecciones del 25-M, ¿empezará alguien dando ejemplo? ¿Romperá el maleficio televisivo Rafael Simancas o preferirá poner a su servicio RTM?

El Análisis

¿UN REPENTINO ATAQUE DE TELE-ÉTICA DEL PRESIDENTE?

JF Lamata

De la cruzada del Gobierno Aznar contra los programas escandalosos de la TV había comenzado un año antes, en 2002, cuando habían sido suprimidos programas como ‘Abierto al Anochecer’ (ANTENA 3) o ‘Tiempo al Tiempo‘ (TVE). Pero con sus declaraciones a ONDA CERO ya no era cuestión de rumorología, todos los oyentes habían ido a la propia voz del Sr. Aznar clamando contra la ‘telebasura’.

La intervención del Sr. Aznar desataría varias consecuencias al ser el Grupo Correo (editor de ABC) un grupo considerado cercano al Gobierno del PP y, a la vez, accionista de referencia de TELECINCO, y uno de los que, tras las palabras del Sr. Aznar, levantó bandera contra la telebasura. Además, es probable que influyera en la decisión del canal de prescindir de ‘Hotel Glam’.

Sin embargo, teniendo todo el derecho el Sr. Aznar a criticar los programas de televisión que no le gustaban es inevitable hacerse la siguiente pregunta: ¿Tenía algo que ver esa declaración pública de Aznar con el hecho de que ‘Crónicas Marcianas’ se había convertido en una plataforma contra el Gobierno del PP por la Guerra de Irak?

J. F. Lamata